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Cap , 13 El diario del abuelo parte 4

( Isaac y Yael leyendo el diario del abuelo Bruno) .

Antes de continuar con el siguiente capítulo, permití leer a Yael en voz alta , sin duda se lo había ganado .

El sonrrio antes de tomar el cuaderno entre sus manos .

Yael Narrador : tuvo  que pasar un mes entero en la okiya , para que llegara el momento en el que podría salir de esa cárcel.

El  día siguiente hiba a ser  el primer día de  Saki de  su enseñanza para algún día ser una Geisha,  y eso justamente coincidió con el  día en el que la cocinera se  había roto una pierna pues  se le había caído una pesada olla encima, por lo que me enviaron a mi a comprar vendas y ungüentos a una tienda cerca de la okiya .

Me dieron una dirección, y el día de ni primera salida coincidió justamente con el momento con el que Saki hiba  a sus clases.

Ese día me había puesto un Kimono blanco y azul , que era casi idéntico al uniforme escolar de Saki , se podría decir que si no fuera por mis ojos azules y mi cabello rubio , me hubieran podido confundir con una pequeña estudiante más.

Aun recuerdo lo bien que se sintió,  respirar aire fresco al salir de la Okiya por primera vez en un mes ,   me sentía como un pájaro saliendo de una jaula,  y el exterior ya no se veía tan aterrador como la noche en la que había llegado a Kioto.

Espere hasta  ya no poder ver a Saki alejándose por la calle,  para empezar a caminar , lo más rápido que podía.

Tome el camino opuesto al que me decía el papel con la dirección , algo en mi decía que así  encontraría el lugar donde estaba Greta .

Comencé a andar cada vez más rápido, en la calle solo habían algunas personas caminando, algunos ciclistas y un tranvía a lo lejos .

No sabía en donde comenzar a buscar a mi hermana,  pero estaba dispuesto a encontrarla costase lo que costase .

Cuando ya me había alejado lo suficiente de la okiya,  fue cuando pasó lo que cambiaría mi destino por completo.

Una de esas cosas pequeñas con consecuencias gigantescas,  como tropezar y caer en las vías de un tren .

A lo lejos escuché un .

- Ayuda , ayuda , ayuda - pero no era en japonés , es decir un " Enjo"  .

Era en otro idioma , uno que conocía muy bien era un " Hilfe " .

Alguien en la calle estaba pidiendo ayuda en Alemán,  no pude no voltear a ver a la persona que decía esas palabras tan conocidas para mi , las palabras que mencionaba en mi antiguo pueblo , cuando me caía y me lastimaba la pierna.

No podía creer lo que estaba viendo .

Los ojos de Yael se iluminaron al leer las siguientes palabras.

Yael Narrador: En medio de la calle,  había un muchacho de unos 11 años , pero no era japonés,  era occidental de cabello negro largo y desaliñado , llevaba ropas gastadas y sucias , parecía que había atravesado un desierto entero por sí solo y vivido mil miserias.

Estaba extremadamente delgado y famélico,  parecía que había olvidado el sabor de la comida .

Pero aun así tenia ojos azules y brillantes hermosos , como los míos.

El muchacho estaba en medio de la calle,  y no paraba de decir .

- Hilfe , hilfe - era obvio que necesitaba ayuda pero en todos lados , las personas de a su alrededor simplemente lo ignoraban o lo  miraban con asco para luego seguir su camino .

Al ver a ese chico un sentimiento se despertó en mi ,uno que pensaba haber sepultado por completo, "  compasión " .

Había estado tanto tiempo rodeado de crueldad que había olvidado como era sentir empatia por otro ser humano , sin nisiquiera cruzar una palabra conmigo ese chico me había hecho sentir humano de nuevo .

De pronto el chico dejo de pedir ayuda , y fijó su mirada en la entrada de una  okiya , allí había un estante , con un pequeño altar budista , en el había una ofrenda que consistía en una pequeña tarta de arroz .

Vi como el chico se acercaba al altar y yo sabía que hiba a agarrar la tarta de arroz .

Rápidamente corrí hacia el .

- No lo hagas !- le grite en Aleman .

El chico me volteo a ver sorprendido  , era como si fuera la  primera vez en mucho tiempo en la que le  hablaban  en un idioma que entendiera .

- No lo hagas o te meterás en problemas- incisti - yo te puedo conseguir comida - .

El chico ignoro lo que dijo y volvió a estirar su brazo hacia la tarta de arroz , y entonces miré en el cielo algo que me podría ayudar .

Levante de la calle  un  palito  con un pedazo de calamar con salsa , que estaba tirado en el piso , probablemente un vendedor ambulante lo había dejado caer .

Por un momento pensé que el chico lo hiba a rechazar con asco , pero sin embargo el joven  me arrebato el palito, y de un solo mordisco devoro el pedazo de calamar , me desagrado en cierto modo ver a alguien devorando algo del piso , pero ese chico se veía tan hambriento que probablemente eso era delicioso para el .

Sabía que no podía abandonar a ese pobre chico en la calle,  por lo que en mi cabeza construí un plan .

Le dije al chico que me siguiera , fui al lugar donde me habían pedido que comprara las medicinas y las vendas .

Y guíe al muchacho  a la Okiya,  por suerte al llegar no había nadie en la puerta , le pedí al chico que hiciera silencio y caminara con cuidado .

Por suerte el sabía muy bien como ser sigiloso .

- Ese niño ya está aquí? - la abuela grito desde su habitación.

Yo casi pego un grito pero el muchacho me tapo la boca a tiempo.

- Niño ven a darme un masaje !- grito la abuela , y pude sentir como se levantaba de su futon con dificultad para hacercarse a la puerta de su habitación.

- Ya voy abuela !- le conteste intentando no sonar nervioso , aunque enrealidad estaba muerto de miedo .

- Solo debo ir a darle el ungüento a la cocinera - le dije mientras tomaba al chico de la mano para llevarlo al patio de la okiya .

Intente no hacer ruido , casi una de las sirvientas nos  mira cuando pasamos frente a la cocina , pero por suerte , nos ocultamos a tiempo detrás de la puerta corrediza  .

Llegamos al patio , donde estaba el lugar donde planeaba ocultar al muchacho de la calle .

El almacén de los kimonos , casi nadie entraba allí a no ser que fuera para guardar un nuevo Kimono, pues los vestidos que estaban guardados alli eran tan finos y costosos que nisiquiera las Geishas de la cada se los ponían con frecuencia.

- Entra aquí- le dije al chico cuando abrí la puerta , el chico me obedeció,  y se adentro en el oscuro almacén.

- Si escuchas a alguien venir ocultarte tras los kimonos - le dije con un tono de voz que sonaba como una orden .

El chico se sento en el piso , seguía viéndose cansado y demacrado , pero se  notaba  feliz de estar por fin en una estancia , era obvio que había estado durmiendo en la calle por mucho tiempo.

- Quédate aquí, te traeré comida en un rato - le dije  antes de cerrar la puerta .

Sin ni siquiera pensar, en todos los problemas que tendría si alguien en la Okiya se enteraba de lo que había hecho.

Continuará.

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