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7.

HAVZEL

Abro los ojos lentamente y un dolor de cabeza se apodera de todo mi pequeño ser, ¿que mierda bebí ayer?. Me siento en la orilla de la cama y casi al instante siento como todo lo que había comido la noche anterior quiere salir en esta por un lugar que no debería.

Corro al baño y vomito todo lo que puedo, si lo hago me sentiré mejor, ¿verdad?

La primera fiesta la debía disfrutar pero recordarla bien, creo que se me pasó un poco la mano con el alcohol, y sigo pensando que algo se me olvida pero no sé que es.

Bajo hasta la cocina donde mamá prepara el desayuno.

—Buenos días—murmuro.

—Buenos días, ¿cómo amaneciste?

—Con resaca, se me pasó la mano un poco.

—Por suerte Noah te trajo sana y salva a casa.

Abro ligeramente los ojos y caigo en cuenta que eso era lo que se me olvidaba. Noah.

—¿Qué pasa?

—¿Con que, ma?

—Te sorprendiste, como si recordaras algo importante.

—No, para nada. Creo que iré a tomar un café y un pastel a la cafetería que te conté.

—Está bien, solo no regreses tan tarde, tu padre tiene doble guardia y yo tengo que ir al juzgado a resolver algunos asuntos con unos casos.

—¿Regresaran tarde?

—Un poco, te dejaré comida en el horno y compraré frituras nuevas, así ves una película, pueden invitar a Gia y Noah si quieres.

—Claro, ya encontraré que hacer, no te preocupes.

Se acerca y me da un beso en la mejilla.

Desde que tengo memoria he estado al cuidado de niñeras porque mis padres estudiaban, luego comenzaron sus trabajos donde subieron al éxito como espuma y eso solo los hizo ocuparse más durante el día, luego de tantos años las niñeras e fueron y comencé a quedarme sola, aun si ellos tratan de guardar todo su tiempo libre para pasarlo conmigo y esos días son mis favoritos, aunque no son muchos a decir verdad.

Luego de unos minutos en la calle finalmente estoy en la cafetería esperando que alguien venga a tomar mi orden, y espero que sea pronto porque me estoy muriendo de hambre y de dolor de cabeza.

—Alguien tiene resaca—se escucha una risa, su risa. Volteo a mirarlo con una cara de enfado, ahí está el maldito chico con apellido raro. Spinster, ¿que es ese apellido?

—Cállate.

Ríe por lo bajo.

—No debí proponer ese juego, pero tu no debiste aceptar jugar conmigo.

—Fue divertido en su momento, hasta que desperté hoy.

—Te tengo que decir que ebria eres un completo dolor de cabeza.

—Solo toma la orden porque...

—Dolor de cabeza, dolor de cabeza, dolor de cabeza — comienza a molestarme—dolor de cabeza, dolor de cabeza...

—¡Cállate Kilian, tú eres un maldito dolor de cabeza! — le grito solo para escucharlo él y yo.

Sonríe al lograr su cometido, molestarme sin piedad dentro y fuera de la escuela.

—¿Quieres lo mismo de siempre?

—Mjm, solo ponle un shot extra al café.

—¿De tequila como el de ayer?

—No, sabes bien de qué shot me refiero.

—Solo bromeo, enseguida traigo tu orden.

Se aleja y me deja sola finalmente, aprovecho para mirar el teléfono donde ya tengo un mensaje de Noah esperando.

"Hablamos luego"

Estoy en grandes problemas con él, Gianna aun no me manda nada pero seguro que también se quedó preocupada.

Después de unos cuantos minutos un plato con una rebanada de pastel y una taza con café aparecen frente a mí, su caliente olor entra por mi nariz y me relaja por completo de la resaca y el problemita con mis amigos.

—Gracias.

—Toma— me pone dos pastillas y un vaso de agua—tómalas para el dolor de cabeza que tienes.

—Gracias de nuevo.

—Solo asegúrate de no beber tanto la próxima vez.

—Tu búscate juegos más sanos la próxima vez.

Sonríe y asiente para luego ir a atender otras mesas.

Me tomo la pastilla y procedo a comer el pastel saciando el vacío que hay en mi estomago. Ahora no he visto a Alex, seguro que está dentro de la cocina y por eso tengo una rebanada más grande de lo normal.

Creo que me quedaré aquí un rato para perder el tiempo antes de regresar a casa, no quiero ver a Noah o Gianna, más que ver una película me espera un gran sermón por irme de la fiesta a mitad de la noche y ebria hasta la punta de mi pie sin avisar absolutamente nada.

Temo por mi vida, soy muy joven y merezco tener un esposo e hijos en el futuro.

[...]

Subo al camión de la escuela y me siento en el primer asiento libre que veo, desafortunadamente está cerca de Kilian quien me mira y suelta una risa por lo bajo, lo que sea que le divirtiera es un idiota porque no hay nada de malo conmigo, tampoco soy un payaso.

Unas cuantas calles y por fin mi mejor amigo sube, me mira y achica los ojos, se sienta a mi lado y suspira, puedo sentir la tensión de un regaño.

—¿Se puede saber a dónde fuiste el día de la fiesta?

Mmm.

—Me dijeron que te fuiste con un chico, ¿quieres explicar eso, Havzel Relish?

—Que mentira, me fui con Kilian.

—¿Y Kilian qué es?, ¿un perro?

—No es como piensas, cuando regresaba de mi ida al baño me lo encontré, comenzamos a jugar y terminé algo ebria, me llevó a mi casa y fin.

Él me mira y luego asiente lentamente.

—No vuelvas a beber, ibas a mi cuidado porque llegaste conmigo, ¿qué si te pasaba algo?

—Lo siento, Noah, en realidad no me iba a ir pero el me llevo afuera, no pasó nada malo.

—Nunca hay que confiarse, gracias al cielo tenía buenas intenciones. Pero te perdono.

—No volverá a pasar, lo prometo.

—Gianna estaba preocupada pero perdió su celular.

—¿Cómo lo perdió?

—Jugábamos algo y cuando quiso ver la hora ya no había celular, fue a hablar con Ian para que lo buscara cuando se limpiara todo.

—¿Y se besaron?

—¿Ian y ella?, no tengo ni idea.

—Tú y ella.

—Ah, por supuesto que no pero me alegró la fiesta hasta que te tuve que buscar y preocuparme, fueron algunas chicas quienes me dijeron que te habían visto irte con un tal Kilian.

—¿Por qué no te gusta?, es linda, amable, divertida, es una linda chica para que sea tu novia.

—Que no.

Me cruzo de brazos, ¿quién rayos le gusta entonces?

La clase de ciencias es la primera hora del día, lo bueno es que no nos toca geometría porque ahí si me muero del aburrimiento. Al entrar vamos a nuestros nuevos lugares adoptados.

La puerta se abre dejando ver a la maestra quien de inmediato comienza a hablar.

—Muy bien chicos, ya que hemos hecho lo de la investigación y la exposición, ahora iremos a una excursión para por las noches ver las estrellas y tratar de ver algunos planetas por un telescopio, será el día de mañana así que prepárense, nos quedaremos a dormir por lo que deben de llevar todo lo necesario, casa de campaña, cobijas, aperitivos que ustedes guarden para ustedes, linternas, ropa abrigada para las noches y parte de la mañana. Nos quedaremos en un lugar de camping, por las mañanas saldremos a investigar diferentes cosas para temas futuros de la clase, cada quien debe ir siempre acompañado de su pareja ya que ambos deberán tener las mismas notas. ¿Dudas?

—¿Cuánto nos quedamos? — pregunta Kilian alzando la mano tan rápido como la profesora termino de explicar todo.

—Dormiremos dos noches ahí y después volveremos por la mañana del tercer día siguiente, es una corta estancia, y totalmente obligatoria porque de eso dependerá su calificación.

Un campamento educativo puede ser genial y a la vez aburrido, pero... ¿qué puedo perder?

KILIAN POV

—¿Cómo voy a ir a esa tonta excursión?, tengo que cuidar a mis hermanos, no los puedo dejar dos días y una mañana solos, ellos dependen de mis cuidados y...

—Kilian cálmate— Ian toma mis hombros.

—No me digas que me calme, tú no tienes hermanos a tu cargo.

—Kilian, puedes dejar a Oliver y a Olivia con mi madre los dos días, mi padre aún no piensa volver de su viaje de negocios, ellos se pueden quedar los tres días, mamá los llevaría a la escuela y los cuidaría bien, estará feliz de volver a hacer desayunos tiernos y llevar a alguien de la mano hasta la puerta del salón.

—¿Estás seguro de eso?

No lo sé, ¿mis hermanos serían capaces de estar sin mí?, tal vez el que no es capaz de dejarlos soy yo, es difícil, ellos están a mi cargo y si les pasa algo sería mi culpa.

—Se lo preguntaré y te mandaré el mensaje, luego pueden dormir los tres en mi casa para que no los levantes muy temprano y no pasen frío.

Me quedo mirando a mi mejor amigo pensando en toda la posibilidad de dejarlos solos y si mi cabeza estaría en paz, así que decido acceder, porque para mi es de vida o muerte, no puedo darme el lujo de reprobar una sola materia.

—No sé qué haría sí no fueras mi amigo.

—Soy el mejor, además se que a mi madre le encantará cuidarlos, sabes que realmente debe de ser de esa manera, de no ser por tu trato al cual ella accedió.

—Ya deja eso, lo hablamos mucho, no quiero que mis hermanos tengan un gran cambio, tuvieron suficiente con que mamá que fuera, no necesitaban un cambio de casa de golpe.

Quiero ser un mejor hermano mayor...

Pasan unos minutos después de unas cuantas paradas y el autobús hace su parada en la esquina cerca de casa, dejo todo en su lugar, tomo mi celular y salgo para ir con mis hermanos hasta la casa de mi vecina. Los pequeños están jugando en el patio de enfrente con algunos carros de juguete, mientras que la señora Fools los ve con una sonrisa desde una silla.

—¡Kilian!— corre a abrazarme Via.

—Muchas gracias por cuidarlos señora Fools— le doy una sonrisa.

—Cuando necesites Kilian, yo amo a estos niños.

—Adiós— se despiden ambos pequeños. Los llevo de la mano hasta casa, entramos y ellos corren a la sala, Oli a leer y Via a ver caricaturas.

—¿Qué quieren comer? — les pregunto mientras me recargo en el respaldo del sofá y capto su atención.

—Pizza— dicen ambos con grandes sonrisas. Pizza... no sé hacer pizza, pero sin duda me sé el número.

— Está bien, pediré una pizza— me siento junto a ellos— el día de mañana me tengo que ir a una excursión por tres días.

Ambos voltean a verme como la mismísima exorcista, hasta escalofríos me han dado.

—¿Y nosotros iremos contigo? —pregunta Oli dejando el libro de lado, parece asustado.

—No, ustedes se quedaran a cuidar la casa, aquí solos.

Ambos ponen una cara de terror, se miran entre ellos y luego devuelven la mirada hacia mí negando como si de eso dependiera su vida.

—¡No!, ¡no nos dejes solos aquí!

Suelto una carcajada por lo ingenuos que son. Era de esperarse, tienen una corta edad.

—Obviamente no los dejaría solos, se quedarán con la señora Allen, ella los cuidará y llevará a la escuela mientras yo no esté.

Eso parece calmarlos un poco, o al menos a Via, porque Oliver me mira por unos segundos más. No estoy feliz con dejarlos pero no quiero hacerles saber porque si no se aferraran más a no dejarme ir.

La ventaja de todo esto es que me podré divertir, la desventaja es que tendré que estar con el dolor de cabeza, o sea Havzel.

Mala suerte para mí.

Después de comer pizza y pasar la tarde ayudándoles a hacer sus tareas la noche llega para nosotros eso quiere decir que es tiempo de ir casa de los Allen, ya tengo todo listo para el campamento más inesperado de mi vida. Los pequeños toman sus mochilas de escuela y otra con su ropa y uniforme, Olivia lleva su muñeca que por ahora se llama "chile que no pica con papas", y Oliver su libro y un peluche del perro policía de "Paw Patrol". Ellos ya traen sus pijamas puestas, Via una de princesas y Oli una negra de tela satinada, es como un hombre mayor atrapado en un cuerpo de siete años.

—Quédense aquí, meteré todas mis cosas al maletero. Vayan por un suéter y una chamarra mientras regreso— les digo a los pequeños, ellos asienten y corren a las escaleras.

Salgo con todas las cosas en mis brazos y manos, como puedo abro la cajuela con el control de las llaves, dejo caer todo dentro y comienzo a acomodarlas para que quepa todo. Vuelvo dentro y voy con mis hermanos quienes ya tienen sus chamarras y sus suéteres puestos, sin más que esperar vamos hasta el auto para no tardar más en ir con los Allen.

Durante el camino solo podemos escuchar a Olivia cantar, tararear y bailar en su silla de auto, me recuerda tanto a alguien, con la diferencia de que ella no me exaspera como la otra persona.

Luego de veinte reproducciones de las mismas canciones de Frozen exigidas por Via, llegamos a casa de los Allen, en cuanto estamos frente a la puerta esta se abre dejando ver a Ian.

—Mis hermanos favoritos, pasen.

—Buenas noches Ian—murmura Oliver.

—Hola Iancito—Via le abraza la pierna

—Hola dispar, mamá está muy emocionada de que estén aquí.

—Eso es totalmente verdad, ya los extrañaba en casa.

La señora Allen baja las escaleras, esa dulce mujer es un completo ángel para nosotros, a pesar del estatus y todas las cosas que separan a su familia de la mía, ella nos ha acogido como sus hijos desde el día uno en el que me hice amigo de Ian. Ve por nosotros como si fuéramos su sangre, y eso es agradable pues actualmente no tenemos muchas personas en las que confiar.

—Hola Kilian—me abraza fuerte y reconfortante.

—Hola Alice, gracias por este enorme favor, necesito esa calificación y no podía dejar a mis hermanos solos.

—Siempre los puedo cuidar yo, no te preocupes nunca por eso.

A pesar de tener eso muy presente y que ella lo diga día con día, siento que es mi responsabilidad completamente, además me da algo de pena, no me gusta molestar a la gente.

—A ver pequeños, hice galletas en forma de coronas y vestidos, también hice unas en forma de varitas y lentes como los de Harry Potter. ¿Quieren decorarlas?

—¡Sí!—grita Via mientras da pequeños saltos.

—Ajá—murmura Oliver, en el fondo sé que está emocionado, pero de esa manera demuestra su felicidad.

—Por cierto Kilian, Ian me contó sobre el juego de hockey y ese último gol, estoy muy orgullosa de los dos.

—Gracias...

—Pueden relajarse, jueguen videojuegos, vean películas o algo, yo cuidaré de los pequeñitos.

La señora Allen se va con mis hermanos a la cocina y nos deja solos.

—Ya relájate hombre, solo serán unos días.

—Espero que se pasen rápido.

—Solo trata de disfrutarlos, anda, papá me mandó una consola y videojuegos nuevos.

Espero poder despejar mi mente para estar al cien por ciento para la escuela y no afectar mis notas, de eso depende entrar a la universidad de mis sueños y superarme, solo quiero ser el mejor para sacar adelante a mi familia y no decepcionar a nadie a mi alrededor.

Es ese gran peso que cargo en mis hombros día a día.

La mañana siguiente todos hemos despertado muy temprano para poder desayunar antes de ir a la escuela y tomar el autobús que nos llevará hasta nuestro destino de campamento, el auto de la señora Allen está a tope de cosas mis y de Ian, también han venido los pequeños porque luego de dejarnos a nosotros irán a dejarlos a la escuela.

—Parecen sanguijuelas—murmura Ian viendo por el espejo retrovisor.

Olivia mira la ventana pero no suelta mi mano y Oliver está aferrado a mi cuerpo como si de eso dependiera su vida.

—No me voy para toda la vida pequeños.

—No importa—murmura Oliver.

—No los molesten, aman a su hermano mayor y lo extrañan aunque sean días, pero nosotros nos divertiremos mucho más que ellos, los llevaré al parque de diversiones, comer helado, les compraré juguetes y serán los mejores días.

—Gracias por eso, aunque Via tiene prohibido consumir azúcar después de las ocho.

—Lo sé, lo aprendí a la mala la última vez.

La hiperactividad de Via es difícil de llevar día con día, por esa razón ella tiene limitadas ciertas comidas que tienen mucha azúcar, en ocasiones doblo las manos y la dejo comer, pero tiene un horario muy estricto que mamá le colocó, durante el día se va disminuyendo los alimentos con azúcar y después de las ocho nada de ella, porque es imposible hacerla dormir con azúcar en su sistema, nos desvelamos juntos hasta que le llega el sueño, la última vez terminamos durmiendo a las tres de la madrugada.

Luego de algunos minutos finalmente llegamos al estacionamiento de la escuela donde ya hay mucha gente esperando que suban su equipaje al autobús de viaje que usamos los equipos de la escuela para movernos a los torneos.

Alice estaciona y de inmediato vamos a bajar el equipaje para que lo suban cuanto antes los choferes al autobús, acomodo una de mis mochilas en mi hombro y me acerco a la puerta donde están mi dos pequeños hermanos.

—Kilian—dice Oliver por lo bajo.

—¿Qué pasa?

—¿Prometes volver pronto?

—Sí, Oliver, solo son tres días y pasarán volando porque se divertirán con Alice.

–Es que mamá se fue al hospital y ahora tú también te vas. ¿Y luego qué?, ¿Via y yo nos quedamos solos, o Via también se irá?

—Oli, solo iré tres días y luego volveré por ustedes, no te preocupes, trataré de llamarlos en un tiempo libre que tenga, no te asustes—revuelvo su cabello un poco y parece que decirle que lo llamaré lo tranquiliza.

—Me traes un recuerdo Kilian.

—Voy de campamento Olivia, no de vacaciones.

—¿Entonces no me traerás nada? —hace pucheros.

—Okay, ¿te parece una roca?

—Pero que sea una roca bonita—me abraza y no puede faltar un beso en la mejilla.

—Los quiero, nos vemos en unos días, pórtese bien, lávense los dientes y hagan caso a Alice.

—Lo prometemos, adiós—alargo la palabra. Cierro la puerta y por la ventanilla les digo adiós con la mano hasta que salen del estacionamiento de la escuela.

—Me duele dejarlos solos.

—Tú sabes que ustedes tres deberían vivir con nosotros, tu mamá le dejó la tutela en espera a mi mamá, pero no te preocupes que están bien.

—Lo sé, pero aun así es difícil dejar las cosas como las conocemos, es un cambio grande incluso para mi, vamos a nuestro ritmo.

—Eres un terco, pero está bien, cuando estén listos pueden venir con nosotros a vivir— suelta una risa.

—Para cuando me haga a la idea mamá ya está en casa de nuevo.

—Esperemos que así sea. Venga hay que elegir los mejores lugares en el autobús.

Subimos al autobús y es imposible no divisar a Havzel por la parte media, está enrollada en una cobija rosa, y a su lado está Townsend mirando por la ventana sabe que cosa. Curiosamente los asientos a su lado del otro lado del pasillo están libres así que no pienso ni un segundo guiar a Ian hasta ellos. Son minutos para poder molestarte. Me siento del lado del pasillo quedando a pocos centímetros de ella quien finge demencia y no me mira ni un segundo.

—Hola, buenos días ebria.

—No molestes.

—Solo estoy siendo amable, pero si quieres que molesté de verdad lo haré.

—Es en serio, es muy temprano para comenzar a aguantarte.

—Okay, esperaré que se haga más tarde para hacerlo.

Gira los ojos y se recuesta en el hombro de su amigo.

—¿Ahora eres su amigo?

—Claro que no Ian.

—Te vi salir con ella en la fiesta, ¿coronaste?

—Por supuesto que no, estaba tan ebria que hablaba arrastrado, la lleve a su casa.

—Se te ablandó el corazón.

—Solo ese día, me gusta molestarla y verla enojada, además también se enoja su amigos el nuevo.

—Moléstalos lo que quieras, solo deja en paz a Gia, mamá me mataría si se entera que también la molestamos.

—No te apures, Gia me cae bien.

—Bueno entonces como escuche que la molestarás mas tarde podemos dormir un poco.

—Solo no comience a lanzar manotazos.

Gira los ojos y se gira hacia la ventana.

Cierro los ojos y abrazo la almohada en mis brazos, recargar energía para estar al cien por cien en el campamento, necesito estar bien despierto para hacer el trabajo lo mejor que se pueda porque mi pareja de estudio parece un poco despreocupada a veces respecto a la escuela, lo he notado cuando estamos en clase de álgebra y prefiere escribir corazones en su libreta antes que lo que pone el profesor en la pizarra.

No tengo idea de cuando el autobús comenzó a moverse porque nos quedamos dormidos todos, pero ahora que barro los ojos sé que vamos en carretera tal vez a mitad de camino. Miro al lado y está dormida, tan tranquila que ni siquiera sus respiraciones son notables. Pues esa tranquilidad se le irá de inmediato.

Subo mi pierna a la suya y despierta al instante.

—¿Te desperté? — pregunto con una sonrisa burlona.

—Quita tu pierna—susurra y la empuja sin éxito porque hago la mayor fuerza para que no caiga.

—Es más cómodo así.

—Kilian, de verdad solo déjame dormir y deja de molestar— se queja por lo bajo.

—Que lastima, porque no la quitaré, además tu dijiste que molestara más tarde y ya es más tarde.

Comienza a empujarla pero hago fuerza para que no pueda quitarla, posiblemente somos los únicos despiertos y peleando, así que toda esta mini guerra es en susurros. Al no tener éxito con sus empujos no le queda más que suspirar y mirarme con enojo.

Adoro ser odioso con ella, se enoja y parece ardilla o algo así.

—Te odio mucho Kilian Spinster.

—Gracias, te pondré en la lista— me acomodo para volver a dormir. Realmente necesitaba estirar al menos una pierna porque me estaba dando un calambre, además Ian piensa que está en su enorme cama y se estira como si estuviera solo.

Al igual que todos vuelvo a dormir, las pocas horas de sueño gracias a Ian y su estúpido "una partida y ya", no me hicieron justicia al despertar esta mañana, de verdad necesito descansar pero no podía perder la oportunidad que tenia a un lado.

Pasa una media hora tal vez cuando vuelvo a despertar, Ian ya está despierto y Havzel también, lo sorprendente es que no ha quitado mi pierna, supongo que no tenía fuerzas para seguir peleando o tiene un gran corazón y no quiso despertarme, aunque si yo fuera ella no me hubiera importado despertar a quien me molesta.

Ian toca mi hombro y me señala la ventana, un gran cartel de madera que dice "Bienvenidos a zona de camping", por fin hemos llegado, y es cuando decido bajar la pierna y dejarla en paz un rato.

—Por fin llegamos, es incomodo este autobús.

—Claro, parecías muy cómodo con tu pierna brincando el pasillo, ¿seguro que te cae mal?

—Muy seguro.

Nos detenemos en una zona para estacionar autos, la maestra se levanta y se pone al frente en el pasillo para poder dar indicaciones.

—Bajaremos en total orden fila por final, de igual manera tomarán sus maletas y después armaron las casas de campaña con sus parejas de excursión, es decir con su pareja de exposición.

¡¿Qué?!

—¿Maestra, se da cuenta que las parejas son mixtas? — dice Havzel con el dedo índice alzado como una sabelotodo.

—Claro que me doy cuenta señorita Relish, tampoco es como que puedan hacer mucho en una casita de campaña, ¿o sí?

La castaña se encoge en su asiento y se pone roja ya que todos entendimos el doble sentido de la respuesta de la maestra. A mi parecer si se puede hacer de todo en una casita de campaña, es solo falta de imaginación que no tienen los viejos de ahora. Por supuesto que Havzel y yo no haremos nada en esa casa de campaña de ninguna manera.

—Pero cada quien trajo su casa de campaña — dice alguien de atrás.

—¿Piensan dejar su ropa, cuadernos y comida afuera?, trajeron maletas como si nos quedáramos una semana. Confío en ustedes, estaré con ustedes todo el tiempo así que no se pasen de listos.

Tiene razón, no pienso dejar nada mío al aire libre, pero dejaré que Havzel elija como dormir.

—Pueden comenzar a bajar.

Al bajar tomamos nuestras cosas que están por todo el suelo porque al chofer no le importa en lo más mínimo si mi maleta se ensucia, por suerte no se me pierde nada.

—Bueno, yo iré con mi pareja para poder armar la casa de campaña, te buscaré en un rato para poder ir a dar un recorrido y conocer el lugar, diviértete— dice Ian mientras se aleja en busca de su compañera.

Giro sobre mi mismo en busca del castaño dolor de cabeza, por suerte no tardo en encontrarla gracias a que no para de moverse en su lugar mientras habla con Gia y Townsend. Me acerco a ellos y me detengo justo detrás de ella, su cabello y ese olor a frutos que percibo casi chocan con mi rostro

—Hola.

—¿Qué?— pregunta Havzel.

—Hay que construir las casas de campaña, ¿crees que hace calor para estar aquí afuera?

—Espera un rato.

—No puedo, mientras más rápido lo hagamos más tiempo de estar lejos uno del otro, así que andando.

Gira los ojos y mira a sus dos amigos.

—Nos vemos más tarde chicos.

—Te buscaremos más tarde Havz.

Los dos caminamos a la par del otro alejándonos de sus amigos en busca de un buen lugar para poner las casas de campaña. Miro a mi alrededor, la mayoría ya ha tomado lugar, no podré estar junto a Ian porque ya está ocupado su alrededor, además, si elegimos un lugar en el centro, será difícil de encontrarla por las noches, así que lo mejor es por la orilla, y a lo lejos veo un lugar libre perfecto.

—Ahí — señalo con el dedo., por suerte no pone objeciones y solo me sigue hasta el punto.

Llegamos al lugar, sacó la pequeña lona que se coloca debajo de la casa y la extiendo, con un par de clavos especiales la ajusto al suelo para evitar cualquier incidente durante la noche.

—Usemos la mía para dormir— dice.

—Es pequeña, utilicemos la mía.

—¿Por qué deberíamos?

—A la mía se le pueden colocar colchonetas por abajo, así que no es tan incómoda y casi no tocaremos el suelo, además es más grande.

—Está bien.

Creo que alguien no está de humor para pelear.

Sacamos primero la mía que es la prioridad ya que en esa dormiremos, y después pondremos la que ella trae para poder meter ahí las mochilas, las de ropa de ambos y las grandes maletas de comida que traemos cada uno.

Me ayuda a extender la tienda para poder ubicarla, armamos los palos y comenzamos a pasarlos por sus lugares en equipo, pero no funciona muy bien porque parece que nunca ha ido a acampar porque no tiene ni las mas mínima idea de donde se mete cada una de las cosas.

—No, ese no va ahí.

—Déjame hacerlo como yo quiero— sigue metiendo el palo donde no es.

—Es que no es donde tu quieres, es donde tiene que ir y ahí no es.

—Eres como controlador, no me gusta como vibras.

—Esas son puras tonterías, dame eso—se lo quito de las manos y lo pongo donde debería de haber estado desde un principio

—Eres un odioso.

Volteo a mirarla, tiene la cara enojada o eso quiere aparentar porque su cara es como de una niña tierna, no es fácil de cambiar esas facciones, lo dije antes, es como ver a una ardilla rabiar pero lo único que puedes pensar es en un tierno animalito café con grandes mejillas.

—Gracias, ese odio me hace bien, reconforta .

—Ya no te ayudaré con eso.

—Bueno entonces podrías traer las colchonetas.

—No, hazlo tú señor todo lo hago yo.

—Entonces duerme en el suelo y arma tu sola tu tienda.

Me levanto para ir por las colchonetas pero ella corre a estas y las trae.

—Ya sé con qué chantajear.

Me mira mal y se gira para comenzar a armar los palos de la otra casa de campaña por si sola, aunque lo intente sé que terminaré armándola yo pero al menos se mantendrá en silencio y fuera de mi área de trabajo para armar algún desorden.

Luego de armar las dos casas y ordenar todo para por la noche solo acostarnos a dormir, cada uno se ha ido con sus amigos para no vernos hasta la noche donde tengamos que convivir obligatoriamente, por lo pronto tomamos un aire uno del otro.

—Ojalá me hubiera tocado dormir contigo y tus cómodas colchonetas. Tendré que dormir en el suelo duro, no pensé en traer esas cosas.

—No seas exagerado, al menos no dormirás con un dolor de cabeza a tu lado.

—¿Hablas de Havzel?

—Por supuesto que sí.

—¿Por qué le dices así?

—Porque es lo que es, un total dolor de cabeza que no deja de dar la contraria o hablar, molesta mucho, acaba con mi paciencia y es horrible que lo tome como burla y solo lo hace a propósito.

—Pero tú también la molestas.

—Porque es divertido, es diferente molestar un rato a hacer perder la paciencia a alguien.

—Pero tuviste buena suerte porque ella es guapísima.

—¿Y eso que?

—También tiene lindas piernas y he escuchado a la gente decir que besa bien y hace que los siete minutos en el paraíso valgan totalmente la pena.

—Pero no quiero averiguarlo, yo no la veo de esa manera.

—De verdad que eres odioso, pierdes oportunidades como si ella no supiera que las chicas dicen lo mismo de ti, seguro que quiere contigo.

—Pero yo no.

—Eres odioso a veces.

—Ya me lo dijeron hace rato, tantas veces que me harán llorar toda la noche.

—Odioso y exagerado, lo que me faltaba.

—Cállate, tú eres igual o peor.

Alza los hombros con una sonrisa.

—¡Chicos! — se escucha el grito de la maestra, Ian y yo giramos para verla, tiene un mini megáfono—vengan todos aquí, en una hora nos iremos para la excursión para un tema próximo de la clase.

Todos nos acercamos a ella hasta hacer un gran círculo a su alrededor para poner atención a las próximas indicaciones.

—Bien, en una hora nos reuniremos todos aquí, son las 11:30, así que nos vemos a las 12:30, nos iremos a las una, duramos una hora y media aproximadamente, después tendrán el día libre. Tendrán que llevar ropa adecuada para caminar, llevarán un cuaderno y pluma para escribir, también sus celulares para tomar fotografías.

Una vez termina de hablar voy hasta mi tienda para poder tomar lo necesario antes de salir a la caminata, me agacho para abrir el cierre pero un grito chillón me detiene de inmediato.

—¡Me estoy cambiando!

—Discúlpame, avísame la próxima, no olvides que mis maletas también están ahí.

Me pongo de pie y le hago guardia en espera de su salida, por suerte no tarda tanto como pensé.

—Gracias al cielo, ¿por qué apesta?, seguro que te huelen los pies.

—Si, por supuesto que me huelen los pies.

—Lo sabía, tienes cara de que no te bañas seguido.

—No quiero pelear ahora así que hay te quedas, solo asegúrate que el dolor no venga de ti que es lo mas seguro.

—Pues vete entonces, porque me gusta molestar y no soportas cuando lo hago.

Espero que se dé la vuelta rodando los ojos y se vaya en buscar se sus amigos pero no lo hace, en lugar de eso continua mirándome.

—¿Qué?

—¿Crees que haga mucho frío por la noche?

—Tal vez haga un poco de frío ahora, por la noche debe hacer más.

Hace una mueca.

—Solo he traído una cobija además de mi bolsa de dormir.

—He traído lo mismo, no creo que muramos de frío, me buscas cuando ya nos vayamos, y alista tu cuaderno porque no te pasaré ningún apunte.

—Yo no te buscaré, búscame tú.

—Me caes mejor ebria—digo antes de entrar y cerrar la cremallera, solo escucho como se aleja hasta que ya no hay más ruido.

Repito, es un dolor de cabeza, no sé qué tiene que no congeniamos, no es una típica persona con las que convivo diario en la escuela, ella es diferente, pero diferente mal, y odio que me haya tocado trabajar con ella porque sé que será difícil, más si con cada cosa que hago o le digo gira los ojos como si de eso dependiera su vida.

Exasperante.

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