Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20

Un año después.

            Cuando llego a casa todavía no hay nadie. Me quito la ropa de abrigo y repaso mentalmente la partida de ajedrez que acabo de jugar con John. Él siempre dice que debo hacer eso, pensar las cosas. Lo cierto es que desde que le gané aquella primera vez, tan solo he conseguido vencerlo en cuatro ocasiones más, lo que es un poco patético teniendo en cuenta que merendamos juntos casi todas las tardes, a no ser que él y Jungkook tengan que hacer algo especial con los perros; en ese caso, juego solo. Y sí, es triste, pero resulta interesante retarse a uno mismo. Ya no me da miedo tener que escalar montañas, nunca dejaré que nadie más vuelva a tirar de mi cuerda, siempre seré yo el que avance hacia arriba, a mi ritmo, pero seguro.

            Es domingo. Me pongo un pijama cómodo y voy a ver qué queda en la cocina para la cena. No es que ahora sea un cocinero experto ni nada de eso, pero puedo encender el fuego, poner una sartén y tirar cosas dentro y esperar a que se cuezan. Algo así. Por ahí va mi nivel. Normalmente es Jungkook el que se encarga de cocinar, yo prefiero hacer cualquier otra cosa. Aun así, me animo al encontrar algo de carne lista para hacer y la pongo en un cuenco y hecho por encima algunas especias al tuntún. «Que la suerte me acompañe», pienso mientras lo pongo a calentar, añado mantequilla y tapo la cacerola.

            Vuelvo al comedor, enciendo la chimenea, y me siento en el sofá a leer un rato. Me distraigo de vez en cuando recordando lo genial que fue nuestro viaje a San Francisco hace algunas semanas. Me quedé tranquilo cuando John me aseguró que pasaría las fiestas en casa de Naaja y han sido unas navidades geniales. Recorrimos toda la ciudad, le enseñé a Jungkook los sitios más emblemáticos, subió en el tranvía y visitó la isla de Alcatraz como un turista más, y paseamos por Haight Ashbury y Fisherman’s Wharf. El resto del tiempo lo aprovechamos para estar en casa, con mi familia. Ellie lo adora y lloró un montón cuando vinieron a despedirnos al aeropuerto. Ya los echo de menos y eso que volvimos hace nada.

            Dejo el libro a un lado cuando escucho girar la llave. Caos entra agitado, como siempre, y se lanza sobre mí. Lo abrazo, me río y le quito los copitos de nieve que lleva adheridos al pelo. Hace tiempo que se recuperó totalmente. Alzo la mirada hacia Jungkook, que se acerca y se inclina para darme un beso.

            — ¿Qué es ese olor?— pregunta.

            — ¿Tu cena?

            — Por dios, Namjoon…

            — ¿Qué? ¿Qué he hecho ahora?

            Lo sigo hasta la cocina. Jungkook apaga el fuego justo cuando empiezo a advertir ese tufito a quemado que impregna el ambiente. Hago una mueca al levantar la tapa y descubrir que el fondo se ha chamuscado un poco. Tampoco es para tanto. En mi defensa, estoy resfriado, por eso no he podido salir hoy a correr con Caos y Jungkook me ha sustituido. Anginas y nariz taponada no son buenas compañeras de carrera.

            — Estoy enfermo.—me excuso.

            Jungkook se ríe mientras se aparta la capucha de la sudadera.

            — Enfermo de la cabeza, sí.

            Corro tras él cuando regresa al comedor y me lanzo sobre su espalda. Vuelve a reírse mientras caemos sobre el sofá y luego se gira y termina tumbado sobre mí, haciéndome cosquillas. Cuando nos tranquilizamos, nos quedamos ahí, abrazados, y me toca la frente con la palma de la mano.

            — Hoy ya no has tenido fiebre, ¿verdad?

            — No, me encuentro mejor. He ido a merendar con John.

            — ¿Has ganado?— pregunta divertido.

            — Sabes que no.— farfullo.

            Entre que no mejoro y que últimamente ellos pasan juntos mucho más tiempo porque Jungkook lo está ayudando con los perros cada vez que tiene un rato libre, no puedo reprimir un gruñido poco amistoso por lo bajo. Él se ríe al oírme y me apretuja contra su cuerpo mientras me da un mordisquito en el cuello. Pego un grito y Caos se pone en pie de inmediato y ladra.

            — Shhh, estoy bien, amigo.— alzo una mano hacia él, sin bajar del sofá, y dejo que me huela y que me dé un lametón. Después, regresa a su sitio frente a la chimenea.

Jungkook se incorpora un poco para coger el libro que se le está clavando en la espalda. Cuando he ido a recibirle, lo he dejado tirado entre los cojines. Él le echa un vistazo y luego se estira para dejarlo sobre la mesita. Vuelve a abrazarme. Más fuerte. Más cálido.

            — ¿De qué va la novela?— pregunta en un susurro.

            Sonrío sin dejar de acariciar su rostro.

            — Es la historia de dos chicos, Uno que está perdido y de Cero que ya no quiere encontrarse. Uno es el sol, calor. Cero es hielo, Alaska, un corazón congelado en el que siempre está nevando. Pero, a pesar de todo, encajan. Y quizá por eso, los dos crecen como esas briznas de hierba salvajes, ¿te has fijado en ellas? No lo parecen, pero son fuertes. Y no importa el mal tiempo que haga, al final, pese al frío, pese al dolor que arrastran del anterior invierno, siempre se alzan buscando la luz del sol.

            Jungkook respira profundamente.

            Lo abrazo. Lo beso. Él habla contra mis labios.

            — No me has dicho cómo se titula.

            — El día que dejó de nevar en Alaska.






Mrs.KimJoon's este es el último capítulo de una historia y quizás no sea la mejor pero tiene tanto corazón que valia la pena traerla aquí para ustedes gracias a aquellos que la leyeron les quiero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro