CAPÍTULO 9: EL CINCUENTAZO
Empezábamos a tener más confianza el uno con el otro, Génesis siempre fue una chica muy sincera, juvenil y a veces imprudente, muy normal para su edad, me refiero a que era graciosa en momentos serios, eso me hacía sonreír mucho y yo perdía la seriedad del momento, eso justifica su actuar, me agrada de hecho pensar cuando lo hacía, me perdía en lo que decía o en lo inoportuno de algún comentario expuesto.
Me interesaba profundamente sobre sus pensamientos y su comportamiento, aprendí mucho de ella, su color favorito, sus anhelos, sus dudas y sueños, bromeamos sobre nuestro físico o sobre nuestra identidad, la confianza se anchaba y nuestros lazos se unían, los mensajes eran atrevidos sin ser obscenos, bueno, depende de como lo desees ver. El diario que escribía a Moroni había cambiado de ser páginas deprimentes a historias de ánimos, volteaba de vez en cuando las páginas anteriores para leer lo que pasaba hace meses atrás y era un cambio muy grande.
Ella y yo no esperamos que los planetas se alineen sino que lo hacíamos posible, buscábamos la mínima oportunidad de poder vernos. Una semana la extrañaba mucho, estaba dispuesto a ir a verla a la universidad de nuevo, sin embargo noté que no tenía más que 0.25 ctvs. Yo era algo así como autosuficiente y no me gustaba molestar a mi madre o mis hermanos en ningún caso que no sea urgente, así que hablé con Génesis y le dije (con mucho recelo) que no tenía dinero para ir a verla, Génesis me dijo que no importara que ella pagaba el bus de regreso y que solo quería verme, esas últimas palabras me reconfortaron, me emocioné mucho el saber que ella me extrañaba, eso significaba mucho para mi.
Me puse el pantalón jean y una camiseta y fuí a verla, apurado me peiné y guardé el celular en el bolsillo seguro de mi mochila la cual también tenía una bolsa de comida para gatos. Me despedí de mi madre y caminé rápido hacia la esquina a 3 cuadras de mi casa donde pasaba el bus #06 que me llevaría a la universidad. Impaciente empecé a morderme las uñas, esto es algo que siempre va ir en los relatos, mi impaciencia era visible y mis nervios también, el querer ver a Génesis siempre fué algo que me envolvía con facilidad, es decir que siempre estaba con ansias y nerviosismo.
El bus llegó y me subí para sentarme en los asientos desocupados traseros a lado de alguna ventana. Me gusta siempre mirar las calles de la ciudad de Milagro, se puede decir que es la segunda cosa que más me gusta hacer después de caminar por las calles, me ayuda a pensar y poner mis ideas en orden. Las casas pasaban por mis ojos proyectadas en la ventana del bus, me sentí más calmado, las personas haciendo su vida y yo solo pensando en la persona que estaba cambiando permanentemente mi vida. El bus llegó a su destino y caminé libre y espontáneamente hacia los bancos del parque de la universidad donde previamente habíamos quedado de acuerdo, de hecho todos nuestros encuentros en ése lugar fueron en aquel parque.
Al pasar el tiempo nos vimos y fué una alegría para ambos, los besos se hacían más fuertes como los abrazos, tomados de la mano conversábamos pero ella me dijo que tenía que regresar pronto a la casa para que sus padres no sospechen y no terminen por ir a verla a la universidad, así que salimos caminando tomados de la mano. Después de cruzar el puente peatonal y llegar al otro lado de la calle donde esperábamos el bus de regreso Génesis me sugirió que tomemos otro bus, era un bus interprovincial pero hacía el mismo recorrido que el #06, en aquel bus no se subían muchos estudiantes y por ende pasaba más desocupado; me gustó la idea y lo tomamos. A diferencia del otro bus, éste tenía un costo de 0.50 ctvs pero a ella no le parecía importante el costo.
Durante el camino descubrimos que fue una buena decisión, tenía asientos más cómodos y ventanas oscuras, sencillamente un momento muy romántico para ambos, lo disfrutamos mucho, recuerdo ese momento con tanto cariño, tener a quien se estaba convirtiendo en el amor de tu vida, ver sus ojos tan hermosos, ella me encerraba en una columna de fuego, calmaba mis pesares y me perdía en su mirada.
Debido al cariño que le habíamos tenido a ese momento y otras cosas más, le llamamos "el cincuentazo" por el precio del pasaje del bus. De ahí en adelante nos decíamos "vamos por el cincuentazo" refiriéndonos al bus alterno que tomábamos. Por cierto, ella no solo pagó mi pasaje de ida, pues tendría que bajar lejos de mi casa y debía tomar otro bus, y me dió otros 0.50 ctvs para regresar. Me gusta la igualdad de género, sólo faltó que yo le dijera que me invite unas papas fritas para cerrar la cita.
Debo confesar que cada vez que pasaba por su casa sentía fuertes deseos de ir a hablar con su mamá. De regreso pensaba en aquella posibilidad, pero pensé que habría alguna otra forma de acercarme a su familia, así que apunté la mira a su hermana mayor, una de ellas estaba en algunas fotos de las redes sociales de Génesis, así que quise contactarla en otro momento.
En otro momento que nos vimos en la universidad (con cierto nivel de picardía) decíamos "vamos a pegarnos un cincuentazo", era muy gracioso la verdad, la complicidad era un ingrediente que se había filtrado en nuestra relación, tomábamos ese bus por los mismos motivos de antes, era regularmente poco transitado y había maps privacidad. Para aquella otra ocasión entre sus clases (en receso) le invité a comer unas papas fritas, la cual compartimos; no teníamos muchos encuentros alimenticios, o sea no nos veíamos comiendo o habíamos tenido citas donde comíamos, es por eso que vernos comer en aquella tarde se hacía extraño, generalmente estábamos abrazándonos o caminábamos agarrados de la mano, cosas de enamorados.
Yo sentía que la relación iba solidificando, cuando tomaba su mano no quería que me la soltara, sentía cada vez más amor por Génesis, su compañía era adictiva, su mirada me petrificaba y detenía el tiempo, los recuerdos son eternos a lado de ella como si fuese ayer. Recuerdo su caminar lento con la mirada hacia el infinito, su cabello suelto y ligeramente corto, con los besos improvisados en medio del camino, con el corazón entrelazados como nuestros dedos, a veces hablábamos poco por ¿nervios? Tal vez, la verdad es que no tenía mucho que decir, más mis palabras se convertían en abrazos extensos, no sabía cómo demostrar el amor que sentía por ella.
Sencillamente mi vida empezaba a tomar sentido, dirección y propósito, mi vida no era la misma, dentro de mí sentía la necesidad de tener una vida junto a ella, la idea de casarme se hacía más evidente, sin embargo esa idea tendría más fuerza con el tiempo como las ramas de un árbol. Los regresos a casa después de la universidad de Génesis tenían otro significado, eran pequeñas citas dentro de otra cita, allí descubrí lo suave de sus mejillas, lo puro de sus besos mientras recostados en los asientos nos encontrábamos.
Lo cierto es que siempre traté de expresar mi atención hacia ella, nuestras conversaciones se enfocaron en nuestro bienestar; en casa conversábamos sobre nuestra experiencia, jugábamos a las preguntas y respuestas, éramos bueno para eso, era una forma lúdica de conocernos más, nuestros miedos, intereses y metas.
Dentro de un tiempo de paz y producción de oxitocinas, surgían mis primeras conversaciones con mi madre cuando mi situación era evidente sobre Génesis. Ella sugería que tratara de ser amoroso, cuidar y respetar a una mujer quien quiera que fuera. Yo siempre recibí esa instrucción de mi madre, ella siempre enseñó a mis hermanos y a mí a respetar a una mujer, aceptar nuestros errores y hacer lo mejor que podamos, además solo dejó que tomara mi camino y que tome mis propias decisiones sin entrometerse en mi vida, la cual está muy bien.
Las cosas en la familia de Génesis no marchaban de la misma forma. De alguna manera empezaban a conocerse por medio de la opinión de otras personas. Trataré de explicarlo. Asistíamos a la misma iglesia, pero en nuestra ciudad hay más de una, pero están de cierta forma conectadas entre todas, y debido a que yo era algo así como "conocido" muchos tenían diferentes conceptos de mí como es normal entre una comunidad religiosa. Al parecer en la capilla donde ellos (la familia de Génesis) asistían les habían dado información sobre mí (a mi criterio) poco confiable sobre mi vida y mi pasado, eso menoscabó mi identidad frente a la madre de Génesis.
Al contarme y enterarme de esas cosas, el malestar se hacía sentir de nuevo, el cuidado sobre Génesis se hacía más marcado y la preocupación se hacía sentir en nuestra relación, de hecho su padre iba a dejarle a la universidad y a recogerla de cuando en cuando. Ella hizo mucho esfuerzo en nuestra relación, se sentía incertidumbre de ambos lados, nos estaban sacudiendo nuestra tranquilidad por sobre el tierno carácter de Génesis. Siempre me duele recordar sus lágrimas y la incapacidad que se encontraba la situación de no poder tener una vida relativamente libre, sin embargo yo respeto eso. Hubo personas que con o sin intención estaban menoscabando nuestra relación.
Decidí entonces tomar contacto con su hermana mayor.
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