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1. U N O

01 de septiembre, 2020

Querido Diario:

¿Es raro que este nerviosa por volver a una escuela a la que ya fui el año pasado?

Simplemente no quiero que se vuelva a repetir lo del año pasado... desde que el viejo decrépito ganó las elecciones hay tanta gente interesada acercándose solo para obtener algo a cambio.

¿Es tan difícil tener amigos aparte de Jordyn?

Tengo diecisiete años y solo quiero relacionarme con gente de mi edad. Ni siquiera tengo vida más allá de mi hermana Leslie y de Jordyn. En fin, supongo que ya debería estar acostumbrada, solo espero no tener a buitres queriendo estar cerca de la hija del Presidente de Gobierno para ser alguien en el mundo.

Kiki E.R. Davies

Cerré la tapa del diario y acaricié el terciopelo verde de la cubierta, luego moví el bolígrafo entre mis manos viendo cómo las estrellitas se movían en lo que sea que hubiera dentro y que parecía ser agua.

Sabía que en unos minutos mamá subiría a buscarme para llevarme a la escuela así que me levanté de la cama y metí el diario detrás de aquel enorme cuadro de un retrato que mamá había mandando a hacer el día de mis quince años.

Terminé de peinarme justo en el momento en que mamá abrió la puerta, para variar no había tocado, pero si le decía algo... da igual.

Me puse un pequeño pasador de brillantes a un lado de la cabeza para mantener ese flequillo lejos de mi rostro ahora que estaba largo para taparme los ojos, pero aún muy corto como para que no me molestara.

Northen High School es una de las secundarias más grandes y prestigiosas de Seattle, dónde han estudiado todos los hijos de mi padre, que no son pocos.

Desde que bajé del auto tuve a gente intentando hablarme, afortunadamente al tener auriculares puestos pude fingir que no los oía.

Llegué hasta secretaría a por mi horario y saliendo me topé con Jordyn que iba entrando.

Jordyn Campbell es la hija del secretario de estado, una chica de cabello ondulado rizado de color café oscuro y largo hasta la correa del sostén, de piel clara y ojos grises.

— ¿Tú también estás harta ya de estar aquí?

— Y solo llevo cinco minutos —contesté.

Jordyn entró a secretaría y salió con su horario que, como siempre, era exactamente igual al mío, supongo que ser hijas de quien somos tiene sus ventajas.

Pero también tiene sus desventajas, eso es algo que se ve evidenciado en el momento en que andamos juntas. Jordyn y yo por separado llamamos muchísimo la atención, pero juntas, es como si tuviéramos cascabeles que avisan a todos los estudiantes en el momento que vamos pasado para que absolutamente todos se fijen en nosotras mientras caminamos por los pasillos.

— Esto es incomodisimo —comentó Jordyn— se supone que es una escuela de pura gente influyente.

— Perdón —habló una chica acercándose— me podéis decir dónde queda el aula de arte, por alguna razón todos parecen haberse quedado algo... sabía que venir a esta estúpida escuela sería un error.

— El aula de arte está para allá —señalé— subes las escaleras y caminas hacia el ala norte, después de la biblioteca está.

— Gracias, soy Anneliese por cierto, aunque no lo preguntaron... ahora es cuando deberíais decir vuestros nombres.

Miré a Jordyn que parecía igual de sorprendida que yo, era la primera vez que alguien se nos acercaba sin saber quién éramos, quizás este año no esté tan mal después de todo.

— Kaylee y Jordyn —presenté.

Anneliese asintió y sonrió, luego se despidió y comenzó a caminar, su coleta rubia moviéndose a cada paso que daba.

— Es agradable —fue todo lo que dijo Jordyn antes de que continuaramos caminando.

•°•°•°•
— Odio esto —me quejé con Leslie, una de mis hermanas mayores y con la que mejor me llevaba— prefería cuando Roger simplemente pasaba de todos nosotros.

— Se dice papá, Kay —fue su respuesta poniendo los ojos en blanco.

— Hermanitas —exclamó Cynthia, otra de mis hermanas, llegando hasta nosotras, me contuve de poner los ojos en blanco— ¿Os habéis enterado ya?

— ¿De qué? —preguntó Leslie.

— Papá pretende comprometernos a todos, dice que quiere ser abuelo.

— Ya lo es —recordé— te recuerdo que Rose está embarazada.

— Y yo te recuerdo que Jackson —otro de mis hermanos— no va a reconocer a ese niño.

— No pienso discutir contigo, Cynthia.

— Yo no estoy discutiendo, Kaylee.

— ¿Y si te vas mejor a darle la lata a tu mellizo?

— ¿Por qué?

— Porque tu sonrisa me molesta.

— Kay —regañó Les.

Refunfuñando comencé a caminar hacia donde estaba el viejo decrépito ese que se hace llamar mi padre y que lo único que se le da bien a parte de embarazar a tanta mujer como se le aparezca es joderme la vida.

— Kaylee —saludó, en respuesta yo le dediqué la sonrisa más hipócrita que pude conjurar— ¿Cómo está la pequeña Perla?

Claro que después de dos meses sin verme solo se le ocurre preguntar por la gata que le costó treinta mil dólares.

— Perla está bien —fue todo lo que dije— ¿para que querías vernos aquí? y no me digas que para jugar.

¿No había dicho ya que pidió ver a todos sus hijos en su club de golf?

— Todo a su tiempo, pequeña K.

Puse los ojos en blanco y una mueca, odiaba que me llamara así, ni siquiera me parecía a mi mamá más allá del color pálido de su piel, porque todo lo demás lo había cogido de él, el cabello, los ojos, la nariz, todo. Claro que como mamá se llama Kira lo mejor que se le ocurre es llamarme pequeña K, quizás secretamente hace eso para no olvidarse de las madres de sus hijos.

Le dediqué una última mirada de odio y volví con Leslie que ahora conversaba con Jonathan, el único de nosotros que es menor que yo y que tiene catorce años, también conocido como el responsable de que Roger volviera con Gia, la madre de Les después de tantos años.

— Hola, Kay —saludó.

— Hola, Jon —definitivamente creo que de todos mis hermanos Cynthia es la única a la que no tolero, aunque a veces Jackson se pone en cada papel... cómo lo de Rose, por ejemplo, que me dan ganas de arrancarle los ojos y hacérselos comer en una ensalada con vinagre.

Mi teléfono sonó anunciando una notificación, era un mensaje de Jordyn.

¿Ocupada?

Más o menos, ¿Por?

Papá quiere que lo acompañe al club de golf.

Pues cambiate y sálvame de aguantar mucho al viejo decrépito, yo ya estoy aquí.

Genial

Apagué el teléfono cuando el viejo decrépito apareció frente a mi, segundos después todos mis hermanos, menos Jackson y Audrey aparecieron frente a mi. Sonreí a Ian, el mayor y luego centré mi atención en Roger que hablaba como si estuviera a punto de hacer un careo con otro candidato para ser reelegido Presidente de Gobierno.

— Os quise juntar a todos aquí, con excepción de Jackson y Audrey por motivos que todos sabemos, para hacer un anuncio importante.

¿Motivos que todos sabemos? Se refiere al hecho de que nunca le hizo caso a sus hijos y que por eso Audrey comenzó a drogarse hasta tener una sobredosis, que Jackson se enterara y le partiera su mandarina en gajos al camello que le pasaba la droga a su hermanita y que por lo tanto fuera preso por agresión y que en la cárcel le partieran a él cada hueso de todo el cuerpo por hacer que cogieran preso al narco que le pasaba la droga a Audrey  y ahora esté interno en un hospital en Los Angeles sin saber si va a volver a caminar o no.

Esta es la bella familia del presidente.

— Como iba diciendo —prosiguió— quiero ser abuelo y es momento de que ustedes, mis hijos, me den nietos, por eso quiero comprometeros con gente influyente.

Levanté la mano como en el colegio capturando la atención de Roger.

—¿Quieres decir que vas a vendernos a cambio de una propiedad o más poder como en la época medieval? ¿Eso somos para ti, una moneda de cambio?

— Kaylee no tienes la palabra. Ahora quiero presentaros a vuestros futuros esposos o esposas, empezando por Ian.

El mencionado enarcó una ceja, seguramente eso no se lo esperaba, admitamoslo, que tu papá te busque matrimonio cuando tienes veintisiete años, trabajas en la NASA y eres dueño de una de las cadenas de hospitales más importantes del país es una mierda, mucho más si estás enamorado de la ex mujer y futura madre del hijo de tu hermano.

— Hijo mío, hace poco me enorgulleciste al comprometerte con la nieta de la marquesa Cruttenden y anunciarme que sería abuelo, sin duda alguna sería un muy buen lazo entre la presidencia y la monarquía inglesa, para mi desgracia eres imbécil y rompiste el compromiso y luego esa mujer perdió el hijo que esperabas.

»Pero hoy quiero presentarte a tu futura esposa: Caroline Cowen, la hija de un muy buen colega mío.

El viejo decrépito señaló a una bonita joven de cabello rubio rizado y ojos negros, que sonrió, pude ver claramente la expresión en los ojos de mi hermano, ni de coña se iba a casar con ella, a pesar de ser una chica bastante bonita, Ian tenía alguna especie de discriminación hacia las rubias.

— Ahora bien, Leslie, mi querida hija, mi mayor orgullo...

— ¡Vaya rollo! —exclamé por lo bajo.

— él es Cameron Morgan, es el hermano de Cymbeline Morgan, la ex prometida de Ian. Solidificará la relación de nuestro país con la corona y...

Ese fue el momento en que vi llegar a Jordyn junto a su padre, le hice señas con la mano para que se acercara y sonreí a su padre, era bastante joven para ocupar un cargo tan importante y tener una hija de diecisiete años, estaría empezando los cuarenta ahora.

— Cynthia, encontrar pretendiente para ti no fue nada fácil, tienes demasiado carácter, como tú madre, pero después de barajar varias ofertas, creo que la mejor es alguien que conoces muy bien y que tristemente no ha rehecho su vida desde que enviudó hace tres años, Vincent Campbell.

— ¿Qué? —escuché a Jordyn a mi lado, la miré.

— ¿Mi hermana la bruja va a ser tu madrastra?

Lo peor era que Cynthia parecía encantada con eso, claro ¿Quién la iba a aguantar ahora? Siendo hija del presidente y una ex reina de belleza y además casada con el Secretario de Estado, pobre de Cole, su mellizo.

— Pero la unión con los Campbell no termina ahí. Cole, hijo mío, quiero que veas junto a tu hermana, Kaylee a Jordyn Campbell, tu futura esposa.

De nuevo Jordyn jadeó y se quejó soltando un sonoro qué y abriendo mucho sus ojos y su boca, su padre la miró mal y ella cambió inmediatamente la cara.

— ¿Cómo es Cole? —preguntó.

— Es... el mellizo de Cynthia —fue mi respuesta— e hijo de mi padre.

— Kaylee —me estremecí ante la mención de mi nombre— él es Oliver Tipton, es el hijo Valerie Tipton, la dueña de —y siguió con su discurso de que si los hoteles y los no se qué que Oliver iba a heredar y lo beneficiosa que sería esa unión con el moreno. Yo solo podía pensar en que no quería casarme.

— Y por último, Jonathan —¿hasta Jon? ¡Tiene catorce!— conoce a Grace Young, es...

Mis oídos solo oían un molesto pitido. De ninguna manera iba a casarme por interés de ese viejo decrépito, si quería más poder que se prostituyera él, pero yo definitivamente no iba a ser la fulanilla que iba a vender a cambio de cuatro cochinas propiedades.

•°•°•°•
— ¿Qué quería tu padre? —preguntó mamá cuando entré a la casa.

Me agaché para recoger a Perla del suelo, es una hermosa gata siberiana blanca que el viejo decrépito me regaló para mis sweet sixteen, creo que es lo único bueno que hizo por mi en su vida, cuando Serafina mi British shorthair murió, él me regaló a Perla.

— No llames así al viejo decrépito ese —fue mi respuesta acariciando el blanco y abundante pelo de Perla— ¿Llevaste a Perla al veterinario?

— Kaylee Elizabeth Ryder Davies ¿Qué quería Roger?

— Presentarme a mi futuro marido.

Caminé con Perla entre mis brazos y me senté en el sofá, luego la dejé en mi regazo y seguí acariciando su pelaje mientras la escuchaba ronronear.

— ¿Tú qué?

— Dice que quiere ser abuelo así que me vendió a Oliver Tipton porque va a heredar no se qué hoteles y no se qué más, me da igual la verdad, ese viejo está loco, Gia debería incapacitarlo, si hasta comprometió a Jon y a Ian.

»¿A quién se le ocurre pensar que puede mandar en la vida de un hombre de veintisiete años que se graduó de medicina a los dieciséis a los dieciocho se hizo cirujano y abrió su propia clinica que se ha extendido por todo el país y a los veinte comenzó a trabajar para la NASA?

»¿Por qué tuviste que tenerme con ese idiota?

— Porque yo era mucho más idiota, claramente me equivoqué al tener una hija a los quince —enarqué una ceja— Kiki, sabes que te amo, pero ser mamá no me permitió cumplir mi sueño de estudiar e ir a la universidad, y no pienso permitir que Roger tronche tu futuro también con un matrimonio de conveniencia, tú no te casas.

— ¿Mencioné ya que te amo? Por cierto, Jordyn viene a cenar, debemos planear como impedir su matrimonio con Cole.

— ¿Jordyn y Cole? ¿Qué otro disparate se le ocurrió a tu padre?

— ¿Quieres oírlo? —ella asintió— Cynthia y Vincent Campbell.

— Definitivamente algo no va bien en la cabeza de Roger.

— Ya dije que había que incapacitarlo, lastima que mi voto y el de Perla no sean suficientes.

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