Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 15

«Te diré algo, el amor lo inventó un chico con los ojos cerrados, por eso somos ciegos todos los enamorados»

•🥀•

Otra vez estaba de regreso con la doctora Jones, pero esta vez había algo diferente. Ese ligero aire de familiaridad y secretismo que envolvía el lugar y del cuál, Jared, se sentía bien siendo partícipe.

Esta vez, la conversación fue más amena, un par de chistes por parte de ambos, café servido sobre la mesa que se encontraba entre ellos, anécdotas que tenían poco y nada que ver con ellos. Jared bromeaba sobre sus traumas, que superados o no, eran sus traumas y podía hacer chistes con ellos las veces que quiera.

Durante ese periodo, Jared tocó "Cryztallyce" y la doctora Jones se mostró satisfecha con la pieza; había pasado de la monotonía, al dinamismo y el fuego. Posiblemente se debiera a que se había deshecho de un peso sobre sus hombros, quizás era debido a las sesiones con la doctora Jones o incluso porque ya se sentía en comodidad junto a ella.

Vaya que era difícil, y sobra decir que - aún - lo es, decirle cosas de esa índole a alguien que es ajeno a tí.

¿Por qué costaba tanto sacar todo lo que lo atormentaba?

... Aceptación.

Simple aceptación.

Existía una gran diferencia entre el saber que tienes un problema y aceptar que tienes un problema, que radicaba en que, los problemas no los quieres escuchar en voz alta, porque eso los vuelve reales, si aquellos problemas se mantenían en silencio podían pasar por simples palabras en algún lugar de la mente, carentes de sentido y de verdad, solo pensamientos intrusivos que llegaban de vez en vez.

Justo eso había pasado con él. Siempre supo en qué sentido le gustaban las mujeres y cómo le gustaban: aguerridas, intrépidas, inteligentes, de carácter indomable y fiero, aquellas que preferían un libro y un buen café a una cita con la manicurista. Con ellas, sabía dónde terminaba la amistad y comenzaba lo demás.

Pero a Jared, le desesperaba el hecho de que los límites entre la amistad y la atracción sean tan borrosos y desdibujables en el caso de los chicos.

¿Le atraía Alejandro? Sin duda alguna, pero en su momento ni siquiera se había parado a pensarlo y eso que llevaban años de amistad y multiples veces, personas que no habían pasado el suficiente tiempo con ellos para saber en aquél entonces, los habían confundido con una pareja, siempre terminaban riéndose de esa situación como quién se ríe de algún chiste del famoso Jaimito.

Alejandro era objetivamente atractivo — igual que lo era cualquier hombre, supuso en su momento — con su cabello castaño claro, casi rubio, que solía mantener largo y terminar en graciosos rizos, sus ojos café, oscuros como el café y dulces como el chocolate, su marcada mandíbula y sus labios rellenos, eso sin contar el cuerpo bien formado y marcado que ocultaba bajo la ropa. Pero, de nuevo, objetivamente atractivo como lo era cualquiera.

Sintió miedo cuando estando junto al castaño, su pulso comenzó a acelerarse y sus manos temblar en nervios.

Siempre supo que era bisexual, o lo sospechaba al menos, siempre estuvieron esos pensamientos intrusivos que llegaban de cuando en cuando, pero nunca lo aceptó, nunca se atrevió a decirlo en voz alta, siempre evitando o más bien ignorando el tema lo más posible, evitando pensar demasiado en todo lo que conllevaba finalmente aceptarse así mismo, o al menos eso fue lo que hizo hasta el noviembre pasado cuando se aceptó finalmente.

— ¿Qué tal tu relación con tu familia?

— Igual que siempre, gritos por todos lados, reclamos de mi padres, el frío trato de mi madre, los comentarios de Norori y Lusac... sigue siendo Lusac, gracias a Dios.

— Me llama la atención que no puedes darme una descripción de tu hermano, siempre dices: "Lusac es Lusac y espero que lo sea siempre

— Lusac es... Es mi hermanito menor, lo quiero, daría mi vida por él si fuera necesario.

— Sí, pero te has quejado de todos en tu familia, menos él.

— Porque él no es una molestia, fue el primero a quién le dije mi sexualidad, me apoyó sin dudarlo, hace un par de días incluso fuimos a comer pizza, hablamos como hace mucho no hacíamos.

— Me alegra ver que tienes a alguien que te apoya en todo lo que hagas, Jared — La doctora Jones sonrió. Una de tantas sonrisas que le había dirigido desde hace un rato cuando Jared entró con un brillo diferente en sus ojos.

— No puedo decir lo mismo de mis padres, pero Lusac me apoya y es todo lo que necesito para seguir.

— Despreocúpate de tus padres, Jared, al final no son tu familia.

— Lo son — Respondió confundido — Son mis padres, tienen mi sangre, sino no seríamos familia.

— Jared, eso no importa en nada — Explicó la doctora. Más que otra de sus retahílas filosóficas, era ella pensando en voz alta, pero como si se dirigiera a otra persona, en un tiempo diferente, en una consulta diferente. Alguien más en la misma precaria situación — El parentesco sanguíneo es un accidente genético, así como ellos son tus padres lo pudo haber sido cualquiera por mero hecho de compartir sangre, pero la familia, la verdadera familia, es aquella a la cuál tú eliges, aquellos que te demuestran su apoyo incondicional a pesar de no compartir sangre.

Jared lo meditó en silencio, callado, en un estado casi imperturbable de reflexión.

— ¿No has pensado en escribir un diario, Jared?

— ¿Un diario?

— Sí, sabes lo que son ¿Verdad?

— Obviamente, pero ¿Por qué?

— ¿Tuviste alguno alguna vez?

— Eventualmente, sí, tuve uno a eso de los nueve o diez años, pero terminé dejando eso de lado.

- ¿Alguna razón en específico?

— Solía escribir allí cosas sin importancia y muchas veces para quejarme de algo. Lo dejé de hacer cuando me dí cuenta de que mis padres lo estaban leyendo, palabras mal escritas, corregidas con un lapicero para que no me equivocara la próxima vez, páginas enteras arrancadas para, creo yo, hacer que el tiempo me haga olvidar ese evento, el punto que lo dejé de hacer fue cuando escondí el diario y le pasé seguro a la puerta y cuando llegué de clases, la puerta estaba abierta y mi habitación hecha girones.

— Este lo harás como terapia, escribirás todo lo que sientas en él, bien sea pensamientos, poemas, simples palabras sin sentido.

— ¿Y dónde pretende que lo guarde? — Preguntó al recordar que después de ese evento con la puerta, sus padres se decantaron por la idea de quitarla de plano con todo y visagras.

No fue hasta un par de meses después que le fue devuelta la puerta y después de un tiempo, él mismo compró el cerrojo que desde entonces, siempre se mantiene bajo llave que lleva consigo a todos lados.

— No es necesario que tus padres se enteren de este diario, podrías hacer una página y luego abandonarlo, podrías dejarlo en el basurero que queda aquí en la esquina o llevarlo a todos lados contigo. La decisión es tuya.

Así como así, le había dado la decisión a él y se sintió bien después se mucho tiempo, tener el poder de decidir, de qué hacer, tener privacidad aunque sea mínima y de una manera tal vez arcaica, pero privacidad que no le brindaban en demasía sus padres.

— Está bien, lo tomaré en cuenta.

Siguieron hablando un poco más después de eso hasta que la alarma sonó, haciéndole saber a ambos que la sesión había terminado. Se abrazaron como despedida y Jared salió de allí con la mente tan enredada como un ovillo de lana, pero con el corazón en calma por primera vez en meses.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro