14 de marzo del 2001

Tu pelito es escaso. Yo soy quien te lo corta, y sólo la puntita; quedas como una calabacita. Casi todos los niños han tenido en su primera edad ese corte, y aunque no sé si a ti te guste, a mí me parece que te ves preciosa.

No me afano en hacerte peinados raros ni en ponerte adornos molestos en la cabeza; como se ven en las consultas, la mayoría de las bebés con cintillos, felpas y toda una serie de accesorios que parecen incómodos para ellas. Yo te veo hermosa tal cual te traje al mundo y para mí lo importante es que estés cómoda y que seas feliz, por eso no te he puesto ni aretes, como ya tienen todas las niñas de tu tiempo. Tú tienes guardados los tuyos para cuando decidas ponértelos. Me parece injusto someterte a ese dolor por tanta vanidad.

Tus dientes parecen perlitas, están sanitos y muy afilados. Que bien que no sacaste la costumbre de tu mamá, que según me han dicho, me gustaba morder cuando era pequeña. De las historias que hace mi familia, casi todos los primos recuerdan que yo era mordedora; hasta cuentan que una vez mordí a una prima y cuando llegó mi tía (su mamá) a la casa (porque estaba trabajando), me mordió ella a mí como escarmiento, y desde ese día ya no mordí a nadie más. Yo no lo creo porque cuando estaba en primer grado tuve un altercado con una niña de mi aula y la mordí. Su mamá, que era amiga de la mía, fue a quejarse, me castigaron y ese es el último episodio que recuerdo de mi fama de mordedora.

Tienes los incisivos un poquito separados, y eso es bueno porque, de mi parte, genéticamente estamos predispuestos al apiñamiento de los dientes. Tu tía Leydis sufrió muchos tratamientos de ortodoncia para corregirlos; hasta le sacaron los cordales antes de que le salieran, así que eso de que los tuyos estén separados está bien. Yo estoy segura de no tener valor de sacrificarte así para mejorar tu estética. ¡Eres linda!

Mi pelo no mejora, se me sigue cayendo; puede que sea el estrés. Algún día mejorará, si no es así, tú eres el premio, por quien estoy dispuesta a dar todos mis días con sus noches, todo mi esfuerzo y mis desvelos. Tú vales más.