Querido diario...

El tiempo pasó volando dese aquel día que te confesé mis sentimientos. Te esforzaste para que nuestra amistad no cambiará luego de eso. Actuaste como si nada de lo que te dije, había pasado. Simplemente lo ignorabas, y eso me dolía profundamente.

A pesar de ello, mis sentimientos seguían intactos. Aún te amo Noha. Y no creo que deje de amarte, no podía cambiar lo que siento de la noche a la mañana. Mucho menos si todos los días estabas a mi lado.

Ese día fui a tu casa, era sábado por la noche. Lo que significaba que era noche de películas. Estuvimos todo el rato viendo una que tú escogiste. Bueno. Yo la estuve viendo, porque tú no despegaba la mirada del móvil. Me preguntaba con quién podrías estar hablando ¿Era una chica?, el solo pensamiento me ponía de alguna modo celosa y dolida.

Al dar las once decidí que era momento de regresar a mi casa. Cuando nos estábamos despidiendo, tu teléfono sonó y me pediste un minuto para hablar. Al terminar de hacerlo, tenías una sonrisa envidiable en tus labios.

—¿Quién era?—pregunte sin poder resistirlo. Me miraste a los ojos y pude ver un brillo en tus ojos.

—Jenna. De la clase de biología.

Asentí con un nudo formándose en mi garganta. Era obvio que estuvieras saliendo con ella. Es muy hermosa.

Y lo más importante.

No era yo.

Besos.

Allyn Sonaher.