*DISCLAIMER: Los personajes y la trama original pertenecen a la saga de videojuegos de Capcom ®, "Resident Evil ©" o "Biohazard ©" creada por Shinji Mikami. 

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"Nunca tengas miedo del día que no has visto"
Dice un viejo proverbio inglés.

Y es verdad, nunca he experimentado esa emoción a cada lugar desconocido al que me mandan, jamás he sentido recorrerle por mi cuerpo, pero el día de hoy, cuando mi jefe me dijo a donde tendría que ir sentí como un terrible escalofrío que atravesó mi espina dorsal.

Mi respiración se volvió agitada y lo único que pude hacer fue poner mi mano en mi pecho y sentir mi corazón latir al mil por hora.

¿Qué diablos me pasaba?, esto no era normal en mí.

Me di la media vuelta para mirar a mi compañero, Raymond Vester.
Él se veía tranquilo, sereno. ¿Acaso no sentía aquel miedo?

Hubiera deseado sentirme como él en ese momento. Al habernos dicho a que se debía nuestra misión Raymond se alzó y jamás pronunció palabra alguna durante nuestra orden de trabajo, me alcé al mismo tiempo y me fui detrás de él.

No conocía bien a Raymond pero si sentía algo de respeto hacía el, estuvo durante los eventos de Terragrigia el año pasado. Era una especie de héroe.

Logre alcanzarlo y solo lo mire con una sonrisa.

—Tal vez no nos presentaron bien, soy Rachael Foley.

Volteo a mirarme, pude ver que en sus ojos no había ninguna emoción. El temor, el miedo, la desesperación, que yo había forjado, Raymond no las experimentaba.

—Raymond Vester. —me respondió mientras tomaba mi mano para saludarnos.

—Todo un gusto, compañero.

Raymond no sonrió, y no dijo nada más, al terminar nuestro saludo continuó su camino. Sin mirar atrás.

Nunca había sentido la necesidad de que el día de la misión no llegara.

En las misiones que la FBC me asignaba, sentía como la adrenalina fluía por mis venas, era una satisfacción sentirlo, recorrerme cada segundo en mi cuerpo, amaba hacer esto, era asombroso.

Amo mucho mi trabajo, amo poder salvar a otros, vivir la misión pero... jamás pensé que el sentir esa adrenalina se transformará en... miedo.

Llegue temprano en este maldito día, el amanecer se alzaba a través de la ventana, fue hermoso.

Estaba preparada, armada hasta los dientes, pero no había señales de mi compañero, Raymond.

— ¿Dónde estás? —Pensaba.

Pero a la vez rezaba porque no llegara. Quien lo hubiera imaginado, ¿Yo, rezando? Gina me hubiera desconocido en estos momentos.

Pasó el tiempo, comencé a sufrir ansiedad, necesitaba un trago.

El tiempo se volvía cruel y sin imaginarme Raymond apareció, lo mire algo nerviosa, creo que sintió mi miedo, o no lo sé ¿Lo olería? Nada mal querer hacer una pequeña broma.

Pero mis emociones me delataron, Raymond puso su mano en mi hombro y me miro.

—Tu tranquila ¿Si? —Me dijo con mucha seguridad. —Procuraré que no te pase nada.

Por unos momentos me sorprendí, ¿Por qué Raymond prometía cuidarme? Apenas no conocemos, entiendo la confianza de compañeros, pero hablaba como si fuéramos directos al infierno.

Sobrevolábamos sobre el mar mediterráneo, que placer fue mirarle. Era hermoso, un azul perfecto, no como cuando iba a la playa, ese mar era de pena junto a este.

A pocos metros de nosotros estaba el Queen Zenobia, era el barco más enorme que hubiera visto en mi vida. El Titanic y el Queen Mary quedaban pequeños ante el ¿Cómo era posible que este barco sufriera un ataque bioterrorista? No lo sé pero lo averiguaremos.

Asaltamos el barco, preparamos nuestras beretta y demás armamento y comenzamos a caminar, mis pies se movían por inercia porque mi cuerpo y mente querían salir huyendo a toda costa de este barco.

Al ver la primera puerta nos pusimos en posición, Raymond y yo nos miramos, sus ojos expresaban seguridad y caí en ellos, sin más que hacer abrimos la cabina y nos adentramos al Queen Zenobia.

...

No supe que paso, perdí a Raymond, ¡Lo perdí! Prometió cuidarme y no lo ha hecho...

Este lugar es un infierno, ¡Dios, ¿Por qué has hecho que esto pasara?! Este lugar está infectado hasta en las paredes, no sé cómo he logrado escapar, mis lágrimas no paran de salir, las siento cada momento por mis mejillas, no sé si pueda soportarlo más.

Sabía que esto era un error, Gina me advirtió, ¡Oh mi amada hermana! Esto es un error irreparable mis instintos me lo advirtieron, tú me lo advertiste no quise escucharlos, ¡Soy una estúpida!

Dios, ayúdame. Sé que nunca he hablado contigo, sé que te he negado en muchas ocasiones pero prometo serte fiel, ser una buena cristiana...

Tengo miedo, no encuentro a Raymond... he perdido comunicaciones con la base central.

¡Dios te has olvidado de mí!...

Si lo hizo en este barco, ¿Por qué en mí no?...

Tengo una última oportunidad... ¡¡Por el elevador!!

Sin mirar atrás entre rápidamente en él, estoy en paz por unos míseros minutos...

Espero encontrar a Raymond, tenemos que irnos al carajo de aquí, no lo lograremos, en un nivel de infección grado 10...

¡¡Grado 10!!...

¡¡Al fin se abrieron las puertas del elevador!! Tengo que...

¿Qué es ese ruido? ¡¡Dios ¿Por qué?!! Eso me ha lastimado mi pierna, no puedo moverme... no la siento, la sangre... Pierdo la sangre a cada momento... He llegado hasta aquí.

Si tan solo pudiera... Gina, te amo... Dios... Perdóname...

...

—Pobre Racheal.

—Lo se Parker... no merecía esto. —dijo Jill mientras cerraba el diario.

—No hay más que continuar...

—Si... tenemos que encontrar a Chris y Jessica.

—Hagámoslo.

Jill cerró el diario y lo guardo. Ambos salieron de la cafetería, y el cuerpo mutado de Rachael yacía sobre el suelo, pero no sería la última vez que la verán...