Tú me mentiste, me mentiste con un tema delicado, uno que nos involucraba a ambos y que pudo habernos tirado por la borda, que pensé que nos había tirado por la borda cuando no subiste conmigo. Sin embargo aquella mentira nos mantenía a flote mientras las deudas aumentaban.

La mentira es una expresión o manifestación que es contraria o inexacta a aquello que se sabe, se cree o se piensa.

La palabra, como tal, deriva de mentir, que a su vez proviene del latín mentīri.

Siendo la manifestación contraria o inexacta a aquello que se sabe, se cree o se piensa.

El ser deshonesto, faltar a la verdad, lo que ni se piensa, expresar sentimientos que no se tienen o que son inexistentes creando vanas ilusiones sobre algo; es un mentira, pues estaríamos dando impresiones falsas.

En este sentido, la mentira es un antivalor, yendo en contra de los valores morales, que fundamentan las relaciones interpersonales y a su vez, dicen fundamentar la sociedad de la cual somos partícipes. Porque desde pequeños nos dicen que la confianza, la honestidad, la sinceridad y la veracidad son la base de todo ser humano y que la mentira es mala y puede dañar al mundo.

Quizás por esa razón nacieron las mentiras blancas, piadosas y oficiosas. Las mismas cuyo fin tratan de protegernos, de hacernos más suave una realidad.

Las mentiras a pesar de ser lo que son, de todo lo malo o bueno que puedan causar y del acto inmoral que se considera en la sociedad, es algo que todo ser humano ha hecho.

Porque a su vez, yo también te mentí, te mentí sabiendo que podía ayudar, sabiendo que pude ahorrarte noches de desvelo así como las noches que tenías que ir a aquel lugar lleno de humo de cigarro.

Noches que pude haber pasado contigo mirando las estrellas, hablando de nada y de todo a la vez o simplemente mirando el techo de una habitación oscura.

Para aquel entonces yo no sabía que teníamos las noches contadas, no sabía que nos harían falta madrugadas; mas quizás el tiempo nunca sería suficiente.

Porque todos terminamos mintiendo en algún momento por el temor a las consecuencias que nos acarree decir la verdad y sobre todo decepcionar a las personas que confían en nosotros.

Yo tuve miedo de las consecuencias temiendo a que te fueras, no obstante aquella noche mientras sacabas cuentas con una botella a tu lado las consecuencias no parecieron importar.

En aquel momento, fui por los ahorros que tenía pensando que podría ser nuestra salvaguarda en un momento crítico. Ese fue un momento crítico. Ya estábamos a punto de ahogarnos, con la cabeza sumergida en el agua y nuestro último aliento esperando salir a la superficie.

Porque cuando me paré en frente de la mesa en donde estabas y te expliqué lo que te había estado ocultando, solo me miraste. Mirarme fue lo único que hiciste antes de limpiarte la cara e irte.

No dormí, aquella noche, tampoco agarré la botella. Me desvelé y con ello revisé todas las cuentas, los recibos; y para cuando el reloj marcó las diez de la mañana no quedaba mucho dinero en mesa y las cuentas ya no nos ahogaban.

Sé que no dormiste, porque las sábanas no estaban desacomodadas y seguías con la ropa del día anterior. Te miré desde la puerta y cuando decidí acercarme el reloj marcaba las once.

Me miraste mientras me recostaba a tu lado y yo te miré a la expectativa de saber qué me dirías, de esperar el momento en que me dijeras que te ibas y que no aguantarías más. Pero no dijiste nada, solo te arrimaste para recostarte más cerca de mí.

Yo comencé a balbucear sobre aquello; pero, tú me abrazaste mucho más fuerte y cerraste los ojos.

Fue la primera en mucho tiempo que te vi dormir tranquila aunque solo fuera por una hora.

Aquel día las consecuencias que podrían proseguir a mi mentira ya ni siquiera pasaban por mi mente. Porque así, como ahora, no importaba y solo quedó el silencio; pero, en aquel entonces entre el silencio estabas tú.

Las mentiras han sido tratadas de explicar a lo largo de la historia, desde las teorías de Aristóteles, San Agustín hasta Immanuel Kant; han sido investigadas por la ciencia hasta tal punto de construir un aparato con la intención de averiguar si estamos mintiendo y llegando a tal punto que punto existe una paradoja sobre esta.

Y si alguien dice que jamás en su vida ha dicho una mentira, irónicamente sería una calumnia, ya que a fin de cuentas la sociedad de alguna manera está hecha a base de mentiras y algo de corrupción por supuesto; y así sea una mentira blanca hemos dicho con el fin de proteger a alguien.

El día antes de que te fueras, le mentiste a Ian, le dijiste que tendrías que irte de viaje por un largo tiempo. Y aunque quizás no sea una mentira del todo, que quizás estés viajando por el mundo y que donde estés ni siquiera vayas a leer esto, ruego que no sea una mentira.

Y así como le dijiste a Ian, que espera con ansias el día en que regreses, voy a caer yo también en tu mentira y esperar con ansias el día en que vuelva a verte.

.M.