Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Chapter 17 (III)


El cuerpo de Sebastien en medio del vehículo me impidió el acceso a este. Quise protestar, mas no pude, ya que él se adelantó a hablar.

- No me moveré hasta que me des un buen argumento de lo que pasó ahí dentro.-Recargado sobre la portezuela se cruzó de brazos, fulminándome con la mirada.

Si mentía sobre el asunto, él hubiera insistido hasta develar la verdad. Por lo cuál, opté por no hacer complicadas las cosas y proseguí.

-Cuando iba camino a recepción - hice una breve pausa para recuperar el aliento - pude notar la presencia de Sir. George Collingwood en la entrada del restaurante.

Ante la falta de respuesta y el gesto desconcertado por parte del joven pelinegro, cuestioné.

-¿Acaso no sabes quién es Sir. Collingwood?

-No he tenido el gusto de conocerlo, pero he oído cosas sobre él. Lo que aún no logro comprender, es qué tiene que ver ese hombre contigo. - Se apartó del coche para moverse cabizbajo por la acera, en un constante vaivén.

-Pues ese hombre, como tú dices, es uno de los miembros más importantes del consejo nacional y antiguo amigo de la familia. -Al escuchar esta mención, sus pies se detuvieron, levantó la vista; sus ojos se abrieron como platos.

-¿De tu familia? - Pronunció sorprendido.

Asentí sin necesidad de articular ni una sola palabra.

La expresión de su rostro cambió repentinamente; párpados entrecerrados y labios fruncidos, como si algo le molestara. Tomó su alborotado cabello entre sus dedos para luego entreabrir la boca con intención de decirme una última cosa; sin embargo, sacudió su cabeza, retirando la idea.

-Sube al auto. -Jaló la manija para que pudiera ingresar.

-¿Y, a dónde me llevarás? - Pregunté curiosa.

-Devuelta al palacio. -Declaró mientras observaba por el retrovisor para poner el coche en reversa.

-¿Qué? ¿Por qué?- Reproché.

-Porque me equivoqué al pensar que esta cita podría funcionar. -Suspiró- Creí que podríamos pasear por Londres como si de una pareja normal se tratara, sin necesidad de escondernos de alguien más.

-¿No se a que te refieres Sebastien? - No pude disimular mi semblante preocupado y la aflicción que se percibía en mi tonalidad de voz.

-Me refiero a que tú y yo nunca estaremos tranquilos, porque siempre habrá un tercero que se oponga a lo que nosotros queremos. Si no me crees, ahí tienes la muestra. -Señaló mi sortija de bodas.

-Si eso es lo que tanto te enfada - Retiré el anillo del dedo anular, estiré su mano y lo coloqué en esta

-Sabes perfectamente que a mí lo que menos me interesa es esto, porque solo me importas tú. ¡Por favor no sigas con esto!

-No creo que sea bueno seguir con este capricho. -Concluyó.

-¿De verdad piensas eso, que esto es solo un capricho? - Mis ánimos se desquebrajaron en un segundo.

Elena no quería... - Ya escuché suficiente de tí. -Lo interrumpí mientras desabrochaba mi cinturón. Luego, tiré del seguro y abrí la puerta para salir del auto.

Aunque los incesantes gritos de Sebastien habían disminuido, continué corriendo; sin rumbo alguno, abrumada, con el corazón acongojado y lágrimas amenazando salvajemente por deslizarse sobre mis mejillas.

Mis piernas punzaban debido a la larga travesía y el incómodo calzado que había elegido para esta ocasión. Retornar hasta donde se encontraba el pelinegro definitivamente no era una opción, dado que no sabía con exactitud mi paradero.
Arrastré mis pies en busca de un lugar para poder descansar. Hasta que, a unos cuantos metros de mí se situaba una banca vacía. Fui camino hacia ella y tomé asiento. Instintivamente, cubrí mi cara con las palmas de mis manos para desahogar ese sentimiento negativo acumulado en mi pecho.

-Disculpe, ¿ha visto a una chica de cabello castaño, como de veintiún años y de esta estatura? - Señalé desde la mitad de mi brazo hacía abajo para indicar la altura de Elena.

- Llevaba un abrigo color gris y un gorrito negro.

-Mmm... ¡Ah sí! Parece que la he visto por Bon Street.

-¡Muchas gracias Madame! -Le dediqué una sonrisa cortés.

-De nada joven.

Luego de una hora de exhaustiva búsqueda sin resultado, finalmente tuve una respuesta positiva. -Ojalá no se haya movido de ahí. - Mencioné para mis adentros mientras me ponía en marcha con dirección a ese punto. Dejé estacionado el auto a unas cuadras y me dispuse a seguir a pie.

Llegué a aquel sitio y no había absolutamente nada. Ni un solo rastro de ella.

-¡Maldición, Elena! - Definitivamente la calma había flaqueado, dejando que la culpa y la inquietud se apoderaran de mi estado mental. Llevé mis manos hacia mi nuca y comencé a andar en círculos tratando de tranquilizarme. Después, emprendí la caminata. Para mi infortunio, la hilera de nubarrones que se había formado con anterioridad, dejaron caer la lluvia almacenada; primero en una leve llovizna y poco a poco fue cobrando fuerza hasta convertirse en un torrencial. Pese a esto, proseguí con la investigación; tenía que encontrarla antes de que oscureciera, pues si algo le pasaba, no me lo perdonaría nunca.
Al llegar a Richmond Park, los sollozos provenientes una banca llamaron mi atención. Cuando me acerqué a esta, pude vislumbrar entre la penumbra la figura de una persona.

-¡Por todos los cielos Lena! - Me abalancé sobre ella y la acobijé con mis brazos. Levanté su mentón y pude apreciar sus preciosos ojos azules. Estos, se habían tornado rojos y un tanto hinchados debido al llanto.

-Volvamos al coche.-Ella asintió y sin siquiera protestar, se levantó de la banca.

-Sebastien... No quiero regresar a palacio.

-Tranquila, no iremos ahí. Te llevaré a mi casa para que puedas despojarte de tus prendas mojadas. - Ante mi comentario, sus ojos se abrieron con asombro.

-Lo decía en el buen sentido. No vayas a pensar que estoy insinuando...- El color había subido por mi cara. Opté por quedarme callado y manejar hacia mi recinto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro