3.
KILIAN
El día de ayer definitivamente no se volverá a repetir, me refiero a que ella se quede más tiempo de lo debido tocando las cosas de mi casa y compartiendo tiempo con mis hermanos, eso es todo un error porque se supone que haríamos el trabajo y se iría, incluso le dije a Via que no le hablara porque era vampira y eso le da miedo, pero lo olvidó desde el momento que le abrió la puerta, ahora no deja de preguntar cuando su amiga vampira regresará a casa para hacer sopa.
-¿Cómo te fue con Havzel?-pregunta Ian cuando se detiene frente a mi en la valla.
-Fue totalmente normal-me pongo de pie con el stick en la mano.
-Kilian, no te creo para nada, tenias a una chica bonita en tu casa ¿y el día fue normal?, seguro que si...
-Fue normal, llegó y Via se presentó como siempre lo hace, avanzamos el trabajo y después Via tenía hambre y como no sé hacer la sopa que le gusta ella la hizo y después se fue.
Voy hasta la pista donde está él y patino hasta el centro.
-¿Qué hay de Oli?
-Ya sabes como es él, no habló con ella.
-¿Y qué más pasó?, ¿la conociste más?
-No, nada de eso, solo te puedo decir que le gusta el pastel de zanahoria porque los caminos de la vida son tan raros que tuve que ser su mesero ayer.
-¿De verdad?, eso es tener mala suerte pero tal vez ya nunca regrese.
-¿Por que no lo haría?
-La molestaste tanto ayer que ya te aborrece, no irá al lugar de una persona que no soporta-lanza el disco lejos hasta que entra a la portería.
-Pero tendremos que vernos para el trabajo así que no me salvo mucho, al menos se mantiene callada más de lo que pensé. ¿Y a ti cómo te fue con tu compañera?
-Fuimos más inteligentes que tú y lo dividimos, yo hice la primera parte ayer y ella lo hará ahora.
-No se me ocurrió en ningún momento...
-Pues claro que no, tu eres un cerebrito que tiene que tener todo bajo control respecto a lo escolar y yo soy un flojo que busca hacerse la vida más fácil.
Si, eso es muy Ian.
-Y como eso no se me ocurrió hoy tengo que ver a Havzel de nuevo-lanzo otro disco con fuerza desde el centro anotando perfectamente.
-Suerte con eso, tal vez ahora si la beses.
-Que no la quiero besar, por Dios.
El entrenamiento acaba tan rápido que se me ha hecho extraño, pero después lo comprendí al escuchar al entrenador contar que tenía una cita con la enfermera de la escuela, lo cual me causa repulsión al pensar que dos personas como ellos se besaran, y ni siquiera debería estar pensando en eso sino en el trabajo, el cual estamos por acabar si es que Havzel no se tarda mas en llegar a mi casa, donde justo ahora estoy esperándola.
-Kilian- me llama Via.
-¿Qué pasa?
-Tengo hambre, muchisisisisisima- hace un puchero y sus famosos y efectivos ojos de cachorro recién regañado.
-Pedí una pizza, ya casi llega.
-¿Helado también comerá? - pregunta mientras me muestra su muñeca; siempre tiene nombres diferentes para ella, y sus nombres consisten en la comida que le gusta por ese día, una vez la muñeca se llamó: Hamburguesa con papas y otra Zanahoria con ranch.
-Sí, helado también comerá.
Aplaude con emoción y corre para contarle a Oliver que comeremos pizza como si no nos alimentamos de eso al menos unas dos veces por semana.
Trato de ir a sentarme en el sofá pero justo suena el timbre y no me queda de otra que suspirar cansado e ir a abrir la puerta. Supongo que es el repartidor o Havzel, y efectivamente es el repartidor.
-Hola, aquí tienes- me da la caja roja-una pizza con pepperoni extra. Serían 9 dólares- pago la comida y me regresa el cambio para luego sonreír-Muchas gracias por su preferencia.
-Gracias-vuelvo adentro para ir hasta con mis hermanos y mostrarles la gran caja que despide un olor exquisito.
-La pizza ha llegado, hora de comer pequeños disparejos.
Ellos brincan del sillón y corren frente a mí hasta la cocina, les pongo un plato rojo a cada uno y vasos con popotes.
-Gracias Kilian- dice Oli cuando le doy su porción y su jugo de manzana en cajita.
-¿Tú no vas a comer? -pregunta Via.
-No, la chica que vino ayer tiene que regresar para hacer un trabajo de la escuela, comeré después de eso.
-¿Es tu novia?
¿Esa mi novia?, ni en sus sueños más húmedos nosotros llegaremos a ser más que unos simples compañeros que están obligados a compartir oxígeno y palabras.
-No.
-Mi amiga vampira sería muy joven cuando tú seas un viejito con bastón.
Ambos siguen comiendo sin volverá preguntar sobre la vampira de Havzel, por suerte porque no soportaría estar contestando preguntas de dos niños de seis años sobre un tema que no me interesa o les enriquecerá las mentes. Para mi suerte el timbre suena haciéndome saber que ella ya ha llegado pues no estoy esperando a nadie más, ojalá que este trabajo termine antes de lo pensado.
-Hey- saluda sonriendo cuando abro la puerta.
-Pasa-me hago a un lado dejándole el camino libre, y con toda la confianza del mundo entero va hasta la sala y se sienta justo donde lo hizo ayer.
-¿No están tus hermanos?
-Están en la cocina, comiendo, pero eso no debe importarte.
-Oh, es que les traje algo.
¿A qué rayos se refiere con algo?, pueden ser muchas cosas, algo del parque, algo de comer, algo como un chiste o una buena sonrisa, no entiendo qué quiere decir.
-¿Algo de qué?
-Es una sorpresa para ellos.
¿Por que les trae sorpresas?, los conoce hace un día y menos de cuatro horas, debe tener un problema mental que toma confianza en la gente y sus casas tan rápido, ni siquiera está segura de caerle bien a Oli, a veces yo tampoco estoy seguro pero el punto aquí es: ¿por qué les regalaría cosas?
-Deja tus sorpresas de lado y hay que trabajar para acabar de una buena vez.
Apenas conoce a mi hermanos, ni siquiera está segura de caerle bien a Oli, a veces yo tampoco estoy seguro; el punto aquí es... ¿por qué les regala cosas?
-De acuerdo, podemos comenzar donde nos quedamos, justo en la masa de...
-¡Havzel! - grita esa chillona voz que se supone que debería estar comiendo en la cocina y no abrazando eufórica a mi compañera de trabajo.
-Hola Olivia.
-Se supone que deberías estar comiendo.
-Se me quitó la hambrita, pero Pepperoni se come mi rebanada-dice mientras se sienta al lado de Havzel tan pegada como puede, como si fuera una sanguijuela.
-Le dije que comiera Kilian.
Miro atrás de donde viene la voz de Oliver, quien está manchado de salsa de tomate alrededor de la boca y no se ha dado cuenta.
-¿Y tú porque no estás en la cocina?
-Se me quitó la hambrita...
Suspiro y me paso la mano por la cara para no perder la paciencia con este par de niños que parece que cambian de idea una y otra vez.
-Entonces si ya no tienen hambre siéntense a ver la tv en el sofá, pero en silencio porque nosotros tenemos que trabajar.
Sin rechistar ambos se sientan juntos en un sofá y encienden la televisión en un volumen reducido, por suerte no se han puesto en modo reproche porque cuando lo hacen es sumamente difícil controlarlos o darles una indicación, porque solo hacen lo contrario y muchas veces lo hacen con malicia de molestar.
-¿Puedo darles sus regalos antes de comenzar el trabajo?
-¿Por que les traes regalos?, ni siquiera los conoces y no dejaré que les entregues cualquier cosa extraña.
-No son cosas extrañas, son cosas que puede que les gusten.
-Que vas a saber de sus gustos si apenas los conoces.
-Solo déjenme dárselos, si les gusta bien, si no pues igual.
-Vienes aquí a trabajar o a hacer amiga de niños de seis años.
-No seas tan amargado.
-Es que tu eres exasperante, incluso esos dos me han hecho más caso que tú.
-Es que yo no estoy para hacerle caso a nadie más que a mis padres
Y yo que le había dicho a Ian que había sido un total alivio que no hablara tanto, pero justo ahora lo único que deseo es que eso fuera verdad.
-Pero estás en mi casa.
-No seas tan pesado y solo acepta los regalos.
Suspiro y no me queda mas que aceptar, porque no creo que doble mas manos a mi favor.
-Pero que sea rápido.
Sonríe y aplaude justo como Via lo hizo hace rato, como si fuera una niña pequeña a la cual le cumples el sueño de ir al zoológico. Se levanta tan rápido como puede que tiene que detenerse un rato para evitar el mareo, saca un par de regalos de sus mochilas y se acerca a los disparejos.
Esto es tan patético.
-Hola amiga, ¿quieres ver caricaturas con nosotros?
-No hoy, en realidad les traje regalos, este es para ti-le entrega el de papel morado a Via-y este otro es para ti pequeño-le entrega el de papel azul a Oliver, este último lo toma con una apatía descomunal, el es de los míos, no entiende porque una extraña que apenas conoce le está obsequiando algo.
Olivia abre el regalo con la rapidez que su cuerpo le permite para luego gritar como si hubiera un cadáver en esa caja.
-Vestidos para paleta de uva-levanta unos cuantos atuendos de diversos colores muy pequeños, se acerca corriendo a mi y los pone casi pegándolos a mi cara-mira, a que son lindísimos.
-Si, son lindísimos.
-Gracias Havzel, eres una amiga vampira genial.
-¿Vampira? -susurra para sí misma pero la alcanzo a escuchar.
-¿Qué es esto? -pregunta mi hermanito aun con el regalo entre sus manos, pero no lo hace con emoción, lo hace con desprecio, confusión, con asquito, como dirían por las calles.
-Un regalo.
-No es mi cumpleaños ni navidad y no te conozco para aceptar cosas. No lo quiero-deja el relato aun lado y sigue mirando la televisión.
Hazel se queda en silencio y me mira algo sorprendida, pero como un poco dolida o algo así puedo notar en sus cejas que están ligeramente caídas. Suspiro y miro a Oliver quien la sigue ignorando, mi hermano podrá ser apático pero nunca un mal educado,
-Oliver, es un regalo y no se debe rechazar, además yo te doy permiso para abrirlo.
Este se queja y sin más opción toma el regalo y comienza a rasgar el papel sin ninguna emoción, o eso creí hasta que vi como sus ojos se iluminaban con cada papel que tiraba a su lado.
-Un libro...
-¿Te ha gustado?
Asiente sin dejar de mirar el libro entre sus manos, y como no si lleva pidiéndolo durante meses y solo lo hemos estado aplazando, planeaba dárselo en su cumpleaños pero creo que ya no hay necesidad...
-Gracias-susurra sin mirarla. Supongo que eso es más que suficiente para ella, pues regresa a su lugar con una gran sonrisa.
-Gracias por regalarle el libro, lo quería desde hace tiempo.
-¿Por qué no se lo compraban?
-Mi vida no es de tú incumbencia- digo para después continuar escribiendo en la computadora. Mi vida no le importa, mucho menos la de mis hermanos, así que mas le vale no acostumbrarse a darles ciertos detalles porque no los toleraré, ni a ella y sus preguntas.
Maldigo el día en que a la señorita Molly se le ha hecho buena idea ponerme de compañero con esta, ojala que este último año se pase con rapidez y sin muchos trabajos en equipo para no tener que soportar su presencia acompañada de preguntas imprudentes.
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