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Todos sabemos el día de nuestro nacimiento, pero nadie sabe el día de nuestra muerte. Así que sabiendo esto, aprendemos a vivir con las cosas que tenemos y que nos suceden en la vida; algunas llegan temprano en la niñez, otras tarde en la vejez, pero como dice un viejo dicho "a todo pavo le llega su navidad", a todos nos toca vivir "esas cosas" que nos marcan para siempre. Adivinen qué, a mí me llegó. Ese amor que me marcó para siempre.
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