Un nuevo comienzo una nueva tortura es lo que pasa cuando intentamos cambiar pero sabemos quiénes somos y seremos siempre unas personas que están condenadas a estar en un sitio que no es tu hogar.

Ahora estoy en un nuevo hogar tan solo quiero desaparecer estar con mi verdadera madre es tanto pedir, en el instituto me han estado observando, creo que se quedaron todos boque abiertos de mi nueva ropa pero eso no significa que mi actitud haya cambiado totalmente aún tengo miedo por dentro, es por la que van a decir o hacer sobre todo las animadoras, ellas se creen superior a otras personas pero no es así, solo quiero que pase este día y volver a la casa que me han dado donde dicen que hare una nueva vida, cada vez me pregunto si hago bien en estar en este mundo, no sé, que pasa hoy de que todas las chicas están atentas a la puerta de la entrada, ahora gritan ¿ por qué? No puede ser un chico que tipo de chico será, GUAAU que guapo pero creo que no seré su tipo de chica que puedo decir no soy el tipo de chica para ningún chico.

Mejor que me iba ya a clase tenía filosofía, entre en clase y me veo a Sac que estaba mirando mi sitio, es decir donde yo me sentaba cuando iba para allá él me ve y se quedaba mirando como asombrado, me dijo que me quedaba bien el nuevo look que tenía, al empezar la clase el profesor Yuri, presento al nuevo alumno se llamaba Jay era guapo, a la vez era misterioso, no sé lo que me pasaba sus ojos azules eran tan hermosos que me hipnotizaban, a la vez que veía sus ojos me dolía más el pecho y me hacía sentir débil, cuando dio su presentación su voz era hermosa, misteriosa a la vez pero yo sabía que el amor no es para mí así que no le di importancia a la vida que tenía, el profesor le dijo que se sentara a la derecha al lado mío y me di cuenta de que no paraba de mirarme, me hizo sentir mal, era como si quisiera atravesarme el corazón.

El profesor no mando una tarea que era un poema que nos gustase y que dijéramos el autor y después que escribiéramos una nosotros mismos, me llamo para que lo expusiera y dije que el poema que elegí era de William Shakespeare, y empezaba así... Cuando haya muerto, llórame tan sólo mientras escuches la campana triste, anunciadora al mundo de mi fuga del mundo vil hacia el gusano infame. Y no evoques, si lees esta rima, la mano que la escribe, pues te quiero tanto que hasta tu olvido prefiriera a saber que te amarga mi memoria. Después llego el mío