Capítulo 20
Pitidos.
Solo escuchaba pitidos a todo el lugar, ¿dónde estoy?
Un ligero dolor de cabeza empezaba a mostrar un ápice desde la nuca. ¿Dónde estoy? ¿Qué son esos sonidos?
Al abrir los ojos veía borroso todo el lugar, pero notaba que era un ambiente distinto al que estaba acostumbrada, mis ojos se iban acostumbrando a la cantidad de luz que había en la habitación.
Me duele el respirar y mi cabeza no se siente bien, siento que todo da vueltas.
Cerré los para no ver como todo da vueltas, pero no funciono. Sentía que la cama quería dar vueltas, o era mi cerebro.
¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? Yo..., ¿qué estaba haciendo la última vez?
Pues, yo estaba con April, sí... Iba con April a... ¿A dónde? ¿Qué tenía que hacer con ella?
Um...
Yo... Yo me iba, yo me iba lejos de ellos, sí, lejos.
Volví a abrir los ojos y observé todo a mi alrededor, las máquinas de un hospital era lo que emitan ese pitido. Levante mis manos y vi algo en mi dedo índice derecho. Había algo en mi cara, acerqué mis manos a mi cara y sentí algo duro sobre ella. ¿Una mascarilla?
¿Qué hago aquí?
¿Por qué? ¿Qué paso?
Mi cabeza empezó a doler un poco más, entonces recordé lo último que vi.
El fuego viniendo por mí.
Las maquinas sonaron de constante, aumentaban la velocidad.
April... Ella estaba afuera. April me estaba esperando afuera. ¿Cómo esta ella? ¿Está bien?
Quería hablar, emitir algún sonido para llamar a alguien. Pero no podía, la garganta me dolía demasiado, incluso el respirar me causaba gran dolor.
¿Qué paso?
Empecé a temblar, vi mis manos y me di cuenta que mi mano izquierda estaba cubierta por una crema blanca y apósitos, al igual que mi antebrazo. Lo acerqué lo más posible a mí y me di cuenta que había partes rojas que no estaban cubiertas.
Yo me queme al momento de abrir la puerta.
La carta.
Al pensar en esa carta, mi cuerpo no pudo evitar escarapelarse. Ella había dejado una nota, ella tenía todo fríamente calculado.
—¡Oh! — La voz de una mujer vino desde la puerta — Ya despertaste.
La mujer se acercó rapido, iba de un traje verde claro. Antes de intentar poder hablar, la mujer se apresuró a contestar las preguntas que ella suponía, que yo haría.
—Kira, soy Daria, la enfermera que ha estado cuidando de ti desde que llegaste — Me sonrió —. Evita hablar, tienes lesiones en la garganta, seguro que duelen — Asentí —. Te daré un analgésico.
¿Quiero saber cómo está mi amiga? ¿Ella está bien?
—Hay personas que han esperado por verte desde hace seis días, están ansiosos — No pude evitar fruncir el ceño —. Estarás bien, Kira, créeme que todo lo malo ya se ha acabado.
¿Qué quiere decir con eso ultimo? ¿Cómo que todo ya se acabó? ¿qué paso? ¿Encontraron culpable a Mónica?
—Estas lejos de todo peligro ahora, créeme que todo estará bien — Me mostro una sonrisa de compasión —. ¿Por qué no intentas descansar un poco más? — Negué — ¿Quieres ver a alguien en particular? — Asentí frenéticamente — ¿A tu padre?
¿Cómo? ¿Mi padre?
—Ha estado aquí desde que entraste a urgencias — Estaba confundida —. ¿Quieres verlo? — Negué rápidamente — ¿No? — Seguí negando — ¿Es otra persona? ¿Una mujer? — Asentí — ¿De casualidad es April? — Asentí rapido — Está bien, ahora le diré que venga, pero no hagas más esfuerzos de lo que debes, deberé llamar al doctor tambien.
Ella estaba bien, no la habían herido, ¿no? Es por eso que ella estaba aquí esperando.
Seguro que le ocasione muchos problemas, ¿cómo podríamos explicar esto? ¿Y si sus padres se han enterado? ¿Y Kendall? ¿Le habrá dicho a Kendall? ¿Le habrá contado lo que ha pasado? ¿O habrá inventado algo? ¿Qué se supone que debería hacer ahora? El tapar el sol con un dedo no funcionara ahora.
Seis días.
¿He estado aquí por seis días? ¿Dormí por seis días?
Yo no quiero problemas, no quiero más problemas... ¿Qué está pasando?
Trataba de respirar pausadamente, no quería alterarme y me encontraran con sonidos locos de la máquina.
Unas ganas de vomitar aparecieron, la situación me ponía enferma, realmente la odiaba. En un inicio solo quería dejarlo como resentimiento, no quería odiarla, no quería envenenarme el alma como ella. Pero ahora con toda esta situación, mi cabeza y mi corazón tenían un solo sentimiento oscuro.
Odio.
Ella me mando a matar, sabía que iba a volver por los documentos y que tenía que venir con alguien, por ella sabe que nunca estaría caminando sola por esa casa. Sabía dónde me estaba quedando y quien era la persona con quien compartía departamento. Ella sabía todo lo que estaba pasando a mi alrededor.
Siempre me había preguntado que ganaba con todo esto, ¿por qué lo hacía? Y en esa carta entendí el por qué me hacía esto, porque me odiaba tanto. Pensó que yo iba a morir, por eso decidió contarme, resolver muchas preguntas en esa carta.
Esa carta no debía leerla nadie, no puede hacerlo nadie. Si esa carta llego a quemarse, es lo mejor que ocurrió.
Por favor, que sea así, que no haya quedado rastros de ella.
—Oh, Dios mío — Escuche un susurro —Despertaste — April vino casi corriendo hacia mí con una sonrisa triste —. Kira — Susurro acaricio mi cabello y me tomo de la mano derecha.
En ese momento April empezó a llorar, lloraba como si no hubiera mañana. Apreté su agarre con fuerza, buscando alguna forma de calmarla y consolarla. Mi cuerpo se sentía pesado, no tenía la suficiente fuerza para poder levantarme y abrazarla.
—Perdóname, Kira, perdóname — Suplico mirándome a los ojos — Yo... Yo debí tener previsto algo... — Tomo aire y paso saliva — Debimos salir juntas, esto no había pasado de ser así — Negué rapido.
¿Cómo puedo contestarte? Tú no tenías la culpa, ¿quién habría imaginado un plan tan maquiavélico? Yo nunca pensé que podría llegar a un extremo tan grande, lo suficiente como para contratar criminales. Nosotras no somos algo omnipresente, nunca podríamos haberlo descifrado.
—Kira, yo solo quiero que salga bien de aquí... — Soltó un suspiro —. Todos me han dicho que no es culpa mía, pero era yo quien debía cuidarte, era yo responsable de ti.
Entiendo.
¿Qué hemos estado haciendo? ¿Responsable de mí? Eso no está bien, eso no...
—N...o... — Trate hablar, pero la garganta me dolía.
April debe romper esa responsabilidad, ella es mi amiga y no debería sentirse así, porque debe entender que ella no es la culpable.
—No, no, no, no, no — Hablo April rapido limpiándose las lágrimas —. Por favor, no hables, tu garganta debe estar irritada y ni hablar de las cuerdas vocales, no hables.
¿Qué había pasado? ¿Por qué estarían irritadas? ¿Por el humo? ¿El humo me dejo estas secuelas?
—Creo que hablaremos de eso después, no quiero forzarte a hablar — Susurro.
Su rostro estaba pálido, las ojeras se le marcaban demasiado. El brillo en sus ojos había desaparecido, mi amiga no era ella...
—Kira, escúchame, te explicare todo lo que ha estado pasado — Ella trataba de calmarse de su llanto —. Realmente han pasado muchas cosas, creo que mi mamá debería estar con nosotras.
¿Su mamá? ¿La señora Angie está aquí? ¿Qué le dijo?
—Todos ya saben la verdad, perdón... — April agacho la cabeza —. No pude mantener mi promesa contigo, no pude cubrirlo. — El aire que tenía dentro de mí, se fue en un suspiro cansado de forma lenta.
Sí... Tenía que suponerlo, las mentiras no pueden ser tan perfectas.
—La policía ha estado viniendo durante los últimos cuatro días — La miré con sorpresa —. Estas en el hospital, créeme que todo ha sido visible para ellos — Su mirada se dirigió a mis brazos.
Entiendo.
Las fracturas y las cicatrices fueron una alarma para los doctores, dudo mucho que puedan fingir que no ha pasado nada.
—Kendall está bien — Sacudí ligeramente para que siga hablando —, obviamente tuvieron que decirle lo que paso y logramos que se quedara en Alemania.
No vino.
¿Cómo debo sentirme? ¿Bien? ¿Feliz? Eso se supone, ¿no? Pero no puedo sentirme así, me siento decepcionada. ¿Por qué? ¿En serio quería que tomará el primer avión para que venga a verme? Quizá si lo habría hecho, pero lo detuvieron.
¿Quién podría hacerlo? A April no le habría hecho caso, entonces... ¿Quién fue?
—La señora Miranda está afuera — Dijo rapido.
¿Qué? ¿Y ella como se enteró? La madre de April podría haberse enterado, porque sería muy obvio. Pero la madre de Kendall se ha enterado, ¿cómo?
—Yo la llame — Susurro apenada —, en serio, no sabía a quién llamar para que me ayude con todo. — Explico, tratando de justificarse.
Volví a soltar otro suspiro prologando.
No puedo culparte, no puedo, hiciste lo que cualquier persona en su sano juicio haría. ¿Cómo podría obligarte a tomar la responsabilidad? ¿Cómo podría gritarte? Trataste de ayudarme, escuche tu voz, de forma muy leve, cuando estaba encerrada. Pasaste por una situación horrible.
— Interrogaron a Peter y a mí también — Comentó —, pusieron una demanda a Mónica... Aunque creo que fueron más, se la está buscando por múltiples cargos.
¿Si la denunciaron?
—La policía quiere hablar contigo, sobre todo — Dijo enfatizando las últimas dos palabras —. Es probable que por ahora no puedan hacerlo ya que no puedes hablar, pero tendrás que prepararte para cuando llegue el momento. — Asentí.
—Con permiso — Un hombre entro a la habitación.
El hombre era alto, de tez clara y cabello rubio con ciertas canas. Las arrugas me sugerían que el hombre no pasaba de los cuarenta y cinco años. Vestía el típico traje azul completo.
—Buenas tardes — Saludo a April y a mí —, soy el doctor Noah Loughty — Se presentó al llegar a mi lado —. Voy a revisarte y te haré algunas preguntas, solo tendrás que mover tu cabeza.
***
Hable con el doctor, aproximadamente, unos treinta minutos. Pensé que solo preguntaría sobre cómo me sentía en ese momento y sobre cual sería mi tratamiento.
No podría haber estado más equivocada.
Después de hacer preguntas sobre mi estado, me explico lo que había y lo que tuvieron que hacer para poder sobrevivir. Me explico acerca de las quemaduras que tenía en mi brazo y cómo iban a tratarlas. Pensé que solo sería eso, porque con lo que me había explicado April ya tenía más que suficiente. No quería saber más sobre lo que acontecía fuera de mi habitación, porque quería poder ordenar mis ideas antes de poder responder las muchas preguntas que me aguardaban fuera de este lugar.
El doctor me pregunto acerca de las fracturas, no pregunto acerca de cómo me las había ocasionado. Me pregunto si lo que él sospecha era cierto, él sabía el tiempo en que habían ocurrido y hablo que si tenía algún dolor al momento de estirar mis dedos. Al momento de hablar sobre las cicatrices que tenía en el área de los brazos, espalda y pantorrilla, empezó a decir objeto por objeto hasta que dio con el correcto. Pregunto cómo las había curado, porque había cicatrices con un nivel de profundidad, que, para él, habrían sido alarmantes. En ese momento April conto que simplemente las limpiaba sola, con jabón y algodón, acoto que estuve tres semanas sin hacer movimientos y encerrada en mi cuarto. Que durante esas tres semanas subsistí con pan, cereal, agua y si la suerte estaba de mi lado tenía leche fría. Para este punto, April estaba llorando. Como la primera vez que le conté sobre lo que me paso, ella era muy sentimental con ese tema. Muchas veces omití ciertas cosas, cosas que sabía que la harían llorar.
Trataba de hacer calmar a mi amiga, me quedo claro que April cargaba con un peso. Tenía que quitarle ese peso, ya han pasado suficientes cosas.
April no merece pasar por estos momentos, ni la señora Miranda o la señora Angie. Jamás había visto tanta preocupación en sus miradas, los abrazos que me dieron me reconfortaron tanto, esos abrazos me transmitieron tanto amor.
Fue agradable sentir ese calor.
No quería que ellas lloraran, así trataba de sonreír y al tomar sus manos las apretaba, tratando de que ellas sientan que estoy bien. Para que hoy puedan ir a casa a dormir, April no era la única que tenía un rostro apagado, las dos mujeres parecían haber envejecido cinco años.
No quiero es esto vuelva a pasar.
Si hablo con la policía, no dejaran de buscar a Mónica hasta que esté en la cárcel, ¿no? ¿O acaso ella burlara la seguridad? Porque sería el colmo que eso llegara pasar ahora.
No podré vivir tranquila hasta que eso escuche, no podré vivir si ella sigue libre.
Mónica solo ha demostrado que no le importa cruzar los limites, con tal de matarme.
Por favor, que la atrapen y se la lleven lejos, por favor.
Yo quiero vivir, en serio que quiero hacerlo.
Tengo tantas cosas que quiero hacer con mi amiga, cosas que deseo experimentar. El valor de mi vida ha ido tomando peso en este último año, he aprendido a valorar mis días en la Tierra.
Olvidaré todo.
Me quedaré solo con lo bonito que me ha pasado, quiero hacer eso por ahora. Borrar es un término muy precipitado, porque sé que nunca podré olvidar lo que he pasado, ni tampoco borrar estas cicatrices. Pero sé que llegará el día en que pueda superarlo, que al hablar muestre seguridad de que estoy bien, y no donde haya borrado signos de sentimientos.
Un día podré contar mi historia y quizá sea sinónimo de supervivencia y perseverancia.
Algún día...
Alguien toco la puerta, sacándome de mis pensamientos, cuando giré mi cabeza vi que esta se abría lentamente. Un joven alto y cabello negro ondeado entraba con una ligera sonrisa.
—Hola — Yerik saludo casi susurrando. Yo solo pude hacer un ademán con la mano para corresponderle el saludo.
Él entraba con un peluche en mano, al parecer un perro, la verdad no podía distinguirlo bien.
Venía caminando de forma tranquila, pero lo que me causaba algo de pánico era su sonrisa. Era la primera vez que podía ver una sonrisa falsa en él, era raro verlo con esa expresión. Siempre lo había visto expresar sus emociones de forma sincera, él era así.
—Kira — Llamo —, ¿en qué piensas? — Encogí los hombros restándole importancia — Bueno, esto es para ti — Me extendió el peluche, que sí era un perro, y la cogí — y esto tambien. — De la parte posterior saco una libreta con lapicero.
No pude evitar soltar una risa ante la astucia del chico ante mí, sí que había estado pensando en una manera efectiva para comunicarnos. Coloqué el peluche a mi lado y tomé la libreta junto el lapicero, esta era de color azul completo y era mediana. La abrí y escribí.
Gracias.
—De nada, Kira — Sonrío.
Cuando levante la mirada, él se hallaba mirándome fijamente. Me estaba estudiando, como si estuviera escaneándome.
¿Qué?
—Es que estoy feliz que estés despierta — dijo de forma apagada —, fue difícil verte en cama sin despertar por estos días. — Fue hacia la parte inferior de la cama y se sentó ahí.
Soltó un suspiro y apoyo sus manos en los muslos, se giró hacia mí y con una mirar lleno de dulzura pregunto:
—¿Cómo estás?
Esa pregunta parecía tan simple, pero realmente era tan compleja y pesada. Y la verdad solo quiero que todo esté bien y no existan más preocupaciones en las personas de mi entorno.
Y pensando en eso, empecé a escribir.
Bien, me encuentro adolorida, pero nada que los analgésicos no puedan hacer.
—Sí, yo puedo imaginarme que es así... — Soltó un suspiro —. Pero no me refiero a eso Kira, lo que yo quiero saber es: ¿Cómo estás? — Pregunto enfatizando la pregunta.
Volvía a insistir en esa pregunta, ¿por qué? ¿Buscaba algo? Ahora no quiero, ni ahora, ni nunca quiero hablar sobre esto... Debe morir ya.
¿Cómo estoy? Pues bien, estoy bien. ¿Qué tratas de decirme? No lo entiendo.
—Perdón si soy tan exigente con esa pregunta, pero hoy, cuando hable con April por la tarde, me dijo que habías estado en calma — Explico —. Y, si te soy sincero, no quise creerle acerca de lo que me decía.
Su rostro no mostraba ningún ápice de expresión, no había rastros de emociones al momento de contarme eso. ¿Qué le pasa?
—Al pasar lo minutos entendí porque ella me había dicho eso, seguro que empezó a llorar y tú buscabas la forma en que ella se calmara — Soltó un suspiro —. Sé que April es una persona muy sentimental con respecto a estos temas, yo también la conozco bien.
April se sentía culpable de lo que había pasado, trate de calmarla para que no se sintiera así. No me gusto verla así, con el rostro apagado y los ojos rojos, me causaron gran pesar.
Al terminar de leer mi nota, él sonrío.
Pero era una sonrisa triste, una donde ahogaba pena.
—Sí, entiendo perfectamente lo que me quieres decir — Asintió —. Llegará el punto donde ella pueda entenderlo, pero ahora ella está muy sentida con lo que ha pasado y es imposible obligarla a quitar esa idea de su cabeza.
No quiero que ella se siga sintiendo así, no quiero verla herida.
—Nadie quiere hacerlo, créeme, pero ustedes son personas con sentimientos tan grandes que pueden ser dañados rapido — Cerro los ojos y soltó un suspiro —. Por eso te pregunto ahora a ti, ¿cómo estás?
¿Por qué insistes en la pregunta? Estoy bien.
—No te creo, no puedo hacerlo, lo siento. — Dijo rápido.
Por favor, Yerik, créeme que estoy bien.
—¿Cómo podría creerte? — Cuestiono —. Eres tú quien estuvo en el área de crimen, fuiste tú quien estuvo dentro de esa casa... ¿Y esperas que te crea que estas bien?
Yerik no se veía bien ahora, pues su mirar era de incredulidad y algo de molestia. ¿Qué pasaba con él?
—Tuviste que calmar a April, tú le tuviste que decir que todo estaría bien — Siguió hablando —. Cuando debería ser al revés, y no solo con eso, entraron a preguntarte sobre tu pasado... Sin cuestionar acerca del cómo estas ahora.
¿Para qué? ¿Qué quieres lograr? ¿Qué llore? No quiero hacerlo, se acabó, no quiero saber nada más del incendio. Todo se acabó.
Yerik soltó un suspiro cansado luego de leer mi mensaje y continuo con mirada fija en él. Estuvo así por unos largos minutos, entonces cerro los ojos y cuando los abrió poso su mirada en mí.
—¿Qué tiene de malo que desprendas tus sentimientos? ¿Quieres que te crea que estas bien? No puedo, Kira, he visto que hay cosas que aún te hacen daño y... Ahora esto.
Cerré los ojos en busca de decirle que se fuera, que me deje sola. No quería ser grosera con él, no con él.
—Perdón si estoy siendo insistente, si sigo con esto... Pero en estos momentos, no está tu persona para poder ayudarte a desatar el nudo en tu corazón.
Kendall...
—¿Por qué simplemente no me dices la verdad? ¿Piensas que te llenare de preguntas? — Pregunto melancólico —. Siempre estaré para ayudarte, para cuando quiero llorar y para cuando quieras gritar que estas cansada de esta vida tan difícil que has llevado.
Sí puedo llorar y gritar, pero no sale... No quiere salir.
—Kira — Llamo y vi a sus ojos cansados —, ¿cómo estás? — Pregunto una vez más.
Tomé el lápiz y escribí:
Sí estoy cansada.
Los ojos se me llenaron de lágrimas en ese momento, ¿no había llorado lo suficiente ese día? Mientras me ahogaba en medio del humo, donde todo rastro de luz cálida había sido reemplazo por un el fuego abrazador.
Había pedido perdón en mi mente a todos, perdón por no ser lo suficientemente fuerte para no poder vivir. Lloraba mirando el techo, pedía una oportunidad más para vivir y ser feliz con un grupo bien pequeño de personas. Prometí que sería más fuerte y que no volvería a llorar, porque me volvería de piedra.
A mi alrededor todo parecía estar en mi contra y el fuego quería comerme de forma instantánea.
Bajo la idea pesimista que me embargo, me preguntaba que tanto dolería sentir en fuego en todo mi cuerpo. ¿Qué tanto se quemaría mi cuerpo? ¿Si reconocerían mi rostro? ¿Si sobraría algo para el velorio?
Me cuestioné todo lo que hice hasta el momento, desde no salir a comer con mis amigos o ir de compras hasta el de no poner esa denuncia. Sentí en ese momento, que merecía quemarme por mi falta de cerebro, un cerebro que era lo suficientemente rapido para resolver ecuaciones y problemas matemáticos, pero no para resolver un asunto familiar.
—Vamos a estar contigo, siempre — Yerik coloco su mano sobre la mía —. No volverás a estar sola, todo lo que has pasada hasta hoy, nosotros te ayudemos a superarlo. Tendrás una familia con nosotros, una familia que te dará todo el cariño y la seguridad, que merecías tener.
Mis lágrimas no dejaban de caer, las palabras de Yerik se escuchaban llenas de sinceridad y fuerza. Yo sabía que podía en cada palabra que él me decía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro