Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ℂ𝕒𝕡.46

SooHyo se quedó en las ruinas un buen rato después de que se fuera Galen. ¡Todo era tan confuso...! Durante las últimas semanas se había visto invadida por una tristeza que no lograba sofocar. Algo había muerto en su interior, algo que no estaba segura de querer resucitar. Algo que no sabía si podría resucitar.

Había sido muy duro para ella. Jungkook parecía estar siempre donde ella estaba, aunqueguardando las distancias. Por un lado, lo despreciaba, pero, por otro, lo amaba profundamente.

Era imposible no amarlo. Por más que lo intentaba, no lograba enterrar los sentimientos que él le inspiraba en lo más recóndito de su alma. La había traicionado y se había negado a confiar en ella cuando más lo necesitaba, pero, en aquel día luminoso y despejado, no podía contener la
sensación persistente de que su primo tenía razón.

A Jungkook le habían hecho daño tantas veces... ¿Por qué no iba a creer que aquél era un intento más de engañarlo y humillarlo?

—Ay, Dios —suspiró. Lo cierto era que ella le había ocultado a Galen. Quizá había llegado el momento de asumir su responsabilidad en lo sucedido.

A Jungkook lo sorprendió la presencia de SooHyo en el comedor aquella noche. Estaba preciosa con aquel vestido azul oscuro de gasa y terciopelo, adornado con pequeñas cuentas de cristal que reflejaban la luz cuando se movía. Su melena caoba oscuro, peinada hacia atrás, le caía por la espalda en forma de sedosas ondulaciones. Estaba más hermosa de lo que recordaba haberla visto nunca.

—Me alegra que hayas decidido unirte a nosotros. ¿Te apetece una copa? —se oyó decir Jungkook.

Ella sonrió tímidamente, desconcertándolo. No esperaba una sonrisa. No, aquello era lo último que esperaba.

—Un vodka, por favor —contestó con voz suave.

Desde el otro lado de la sala, Nam, que la miraba fijamente por encima de su copa de madeira, se quedó tan atónito como Jungkook. El marqués le hizo una seña a Anderson, que le sirvió la copa en silencio y se la entregó. Se dirigió a ella, agarrotado, y se la tendió.

—Gracias —dijo ella recatada. Lo miró a través de sus inmensas pestañas y se ruborizó ligeramente.

A Jungkook lo perturbaba tanto aquel cambio de actitud que se consideró afortunado de haber podido darle el vaso de vodka sin que se le cayera de las manos.

—Parece que te ha sentado bien el paseo —señaló, a falta de algo mejor que decir.

Ella le dedicó una de sus sonrisas perfectas, y a él se le cayó el alma a los pies.

—Ha sido muy agradable, milord. Creo que ya lo he resuelto todo —respondió.

Jungkook tragó saliva; no tenía ni idea de cómo interpretar aquella repentina serenidad.

—Le estaba contando a Jungkook que el La Belle está amarrado en el puerto de Brighton. Su viaje inaugural ha sido mucho más satisfactorio de lo que esperábamos; el trayecto completo, de ida y vuelta al Mediterráneo, se ha hecho en un tiempo récord —comentó Nam desde el otro lado de la sala. —Y otro de nuestros barcos más nuevos, el St. Lucie, está anclado en Portsmouth.

SooHyo se volvió educadamente hacia Nam y cruzó la estancia para sentarse muy delicadamente en el sofá de enfrente de él. Al cabo de unos minutos, Jungkook reunió las fuerzas necesarias para trasladarse a un sitio cerca del hogar.

—Me encantaría verlos —comentó ella con naturalidad.

El marqués arqueó un poco las cejas mientras miraba a su amigo. No podía evitarlo; sospechó de inmediato ¿SooHyo quería ver los barcos? ¿Querría comprar un pasaje para América? ¿Al continente? ¿A cualquier lugar que no fuese Blessing Park?

—¿Tienes previsto viajar? —le preguntó él con más sarcasmo del pretendido.

Ella le sonrió sorprendida.

—No, no. Me gustaría mucho ver alguno de los nuevos diseños. Nunca he visto uno —señaló; luego bebió con delicadeza de su vodka.

Jungkook y Nam intercambiaron una mirada de cautela; no estaba del todo seguro de que ella no hubiese ideado algún plan para escapar de él, y la sola idea le partía el corazón. Tenía claro, desde el primer momento, que si ella no lo perdonaba, si lo despreciaba tanto como parecía, lógicamente la dejaría ir. Aunque eso acabara con su vida.

—Si quieres ir, yo te llevo —espetó él sin pensarlo. Notó que Nam lo miraba, pero no lograba apartar la vista de su esposa.

Ella arqueó las cejas por encima de sus vivos ojos violeta.

—¿Tienes previsto viajar? —inquirió inocentemente.

Jungkook apuró su whisky antes de contestar

—Quizá. Aún no lo he decidido.

SooHyo miró su copa.

—Si tuviera que viajar ahora, creo que me encantaría volver a ver el Mediterráneo —observó.

Ahí estaba. Tenía un destino en mente, un destino que la llevaría muy lejos de él. El Mediterráneo era una buena elección, pensó Jungkook con sarcasmo. Por allí no podría perseguirla, como haría si eligiera el continente, o incluso América.

—¿Y qué harás con Harry? —preguntó él, adelantando acontecimientos y preguntándose si se dejaría alguna de sus cosas allí.

SooHyo y Nam se miraron perplejos.

—No creo que el perro pueda viajar en barco —sonrió.

Jungkook asintió con la cabeza. No lo sorprendía. No quería nada que lo recordara a él, ni siquiera su propio perro.

—¿Hay algún otro lugar al que te gustaría viajar? —quiso saber a continuación.

Jungkook esperaba que le pidiera un pasaje a América, o que admitiera su verdadero deseo de dejarlo, cuando un alboroto a la entrada de la finca llamó la atención de los tres. Lord Hunt se levantó y se acercó a una de las ventanas que daban a la gran entrada circular; luego sonrió a Jungkook.

—Tu díscolo secretario ha vuelto —le dijo y, dejando su copa en la mesa, se dirigió a la puerta.

Jungkook gruñó a media voz. SooHyo se levantó también, por lo visto dispuesta a seguir a Nam.

—SooHyo, espera.

Ella miró expectante por encima del hombro; Jungkook se levantó despacio, sin quitarle la vista de encima. Sabía lo que quería, y no la retendría en contra de su voluntad, incluso la acompañaría a casa, pero no la dejaría marchar sin que supiera que dejarla marchar lo destrozaría y que jamás dejaría de amarla.

—Si quieres volver a América, yo te llevaré...

Lo interrumpió un alboroto en el vestíbulo. Perpleja, la joven miró a la puerta.

—¿Dónde está? ¿Dónde está mi sobrina? —bramó una voz de mujer.

SooHyo hizo un aspaviento y se volvió, mirando a Jungkook incrédula.

—¿Tía Lee? —susurró atónita.

—Creo que las señoritas Jung SeuMi y MinMi también están aquí —respondió él, exasperado.

Ella siguió mirándolo pasmada, luego, muy despacio, se dibujó en su rostro una sonrisa luminosa que le arrugó las comisuras de los ojos.

—¿Has...?

—Las he invitado, sí, si te refieres a eso.

—Pero ¿cómo?

—Con ChanYeol y el St. Lucie —señaló, furioso por su inoportuna llegada y por el hecho de que fueran ellas y no él las que lograran hacerla sonreír así.

—¿Dónde está? —bramó de nuevo Lee.

SooHyo dio una palmada de felicidad y se encaminó hacia Jungkook. Por un instante, pensó que iba a arrojarse a sus brazos, pero no fue así, ni mucho menos. Por cómo lo miraba, por la sonrisa trémula de sus labios...

Avanzó como si quisiera tocarlo, y él, instintivamente, alargó los brazos, pero la voz de Lee volvió a resonar en el vestíbulo.

—¡Gracias! ¡Ay, Jungkook, gracias! —gritó y, dando media vuelta, salió a toda prisa de allí.

Frustrado y confundido, el marqués permaneció inmóvil. ¿Había imaginado aquella mirada? ¿Había querido tocarlo? Un coro de voces alegres recibió a SooHyo en el vestíbulo. Meneando la cabeza, fue de mala gana a saludar a sus invitadas.

♡♡♡
¿DÓNDE ESTÁ EL AMOR DE TU VIDAAAA?
akita🥺

En ocasiones, el marqués suele sonar infantil, no creen?

Bueno, respecto al resumen, hablaré de la autora original, de la obra original, del jkfan que hicieron, y de mi versión versionada. Jsjsjs.

Eso es todo.
Se les ama.
Ámenme también.
🥺💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro