Ven aquí, Hoshi. Sientate a mi lado. Déjame contarte una historia, de esas que tanto te gusta oir.

Con caramelos y chocolates.

No te asustes cuándo de mi pecho broten lazos férreos que se unan a ti. Que se aferren, tan fuertemente que me permitan quedarme a tu lado. Pero que no te quiten la libertad. Esa que tanto amas.

Déjame contarte una historia. De alguien que te ama con la mas impertérrita locura.

La historia de un desgraciado que supo vivir entre llamas hasta que la blancura de tu mano me arrastró hacia la luz.

Déjame contarte de aquella vez que te vi por vez primera. Cuando tu cabello sobrepasaba las líneas bajas de tus nalgas y portabas de manera orgullosa el perfume a sandía que por idiota y por nervios yo una vez rompí.

O cuándo pronunciaste mi nombre con ternura, y supiste calmar el griterío de mi mente, el murmullo de mis demonios, la melancolía de mi existencia.

Déjame contarte cuándo morí de amor y empecé a vivir. Lo recuerdo como si fuera ayer, tenías en las pestañas las gotas frescas de un amor que no te correspondía. Y en tu pecho crecía un dolor que no te permitías curar.

Quiero contarte de aquél entonces, cuando corrías bajo cielos estrellados pidiéndole a los astros que te dijeran que necesitabas para sanar. Para curar las heridas de tu alma. Para callar las molestias de tu garganta cada vez que en ella se atiborraban un centenar de palabras que no le sabías decir.

O de aquella vez en la que escapaste de todos y cuando por fin regresaste, la limerencia que pensaba había superado me volvió a carcomer en las más frías de las noches. Soñándote. Pensándote. Sintiéndote.

Quiero hablarte de cuando te toqué por vez primera. Del calor de tu boca y el ritual de tus abrazos. La longitud de tus piernas y las marcas en tu espalda. Quiero hablarte de como tu conocimiento me dejo sin voz, y tu cuerpo, sin razón.

Déjame contarte una historia que no tiene fin. Como esas que te gustan. Las que no terminan. Que siguen. Déjame contarte mi historia, la tuya, la que reescribimos juntos bajo la Melodía del destino que sin quererlo...ni pensarlo, millones de años atrás había trazado la unión de nuestras almas.

Y decidía sin arrepentimiento, jamás ponerles un punto final. 

Kakashi

------

Gracias, absolutamente gracias por todos sus votos sus lecturas, sus comentarios. Amo que me dejen tan lindos mensajes en el buzon o en el muro, o en esta sincera historia. 

Pero dejenme decirles que no soy yo quien escribe estas palabra,sino la inspiración que me provoca el peliplata y que la mayoría de las veces me es imposible contener.

Un beso gigante.