ℂ𝕒𝕡.45
Maratón 6/6.
En el cap anterior ni caso me hicieron
😥
Voy a terminar esta novela lo más antes posible, la estaba extendiendo porque es la única que me comentan y a demás me gusta interactuar porque a pesar de que la estoy subiendo yo, solo soy una fan más de esta novela, pero bueno.....
Creo que ya es hora de terminarla.
Disfruten de lo que queda.
♡♡♡
Desde que lo conocía, lord Hunt jamás había visto a Jungkook tan afligido. Ni cuando habían deshonrado a su hermana, ni cuando había muerto su madre, ni siquiera las múltiples veces que su padre había desprestigiado su apellido. Lo vio pasearse nervioso de un lado a otro de la biblioteca como un animal enjaulado, mirando furioso a Galen Carrey, que se encontraba de pie, sereno, en el extremo opuesto de la sala.
Sabía que corría un riesgo al llevar a Carrey allí, pero, a fin de cuentas, el hombre había confesado, lo había advertido sobre Routier y había terminado matando a aquel bastardo. En las semanas siguientes, Nam y Jin lo habían tenido escondido hasta que pudiera salir de Inglaterra sin problemas, y aquél había cambiado de parecer con respecto a él. Era un niñato estúpido, de eso no cabía duda, y a Routier no le había costado llevarlo por el mal camino, pero el amigo de Jungkook sospechaba que el muchacho pagaría lo que había hecho todos los días de su vida durante el resto de su existencia.
—Está paseando por las tierras ahora mismo. —Nam oyó decir a Jungkook, y volvió a centrar la atención en su amigo.
—Gracias, milord. En cuanto la haya visto, saldré inmediatamente para Portsmouth.
El marqués dejó de pasearse un instante y miró al joven con
—¿Qué planes tienes? —le preguntó con tranquilidad.
—Me voy a las Indias Orientales. Conozco a un capitán de un buque mercante que quizá me contrate como grumete.
—Estoy seguro de que tu prima querrá tener noticias tuyas de cuando en cuando —murmuró Jungkook.
Carrey arqueó una ceja sorprendido.
—Entonces, le escribiré alguna carta —dijo con cautela.
Jungkook volvió a mirarlo de arriba abajo, luego le dio la espalda.
—Pregúntale a Bang. Él sabrá exactamente dónde está —musitó.
Carrey miró a Nam, que asintió con la cabeza, luego, sin mediar palabra, salió por la puerta del balcón.
—Has hecho lo correcto, Jungkook —lo tranquilizó su amigo.
—Lo dudo —masculló él. —Pero es importante para ella.
—Quizá te interese saber que no he oído una sola palabra sobre los Darfield, salvo un mar de condolencias por lo que debéis de haber pasado a manos de Routier —le informó.
Jungkook se lo quedó mirando.
—¿Estás seguro? —inquirió, con cierto matiz de esperanza
—Todos aseguran que ya sabían que Routier era un sinvergüenza.
—Siempre habían sabido la verdad, ¿no? —murmuró Darfield con sarcasmo, dejándose caer en una silla de piel.
Se hizo el silencio entre los dos.
—¿Cómo está SooHyo? —preguntó Nam con precaución.
Su amigo se encogió de brazos, desesperanzado.
—¿Físicamente? Completamente recuperada. ¿Emocionalmente? Terriblemente distante. Me huye como a la peste. Al parecer, piensa que me rijo por un doble rasero.
Hunt miró burlón a Jungkook, que tenía la mirada perdida en el horizonte.
—Ten un poco más de paciencia. Sé que SooHyo te ama, como que me tienes delante. Espera a que vuelva a ti.
—Por desgracia, temo que tendré que esperar toda la vida —resopló el marqués.
Como Bang le había dicho, SooHyo estaba en las ruinas. Galen cabalgó hasta la distante fortaleza y, tan pronto como divisó un montón de piedras, pudo verla en lo alto de un montículo de escombros de lo que en su día fuera una torre.
Detuvo su caballo en los alrededores del viejo castillo y saludó con la mano; ella no le devolvió el saludo, lo miró desde arriba, muy ceñuda. Sin embargo, el perro tullido que la acompañaba se levantó de su siesta al sol y fue cojeando a recibirlo. Galen se bajó del caballo y se agachó a acariciar al animal. Suspiró, se enderezó y, haciéndose sombra con la mano enguantada, alzó la vista.
—¡SooHyo, no parece que estés muy segura ahí arriba! —le gritó.
Ella respondió dándole la espalda. Gruñendo, Galen se abrió paso entre las rocas que habían ido desprendiéndose de la estructura con el paso de los siglos, y se situó justo debajo del montículo de escombros.
—Sé que no quieres hablar conmigo, pero, por favor, baja de ahí. Si te caes...
—¿Qué más da si me caigo? —le replicó.
—La autocompasión no te pega —la reprendió su primo.
—No se te ocurra sermonearme —contestó ella con frialdad, pero, aun así, bajó del montículo de piedras.
Galen la vio descender poco a poco y se acercó a ella para ayudarla los últimos metros. Ella ignoró la mano que le tendía, y saltó al suelo, luego se sacudió el polvo de las manos en la falda negra y se recolocó el espantoso sombrero antes de mirarlo con los ojos entrecerrados.
—¿Cómo has llegado hasta aquí? Me sorprende que Darfield te lo haya permitido —inquirió acida. —Eso suponiendo que lo sepa, ¿o nos estamos viendo a escondidas otra vez?
El joven se cogió tas manos a la espalda y la miro con un gesto de desaprobación.
—Te aseguro que es perfectamente consciente de mi presencia. He venido a disculparme, pequeña.
—Supongo que, igual que Darfield, creerás que debo hacerte una reverencia cortés y decirte que todo está olvidado.
—Sólo espero que tengas la delicadeza de escucharme —confesó él.
SooHyo se encogió de hombros, indiferente, y empezó a caminar hacia lo que en su día había sido el patio interior del castillo.
Galen la siguió.
—Sé que debe ser terriblemente difícil digerir todo lo sucedido, pero quiero que sepas que yo no pretendía hacerte daño.
SooHyo rió con desdén.
—¿No me digas? Debiste pensar que, como no pretendías hacerme daño, me iba a alegrar de tu engaño cuando todo hubiese terminado.
—SooHyo, no espero que lo entiendas, ni siquiera lo entiendo yo, pero no quería irme sin decirte lo mucho que siento haberte hecho esto. Jamás me lo perdonaré.
No la consolaba, pero era suficiente.
SooHyo sorbió el aire y se sentó derrotada en una pila de piedras que en su día había sido un banco. No estaba tan dolida como para no apreciar el arrepentimiento sincero de su primo.
—Ay, Galen —suspiró al fin con tristeza. —No voy a fingir que lo entiendo, pero no te guardo ningún rencor.
Este se sentó a su lado.
—Eso es todo un detalle, SooHyo, y mucho más de lo que merezco o podía haber esperado. Sin embargo, tengo la sensación de que todo esto no es por mi —le dijo en voz baja.
Ella asintió con la cabeza y bajó la mirada.
—No deberías haberlo hecho, pero, al final, da igual lo que hicieras, porque él nunca me habría creído. Nos vio en la pérgola el día que llegaste y me preguntó quién eras. Le dije que eras un grumete y que conocías a Bang, pero no le dije que eras primo mío. Con eso le valió para dar por sentado que le había mentido en todo lo demás.
—Entiendo. Eso no fue muy justo por su parte.
—Fue horriblemente injusto.
—Sí, pero ¿qué elección le quedaba? —le preguntó él con ternura.
Confundida, ella lo escudriñó.
—Podría haberme creído, Galen. Nunca le di motivos para que dudara de mí.
—Nunca le diste motivos, pero intenta ponerte en su lugar. ¿Qué habrías pensado tú? —la joven se sonrojó y miró para otro lado. —Tienes razón, SooHyo. Debería haberte creído, pero no es tan imperdonable que no lo hiciera, ¿no te parece? Tú no fuiste del todo sincera. Y dados los sucesos posteriores, es perfectamente comprensible que tuviera sus dudas.
Ella frunció el cejo, pensativa.
—Aunque admitiera que tu razonamiento tiene cierta lógica, que no es el caso, la cuestión es que no confió en mí. Es más, él también me mintió. No me dijo que sabía que la muñeca que tú habías traído no era la de verdad. Me acusó de ponerle los cuernos cuando él acababa de estar en casa de su amante. Tengo que preguntarme si el afecto que me profesa es verdadero o le dice las mismas cosas a ella.
Su primo rió, ignorando el cejo fruncido de SooHyo. Jungkook la quería, seguro. El hombre estaba completamente loco por ella. Su prima murmuró algo por lo bajo.
—Disculpa, SooHyo, pero el hombre al que acabo de dejar está tan atormentado por la sola idea de perderte que apenas puede articular palabra. Se pasea por la biblioteca como una pantera, asomándose constantemente a la ventana para ver si vuelves. Apostaría a que sus ojeras son de las noches que ha pasado en vela pensando en ti y sólo en ti.
Ella puso los ojos en blanco y se levantó, luego se acercó despacio a lo que quedaba de la contramuralla. Su primo la siguió y cubrió la distancia que los separaba hasta situarse justo detrás de ella.
—Lord Hunt me ha contado cómo Darfield te recogió del suelo herida e hizo guardia junto a tu cama, noche tras noche, rezando sin parar para que te recuperaras. Eso no es propio de un hombre que miente sobre sus afectos. En cuanto a su amante, tengo entendido que, entre los nobles, los amoríos ilícitos son de lo más corriente, pero no creo que el hombre al que he dejado en la biblioteca vuelva jamás con su amante.
SooHyo se agarrotó.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —le preguntó serena.
—Porque sé de buena tinta que Darfield habría dado su vida por la tuya. Te habría infundido su propia vida si hubiera podido. Te habría atrapado la luna y habría apagado el sol si con eso hubiese conseguido devolverle la vida. No le eras indiferente, en absoluto, SooHyo. Lo aterraba la idea de perderte. Un hombre que siente tanto por una mujer no necesita una amante. Los hombres cambian, pequeña. Yo he cambiado, te lo aseguro.
Ella lo miró inquieta por encima del hombro.
—Perdónalo, SooHyo. Perdónalo como me has perdonado a mí. Él lo merece mucho más que yo; te juro que es más que digno de tu amor.
Entonces la joven se volvió hacia él, y Galen la abrazó con fuerza. Luego le besó la coronilla y la soltó.
—Ya he dicho lo que había venido a decir. Tengo permiso para escribirte, pequeña. Me voy a las Indias Orientales hoy mismo; te haré saber si consigo un puesto, uno legítimo —sonrió.
Tras cogerle la barbilla cariñoso, su primo dio media vuelta y dejó a SooHyo de pie junto al viejo muro de piedra.
Al subir de un salto a su caballo, lo sorprendió lo mucho que le temblaban las manos. Su delito era peor, mucho peor de lo que había imaginado. Él solo había hecho tambalearse los cimientos de la confianza entre dos personas que se amaban de verdad. Y aquello lo lamentaría hasta el día de su muerte.
♡♡♡
Desde aquí es que se comienza a areglar todo
🥺🛐
Por cierto....
Les gustaría que al final haga una comparación entre la novela original y esta copia de jkFan, un resumen de todo y todo?
¿Quieren?
♡♡♡
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