ℂ𝕒𝕡.49
A la mañana siguiente, preparadas para dar un paseo, MinMi, SeuMi y SooHyo se presentaron en la gran entrada circular, las tres vestidas con una falda sencilla y una blusa, y cada una con un ridículo sombrero de paja sobrecargado de flores de seda. ChanYeol, que las observaba oculto entre las sombras del vestíbulo, miró a Jones.
—Creía que la primavera iba a ser breve —observó con sequedad.
El gesto del mayordomo no cambió.
—Por lo visto, la primavera ha vuelto a llegar y en todo su esplendor —respondió sin dejar de mirar a las tres féminas.
—¡A ver! ¡Tú!
Una voz de mujer que empezaba a resultar muy familiar a los dos hombres resonó a sus espaldas, los dos fieles sirvientes se miraron hastiados y, al volverse, vieron a Lee de pie en medio del vestíbulo, con las piernas separadas y los brazos en jarras. Llevaba un sombrero similar al de las chicas y los miraba con el cejo saludablemente fruncido.
—¿Señora? —preguntó Jones con mucha paciencia.
—¿Quién se encarga del menú en esta casa?
—Me encargo yo, señora —contestó con una reverencia.
—¿Lo de esta mañana ha sido una broma? —preguntó acercándose a él y escudriñándolo por encima de la montura de sus gafas.
—¿Cómo dice?
—¡Hablo de ese... ese pescado que han servido para desayunar! ¡Virgen santa!, hombre, ¿quién se puede desayunar eso? Las exquisiteces extranjeras nos sobran, amigo mío. ¡Con tostadas, fruta y uno o dos huevos nos basta! —resonó.
—Como desee, señora —dijo el mayordomo inexpresivo, y se hizo a un lado para dejarla pasar.
—¡Menudo susto nos ha dado! —masculló la americana mientras pasaba por delante.
ChanYeol miró a Jones inquisitivo.
—Arenques —le explicó éste sin inmutarse.
—¿Qué pasa con ellos? —preguntó Jungkook.
Nam y él llegaban entonces al vestíbulo y se detuvieron para coger los sombreros y los guantes que les ofrecían los dos hombres que los esperaban allí.
—A la señora Lee no le gustan los arenques —respondió el sirviente.
Jungkoook rió.
—¿Por qué no me sorprende? Que un mozo nos traiga los caballos, ¿quieres? Vamos a Pemberheath.
Un criado les dio una fusta a cada uno y se pusieron en marcha. Los dos se detuvieron simultáneamente a la puerta.
—¡Madre mía! —susurró Hunt.
—No me lo puedo creer —dijo el marqués cuando los dos detectaron a la vez el mar de sombreros.
—La modista se ha quedado a gusto —observó aquél.
—Espero que no diseñe sombreros para hombres —coincidió Jungkook antes de salir. —¡Buenos días, señoras! —gritó contento.
El sonido de su voz le produjo un escalofrío de gusto a SooHyo, que se volvió y le sonrió. El gesto curioso de su marido la dejó perpleja, hasta que recordó el sombrero horrendo que llevaba. Al ver que se acercaba, se ruborizó y miró al suelo avergonzada. Ay, cielos, ¿por qué tenía que haberle traído Seunie un sombrero nuevo?
—¿Adonde van, señores? —preguntó MinMi, más a Nam que a Jungkook.
—A Pemberheath. Tenemos negocios que atender allí —respondió aquél.
SooHyo levantó la vista con disimulo. Jungkook le miraba el sombrero, sí, con la cabeza ladeada. Su cálida sonrisa pasó del armatoste que llevaba en la cabeza a sus ojos.
—¿Sombrero nuevo? —preguntó sereno con una mirada risueña.
—Seunie —contestó ella sin más.
—Lo he supuesto —dijo él, y le guiñó el ojo.
La joven se puso como un tomate, consciente de que la proximidad de su marido la estaba acalorando, lo tenía tan cerca que podía oler el aroma intenso de su colonia, le miró el pecho ancho, impecablemente cubierto por la camisa blanca de algodón y el chaleco rojo rubí rematado en oro. El pelo oscuro le rozaba el cuello de la camisa, con el que contrastaba fuertemente el corbatín negro. SooHyo pensó, algo aturdida, que se lo veía muy bronceado y muy sano.
Tan ensimismada estaba en su marido y en el lento acaloramiento que se propagaba por ella que no notó que traían los caballos. Cuando Samson resopló a su espalda, SooHyo dio un brinco y soltó un chillido que hizo que todos se volvieran hacia ella. Trató de alejarse de él, pero tropezó con Jungkook. Él la cogió por el brazo y la apretó contra su pecho. Desconcertado, la miró a ella, luego al caballo. Entonces, a él se le iluminó la mirada y la apartó del animal.
—¿Qué demonios pasa? —dijo Lee casi gritando
—N-nada. Me ha asustado el caballo, eso es todo.
La mujer entrecerró los ojos con escepticismo, se encogió de hombros y volvió con Nam, quien de pronto estaba rodeado de un mar de flores de seda, que revoloteaban excitadas a su alrededor como barquitas.
—Si necesitáis algo mientras estoy fuera, no tienes más que pedírselo a ChanYeol —le decía Jungkook mientras ella intentaba que dejara de temblarle la mano.
—Estaremos bien, gracias —contestó su tía.
—Volveremos hacia el anochecer —continuó.
—Esta noche cenamos con los Haversham —dijo ella, moviéndose de forma que el marqués quedara entre el enorme caballo y ella. —Lord Haversham está fuera y su esposa va a organizar una noche de señoras. Espero que no te importe.
—En absoluto. Quiero que tengas lo que quieras, lo que te haga feliz, SooHyo —le dijo en voz baja.
Ella apartó la mirada del caballo y lo miró a él. Sus ojos negros le exploraban el rostro, chispeantes, deteniéndose en sus labios. El rubor de SooHyo se intensificó, y la hizo retroceder nerviosa.
—La que me haría feliz —le susurró ella —es otro sombrero.
Jungkook sonrió de oreja a oreja, mostrando sus dientes perfectos. Cielo santo, le flojeaban las rodillas como siempre que él la miraba así. No podía quitarle los ojos de encima y le vinieron a la cabeza un millón de preguntas. ¿Sería posible volver a llenar el vacío que había sentido? ¿Podría dejarlo de verdad y volver a América? ¿Encontraría un modo de olvidar los terribles sucesos de Londres?
—¡SooHyo! —dijo MinMi enfática. La aludida volvió la cabeza hacia su prima, que se había plantado a su lado sin que ella lo notara. —¿No me has oído? ¡Nam dice que nos va a enseñar a montar!
—Espléndido —murmuró, incapaz de apartar los ojos de Jungkook, que aún le sonreía y la derretía con la intensidad de su mirada.
—Hoy no, porque van a estar en Pemberheath; mañana por la mañana. Dice que hay una yegua gris estupenda, Desdemona se llama, con la que nos enseñará a todas...
SooHyo soltó una carcajada y MinMi se interrumpió y la miró ceñuda. Le dio la risa tonta sólo de oír mencionar la yegua y no podía parar de reír. Su marido la observó con un brillo especial en los ojos, y también él empezó a reírse por lo bajo. Cuanto más reía, más le costaba a SooHyo parar.
—¡Sí, Desdemona es una yegua estupenda, sin duda! ¡Qué detalle por tu parte, Nam! —logró decir, y volvió a darle la risa.
Lord Hunt sonrió y se dio un toquecito en el sombrero mientras las primas se miraban confundidas.
—Sabía que le gustaría la elección, milady. Darfield, si queremos llegar a Pemberheath antes de que anochezca...
—Sí, sí, ya voy.
Sorprendió a SooHyo cuando le cogió la mano y se la llevó a la boca. Sus labios apenas le rozaron la piel, pero el efecto que tuvieron en sus sentidos fue explosivo. La risa cesó de pronto y un intenso rubor encendió el rostro de la joven. Él subió de un salto al caballo y la miró desde arriba como si quisiera decirle algo.
Al final puso en marcha a la montura, no sin antes dedicarle a SooHyo una mirada que le aceleró el pulso.
♡♡♡
Fin.
👀
Bien, les quería mostrar las portadas para las otras historias porque esta, ya ha llegado a su final :V
👀
ㅋㅎㅋㅎㅋㅎㅋㅎㅋㅎㅋㅎㅋㅋㅎㅎㅋㅋ
Se asustaron?
ESTO NO LLEGA A SU GINAL HASTA QUE LLEGUE A SU FINAL ✍😑
Lamento informarles que:
Las seguiré jodiendo por aquí.😌💅
El Diablo Enamorado aún no va a terminar🥺🛐
Okokok, ya me detengo.
A lo que iba.
What's Love o What is Love:
(Es lo mismo xds)
Soy monja, no prostituta:
》La portada de What's Love no quedó como quería, la acabo de hacer.
》Y bueno la segunda la hice hace un tiempo.
¿Qué opinan de ellas?
Bien!!!
Eso es todo por hoy 📅.
Nos leemos algún otro día cuando el tiempo
esté de mi lado.
Kss💋
I purple you SandyShingus.💜
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