Epílogo:

—¿Luego que sucedió? —preguntó Violet mientras yo cerraba el libro y lo dejaba en la mesa frente a mi.

—Saltamos al acantilado —contestó él.

—¡Oh! —ella nos miraba a ambos con ojos brillantes —. ¡Me gusta!¿De esa manera se conocieron? —esperó una respuesta expectante.

—La verdad es que a Ra le gusta exagerar bastante, Violet.

Lo miró ofendida mientras la carga en brazos y camina hacia el pasillo. Antes de entrar al cuarto de la niña me guiña un ojo.

—¡No exagero! —los sigo —. Tú sí...

—¿Entonces la escuela donde me quiere enviar mamá sí es un manicomio? —le pregunta a él mientras la deja en su cama y ella abraza a su oso de peluche.

—No le hagas caso...—se ríe él.

—Bueno, puede que haya exagerado un poco... —me rindo sentándome a su lado, ella me mira con sus ojos azules —. ¿Aún duermes con osos de peluche?.

—Que valla a cumplir catorce no quiero decir que deje de querer a Luke —me regaña apretando más al oso —. Entonces... ¿La escuela no es un loquero?.

—En el fondo lo será... —susurro mirándolo a él que me sonríe haciendo que me derrita. En eso no exageraba, verdaderamente amo su sonrísa.

—¿Creen que encuentre a mi amor verdadero allí?.

—No lo búsques, pequeña. Él tiene que venir por ti y luchar contra mil dragones...— luego me dice dramática —...y no creas que todo es luces y aviones.

—¿Luces y aviones? —ella ríe con alegría —. ¿No eran flores y corazones?.

Ambos nos sonreimos con complicidad.

—Lo que gustes, pequeña —él revuelve su cabello —. Decía, no siempre es fácil encontrar a esa persona especial y mucho menos mantenerla.

—¿Qué quieres decir con eso? —le pregunto entrecerrándo mis ojos.

—Que te quiero mucho desde el primer momento en que te vi, Ra — él me regala una sonrísa de medio lado —. Recuerda...saltamos el acantilado juntos.

—¡Era una metáfora! —digo sonrojada un poco.

Los dos se ríen de mi y los golpeó con una jirafa de peluche que encuentro a mano. Él me la quita de las manos y me acerca en un abrazo. Me quejo unos segundos antes de sentir como Violet se nos une.

—Me gusta la historia, Ra...no es como algo de Susan Elisabeth Phillips pero es bueno —dice cuando nos separamos y luego lo mira a él —. ¿La próxima ves me contarán lo que sucedió en verdad? Quiero saber todo sobre la escuela antes de entrar así podré hacer buenos amigos y vivir muchas aventuras.

—Puedes hacer cualquier cosa sólo usando tú imaginación... y descubrir tú misma los secretos que esconde esa escuela — le dice dándole un beso en la frente —. Que descanses, Violet.

—Dulces sueños — yo también la saludo antes de dejarla y salir de la habitación.

Nos dirigimos  a la sala donde anteriormente nos encontrábamos sentados y me pongo cómoda a su lado.

—La próxima vez ¿Podríamos ser magos? —me pregunta besando mi frente.

—Eso es muy predecible... además ella eligió el libro... dijo que le recordaba a una película de DiCaprio — me encojo de hombros —.  Debería hablarle a su mamá para que controle las películas que ve.

—¿Está flechada por DiCaprio y aún no vio Titanic? —ríe por lo bajo.

—¿Querías terminar congelado? —le pregunto golpeándolo con mi hombro.

—Tendríamos que mostrarle películas para niñas de su edad... no sé, quizás High School Musical o My little pony.

—Eres un tonto — ambos reímos y nos quedamos en silencio un buen rato. Cuando creo que me estoy por quedar dormida él habla.

—Deberíamos venir a visitarlos más seguido —sugiere colocando su brazo sobre mis hombros.

—Siempre que lo hacemos nos dejan como niñeras...

—Lo sé...—lo miro a los ojos y él sonríe para mi —. No exageraba sobre tú sonrisa. Creo que es lo único que amo de ti.

—Sé que me amas por completo— besa mi nariz —, sí no fuera de esa manera te hubiese dejado hace mucho.

—¿TÚ me hubieses dejado? —le pregunto burlona.

—Claro que sí... pero no te preocupes –me sonríe de medio lado —. Yo también te amo al completo, Raquel. Y sabes que no te dejaría, me costó encontrarte.

—Me pareció extraño que no acotaras tú versión mientras leía —le revuelvo el cabello para acabar acariciando su nuca.

—No quería arruinar tú fantástica historia. Yo tendré la mía propia...—me retira el cabello de la cara —. Quizás no sea tan interesante como la tuya con locuras y peleas con sillas...

—¡En verdad tuvimos esa pelea! —lo interrumpo —. Fue en la sala de proyecciónes cuando el profesor de biología había faltado, Lucía Miller había llevado la comida, hicimos un desastre en el lugar —le recuerdo —.Pero contar las cosas distorsionadas fue más interesante para mi y Antonio.

—Eres extraña, Ra —el ríe entre dientes y lo golpeo suavemente en el brazo —. También era verdad lo del faro.

—¡Claro! —exclamo —. El faro era lo mejor de esa escuela —sus ojos bajan a mis labios antes de darme un suave beso.

—Te amo —murmura.

—Sigues siendo el más cursi de los dos— le respondo besándolo también.
–Uno de los dos tiene que serlo — él toma mi cara entre sus manos y mira mis ojos. Sonríe con cariño antes de decir.: —Te amo, Raquel.

—Sé que lo haces, Sebastián.

Fin...

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È finto.