Día 9: Mamá está en el hospital, mis abuelos se encuentran muy preocupados, el doctor dice que corre peligro la vida de ambos, sólo depende de la fuerza de mamá.

–¿Dónde está ella? –papá se enteró de lo sucedido y vino lo más rápido posible, entra a la habitación y ve a mamá acostada en la cama, dormida, como una princesa. Él se acerca y toma su mano, acaricia delicadamente su rostro.

–Por favor, despierta. Esto es muy culpa. –dice arrepentido agachando su cabeza sobre su brazo, y una lágrima rueda por su mejilla.

–Y dicen que los hombres no lloran. –murmura mamá cuando abre lentamente los ojos.

–Me asustaste, ¿Cómo está el bebe? –le pregunta secándose las lágrimas con sus manos.

–Se llama Leo.  

–¿Leo, es un niño? Perdona fui un completo idiota. –se disculpa, pero mamá lo interrumpe con un tierno abrazo.

–Me alegra que estés aquí conmigo. –susurra a su oído.

–Te amo. –dice y la besa en los labios con amor.