Capítulo Siete: Ansiedad.
Las nacionales ya estaban por la mitad, Kageyama seguía el ritmo en cada partido y no se detenían, iban avanzando cada vez más y más.
— Shoyo Kun... Algún día levantaré el balón para ti. —Kageyama chaqueó su lengua al oírlo, caminó a reunirse con el equipo, agradeciendo a la multitud.
Habían pasado unos meses y Kageyama por alguna razón pensaba en todo menos en el suicidio, escribiendo diariamente en su diario lo mucho que amaba vivir con Takeda, él lo mimaba mucho así como había días en que Ukai los llevaba a ambos a comer o a el cine. Era divertido estar con los adultos quienes le daban consejos para pedirle a Hinata que fuera su novio.
Ukai y Takeda eran los padres que siempre quiso, no en el molde convencional, no eran una mujer y un hombre, eran dos hombres honestos que se amaban con todo el corazón, para Kageyama nada era mejor que ver como se desarrollaba el amor padre e hijo entre los tres.
Aunque Ukai seguía gritándole como a otro alumno normal en los entrenamientos y Takeda lo regañaba junto a los demás por sus malas calificaciones.
Suspiró mientras buscaba una camisa que usar, Hinata se había ido con Yamaguchi a ver a Bokuto San, al ver a un chico de cabello blanco energético soltó un suspiro, Hoshiumi, pero se sorprendió al verlo en una batalla de mirada con Hinata.
— Hola, Hoshiumi San. —Saludó con sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
— Oh, Kageyama Kun. Me alegra mucho verte, ¿cómo le fué a tu equipo? —Se volteó para verlo, sentía la mirada de Hinata sobre él.
— Ganamos. —Respondió como si nada, Hoshiumi asintió.
— ¿El es de tu equipo? —Preguntó, apuntando a Hinata, éste hizo una leve mueca de desagrado.
— Así es, Hinata Shoyo. —Miró las camisas que habían, tal vez podría comprar una ahí, ignorando como Hoshiumi interroga al otro.
Poco después se fue, Hinata acercándose a tal punto de hacerlo sentir desvalanceado.
— ¿Por qué me miras tanto, Hinata idiota?
— El. ¿Estuvo en el entramiento de las nacionales? —Murmuró, mirando en ese momento el suelo, sus manos juntas delante de su cuerpo.
— Así es, es todo un pequeño gigante. —Vió como Hinata parecía más interesado, para luego ver como hacía una mueca. — ¿Qué pasa con esas muecas, idiota?
— Kageyama... ¿Tú me dejarías por él? —El mayor alzó una ceja algo confundido, Hinata subiendo su cabeza, sus ojos conectando. — Quiero jugar en el mismo equipo que tú, Kageyama. Por el resto de mi vida.
— ¿Qué es esto? ¿Una propuesta de matrimonio? —Preguntó sonrojado, tapó su rostro con su antebrazo y empujó por la frente al enano. — Vete a almorzar, iré después.
Y así partió a los baños, su rostro no dejaba de arder, tenía mucha vergüenza. Hinata era un idiota cuando quería, un idiota muy sincero. Suspiró mientras lavaba su rostro, su teléfono vibrando.
Contestó sin ver de quién se trataba.
— Hey, hijo, te hemos visto por la televisión, estás en muchos canales como uno de los mejores jugadores para la sub 19, estamos muy orgullosos de ti, podrás traernos mucha fama y dine...
— Disculpa, yo no soy su hijo, señor. Mi padre se llama Takeda Ittetsu y mi otro padre Ukai Keishin.
— Que buena broma, niño. Deja de joder, desde que naciste has sido una desgracia, queríamos darte en adopción, tu abuelo fue quién lamentablemente quiso que te quedaras con nosotros, eres un fracaso y siempre lo serás. Pero... Ahora mismo, estás en televisión, estás teniendo fama, ayuda a tu familia a pagar las deudas que debemos y la universidad de tu hermana, sirve de algo inservible de mier...
Cortó la llamada en cuanto no pudo más, su mano aferrándose con fuerza al teléfono, su corazón latiendo con fuerza, sus ojos llenándose de lágrimas mientras caía al suelo, abrazó sus piernas queriendo desaparecer.
Una vez más recordando el por qué ya no podía seguir con vida, el por qué de su insistente suicidio.
¿Cuánta gente sería feliz si dejaba todo hasta aquí?
No se dió cuenta de que casi no respiraba hasta que alguien tocó su hombro.
— Rápido, busquen al capitán de Karasuno o cualquier integrante que pueda ayudarnos. —Alzó su cabeza solo para encontrarse con el capitán de Inarizaki, uno de los Miyas dándole aire con sus manos mientras el otro salía gritando el nombre de Hinata. — Hey, Kageyama, soy Kita, capitán de Inarizaki, necesito que te quedes tranquilo, respira hondo. —Le ayudó a recuperarse de su ataque, se había quebrado en las nacionales, no lo dejarían jugar.
— ¡Kageyama! —Hinata fue el primero en llegar junto a Miya, el primer mencionado tomó su rostro entre sus mano y se arrodilló sobre su cuerpo. — Amor, ¿Estás bien? Takeda Sensei viene en camino con el entrenador Ukai, estarás bien, ¿si?
— Sí... —Susurró dejando caer su cabeza en el pecho de Hinata, el lo abrazó mientas dejaba besos en su cabeza.
— Muchas gracias por avisarme, Miya. Y a ustedes por cuidarlos, muchas muchas gracias. —Agradeció una y otra vez Hinata, sin importarle como veían la interacción entre ambos.
— No es nada, Hinata.
"Sentía que tenía derecho a vivir aún con todo el daño que provoco a los demás sólo con el hecho de respirar.
Mis padres me han odiado desde que nací, mis amigos me dejaron después de que mi abuelo murió, mi hermana con suerte y sabe como me llamo, tengo miedo de estar solo pero siempre lo he estado...
No quiero culpar a nadie, me tragué todo mi dolor, mi llanto y me descargué con la ira, dejando mal a Kindaichi y Kunimi, ellos jamás me habrían dejado si les contaba mis problemas y lo solucionaba con ellos.
Querido Dios, si eres real... Por favor, en otra vida deja que pueda pedirles perdón, ellos no tienen la culpa de nada, su rechazo lo tenía merecido, fui creador de mis propios traumas.
Me imagino con ellos, jugando vóleibol playa, y no puede faltar el amor de mi corta vida, Hinata Shoyo. Los cuatro divirtiendonos mucho...
Estoy confundido, quiero crecer y poder jugar con Hinata, amarlo hasta que me duela el corazón... Pero al mismo tiempo ya estoy cansado de todo.
Son tres días para desaparecer de éste infierno. Ojalá a mis "padres" les cobren tan caro que tengan que vender hasta un riñón por mi lápida y ataud."
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