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ℂ𝕒𝕡.40

Maratón...1/¿?
Comentarios para saber cuantos caps. publico
Reto: escribir todo lo que creen y todo lo que sientan y quieran comunicar 🛐 soy toda ojos para ustedes beibises
Nota: Se acerca el fin. *cry*
Pronto nos despediremos de esta jeermotza novela
🥺
♡♡♡


Los primeros rayos de la mañana se colaban por la ventana cuando SooHyo volvió en sí. Gimió y se llevó la mano a la frente; el dolor de cabeza casi la cegaba. Trató de incorporarse apoyada en las almohadas y logró levantarse unos centímetros para ver la habitación. Jessica dormía en el sofá de seda verde que había delante de la chimenea.

—Jess —la llamó, notándose la voz más fuerte.

La figura durmiente se irguió de golpe tirando a un lado la manta con la que se tapaba. Fue Jungkook quien se acercó en seguida a su cama. Sentándose con cuidado en el borde, se inclinó sobre ella y le acarició con suavidad la mejilla y el cuello.

—¿Te encuentras bien? ¿Cómo estás? —le susurro angustiado.

—¿Jungkook? —preguntó SooHyo, sin saber muy bien por qué le extrañaba.

—¿Tienes dolores?

Ella tragó saliva, cerró los ojos y asintió ligeramente con la cabeza.

—Láudano, no, por favor —susurró.

Él volvió a acariciarle la cara.

—Debes tomar un poco de caldo —murmuró y tiró del cordón que ella tenía a su espalda para llamar al servicio.

—¿Qué ha pasado? —preguntó.

Jungkook sonrió sin ganas.

—Es una larga historia, cariño. Tendrá que esperar hasta que estés mejor.

—Tú no deberías estar aquí —dijo ella poco convencida.

—¿Ah, no?

—Yo no debería estar en Blessing Park.

—Tu sitio está en Blessing Park —respondió él con sequedad, e inmediatamente se suavizó. —Te traje aquí para que pudiera atenderte el doctor Stephens —murmuró mientras le apartaba con cuidado el pelo de la cara.

—Creo que me caí —dijo ella al tiempo que se abría la puerta.

Él la miró fijamente a los ojos

—¿Recuerdas el accidente? —le preguntó con cautela.

—El doctor me dijo que me habían herido con una espada —añadió confusa.

Jungkook murmuró algo por encima del hombro, después se volvió hacia ella con una dulce sonrisa.

—Lo siento, cielo. Te hirieron de gravedad.

—¿Tú lo viste?

El semblante del marqués se ensombreció.

—Sí, lo vi —masculló, sonando casi enfadado.

SooHyo desvió la mirada hacia la ventana. ¿Por qué ella no podía recordarlo? Jungkook le acarició distraído la mejilla con los nudillos.

—No lo entiendo.

Había algo raro en todo aquello. No entendía por qué iban a atacarla a ella, con una espada, nada menos ¿Cómo había ocurrido? ¿Por qué había ocurrido? Además, Jungkook no tenía que haber estado con ella.

—Tú no deberías estar aquí —insistió ella.

—Puede que no. Pero estoy aquí, y no voy a marcharme.

SooHyo se percató de que él no negaba que no debería estar allí. Había algo rarísimo en todo aquello.

—No tiene sentido —insistió de nuevo.

Cuando se abrió la puerta, Jungkook puso mala cara. Apareció Sarah.

—Cada vez tiene mejor aspecto —mintió la criada al tiempo que dejaba una bandeja de plata en la mesa.

—¿Cuánto tiempo hace de...?

—Casi una semana —respondió su esposo en voz baja.

—¿Una semana? —El pánico, del que parecía no poder escapar, iba en aumento. —¿Tan grave? —preguntó con voz de pito.

Jungkook le dijo algo a Jessica, que le trajo en seguida un cuenco.

—Debes beberte este caldo, cielo —la instó él, poniéndole una cuchara entre los labios.

SooHyo tragó, pero le cogió la mano antes de que pudiera obligarla a tomar una segunda cucharada.

—¿Me recuperaré? —inquirió alarmada.

Él le miró la boca.

—Pues claro que sí —respondió, y le dio un poco más de caldo.

Jungkook mentía; se le notaba en la cara. ¡Cielo santo, iba a morir! ¡No era de extrañar que apenas pudiera moverse! Intentó hacerlo. Oyó que él le pedía a la doncella que le sujetara los brazos, y fue consciente de que él estaba inclinado sobre ella, atrapándola con su poderoso cuerpo y obligándola a tragar. «¡Ay, Dios mío, por favor, no me dejes morir! ¡No estoy preparada para morir!»

Jungkook le estaba limpiando la boca con una suave toallita de lino, diciéndole algo, pero ella no lo oía. Independientemente de lo que hubiera ocurrido, fuera cual fuese la razón por la que le habían herido con una espada, lo había perdido todo. A su bebé. Su salud. A Jungkook. No sabía por qué ni cómo, pero sabía que lo había perdido a él también.

Cuando Jungkook le acercó la taza de té a los labios, ella echó la cabeza hacia un lado, y la punzada de dolor que sintió la mandó de golpe al abismo negro.

Después de que la lavaran y le cambiaran las sábanas, Darfield se sentó en una silla junto a la cama a contemplar a su malparada esposa, que, de momento, descansaba tranquila. Las arrugas que le habían salido en los últimos días alrededor de los ojos no se notaban mientras dormía, ni tampoco las ojeras ni la palidez de sus mejillas. Parecía un ángel.

También parecía muy desvalida. Sabía que los sueños no tardarían en volver a atormentarla, como venían haciéndolo desde que le administraban aquellas dosis ingentes de láudano. La noche anterior no había parado de dar vueltas, gritando en sueños y retorciéndose de dolor como consecuencia de sus propios movimientos involuntarios. Jungkook sospechaba que su subconsciente empezaba a recordar en sueños cosas que ella aún no había conectado con la realidad. Sólo esperaba que recuperase las fuerzas antes de recordarlo todo.

♡♡♡
Feliz San Valentín 💕
Las leo UwU

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