Capítulo 2
Pase la hoja del periódico en busca de un trabajo y alguna habitación para irme de este lugar. Había pasado una semana desde que se había ido y sentía que una hora era un año... Casi no podía dormir pensando en el que hará. Tuve que emplear métodos para dormir, como las pastillas, música relajante, estudiar hasta que mi cerebro exija un respiro.
Ya no sabía qué hacer.
La verdad es que fácilmente podría tomar un avión e ir con él. Pero no hay quien me apoye ahora, si tan solo tuviera padres que se preocuparan por mí, todo sería muy diferente.
Hasta el momento no tenía ni una llamada de él o algún mensaje. Eso no hacía más que molestarme, pero solo quería un mensaje diciendo que ya tenía amigos o que le iba bien... Aunque yo tampoco le había enviado un mensaje y eso era malo. No quería incomodarlo mucho. Y ahí estaba mi contradicción. Podría estar a full estos días y yo no quería molestarlo.
En algún lugar de mi habitación comenzó a sonar mi celular. Aquí va el enigma. ¿Dónde diablos lo metí? Busque por la cama, debajo de los papeles, en mi escritorio y nada... ¡El baño! Corrí hasta llegar y conteste rápido.
—Hasta que al fin contestas cariño. — Reí.
—No sabía dónde estaba el celular. — Conteste. — ¿Qué paso?
—Te conseguí trabajo. —Sonreí como tonta. Cubrí mi boca para evitar gritar de la emoción, no quería despertarla.
—Gracias. En serio, muchas gracias. —Sonreí. — ¿Dónde es? — La emoción albergaba mi pecho, sentía que iba a vomitar.
—Y aquí va la mejor parte. —Sonreí. — El trabajo es de camarera en un restaurant súper lujoso. — No me gusta la gente rica, pero no importa. Me puedo acostumbrar a ese tipo de personas. — Te pagaran novecientos dólares al mes. —Sonreí.
—Te amo. Tienes mi corazón y toda mi lealtad April. — Al fin me libraría de este infierno. — ¿Cuál es el horario?
—Es de cinco de la tarde hasta las diez de la noche. —Suspire. — Te darán un día de descanso a la semana. — Sonreí.
—Gracias, eres la mejor April. Siempre me sacas de los apuros, con ese dinero podré sacar mis papeles del colegio. — No dejaba de sonreír. — ¿A qué hora debo estar ahí?
—Tienes que estar ahí a las tres de la tarde para conversar con el señor. — Aseguro. —Me tengo que ir, suerte cariño. — Dijo con mucho ánimo
—Gracias April. Cuídate
Al fin una buena noticia... Desde las doce de la mañana hasta los cuatro, trabajo en un supermercado que paga bien; pero necesitare ahorrar más para los libros, cuadernos, la universidad y el departamento.
Son las doce tengo que cambiarme para ir y conseguir el empleo o tal vez ya lo conseguí. Que el universo conspire para darme una buena carga positiva.
***
—Te dije que lo convencerías — Reí—, felicidades Kira. — Dijo emocionada.
— Gracias April, esto te lo debo a ti —Tomo un sorbo de su café — ¿Qué tal te fue a ti? No me has contado. — Sonreí.
—Ya hice los trámites para la universidad y todo está en orden —Sonrió —, en dos meses estaremos en la universidad.
—Lo sé, esperó que pasen volando. — Sonreí. — Mas emocionada no podría estar ahora.
— ¿Y Kendall? Me entere que ya se fue a Alemania. — Asentí. —Espero que no haga más estupideces. — Dijo con resentimientos. Aunque yo también lo espero.
—No lo sé, hasta ahora no llama— Suspire. —, ojala llame porque si no tendré que fingir morir para que vuelva.
— O puede ser que sea castrado...— Susurro con ironía. —, pero tranquila seguro esta con eso de los trámites. Ya llamara te lo aseguro. — Sonó totalmente segura.
—Yo también espero eso, pero tengo algo más que contarte. — Sonrió. Mis ojos viajaron a la puerta de la cafetería. — Verás... — Tyler entro con una chica súper linda. — Quiero alquilar un departamento con alguien y esperaba que me ayudes a buscar un compañero. — Concentrarme se me hacía difícil.
—Me la pones difícil cariño... —Susurro. No me veía hasta el momento, pero tenía que desviar la mirada de él. — Buscare a una amiga o amigo que esté interesado en un departamento. — Sonreí hasta que mi celular comenzó a vibrar.
—Un momento, por favor — Asintió y me puse de pie.
No iba a salir de la cafetería por que la maldita campanita sonaría y lo último que quiero es llamar la atención. Me dirigí al baño y conteste el número que estuve esperando toda la semana.
—Sabes que te amo, ¿cierto? — Blanquee los ojos. — Sí, lo sé... soy una mala persona, debí enviarte un mensaje por lo menos; pero me robaron el celular en... en el aeropuerto. — Reí.
—Eres un mentiroso, pero no los grandes... Si te robaron el celular ¿Cómo es posible que tu número y nombre aparezcan en mi celular?
—Ah...— Hubo un silencio. — Pero discúlpame, por favor. Sé que... tienes cosas por preguntar y eso ahora soy todo tuyo... bueno por celular. —Aclaro entre risas.
—Bueno y dime como te ha ido... un momento — Me puse una pausa. —, ¿me puedes llamar dentro de diez minutos? —Suplique.
—Claro pero, ¿por qué? ¿Interrumpo algo? — Inquirió curioso.
—Estoy en cafetería con April... ¿Puedes? Por favor, Kendall no seas malo. — Volví a suplicar.
—Está bien Kira, dentro de diez minutos te llamo. —Sonreí.
—Gracias. — Solté un suspiro, colgué y fui donde con April. — Ahora sí cariño. —Dije tranquila. — Y una cosa más, necesitare su historial de esa persona. —Frunció el ceño. Sus ojos verdes esmeraldas esperaban que fuera más específica. — Es que le prometí a alguien que investigaría su historial de esa persona. — Sonreí incómoda.
—Dile al idiota de Kendall, que no sea tan paranoico. — Encogí los hombros. — Pero está bien, lo haré solo por ti. — Sonreí un poco más relajada. — Ahora vámonos porque este lugar ya no es seguro. —Asentí. Dejamos los billetes necesarios en la mesa y salimos del lugar.
No sé si soy una exagerada pero sentí una gran..., pero gran alivio cuando salí de esa cafetería. No soporto estar en el mismo lugar que Tyler siempre ha sido así y jamás lo he comprendido. Me pongo un poco nerviosa y muy..., muy rara cuando él está cerca. Se supone que eso pasa cuando una persona te gusta mucho.
—Tyler estaba en la cafetería con una rubia— Asentí. — Francamente es una mierda para que no se dé cuenta que una chica súper linda lo ha estado esperando.
—No puedes llamar a esto súper linda —Me señale. — Parezco cualquier cosa menos "linda". — Hice comillas con los dedos.
—Entonces vamos de compras y te hacemos un cambio de look. — Negué. — No te podrás negar para toda la vida cariño, tienes que darte cuenta que el día que pidas trabajo se fijaran mucho en la apariencia.
—Lo sé, pero por ahora no me quiero dar el lujo de gastar mucho el dinero que tengo. Todo lo que he ahorrado servirá para mi futuro, tal vez más adelante me dé un pequeño gusto. — Encogí los hombros. Caminamos totalmente tranquilas.
—Sabes que hubo problemas con Dalton, ¿cierto? — Susurro.
—Sé que Lance empezó a decir mentiras, de nuevo. —Sonreí sarcástica. — No sé qué busca con todo eso, ya se acabó la escuela y sigue interviniendo en nuestra vida. No es por nada, pero si no tiene nada más que hacer se puede ir despidiendo de lograr algo en la vida.
—Todo comenzó por un pequeño problema con Kendall, nunca me dijo el porqué. Solo decía que ya había pasado, que nada podría cambiar lo que había dicho. — Suspiro con resignación. — Trataba y trataba, pero no quería decirme. No me cabe en la cabeza que podría ser algo tan privado.
—Bueno, a mí nunca me importo lo que Lance decía. Si le tomas importancia es peor, a las personas les interesaría saber por qué te afecta demasiado. — Mire hacia el cielo por unos segundos.
—Lance siempre fue un maldito, empezó a esparcir ese rumor que... Um. Tú ya sabes, el de Dalton y tú. — Susurro.
—Lo que más triste de todo eso, era que no era un rumor. — Susurre melancólica. — De todos los malditos errores, de cada defecto que tengo... ¡Jamás! Pero jamás pensé en acostarme con él. — Dije un poco exaltada.
—Creo que nadie debió dejarte sola en ese lugar. — Susurro. — Lo siento, pero creo que cuando los chicos te vieron sintieron la oportunidad de probar a la chica protegida de Kendall. — Asentí.
—Siempre que abría mi casillero encontraba notas totalmente obscenas. — Dije con asco. —Encontrar algo como "Si no estuviera Kendall ya estarías rogando porque te diera más." — Cubrí mi cara con ambas manos. — No sé, pero parecía que saldría invicta de la escuela.
—Esa noche fue como una maratón, quien sería el primero en hacerte caer. — La escuche irritada. — ¿Cuál era el punto?
—Jactarse de haber jugado con una virgen. — Dije amargamente. — Creo que Dalton no dijo nada porque Kendall lo amenazó, la verdad es que me sentí mal. No debí ir, debería haber supuesto que algo así pasaría.
—Se suponía que solo ibas un momento, luego Kendall te llevaría a casa. — Reprocho.
—Prefirió estar con una chica, no te vigilo como debía..., pero se supone que yo también debí estar ahí. — La culpa se había hecho presente en April.
—Olvidemos todo eso. — Traté de sonreír. — Ese día hubo muchas copas de más y se suponía que debería aprende a defenderme.
—Es lo mismo Kira, debimos cuidarte... Sabíamos que buscaban todos ellos, se supone que...
— ¿Sabes? —La corte. — Dejemos ese tema de lado, mejor vamos a pasear por unas tiendas. — Sonreí. — Enséñame algo que sea bonito, con el tiempo puede que cambie de parecer.
— ¿Podemos tomarnos unas fotos? — Sonrió.
— ¿Por qué quieres fotos? — Nunca fui fanática de las fotos.
—Porque el tiempo pasa, y siempre querrás ver algún recuerdo y no lo tendrás. — Susurro.
—Buen punto. Está bien, un par de fotos no estará mal. —Sonreí.
A April se le ilumino la cara, una gran sonrisa apareció en su rostro. Me gustaba verla de esa manera, siempre con una sonrisa.
—Estoy feliz. En serio, parece que será el mejor día para nosotras. — Chillo muy feliz.
***
April me escogió una jeans, unos polos que se ajustaban a mi figura. No sé cómo me hizo comprar la ropa que se suponía que no debía comprar. Al final solo compre un par de jeans y unos polos. No hice ningún gasto extravagante, lo cual me hizo sentir tranquila.
—Puedes ir con eso a trabajar. — Sonrió. — Ya sabes lo que dicen, una cara bonita atrae. —Apunto.
—No pienso valerme de mi cara para atraer público. —Encogí los hombros. — Sé que la amabilidad atrae más.
—Bueno, tú tienes mucha paciencia que a mí me falta. — Sonrió. — Para ejercer tu profesión debes conservarte así, con mucha tolerancia.
— Lo haré. — Sonreí. — Las fotos que tienes no la publiques, ni las compartas con nadie... Que solo queden para nosotras dos, ¿sí?
—Está bien, solo será el recuerdo de las dos. — Sonrió.
— ¿Cómo van las cosas en tu casa? — Me miro con suspicacia.
—Ayer le grito que quería el divorcio, se rompieron un par de platos y vasos. Creo que los vecinos ya se acostumbraron a todo esto, no llamaron a la policía. —Conteste un poco sorprendida. — En varias ocasiones ellos llamaron a la policía, yo evito ir... Por eso iba a tu casa a dormir o a la de Kendall.
—Eso de separarse ya era hora, pero en todo caso con quien te irías.
— ¿Estas de broma? — Fruncí el ceño. — Con ni uno, ellos son un tormento total para mí. Ninguno sabe que existo, parece que para uno soy un estorbo y para el otro su banco de dinero.
—Ellos jamás sabrán lo que es la paternidad.
—Uno de ellos si lo sabe. — Susurre. — Él siempre quiso un hijo varón, y pude comprobar que sí lo consiguió. No te miento que aún estoy celosa de todo eso... Ese niño tiene el cariño que yo alguna vez anhele.
—Muchos padres desearían tener a una hija como tú. No tienes vicios, eres la mejor en todo lo que te propones. — Sonrió. — Si ellos no se dan cuenta de eso, se pueden ir por un caño.
—Creo que esta vez sí le pedirá el divorcio, creo que quiere casarse con la otra señora. — Suspire. — Al parecer al fin encontró la familia que buscaba.
—Creo que ya se con quién te podrías ir a vivir. — Sonrió. — No puedo permitir que sigas ahí, como amiga no puedo seguir viéndote en esa situación.
— ¿Lo conozco? — Cuestione.
—No. Es un amigo que ya lleva dos años en universidad, no es norteamericano. Vino de Rusia hace algunos años. — Miro al piso pensando. — Créeme que nunca se sobrepasó con ninguna mujer. — Sonrió.
— No estoy segura.
—Creo que podría ser tu única opción. — Aseguro. — Mi madre no me dejará ir a ningún lado mientras tengamos esa casa.
—Bueno, si el acepta tu propuesta podremos ir. — Encogí los hombros. — ¿Nombre?
—Yerik. — Asentí.
Mudarme con un varón no estaba en mis planes; pero si April confiaba en él, yo también podría hacerlo.
***
Me recosté sobre mi cama, realmente estoy muy cansada. Ver a Tyler no ayudo en casi nada o bueno eso sentí yo. Verlo con esa chica totalmente linda... Nadie puede resistirse a una linda rubia con un cuerpo de infarto. No puedo echarle la culpa a él, yo no le he hablado desde la graduación. Solo se acercó a felicitarme.
Kendall no volvió a llamarme. Eran las diez de la noche, allá serían las seis de la tarde.
Pero no todo iba mal ¿cierto? Ya había conseguido trabajo, me iría de este dichoso lugar, podré vivir una vida tranquila. No pienso revisar hasta el último documento de Yerik. Es amigo de April, eso bastaba.
Mi celular comenzó a vibrar, lo tome y vi el nombre de la persona a quien quería castrar con todo el amor del mundo. Solté un suspiro y conteste.
—Ya estaba a punto de ir a Alemania para dejarte sin herencia. — Escuche su risa del otro lado.
—Sí, yo también te amo. — No sentí el sarcasmo en ninguna parte. —Perdón por decir que en diez minutos llamo, pero sabía que conversarías buen rato con April. —Suspire. Tenía razón.
—Te extraño, Kendall. Se me hace raro despertar y saber que no traerás Nutella. — Dije con mucha tristeza, con él no podía ocultar nada. — Además hay una buena noticia... conseguí trabajo. —Lo termine en un susurro. No escuche nada por su parte a excepción de su respiración.
— Eso es buen Kira— Susurro, lo cual me puso más nerviosa. —, en... ¿en dónde será? ¿Dónde trabajaras? — Trague saliva. — Kira... — Advirtió.
—Pues trabajare en un restaurant donde comen los ricos. — Trague saliva. — Pero pagan bien, ya te aseguro que el próximo mes me escucharas hacer maletas. — No sabía si estaba arreglando las cosas o empeorándolas. — Está bien Kendall, no te preocupes, llegaré temprano siempre. — Cuando pueda claro.
—Kira... — Suspiro. — ¡Ay! La verdad es que no sé qué decirte, realmente quiero estar feliz pero... No puedo. —Otro suspiro. — Es increíble que no te quites esa idea de la cabeza— Me regaño. —, pero te apoyare aunque algo me grita que es una locura. — Sonreí como tonta. — Por cierto, Tyler me llamo diciendo que te vio hoy. — Todo iba tan bien en esta conversación.
—SÍ, estaba con una linda rubia. — No pude evitar sonar un poco celosa. Es que ella es tan sexy y yo tan... ¿yo? La verdad ante todo. — Pero no importa pues el ya no me importa en lo absoluto. —Traté de sonar segura.
—Deja de engañarte — Dijo entre risas. — ¿Leíste la carta? —Oh cierto, se me paso por alto. —Porque si no lo has hecho jamás te vuelvo a regalar Nutella. — Amenazó.
—Sí la leí y no te creo nada, bien sabes que tu estas destinado a comprarme Nutella cada vez que quiera. Y lo del diario no pienso leerlo, no pienso leerlo por el momento. — Susurré. — Aún no sé por qué me lo has dado.
—Eso dices ahora, pero tú eres bien curiosa, realmente me sorprende que estés aguantado toda una semana sin leer el diario. — Sé que soy curiosa, pero es un diario. — Además eres mi hermana, no hay nada que ocultar. — Fruncí el ceño. — Vamos, léelo, te encantara. Será tu libro favorito.
—No puedes convencerme de esa forma. — Lo regañe. — Veras que sí puedo aguantar no leer tu diario. Además que cosas tan sucias podrías haber escrito ahí. — Acusé.
— ¿Tan pervertido me crees? — Fingió ser ofendido.
—Por algo te lo digo hermano. —Sonreí. — Te conozco bien, por eso lo digo. — Señale. — ¡Dime! ¿Ya tienes amigos?
—Se podría decir que si, en algunos aspectos. —Hubo un silencio de segundos. — Es que aquí suelen ser muy centrados, algunos no son muy sociables que digamos.
—Bueno, tú no tienes que perder tu encanto. — Sonreí. — No todos son así, ya verás que algunos son diferentes. — Animé.
— Lo sé. — Susurro. — Bueno Kira, me tengo que ir te llamaré después. — Suspire.
—Cuídate Kendall. — Colgué y observe el cajón donde estaba el diario.
Él tenía razón hay muchas cosas ese diario... Quería leerlo pero ¡No! Porque si lo leo, él dirá su maldito "te lo dije". Lo que más odio en este mundo es darle la razón a alguien. Por ahora estoy bien sin dar explicaciones.
Solté un suspiro prolongado.
Mi mente volvió a procesar la imagen de Tyler, lo odiaba. No quería sentir cosas por él, era como sonreír... ¡Es que no quiero! Quiero encontrar a una persona que realmente... Que sea mutuo nuestros sentimientos, no sé... Se dice que en la universidad se encuentra a la persona que quieres. ¿Tendrán razón?
Visualicé la cajonera donde estaba el diario de Kendall, me acerque y la abrí. Saqué el diario y lo acaricie. Esto era como un gran tesoro que guardaría por el resto de mi vida. Es un regalo que vale más que cualquier cantidad de oro.
Abrí la tapa del diario y visualice su letra.
El sonido de un vaso rompiéndose me sobresalto.
— ¡Te lo he dicho ayer! Lucharé hasta las últimas consecuencias con tal que me des el divorcio. — Esa era la voz de él.
— ¡No me importa! Si no me das el dinero que te pedí, olvídate de eso.
Guarde el diario en el mismo lugar.
Me acerque a mi puerta y le eche llave. Si escuchas el vaso romperse, debes ocultarte. Algo que jamás podía olvidar, era como mi lema personal.
Comencé a caminar hacia mi cama despacio, hoy no leeré el diario. Puede que mañana sí. Solo quiero dormir por el momento o tal vez hasta que dejen de discutir. Busque los auriculares y el celular.
Subí el volumen de la música, los gritos se hacían más fuertes cada vez. Vivir que era un completo martirio. Busqué mi ropa sencilla para dormir y me acurruqué en mi cama. Era cómodo estar aquí, casi siempre no quería salir.
¿Por qué sigo aquí?
Flashback:
No puedo levantar la mirada ahora. Si lo hago ella me golpeará. No puedo mirarla... ¿Por qué? Ella no es ninguna divinidad.
—A partir de ahora pondré ciertas reglas. — Sin emoción, ni rastro de nerviosismo. — Si por un caso tu padre decide divorciarse — Quería corregir ese error. Ese hombre nunca fue mi padre, yo no tengo padres. —, yo tendré tu custodia. Si decides abrir tu boca, tus dos amigos dejaran este mundo. — Levante la mirada. Ella tenía una expresión seria, su semblante oscuro.
Me tomo del cabello y me arrojo con fuerza al piso. Todo mi brazo derecho comenzo a doler, todo mi peso había caído sobre mi brazo. Me quede con la mirada fija en el suelo.
— ¡Te dije que no me mires! —Dijo exasperada. — Te lo advierto Kira — Susurro entre dientes. —Si quieres el bienestar de tus amigos, te recomiendo mantenerte callada. — Un nudo en la garganta comenzo a formarse. — No creas que soy tonta, me doy cuenta de todo lo que haces. Sé dónde trabajas, sé dónde viven tus amigos, sé a qué universidad quieres ir. Si no quieres que arruine todo, cállate.
Me quede el suelo por segundos que parecían minutos. Un silencio abrumador invadió la sala, solo podía escuchar mi corazón latiendo a mil.
— ¿Quedó claro? — Su voz tranquila volvió. — ¿O quieres que ellos termines como Fabiola? — Dijo con gracia. — No habrás creído que la muerte de esa anciana fue un infortunio de la vida, ¿o sí? — Una risa pequeña se le escapó. — Ella murió por tu culpa, sino hubieras abierto tu boquita... Ella aún sería la vecina viva.
Ya no pude contener más las lágrimas, me mordí el labio para evitar gemir del dolor.
Fue ella.
—Fue difícil hacerlo parecer accidental, no creí que matar a una anciana fuera tan difícil. Pero bueno, las cosas se dieron. —Dijo totalmente tranquila. — Entonces Kira, ¿estas dispuesta a quedarte conmigo?
Me quede callada. Me faltaba el aire, me falta razón... ¿Realmente lo hizo? Ella era como una madre, ella era lo más cercano a una madre. Me curo cada herida que me hacían aquí.
—Responde Kira. ¿Quieres que meta a tus amigos en el mismo saco que tú? — Gruño.
—Haré lo que tú quieras. — Susurre.
—Que buena niña eres. — Suspiro. — Ahora vete antes que mi compasión se acabe.
Me puse de pie y salí corriendo de la sala. Fui a mi cuarto rápidamente.
¿Había sido por mi culpa? ¿Siempre será así?
Fin del Flashback.
Siempre se impuso sobre mí. Siempre ha tenido el control de todo lo que hago. Él debe pensar que soy como ella, debe pensar que soy una ambiciosa. Es algo que puede ser evidente, ella es la que "me cuida", "la que me educó" y muchos adjetivos positivos más.
Pero realmente no tengo nada parecido a ella en aspecto moral o psicológico. Lo único físico que saqueé de ella es su cabello rizado. Después podría decir que soy idéntica a él... Los ojos color negro como la noche, pestañas largas y nariz perfilada. Fabi me lo había dicho muchas veces, yo era la versión más hermosa de papá.
Oh Fabiola... Lo siento tanto. No quería que nada de esto pasara, yo quería que te quedes a mi lado. Quería que vayas a mi graduación, que seas la primera en enterarse de que gané una beca completa, que me tomaras de la mano y decirme que todo irá bien. Extraño tanto las conversaciones de las tardes, extraño tu café y tus galletas, extraño tu mirada, extraño tu sonrisa.
Cuando me entere que habías fallecido, creí que mi mundo se había caído. No había tenido un dolor tan inmenso hasta ese momento. Creí que mi corazón se partiría en dos, creí que moriría de dolor en ese instante.
Si tan solo pudiera pasar una tarde más contigo, juro que no te dejaría de abrazar y reafirmaría mi promesa.
Yo lograré salir de aquí.
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