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Capitulo 13: ¿Me extrañaste?

Capitulo 13: ¿Me extrañaste?

Lunes 18 de Abril de 2011:

Esa noche había despertado aturdida y perdida. Miraba a todos lados tratando de ubicar  me para saber donde estaba, qué había pasado. Pero todo era oscuro. Todo era negro...”

–Por fin despiertas. Me estaba asustando –escuché como susurraba una vos cerca de mi, pero sin poder ver nada aún.

–¿Qué...dónde estoy?– logré articular.

De repente comienzo a notar sombras y luz. Aún era de noche y continuaba en el bosque, pero no en el mismo lugar.

–En el bosque, que por cierto no es un buen lugar para dormir.

–No estaba durmiendo –protesté sentándome y viendo a esa persona cara a cara.

–Pues eso no es lo que parecía...– sonrió de medio lado.

–Solo... solo –dije sin siquiera saber como continuar.

–Vamos, loquilla –dijo tendiéndome la mano –. Hay gente loca merodeando esta zona –lo miré levantando una ceja mientras me disponía a pararme –. Sí, dicen que hay una niña que se queda dormida en el medio del bosque.

–¡Que no me quede dormida!¡Y no me llames loquilla! –grité golpeándolo en el hombro.

–¡Auch! –se quejó frotándose donde lo había golpeado.

De un momento para el otro, se formó un silencio entre nosotros. Hace días que no hablaba ni veía a Tres, me parecía muy extraño verlo nuevamente. Lo extrañaba, a decir verdad, era reconfortante su sonrisa, su presencia, sus palabras. A lo que me llevaba a pensar: ¿Dónde estuvo todo este tiempo?¿Qué hacia él en el bosque a esta hora? Lo mire frunciendo el ceño.

–¿Qué hacías por aquí a esta hora?–pregunté mientras me acercaba a él. El me miro a los ojos y paso una mano por mi mejilla.

–Durmiendo te aseguro que no...– luego de decir aquello, no lo vi venir, simplemente era su rostro inclinándose hacía el mio y luego estaba sobre su hombro siendo cargada como una bolsa de papas a quien sabe donde.

–¡¿Qué haces?! ¡Bájame! –exclamé golpeando su espalda, luego de unos pasos me bajo. Yo dignamente me acomode el cabello que se había descontrolado al ser cargada.

–Eres pesada, Ra ¡Uf! –dijo tratando de recuperar el aliento.

–¡Pero que dices! Eres tu el debilucho... al menos ya se a quien mandarle la sopa para que tenga más fuerza.

–Pues deberías –dijo sonriendo a lo que se ganó otro golpe–. Solo estoy bromeando ¡Vamos!– tomó mi mano y siguió caminando.

–¿Donde vamos, Tres?.

Él no dijo nada, solo siguió el camino con su mano sujetando la mía. Las miré, era extraño sentir la piel de él sobre la mía, mi mano se veía tan pequeña.

–Entra – ordenó sin ordenar, de la manera en la que solo él podía hacerlo, abriendo una ventana. Dentro todo se encontraba oscuro; solo podía divisar los contornos de dos estanterías repletas de libros, una mesilla de noche y una cama –. No enciendo la luz porque tendría que estar dormido hace horas – susurró en mi oído.

–¿Éste es tu cuarto? –susurré de igual manera. Tres posó una mano en mi cintura logrando que me tense a su tacto al no esperarlo.

–Si... no es muy acogedor que digamos –susurró en mi oído –. Ven, creo que este es un mejor lugar para dormir.

Me arrastró hasta la cama y se acostó conmigo a su lado. La cama era pequeña pero aun así encontramos la manera de entrar colocándonos de costado mirándonos. Una sonrisa nerviosa se asomo por sus labios y sentí su mano tomar la mía para luego entrelazar nuestros dedos.

–Si sabes que no estaba durmiendo ¿Verdad?– pregunté mirando nuestras manos.

–Lo sé –hubo un silencio en el que solo se escuchaba el viento mover las ramas de los árboles a fuera –. La isla es extraña, Ra. Pero lo que nunca tienes que hacer es temerle – rompió el silencio y luego de un rato murmuró casi inaudible:- No le puedes temer a lo que no existe.

Hubo unos minutos de silencio entre ambos en los que solo nos miramos, su dedo pulgar comenzó a hacer círculos sobre mi mano. Sinceramente me sentía como un gatito bajo esa caricia ¡Dios! Solo faltaba que me pusiera a ronronear.

Algo se estaba formando en mi pecho, mi estomago dio un vuelco y no estaba segura de echarle la culpa a la comida ya que sabía perfectamente que esto no tenía nada que ver con el arte culinario de la isla.

–Te extrañe estos días –dije casi sin pensar para romper el silencio.

Él me miró y en sus ojos vi una mezcla de sentimientos, comenzando por la sorpresa pasando por la tristeza y terminando con la alegría. Y fue entonces cuando sonrío como la primera vez que lo había visto ya hace meses. En un solo movimiento empuje a Tres dejando caer su espalda contra el colchón, coloque mis rodillas a cada lado de su cuerpo mirándolo desde arriba.

–Dime que también me extrañaste –demandé mientras me inclinaba cerca de su rostro –. Dime que lo has hecho.

–¿Y si no lo hago me golpearas? –dijo sonriendo de lado.

–Podría hacerte muchas otras cosas –sonreí al notar como aun en la oscuridad podía ver sus mejillas sonrojarse y al instante poner su cara sería.

–Pues te diré que ni un solo minuto pensé en ti –mi sonrisa se borró de mi rostro ¿No pensó en mi? –. No me acordaba de ti antes de acostarme en las noches, ni cuando daba vueltas en mi cama sin poder dormir. No sentía tu hermoso olor a naranjas, ni tenía ganas de acariciar tu largo cabello. Te diré que no me importa lo que piensas, ni lo que te pase. Que no sueño con tomar tu mano y besarte cada día. Te diré todo esto y todas y cada una de mis palabras habrán sido mentiras, Ra.

Con cada palabra sentía que moría pero mi corazón se detuvo solo con escuchar esas dos ultimas letras, mi nombre. La forma en que lo pronuncio lenta y provocativa mente me volvió...loca.

Sin pensarlo dos veces incline mi rostro y uní nuestros labios en un beso tierno y suave. Sus manos estaban ubicadas en mi cintura. Reí sobre los suyos y me separé apoyando mi frente con la suya.

–Creo que leer tantos libros te esta volviendo muy cursi.

–Ya, pero uno de los dos tiene que ser lo ¿No?.

Y con eso volví a besarlo.

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