Capitulo 10: La verdad de los hechos.

“Viernes 18 de marzo de 2011:

Hay veces que un árbol se queda sin hojas, pero sigue siendo un árbol. Otras veces lo podan y cortan sus ramas, pero sigue siendo un árbol. Lo talan, pero sigue siendo un árbol solo que partido en dos. Nosotros podemos cambiar nuestro aspecto, nos pueden cortar las ramas, se nos pueden caer las hojas pero vamos a seguir siendo nosotros y aunque nos talen, nos quiten una parte de nosotros, permanecemos firmes con raíces fuertes. La verdad duele... pero sigue siendo la verdad.”

–¿Cómo amaneciste hoy, cariño? –mi padre pregunta mientras entra en la habitación y cierra la puerta detrás de él. Traía una bandeja con un plato de la típica “sopa de isla” (así la nombre yo), un vaso de jugo de naranja y un vaso de plástico con dos pastillas dentro. Dejó todo en mi cama.

–Bien –contesto mientras tomó la cuchara y comienzo a comer.

–No pareces bien, hija –acarició mi cabello mirando apenado–. Ya no gritas, no protestas. Si quiera criticas la sopa –se me escapa una risilla.

–La sopa no se salva... solo mírala –levanto un poco del caldo y lo dejo caer nuevamente al plato –. ¿Quién en su sano juicio cocina esto?... tienen que hablar con el chef.

–Claro que si –contestó con una sonrisa triste.

–Papá, en el grupo... –miré a la ventana evitando su mirada –...el doctor Sherman preguntó por qué estamos aquí...–volví a encontrarme con sus ojos. Ojos azules contra los mios verdes. Siempre, la Tía Ellen, me decía que mis ojos eran igual que los de mi mamá. Aparte de otra chorradas de cosas muy cursis como: que son las ventanas al alma (o puertas ¿qué se yo?). Tomé aire para hacer la pregunta –. ¿Por qué... por qué estoy aquí?

–Hija...–se revolvió el pelo con la mano, signo de frustración y nerviosismo –. Tú... yo no te traje aquí simplemente porque te quería ver de vuelta. No digo que no te quería ver, en cambio te extrañaba –repuso rápidamente para luego soltar un largo suspiro –. Ellen me llamó unos días antes de ir a buscarte...

–¿Por qué te llamo? Nosotras estábamos bien allí –dejo la bandeja en la mesita a mi lado.

–Me contó todo lo que hacías Raquel. En todos los problemas en los que te metiste, la gente con quien te juntabas...– comenzó a alzar la voz y yo me mordí el labio inferior conteniendo el llanto–. Estaba preocupada por ti y yo también lo estaba...

–¡Y mira cuando te vienes a preocupar por mi! –mi voz sonó rara por el nudo que tenía en la garganta.

–¡Yo siempre me preocupé por ti, Raquel! Te llamaba todas las veces que podía pero tu nunca estabas en la casa de Ellen.

–Entonces me aprisionas aquí...

–No te aprisiono, cariño...

“Domingo 20 de Marzo de 2011:

Cada día siento que estoy en un carrusel que nunca parara de girar... me siento atrapada.”

–¿Qué haces?– me pregunta Tres.

–Nada... miro... –contesto sin apartar la mirada de la pared.

Tres entro por la ventana y se sentó a mi lado en la cama, tratando de descubrir que es lo que tan obstinadamente observaba. Fallando en el intento, se da por vencido soltando un bufido y voltea a verme. Puedo sentir como me mira, sus ojos recorriendo mi rostro.

–¿Qué es lo que tanto miras, Ra?–preguntó al fin.

–Nada... miro a la nada...–respondo y al finalizar suelto un suspiro.

–Interesante...

Eso fue todo lo que oí de él, lo dijo de una forma en que no pude evitar mirarlo. Sus ojos se encontraron con los mios de inmediato y se me paró la respiración. Noté algo, un brillo extraño en sus ojos. Él me entendía. Le sonreí.

–Interesante...–repetí.

–¿Puedo mirarla también?.

–Mmmm... solo un poco, es algo tímida –le sonreí de lado.

–No creo que sea tímida – replicó él, cruzó sus piernas sobre la cama.

–¿No? ¿Y eso?.

–Creo que esta cansada de que todos se la queden mirando que le teme a las miradas – se encogió de hombros –. Por eso se esconde...

–Y aquí no puede esconderse –susurré mientras miraba la pared –. Esta atrapada.

–Eso le ayudará a enfrentar su miedo.

Miré nuevamente a mi compañero y comprendí inmediatamente que él no era cualquier persona... Tres era distinto a todos los chicos que conocí o que jamás conoceré, él me entendía.

–¿Y lo podrá superar? Al miedo, digo.

–Si, nadie la ayudará –respondió abrazándome y provocando que apoye mi cabeza en su pecho. No tenía ese “pecho duro de modelo ” sino de una persona que nunca piso un gimnasio, su corazón latía a un compás suave y tranquilizador. Tock-Tock Tock-Tock Tock-Tock. Levanté la vista y vi sus ojos marrones ligeramente ocultos por mechones de cabello rebelde que caían de su frente.

–Últimamente sonríes menos –  murmuré a lo que él sonrió de lado.

–Tú estas mal... –dijo negando con la cabeza –...deberías salir de aquí un poco, te vas a volver loca encerrada.

–Creía que ya estaba loca y encerrada –levante una ceja.

–Pero aun encerrada puedes ser libre, aun loca puedes ser cuerda...

–¿Y cómo puedo hacer eso?.

–Todo viene de aquí –y estirando su mano, poso su alargado dedo en mi sien.

“Lunes 21 de Marzo de 2011:

Hoy Tres vino a visitarme... me dijo algo que me dejo pensando ¿Será verdad que se puede ser libre estando encerrado?¿Atrapado?

Tres tiene razón en algo... debo salir...”

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Hola, gracias a todos los que leeis esta historia y comentáis... muchas gracias :D

Espero les guste :3

Besos!

Dani.