Capitulo 21: Segundo tiempo: Amistad

Nos quedamos en silencio por unos minutos más porque ¿Qué se dice a continuación? Él me estaba ofreciendo sus secretos a cambio de los mios ¿Pero yo estaba preparada para hablar de lo que sucedió hace tanto tiempo?

–Cuando llegué a la Isla hace unos meses todo era distinto –le digo a Tres –. Solo quería que papá me dijera por qué me trajo aquí, y una de mis opciones eran mi mamá.

–¿Y la otra?.

–Yo vivía con mi Tía y no le estaba poniendo fáciles las cosas –admito con un suspiro–. Iba de fiesta todo el tiempo, mis notas no eran buenas y me metía en muchos problemas –paso una mano por mi cabello y juego con un mechón de el.

–¿Quién lo diría? –dijo en tono de broma. Le sonrío un poco.

–Creo que quería olvidar... –miro su cuaderno olvidado en la cama –. Como dijiste ahí, prefiero olvidar lo que me hace daño – sus mejillas se sonrojan y se aclara la garganta mirando a otro lado–. Mi papá me dejo sola luego de que... luego de mamá, duró unos años conmigo y luego vio una oportunidad y se largo. Y en el fondo quería que fuera a buscarme y se quedara conmigo. Cuatro años después él fue a buscarme, pero para traerme aquí.

–Él siempre hablo de ti – me giro para verlo –. Eran amigos... tu padre y mi madre eran amigos antes de trabajar juntos y él hablaba de ti.

–¿Tú..?.

–¿Sabía quien eras antes de aquel día en que nos vimos?– Tres vuelve a sonrojarse y sonríe de medio lado –. Si.

–¿Por qué no me dijiste nada?– pregunto aun sorprendida.

–Nos vimos cuando eramos niños pero dudo que me recuerdes – él suspira y pasa ambas manos por su cabello y las deja en su nuca –. Él hablaba de ti, todo el tiempo: Raquel hizo esto, Raquel hizo lo otro. Siempre con una sonrisa. Él te ama, Ra. Y a tú mamá también.

Aun estoy sorprendida con todo esto, nos quedamos en silencio escuchando el viento moviendo las hojas de los árboles y nuestras respiraciones. No se como reaccionar.

–Sabias lo que le ocurrió incluso sin leer la página.

–Si.

–¿Por qué me pides que hable si ya sabes todo?.

–Porque lo necesitas.

–¿Cuál es tu nombre?.

Ninguno contesta, nos quedamos mirando el uno al otro hasta que un fuerte trueno retumba afuera y Tres mira por la ventana pálido como el papel. Se levanta y cierra la cortina antes de volver a sentarse en la cama, solo que esta vez toma el mono en sus manos y lo sienta en su regazo.

–Solo tienes que hablar, Ra –suspiro frustrada antes de hablar.

–Papá había salido a comprar cuando sucedió, sinceramente no recuerdo el por qué, para cuando supe lo que sucedía ya era tarde –siento un nudo en la garganta y las lágrimas quieren caer por mis mejillas pero las retengo. –. Traté de mantenerla conmigo pero solo era una niña.

–Llorar esta bien –me asegura y lo fulmino con la mirada.

–Yo jugaba en mi habitación cuando escuché un ruido en la de ellos... –comienzo a contar nuevamente –. Me acerqué para ver lo que pasaba y me encontré con ella. Estaba llorando y gritando –era como verlo todo borroso en mi mente. Entrar y verla con la cara enrojecida las lágrimas cayendo por sus mejillas –. Gritando cosas que no entendía. Ella no me notó y siguió gritando y llorando. Luego comenzó a tirar las cosas, rompió varios cuadros, los tiraba contra las paredes. Recuerdo que revoleo un zapato de tacón a la televisión –me río sin realmente saber por qué –. Y luego me vio pero no era la misma, no me miraba de la misma forma.

Me quedo en silencio cuando la luz comienza a parpadear para luego quedar todo oscuro. Es como si el tiempo se detuviera y todo fuera en cámara lenta, como si el pasado y presente se mezclaran frente a mis ojos, allí en la oscuridad.

–Voy a encender una vela –escuchó a Tres decirme. Así como también siento como se mueve por la habitación en busca de un modo para iluminarnos –. Si quieres puedes seguir.

Es como si sus palabras activaran algo dentro de mi, estaba actuando automáticamente. No lo se con exactitud cual fue el motivo pero continué hablando. Hay algo en hablar en la oscuridad que hace que te sientas libre.

–Ella siempre me miraba con cariño y llena de luz. Aquel día estaba apagada. No lo entendía y cuando me llamó, solo pude acercarme a ella. Pensé que podía ayudarla.

–Eras solo una niña.

–Lo sé. Entonces tomé su mano cuando me la tendió y me atrajo hacia ella, me abrazó y lloraba.

–Nunca hablaste con tu papá sobre esto ¿Verdad?.

–No –entrecierro los ojos cuando él da con una vela y la enciende iluminando la oscura habitación.

–Quizás ambos necesitan hablar...– Tres vuelve a sentarse a mi lado –. Ya sabes para dar un cierre o lo que sea.

–¿Y cuál es tu historia?– le pregunto mirándolo, la luz de la vela en la mesa de noche, marca sus rasgos no tan perfectos.

–No es una gran historia –se encoje de hombros quitándole importancia con una sonrisa.

–¿Realmente piensas que me creeré eso? Al menos dime por qué Tres.

Suspira y se recuesta en la cama, desde allí me mira antes de tirar de mi brazo para quedar a su lado. Mi corazón corre un poco rápido pero puedo controlarlo. Miró sus ojos marrones y me pregunto cómo algo tan simple puede contener cosas tan complicadas. Es una mezcla de angustia y resignación.

–Como dije no es una gran historia, loquilla –vuelve a sonreír –. Simplemente hubo una época en la que solo respondía eso: tres.

–¿Cómo?¿Por qué? –pregunté confusa.

–La mente juega malas pasadas. Te la jugo a ti con las pesadillas y a mi con ello.

–Sigo sin entenderte –niego con la cabeza.

–No te preocupes –él toma mi mano y entrelaza nuestros dedos –no siempre vas a entender todo, Ra. La realidad es que hay cosas que se nos escapan. Pequeñas cosas. Pero no te preocupes con el tiempo uno se acostumbra.

–Siempre tienes la respuesta para todo... aunque no sea necesariamente una respuesta.

Él se encogió de hombros restándole importancia. El viento había amainado y solo caía una suave llovizna a fuera. Pareciera que todo estuviera tranquilo dentro y fuera de la habitación.

–No eres un completo desconocido...– murmuro.

–¿Cómo?.

–Es lo que me dijiste cuando nos conocimos... "no soy un completo desconocido...".

–Solo soy Tres –completa él mirando el techo.

–Lo dijiste porque ya nos conocíamos ¿verdad? –sus mejillas vuelven a estar algo coloradas y él se aclara la garganta.

–Digo muchas cosas, Ra –se ubica de costado para que quedemos cara a cara –. Igual que tú.

–¿Cuándo nos conocimos? –le preguntó queriendo saber.

–Si no lo recuerdas es por algo y si no te lo dije hasta ahora también lo es– sonríe y yo, por inercia, termino haciendo lo mismo.

–Bien...– él agranda mucho más su sonrisa.

–¿Dejamos de pelear e ignorarnos ahora? –pregunta algo vacilante.

–Me parece bien por... ahora –le respondo luego de pensarlo –. Pero no vamos a volver a tener lo que fuese que teníamos.

–Me parece justo – él toma el avión de papel y me lo da–. Siempre es mejor hablar con alguien de los problemas, Ra. Es liberador en cierto punto – tomo el avión y lo miro pensando en sus palabras –. Es un concejo de amigos.

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Hola bueno, un poco más de Ra y Tres... ya cerca del final.

Espero que les guste este capitulo y mil gracias por votar y comentar :) realmente estoy muy agradecida.

Antes de irme quería darles un pequeño spoiler... ya estoy escribiendo la historia de Tres, se llamará "Los escritos de Tres". Solo espero que les guste como estoy arreglando las cosas para el final de esta historia :S

Mil besos a todos.

Dani.