Capítulo 17
—Estoy viva, ve tú a traer la otra caja, amiga. — Dije con voz cantarina.
Crucé la puerta y avancé unos metros, hasta que sentir mi celular vibrar con fuerza.
Puede ser mi mamá, y si no le contesto se puede preocupar o molestar. Aún tiene miedo que yo conduzca.
Ahora, si yo dejo aquí la caja será un problema, porque para poder levantarla de nuevo me va a costar, pesaba demasiado la mochila. Podría caerme sino calculaba bien mis pasos.
Así que mejor voy al auto, me dispuse a cruzar el patio lo más rápido posible, casi corriendo podría decir, aunque con todo el peso que llevaba se me dificultaba el correr.
Una vez llegue al auto, coloque la caja en el suelo, con cuidado, y saque mi celular. Al visualizar la pantalla, logre confirmar mis sospechas, pues sí, efectivamente, si era mi mamá.
—Hola ma' — Salude un tanto agitada por mi pequeña maratón.
—¿Qué estás haciendo April? — Me pregunto rápido, hasta cierta molesta se le podía escuchar. Me empecé a reír.
Podría ser mi mamá, ¿una persona malpensada?
—Nada malooooo — Alargué la palabra —, solo que corrí para poder contestarte.
—Ummmm, ¿todo bien? ¿Cómo les va? — Su tono cambio a uno más tranquilo — ¿Llegaste bien? ¿Cómo estaban las carreteras? ¿Se te dificultó el manejar?
—Ay ma', todo está bien — Conteste sin importancia —. Y obvio que estamos bien, ya terminamos de empacar, ahora estamos subiendo las cosas al carro — Abrí el maletero y me senté ahí —. Vamos a salir de aquí en unos dos minutos, aproximadamente.
—De acuerdo, cariño, ¿a qué hora estarás llegando por aquí?
—No lo sé mami, quizá en dos o tres horas — Escuche un silencio —. Estaremos con Yerik, mamá. — Agregue.
—¡Oh! — Soltó con alegría — Entonces estoy tranquila, me parece bien que estés pasando tiempo con él. — No pude evitar rodar los ojos.
Lo siento mamá, Yerik no es mi tipo... Y yo no soy el suyo.
—Si mamá — Dije aburrida —. Me hace bien — Dije monótona.
—Bueno, no te quito más tiempo — Dijo entre risas —. Dile a Yerik que venga a visitarnos.
—Ajá, sí mamá... Yo le digo, nos vemos. — Colgué rápido.
Mi mamá es todo un caso, ¿acaso no entiende que a mí me gustan las personas dominantes? Yerik es una persona muy dócil, no estamos en la misma sintonía. Además, a Yerik lo veo más como un hermano, siento que estaría haciendo malo si estoy con él. Es como si estuviera cometiendo incesto, y con tan solo pensarlo. Eso ya demuestra demasiado con que no quiera algo con él.
Me gire para ver la casa, Kira no salía aún. ¿Qué le paso? ¿Por qué demora? ¿Se habrá olvidado algo?
Mire la pantalla y busque su contacto, antes de poder llamarla el nombre de Yerik apareció en la pantalla.
Genial, ahora tengo que hablar con mamá por segunda vez.
—Hola mami, ¿qué paso? — Conteste dulcemente.
—Hola hija — Me siguió la corriente—, ¿si llevaste la bufanda?
—Si mami, gracias por preocuparte — Respondí.
—¿Y tus guantes? ¿Estás bien, hijita? — Solté una carcajada. Pude escuchar la risa de Yerik.
—Ay...—Solté riéndome — Sí mamá, tú tranquila... — Continuaba riéndome.
—Si, si, si, muy graciosa niña — Dijo riéndose —. ¿Cómo van?
—Bien, estoy por subir unas cosas al carro, todo va bien.
—Genial, ¿en cuánto llegan?
— No sé, ¿diez minutos? Estoy esperando a que baje Kira.
—¿La dejaste sola? — Pregunto rápido.
—Sí, pero han pasado pocos minutos, no había nadie en casa.
—Te dejo para que vayas a buscarla, con cuidado — Advirtió —. Te llamo en cinco minutos.
—Está bien. — Yerik me colgó.
—Uy, el preocupado — Marque el número de Kira y empezó a sonar — Contesta... — Un sonido provino del auto.
Me saque la mochila y la coloque en el maletero, me pesaba demasiado. Fui a la parte de adelante, el sonido venía de la guantera y al abrirla ahí estaba su celular de Kira. Colgué y volví a cerrar la guantera. Regrese donde la caja, la alce la rápido y la coloque en la maletera, solo la empuje y cerré la maletera.
Cuando me giré para ir en busca de ella, vi la puerta cerrada.
La puerta está cerrada y Kira no está por ninguna parte.
Ella no ha salido.
Apunte el número de la policía, con celular en mano me acerque. Hace minutos, unos minutos cortos esa puerta estaba abierta.
Evite hacer ruidos al momento de llegar a la puerta, quería precaución ante cualquier circunstancia. Coloque mi mano sobre la manija y la gire, despacio, pero no abría. Tenía el seguro puesto.
Coloque mi oído en la puerta para tratar de escuchar algo, pero solo escuchaba como si alguien estuviera corriendo.
Varias personas corriendo.
—Mierda.
Me aleje un poco de la puerta y llame a la policía.
Mi corazón estaba latiendo muy rápido, más de lo que debía. ¿Qué está pasando?
—Buen día, novecientos once, ¿cuál es su emergencia?
—Ho-hola — Mi lengua se sentía pesada —. A mi amiga la tienen encerrada en su casa. —Dije rápido.
—¿Cómo? — La operadora parecía confundida — Señorita, aquí no aceptamos ningún tipo de broma y debe saber que toda llamada de broma... —Antes que continúe hablando.
—No, no, no — Suplique, trate de hablar en voz bajar—. Ella sufre de violencia física por parte de su mamá— Agregue rápido —, hoy vino a recoger sus cosas conmigo — Explique rápido —. He vuelto para saber porque demora, pero la puerta está cerrada con llave.
—¿Hace cuánto es que ella es golpeada por su madre? — Pregunto rápido.
— Pu-pues, sino me equivoco desde los ocho años. — Respondí rápido.
—¿Y cuántos años tiene ahora?
—Dieciocho.
—¿Cuál es el nombre de tu amiga?
—Kira Peaton Parker.
—¿Sabes si hay más personas?
—Escuche va-varias pisadas hace unos momentos, pe-pero no sabría de-decirle un total.
—Necesitamos la ubicación exacta de lugar, de donde se encuentra.
—Por la avenida Cartelon 6244.
—No cuelgues la llamada, por favor y necesito que te alejes de la zona, una patrulla está en camino.
—Pe-pero —Trague saliva — Ella está a-ahí, debo entrar o tra-tratar de ha-hacerlo. —No dejaba de tartamudear, ni de temblar. Mi estómago se sentía revuelto, me sentía mal.
—Por favor, necesito que te alejes — Hablo con voz suave —. Hay una patrulla en camino, llegara en un máximo de cinco minutos — Explico —. ¿Cuál tu nombre?
—A-April, me llamo April.
—Muy April, vamos a alejarnos de la puerta, ¿sí? — La chica me hablaba suave.
—Oh, Dios mío... — Me aleje de la puerta unos metros.
¿Cómo es que esto está pasando? Solo fueron unos minutos cortos.
—¿Hay algún lugar seguro? Quizá donde puedas entrar a resguardarte hasta que llegue la policía.
—Ah... sí, vine en el auto de mi mamá — Musité.
—Ve ahí —No quería alejarme más —, ¿de qué color es el auto de tu mamá?
—Plomo — Hable bajo.
—Ve a tu auto ahora, ¿sí?
—Sí... —Pero no me movía, no quería hacerlo.
¿Qué está pasando adentro? No hay gritos... Solo es silencio. Muchas veces me solían decir mis papás que el silencio era peor que la bulla, que ante eso debíamos estar más alertas. Entiendo, ahora entiendo.
—April, ¿ya estás en el auto?
—Ajá, sí — Dije rápido.
—Necesito que me cuentes más acerca de tu amiga, que ha pasado durante estos años.
¿Qué ha pasado? Pues una maldita la demente la ha estado atormentando, insultado, gritando y ejerciendo violencia contra ella.
—Solo sé que esa mujer la golpeaba y la insultaba, muchas veces fue al colegio con moretones — Me senté despacio al costado de la puerta —. Ella solía ocultarlos, venía con ropa que le tapaba gran parte de su cuerpo.
En ese momento, justo ahora, siento que no puedo más. Un nudo en mi garganta se hacía grande, a cada segundo que iba pasando. Recordar para mí era doloroso, ver llorar a tu amiga, menospreciarse, con sus ataques de ansiedad. Nosotros tratando de ayudarla, con la poca madurez que desarrollamos.
—¿Por qué no quería denunciar?
—Porque... —Mis lágrimas empezaron a caer — Porque e-ella te-tenía mie-miedo — Sentía que me costaba respirar —, e-ella te-tenía miedo-o de que le hicieran a-algo para-a dañar a las de-demás, a las perso-sonas que la ayudaban.
—Respira, ¿sí? Todo pasara, necesitas calmarte... ¿Solo vivía con su mamá? ¿Qué hay de su papá? — Quería reírme.
En serio, esto es un chiste.
—Su... — Antes poder continuar, olor extraño empezó a rondar, me puse de pie.
Me tarde segundo para reconocer ese olor, era humo.
—Ay no — Me puse pie rápido y solté el celular.
Trate de abrir la puerta con fuerza, la llave no cedía ante mis intentos en vanos. Empecé a patear la puerta con fuerza, tratando de darle a la cerradura, pero no parecía funcionar. Me gire al patio, para buscar algo útil, pero me sentía torpe.
Quizá esta desesperación estaba ocasionando que entorpeciera mis sentidos, seguía recorriendo mi mirada el patio, pero no encontraba nada.
¡El auto! Ahí hay una palanca de metal, es pesada, si uso eso puedo entrar.
Cogí el celular y corrí hacia el auto rápido sin mirar atrás.
—¡April! — La operadora me llamada.
—Algo se está quemando — Dije rápido mientras abría la puerta de los asientos traseros.
—¿Ves el humo? Dime exactamente que se está quemado. — La palanca de fierro estaba ahí, en el piso y la cogí rápido.
Al alzar la mirada, de forma inmediata, sentí que todo el oxígeno de mis pulmones se fue. Es la imagen más horrible que había apreciado en estos años que vivía, no quería creerlo. Simplemente no quería hacerlo. No quiero pensar que esto realmente está pasando. No, no, no... Debo tener una pesadilla, es una explicación lógica, no hay más.
—April, contéstame ahora ¿Qué está pasando? — La voz de la operadora me hizo volver a la realidad.
—Se... se... — Tome aire y traté de vocalizar — Se está quemando la casa — Dije con un hilo de voz.
Es un escenario que no quería mirar, no quería hacerlo... El humo salía por todas partes, el fuego empezaba a notarse cada vez más, en el cuarto de Kira y en el del costado. En la sala parecía que se iba formando el infierno, cada vez se notaba más el fuego.
—April — Llamaron —¿Estás ahí?
—¿Qué hago? — Pregunte desesperada, asustada... ¿Cómo puedo describir esto que tengo atrapado en mi pecho? Esta ansiedad que se va formando en mi cabeza.
—Escucha, debes alejarte de ahí, no te acerques... La unidad de bomb...
—¡No! — Grite en desesperación — ¡Ella está ahí dentro! Tengo que hacer algo.
Colgué el celular y corrí con todas mis fuerzas, y sin pensarlo dos veces empecé a golpear la cerradura con toda mi fuerza. Antes de golpear tomaba aire rápido, quería que esa puerta se abriera como sea. Seguí golpeando hasta que se rompió la cerradura, pero cuando empujé la puerta, no cedía.
No podía abrir la puerta, aun cuando la cerradura ya estaba rota. Me coloque frente a la puerta, me concentre y le di una patada con todas mis fuerzas. Pero no cedía, no abría esta ¡Maldita puerta! Había algo detrás de la puerta. Algo la bloqueaba, quizá algún mueble o silla, o no sé.
Empecé a tomar unos segundos para pensar, averiguar cómo entrar a ese lugar. Por el silencio que había lograr escuchar un grito, pero apenas se podía oírlo. Me volví a concentrar y otra vez, volví a escuchar los gritos.
Kira.
—¡Kira! — Empecé a golpear la puerta — ¡Kira! ¡Kira! — Trate con todas mis fuerzas de empujar la puerta, pero apenas se logra moverla.
Un tome aire de nuevo, para tratar de hacerlo, pero antes de poder continuar. Mi celular empezó a vibrar, por el susto me detuve, pero no quería llamadas. Alguien podía morir sino actuaba rápido, debía sacar a mi amiga de ahí. Seguía escuchando su voz, podía escucharlo con claridad.
—¡Kira! —Llame.
Volví a empujar la puerta con fuerza, pero apenas conseguía hacerla temblar.
Dios mío, ¿qué hago? Sino la saco, todo será mi culpa.
¡Y el maldito celular que no dejaba de vibrar!
—¡Ah! — Grite con fuerza.
Podía sentir el calor, se iba haciendo más fuerte conforme pasaba el tiempo. El sudor empezaba a salir por todos lados, la puerta se sentía más caliente.
No importa, no importa.
Eso no importa.
Tome aire y me prepare de nuevo para empujar.
No me importaba quemarme, mientras pueda salvarla a ella.
Cuando coloqué mis manos sobre la puerta, pude sentir el calor con intensidad. Estaba quemando fuerte, pero no me importaba yo seguía empujando con fuerza. Usaba toda la fuerza que podía aplicar, sin embargo, parecía no funcionar.
Me alejé de la puerta, el humo empezaba a molestar, empecé a sentir el cuerpo cansado. ¿Por qué? Recién iba empezando.
Esto es mi culpa, ella debió bajar primero. Ella tenía que salir primero.
¿Qué le diré a Kendall?
Es una promesa, April, no podemos dejarla sola ni un segundo. Si eres capaz de cumplirla, entonces simplemente aléjate.
La maldita voz de él sonaba en mi cabeza, y la promesa que nos hicimos resonaba en mi cabeza una y otra, y otra vez.
Mi celular empezó a vibrar de nuevo, lo saque vi el nombre de Yerik en la pantalla. El sonido de sirenas empezó a sonar en alguna parte de la localidad, me siento abrumada.
¿Qué hago?
Piensa. Piensa. Piensa. Piensa. Piensa. Piensa. Piensa.
Puedo... puedo entrar por la ventana.
¡Sí! ¡Eso! ¡Debo entrar por la ventana!
Tome la palanca con la cual había roto la cerradura de la puerta y fui hacia la ventana. No me puse frente a la ventana, me coloque a su costado, me prepare y recargue fuerzas. Sin titubear le di un golpe fuerte, se escuchó el ruido de los vidrios caer. Entonces vi como una lengua de fuego salía de la ventana, salía hacia el exterior.
Antes de poder acercarme a ver, sentí que alguien me tomo del brazo y me jalo. Por la fuerza retrocedí, casi caigo al suelo.
—La tengo — Una voz masculina.
Me jalo y empezó a arrastrarme lejos de la casa. Cuando vi al hombre con mayor detenimiento, me di cuenta que era la policía.
—Hay alguien adentro — Dije rápido.
—Lo sabemos, pero no puedes estar ahí. — El hombre era alto y de cabello negro, solo podía ver su espalda.
Trate de soltarme, pero el hombre ejercía más fuerza para llevarme con él. Se detuvo casi cerca de llegar a la vereda, ya habíamos cruzado el patio. Me tomo de ambos brazos y me miro, conecte con sus ojos verdes.
— Escúchame, no puedes hacer nada — Me miro a los ojos directamente. — No puedes ayudar, no puedes entrar. — Dijo con seriedad.
Me gire a voltearme para ver la casa, el humo era tanto que ya había una nube gris. La casa seguía ardiendo, no parecía querer descansar... El fuego simplemente quería devorarlo todo, no parecía querer ceder.
—Nosotros nos haremos cargo, sacaremos a tu amiga.
Me llevo hasta la patrulla, había otra persona de pie ahí.
—¿Estas bien? — Pregunto.
—Sí, sí, sí — Conteste rápido — Por favor ayuden a mi amiga, ella está adentro.
—¿Estas seguras? — Pregunto
—Hace unos minutos la escuche gritar — Mis lágrimas empezaron a caer —, ella está dentro... — Agache la cabeza — Por favor, se lo suplico... — Me arrodille frente a ellos — Sálvenla, sáquenla de ahí.
—Hija, párate — El hombre me tomo del brazo y me hizo levantar —. Créeme que haremos todo lo que este en nuestro alcance para salvarla — Alcé la mirada y me encontré con una persona de adulta, quizá cuarenta años —. Nosotros nos encargamos, ¿sí?
Solo pude asentir, abrió la puerta de la patrulla y me hizo sentar. El otro oficial, se acercó un poco a la casa, hablaba por su radio que estaba en su hombro. El sonido de la sirena de los bomberos empezó a sonar con fuerza, el sonido se acercaba.
No dejaba de llorar, no podía controlar esta impotencia que tenía en mi pecho. ¿Cómo puede pasarnos esto...? ¿Por qué le tiene que pasar esto? ¿Qué tiene que pagar? ¿Cuál es su pecado?
No debimos venir, no debí venir.
Mi celular volvió a vibrar, con miedo tomé el celular y vi la pantalla. Yerik.
¿Cómo le explico? ¿Qué le digo? No quiero contestar. No puedo hacerlo, no ahora.
Pero, ¿a quién le digo? ¿Quién puede ayudarme? No puedo llamar a Kendall, ni mi mamá. Yo debo pensar ahora, ¿qué hacer? Ir al hospital, qué se supone qué diré.
Volví a mirar mi celular, seguía vibrando. El nombre de Yerik seguía, ahí, en la pantalla. Trate de calmarme, inhale y exhale. Agache la cabeza, no quería mirar lo que había frente a mí.
—Yerik — Conteste, pero tan solo decir su nombre me costaba decirlo.
—April, ¿qué paso? — Pregunto — ¿Por qué ninguna de las dos atiende el celular?
—Eh... — Inhale de nuevo, con fuerza para tratar de explicarle — Yerik.
—¿Dónde están? — Pregunto rápido. No podía hablar, me costaba articular palabra, me dolía el articular palabra — April, por favor, dime qué está pasando. — Levante mi cabeza y vi aquella escena sacada de películas.
El fuego seguía devorando todo a su paso, cada vez parecía más el infierno. El humo no dejaba de salir de la casa, la zona parecía inundarse del olor a humo. Los dos policías seguían hablando por su radio, frente a la casa.
—Están quemado la casa... — Me quebré, no podía más. Hubo un silencio de segundo, entonces agregue: — Ella se quedó adentro, ella sigue ahí. — Esa casa seguía ardiendo.
Ella... Ella sigue dentro.
—April, ¿dónde estás tú? — Pregunto rápido.
—Afuera. — Logré decir.
—Yo llegaré ahí, lo más rápido. ¿Llamaste a la línea de emergencia? — Escucha a su correr, su voz agitada.
—Sí — Conteste con voz entrecortada.
—Hiciste bien, April, tú debes estar tranquila — Hablo —. Cuándo los oficiales te hagan preguntas, tú debes estar calmada, ¿sí?
Yo no podía estar tranquila, simplemente, no podía. Mi amiga dentro de esa casa, y esa casa se estaba quemando. Tenía miedo del tiempo, empecé a tener miedo de tiempo.
—April, debes llamar a tu mamá.
—No, no, no... — Dije rápido.
—April, esto ya no podrás ocultarlo — Afirmo —. Trataron de tapar el sol con un dedo, pero ya se acabó.
No quería hacerlo, no quería hablar con mamá sobre esto... Ella tendría miedo de que me pase algo, podría alejarme de ella.
—Llámala, April... y llama a Kendall después.
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