Querido diario...

Hoy me encuentro en un hospital psiquiátrico.

Llevo en este lugar cinco meses, unos eternos y largos meses. Según los doctores que están al cargo de mi caso, en realidad nunca estuve enamorada de ti. Ellos dicen que era una obsesión que rebasó muchos límites. Y que sufro algún tipo de trastorno. Pero si me lo preguntan a mi, por supuesto que estoy enamorada. Aún te amo Noha. Siempre lo haré, aunque esos doctores digan que no es amor.

Ellos no saben lo que siento.

Nunca te atrevas a escucharlos.

Estoy condenada a vivir el resto de mis días en este sitio. Me condenaron por muchas cosas. Algunas de ellas son, por la muerte de Lexi, por las diversas amenazas hacia Jenna y otras chicas. Y por último, el intento de asesinato hacia ella. Esa mujer que ahora es tu esposa. La que debería estar bajo tierra ahora mismo.

Era un simple juego, pero nadie quería creerme.

¿Tu si me crees Noha?

Sabes que te amo y yo jamás te haría daño. Lo prometo. Pero tú ahora no quieres estar cerca de mi, no quieres hablarme. Y nadie me permite hablar contigo, ni con nadie. No soporto estar un día más alejada de ti, no soporto que no quieras estar a mi lado. No soporto que no sea yo la persona que no amas con toda tu alma.

Jugaste conmigo y siempre lo hiciste.

Camino hasta la ventana sellada, cuando la enfermera sale se la habitación. Meto la mano en la parte trasera de mi pantalón de chándal, sacando el pequeño bisturí del elástico de este. No soporto todo esto, y no creo soportar seguir viviendo en un mundo en el que tú no me amas.

Mirando una última vez el cielo nublado de mayo, sin ningún pensamiento que me impida hacerlo. Deslizo el filo del objeto por amabas muñecas, observando como la sangre brota de ellas.

Ya no hay vuelta atrás, tampoco quiero que haya una.

Esta es la historia de una chica que se enamoró de su mejor amigo, y termino amándolo eternamente sin ser correspondido.

Solo que ese amor no era suficiente para que ella siguiera intentándolo.

Ya no tenía corazón, ni un alma.

Solo era un cuerpo que vivía en modo automático.

Fin.

Besos.

Allyn Sonaher.