14 de noviembre de 2020

Querido Diario:

No estoy bien y eso es algo que me cuesta admitir. Estos últimos días han sido... los peores de mi vida. Vivir con el viejo decrépito y verme obligada a actuar como si fuéramos una familia feliz me está matando, definitivamente no nací para actuar.

Por si eso fuera poco a mamá tuvieron que inducirle un coma para reducir su consumo de energía y de oxígeno ya que las palabras "reposo absoluto" no parecen entrar en su vocabulario y quería tomar mano de la justicia y hacer algo con Roger. Ni siquiera sedada e inconsciente esos estúpidos guardias migratorios abandonan su puerta. Leslie intentó hablar con el maldito viejo demente que aportó espermatozoides a la creación para que reculara en toda esta vorágine absurda de chantajes, sobretodo con lo del vídeo sexual y la bomba, pero ese estúpido no la escuchó y si no escuchó a Leslie no escuchará a absolutamente NADIE.

Ahora, el show no impide que quiera joderlo de todas las formas posibles, intenté colarme en su despacho y robar información de la Contabilidad B o algo turbio con lo que lanzar una contra amenaza, después de todo el fuego se combate con fuego... No funcionó, fue imposible colarme en su despacho lo cual me frustró como nunca antes había pasado...

Entonces descubrí que el sexo es una muy buena manera de olvidarte de todos los problemas que rondan tu cabeza... y también una manera pequeña de joder al viejo decrépito que me vendió como una adolescente virgen (al mejor estilo de los árabes) así que estos días he estado teniendo relaciones con Riven como si mi vida dependiera de ello (cosa que a él no parece molestarle) en su coche, en la bañera, en una cama, contra el espejo, también en el balcón y en posiciones que no sabía ni que existían.

Tuvimos que ir en tres ocasiones a la farmacia a comprar condones y él me hizo acompañarle, la primera vez estaba que moría de la vergüenza... a la tercera le metía prisa al dependiente. Digamos que cuanto más sexo tengo con él más incrementan mis ganas, como que nunca me sacio y que bueno porque así no estoy pensando en Roger, en Kira ni en nada que no seamos él y yo.

Me vi obligada a cerrar el diario antes de terminar lo que estaba escribiendo por unos golpes en la puerta, escondí el cuaderno detrás de una almohada y le indiqué a cualquiera de mis hermanos que estuviera al otro lado de la puerta que pasara.

Para mi sorpresa no se trataba de ninguno de mis hermanos, tampoco de Riven o de Jordyn, ni siquiera de Anneliese. Era Gia. Sí, exactamente la magnífica y perfecta esposa el cabronazo que me había dado la vida y ahora me tenía retenida contra mi voluntad en su casa, Gianna Nowell, ella estaba frente a mi, casi tan impecable como siempre, con un vestido gris que llegaba casi hasta sus rodillas y era de hombros descubiertos pero tenía unas mangas que llegaban hasta sus codos, por delante era cerrado completamente, pero sabía que detrás tenía un profundo escote en forma de U pues ya se lo había visto antes, aunque ese escote estaba cubierto por el largo cabello azabache que por primera vez, desde que vi las fotos de su boda, veía suelto, aunque más bien parecía que había estado metiendo sus dedos por este constantemente y eso era raro en una mujer como ella que siempre debía estar impecable, pero eso no fue lo que me alarmó, de hecho, con ese vestido, los tacones y el pelo suelto de esa manera salvaje ella se veía increíblemente bien, casi que como una modelo de Victoria's Secret, lo que capturó mi atención fue que sus ojos celestes estaban rojos y sus mejillas mojadas, el maquillaje estaba intacto, obvio, pero no era necesario que estuviera corrido para que yo me diera cuenta de lo evidente: Gia había estado llorando.

— ¿Estás bien? —cuestioné.

— Vengo del hospital —habló ella después de cerrar la puerta y pasar el pestillo, eso sí que me asustó—, he hablado con tu madre, Kaylee.

Me levanté de la cama y caminé descalza hasta estar frente a ella que me sacaba unos buenos centímetros debido a su altura y los tacones, pero así mismo no me importaba, si esa mujer habia hablado con mi madre y habia vuelto en ese estado era que algo grande había pasado, algo muy gordo y necesitaba saber que era.

— Ella... —seguro estaba mal pero me molestaba que Gia se tomara su tiempo para sollozar entre palabra y palabra, acababa de descubrir que la paciencia no era una de mis virtudes (característica de los Ryder, gracias)— m-me lo... con-tó todo.

Enarqué una ceja, invitándola a proseguir. Nuevamente, ella se tomó su tiempo para proseguir, sollozó un par de veces y se pasó el dorso de la mano por la nariz, luego me rodeó y se sentó sobre la cama, cruzó sus piernas y apoyó las manos sobre estas. Ahí vi a la primera dama, como que se obligó a traer a esa mujer que todos querían ser y me miró, cabe destacar que al tomar esa pose su mirada se heló y cualquier indicio de dolor o sufrimiento, más allá de sus ojos rojos, desapareció.

— Cuando me lié con tu padre sabía que él era un hombre casado, Kaylee, no te voy a mentir, eso no me hace una buena persona, estoy segura de ello, pero es que desde que lo vi me dije "lo quiero para mí" . Muchas personas no saben esto pero estábamos juntos desde el inicio de su matrimonio, incluso desde antes de que Ian naciera, estás enamorada ahora y por eso entiendes que uno puede soportar casi cualquier cosa con tal de estar con esa persona que amas. Así me sentía. Un minúsculo fragmento de atención de tu padre compensaba el hecho de que yo era "la otra".

— Gia... —quería decirle que fuera directo al grano, pero una sola mirada de sus ojos bastó para que me callara y me sentara a su lado con las piernas cruzadas a lo indio para poder observarla.

Bonitos y gorditos fue lo único que le faltó decir a su sonrisa de satisfacción, pero ese no es el punto en lo absoluto.

— Cuando me enteré de que Hermione estaba embarazada de Ian yo me alejé, entré a la Academia de Danza y tuve varias relaciones que nunca funcionaron porque siempre los comparaba con Roger. Fue casi un año después cuando él volvió a buscarme y otra vez caí como estúpida en sus cuentos, solo estoy con ella por las apariencias, me decía, no somos nada más que compañeros de piso, es por mi hijo y nada más. Pero entonces vino Jackson y fue mucho peor para mí, me deprimí e hice muchas locuras, caí en un mundo turbio sabes, me emborrachaba y me liaba con el primero que pasaba, tenía sexo, volvía todas las noches borracha y me drogaba de vez en cuando.

»Y mi caballero de la brillante armadura volvió a aparecer y me sacó de aquella vida. Había vuelto a caer en sus garras, pero esa vez era más lista, me daba cuenta de las cosas y me dije que si él estaba con Hermione por ventajismo yo podría hacer exactamente lo mismo que él. Creo que era como su puta particular, le daba el mejor sexo a cambio de un lindo apartamento, ropa o dinero, tarde me di cuenta de eso, también de que no le debía de dar el mejor sexo como él me decía cada que acabábamos junto a sus falsos "te amo".

»Entonces llegó Audrey, a la tercera va la vencida, o al menos eso me dije porque tuve una falta, siempre fui un relojito así que hablé con él y se lo conté todo, dos días después supimos de la existencia de Leslie y eso reactivó todas mis esperanzas con él, si estaba con Hermione por los niños ¿por qué no iba a estarlo conmigo por Leslie? Total, era a mi a quien amaba —se encogió de hombros y luego soltó una carcajada que me produjo escalofríos—, a veces me sorprendo de lo estúpida que fui. Unos meses después me enteré de que no solo Hermione y yo estábamos esperando un hijo suyo, sino que Julia también estaba embarazada, de mellizos por si fuera poco.

»Mi vida fue muy repetitiva, Kaylee, volví a caer en depresión y a hacer locuras, estuve a punto de perder a Leslie muchas veces hasta que Roger me puso un alto, sabes que prácticamente me tenía encerrada en una habitación contra mi voluntad ¿te suena la historia? Que Leslie sobreviviera al parto fue prácticamente un milagro, fue la primera vez que vi a Roger llorar, me juró que si saliamos las dos de ese hospital vivas y fuerte seríamos una familia. ¿Spoiler? Le creí.

»Cuando nos dieron de alta Roger se divorció de Hermione, lo cual fue un escándalo, pero se casó conmigo tres días después de que firmarán la sentencia de divorcio. Los dos primeros meses fue como vivir mi cuento de hadas particular, tenía a mi príncipe y a mi princesa, ¿que podía salir mal? Que yo me habia olvidado del pequeño detalle de que Julia estaba embarazada y cuando dio a luz comenzaron los problemas, ya no solo tenía que compartirlo con Hermione, también con ella que aparecía cada 2x3. Roger iba de aquí para allá y de allá para acá y eso me enloquecía, pero él me juró una y mil veces que era la única. Durante años me lo creí.

»¿Sabes qué pasó a continuación?

— Nací yo —respondí lo obvio.

— Exacto y te odié profundamente a ti y a tu madre, por supuesto que tomé mis cosas y las de Leslie y me fui de la casa, juré no volver a perder la dignidad, incluso tuve una relación duradera. Pero Roger nunca dejó de buscarme, cada día, habían detalles, estaba ahí para mi y para Leslie. Celebraba mi segunda despedida de soltera con mis amigas cuando pasó. Estaba borracha y él estaba ahí y me acosté con él. Fui incapaz de casarme sabiendo que le había sido infiel a mi prometido y rompimos, claro que Roger no había tardado más de dos horas en anunciar nuestra reconciliación a todos los medios de comunicación.

»Si te soy sincera no me quedó más remedio que volver con él, porque por alguna razón nunca he sabido estar sola, luego me enteré de que esa misma noche habíamos hecho a Nate, parecía una señal, así que volvimos a casarnos y llevo catorce años viviendo en una mentira. Reconozco que puntualmente le he sido infiel, Kaylee, que a veces siento que soy demasiado para él, que no me merece, que yo merezco tener una felicidad que Roger hace años no me da.

»Ayer hablé con tu novio cuando se fue de aquí, se me hacía raro que número 1 estuvieras viviendo aquí con lo mucho que dices odiar a tu padre y número 2 que se escondieran para estar juntos cuando técnicamente no están haciendo nada malo, sois una pareja y ambos sois mayores de edad, además es tu cuerpo, tu sabrás lo que haces con él, pero Riven me lo contó todo.

»Al principio pensé que era un niñato que quería meter cizaña, pero no pude dormir pensando en sus palabras, así que hoy fui al hospital, ver a tu madre fue toda la confirmación que necesité para darme cuenta de que llevo años viviendo una infelicidad por gusto, estoy con un hombre infiel, maltratador y con infulas de poder y estoy muy cansada de ello Kaylee. Te preguntarás porqué te estoy contando todo esto sin venir a cuento. Sé que quieres vengarte de Roger y voy a ayudarte con todo lo que quieras hacer.

»Todo tiene un tiempo y este, créeme, es el momento de que Roger Mitchell Ryder pague por todo el dolor y sufrimiento que ha causado, así que dime ¿que es lo que hay que hacer?

— Gia no te estoy entendiendo.

La realidad es que sí, pero no me podía creer que ella, la mujer más frívola que conocía estuviera soltandome toda esa cháchara y dijera que me iba a ayudar a vengarme del asqueroso viejo decrépito.

— Es muy fácil, Kaylee. Quieres ser feliz, yo quiero ser feliz y quiero que Leslie y Nate también lo sean, sería una alianza, como las que se hacen en política. Lo que te estoy diciendo es que te voy a ayudar a joder vivo a Roger, que va a tener que dejarnos en paz sino quiere acabar en la calle, humillado y con una reputación de singao que no le permita salir siquiera a la calle sin que el pueblo se le lance encima.

»Vamos a joder vivo a ese hijo de puta, Kaylee ¿le entras?

***
Nota de autora: Hola hola, ya saben que vengo con la misma excusa de siempre así que mejor ni decirla, jajaja, mi última actualización no fue hace tanto tiempo ¿no?

Bueno, hablemos del capítulo, yo que pensaba que Gia era tonta, además que ahora como que se entiende mejor el árbol genealógico Ryder que estaba muy claro en mi cabeza pero quizás no lo tenían tan claro ustedes.

Bien dicen por ahí que mujer resentida... Joder que cabron el Roger, como que ahora tengo las mismas ganas de matarle que a mí maestra de matemáticas y no son pocas, créanme.

Bichi-besos 😚🐞❤️

Bea S.