#4
Capítulo 4
Después de horas de búsqueda frenética, hemos decidido tomar un merecido descanso en nuestras habitaciones. Me encuentro tumbado en la cama, mirando fijamente al techo, exhausto y anhelando una ducha que parece imposible en estas circunstancias.
Sin tener ropa nueva, ni siquiera unos simples calzoncillos, abro el armario grande con la esperanza de encontrar algo, pero solo encuentro un vacío desolador. Suelto un gruñido frustrado que espero que Gabriel no haya escuchado, salgo del armario y entro al baño.
Me enfrento a una gran tina, perfecta para un relajante baño después de lo que hemos pasado, pero cuando abro la llave, no sale ni una sola gota de agua. Una sensación de desesperanza penetra en mi ser, haciendo que me siente en la tapa del inodoro.
La tristeza y el agotamiento se mezclan en mis pensamientos mientras contemplo las dificultades que enfrentamos. Estamos atrapados en un lugar desconocido, sin agua, sin comida y sin respuestas claras. La incertidumbre parece consumirme, y no puedo evitar preocuparme por lo que nos depara el futuro.
Me levanto y miro mi reflejo en el manija del baño, cansado y desaliñado. Una determinación repentina se enciende en mi interior mientras me enfrento a mi propio reflejo.
"No puedo permitir que esto me derrote", me digo a mí mismo en voz baja. "Debo mantener la esperanza y encontrar una forma de salir de aquí, no solo por mí, sino también por Gabriel".
Salgo del baño y me dirijo a la habitación de Gabriel, buscando su mirada y su apoyo en este momento de incertidumbre. Ha estado en silencio todo este tiempo, y me preocupa que esté sintiéndose aún más perdido y desesperanzado que yo.
Veo que el a salido de su habitación porque la puerta metálica está abierta, cierro la puerta y me dirijo a la cocina y lo veo el haciendo apuntes en el costoso libreto.
Gabriel levanta la cabeza, sus ojos reflejando una mezcla valentía. Asiente lentamente, demostrando que sigue en la pelea y determinado a sobrevivir a esta pesadilla
Ambos nos sentamos a la mesa de la pequeña cocina, que estaba extrañamente impecable y parecía no haber sido utilizada en mucho tiempo. Observamos los cajones y armarios en busca de algo de comida, pero todo estaba vacío.
Gabriel suspira de frustración
—¿Cómo podemos salir de aquí, Alexander? ¿Qué debemos hacer? —me pregunta, buscando desesperadamente respuestas en mi mirada.
Mi mente trabaja a toda velocidad, intentando encontrar una solución a esta oscura pesadilla en la que nos encontramos.
—No lo sé, Gabriel. Pero sé que no debemos rendirnos. Debemos seguir buscando y tal vez encontremos alguna pista o una salida. No podemos permitir que el miedo nos domine y nos haga perder la esperanza —le digo, tratando de mantenerme positivo y valiente.
—"Meh",— pronunció con aparente desinterés, como si no le importara dedicar un momento para escucharme. Mi decepción se mezcla con un poco de enojo, pero respiro profundamente para mantener la calma.
—Mira, Gabriel—, respondí— entiendo que estés agotado y preocupado, pero necesitamos mantenernos enfocados y buscar cualquier pista o indicio que pueda ayudarnos a salir de aquí. No podemos rendirnos tan fácilmente—
Gabriel me mira con indiferencia y responde con un tono despectivo: —"¿A quién le dices eso? ¿Acaso pretendes que hay alguna oportunidad de escapar de este lugar? No hay agua, no hay comida, no hay ninguna señal de ayuda. Es obvio que vamos a morir aquí"—
Mi paciencia comienza a agotarse y siento una chispa de ira. No puedo dejar que su actitud negativa me consuma. Mantengo la compostura y le respondo: —No importa la situación en la que nos encontremos, nunca es una excusa para perder los modales. No importa si eres rico o viejo, todos merecemos respeto—.
Gabriel, aparentemente molesto, se dirige hacia los cajones. Sus palabras hirientes me hacen cuestionar su verdadera naturaleza. Sin embargo, decido seguir conversando con él, esperando que podamos encontrar alguna forma de trabajar juntos.
Decido darle un momento y después lo sigo con mi mirada, veo a Gabriel buscando algo de comida en los armarios vacíos. Suspira frustrado y me mira con desgano.
—Gabriel, entiendo que estés frustrado y desesperado", le digo con calma, "pero debemos mantener la calma y pensar con claridad. Quizás haya algo que no hayamos notado, alguna pista oculta que nos pueda ayudar—.
—Sii una pista— dice Gabriel
Nos mantenemos en silencio por un momento, ambos reflexionando sobre nuestras palabras. A pesar de nuestras diferencias, es evidente que compartimos el deseo común de encontrar una salida de este lugar.
Lo que vimos fue....
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