Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🎓Veintiuno🎓

⚠️ Cap largo ⚠️

—¿En qué piensas?.

La dulce voz de Jimin merodeó en el interior de la camioneta del abogado Jeon. Este se había quedado pensativo con sus manos apretando fuertemente el volante y con el motor encendido, pero estacionado en una esquina lo bastante alejada de la entrada del colegio de su hija para no romper la ley. Sin embargo, desde su ubicación podías delinear la fachada de la institución casi en su totalidad. Jungkook, guiado por el llamado como si este fuera un hechizo, suspiró rompiendo su ensoñación y desvió sus ojos del frente hasta chocar con el rubio a su lado.

—En verdad... no pensaba en nada —respondió con mustio y cabizbajo, pero enseguida se removió y se dignó a apagar el coche.

Su mente no es que estaba en blanco por completo, el pelinegro ya estaba más calmado, sí, el problema fue al llegar y perderse en la viva imagen de como los estudiantes salían de sus clases felices de la mano de sus padres o algún familiar. Eso le provocó un sentimiento de añoranza que opacaba a sus más recientes emociones, por ejemplo, lo que sintió al volver a besar a Jimin en el ascensor. Y es que estar aquí, tan cerca y lejos a la vez de poder abrazar a su hija, más detallar este lugar en donde tantas veces la esperó, le causaba una opresión profunda en su pecho porque la extrañaba, extrañaba mucho compartir momentos así con Somi.

—Verás que lo resolveremos —dijo Jimin rompiendo el momentáneo silencio que se formó y llevando una de sus manos hacia la cabellera ondulada del contrario.

Jeon cerró sus ojos cuando la cálida mano del rubio se posó en su coronilla y los suaves dedos de Park comenzaron a acariciar sus hebras azabaches, como si él fuera un pequeño cachorro. Una minúscula sonrisa se le asomó, era un consuelo tenerlo ahí con él, le brindaba fuerza para que esta situación no lo sobrepasara, y por lo que agradecido, sin pensar mucho en lo que su acción le produciría al dueño de esos preciosos ojos azules, la tomó envolviéndola en la suyas y le depositó un pequeño beso en el dorso de la mano de Jimin. Fue entonces que levantó la mirada y tuvo una descarga eléctrica en su interior, Park se había sonrojado, y el abogado no pudo evitar el destello de cuando lo besó por primera vez en la firma.

¡Dios, Jimin lo iba a matar si seguía con esas reacciones!.

Sabe que ellos deben hablar de lo que les pasa, de lo que significó ese beso y más ahora que tiene la seguridad de que Jimin le correspondió, pero aún así tiene miedo de que solo sea un impulso causado por una pequeña atracción o de que su compañero esté confundido. No es para que lo juzguen o que lo regañen, él es un adulto con los dos pies sobre la tierra, uno que ya sufrió una decepción, y conoce del peligro que crea un corazón roto. En pocas palabras, le asusta que Jimin lo esté usando para sanar su dolor, inconscientemente tal vez, porque de lo que si se ha percatado en este corto tiempo que ha compartido con él, es que Park es muy transparente con sus emociones, no es muy difícil detectar lo que piensa o siente el rubio, y eso le hablaba a Jungkook de la madurez del joven.

Pero, algo que su madre le inculcó de pequeño fue a expresar lo que siente y dejarse guiar por ellos, a no arrepentirse de nada. Así que no es momento de entrar en este debate mental, más cuando lo quiere aquí, todo tímido a su lado y dispuesto a apoyarlo. Ya tendrán tiempo de conversar sobre ellos.

—Jimin, mírame —pidió con un tono airoso y enternecido, pese a todo se declaraba fan de este chico y por supuesto que le encantaba verlo sonrojado por la sencilla razón de haberle besado la mano— Gracias por estar aquí, Park —tarareó en lo que retiraba su cinturón para acomodarse y buscar más cercanía con el contrario.

Lo que en ese instante un claxon los sorprendió, a Jungkook que se iba a lanzar para atrapar lo labios de Jimin, y a este que le iba a responder. Cuando ambos avergonzados levantaron la mirada, notaron que el sonido venía del auto de su colega Solar. A quien estaban esperando...

—Ya es hora —susurró Jeon quien fue el primero en ladear sus ojos hacia el coche que se parqueó a escasos metros en la senda contraria y pegada de la cerca de barrotes que delimitaba al colegio.

Hacía diez minutos que llegaron a la escuela, solo esperaban a Sun quien acudió de inmediato al llamado de emergencia de su amigo y les pidió de favor que abogaran a la paciencia, que no entraran desesperados sin ella estar presente, de todas maneras ya iba de camino a recoger a su hijo mayor.

—Si, bueno aquí vamos —contestó Jimin al verla descender del carro y avanzar en su dirección— Por favor Jeon, déjame actuar y no cometas una locura. Solo espera mi llamada —el rubio informaba mientras se preparaba para salir al exterior— Revisa que tus datos funcionen bien, verás como resolveremos rápido —y le sonrió.

—Confió en ti, Jimin —susurró Jeon detallando como el nombrado ya cerraba la puerta de su coche y para él, que era incapaz de no seguirlo con la vista.

Pero era con absoluta sinceridad, Jungkook confiaba en Jimin porque solo tenía que pensarlo para que su ser encontrara calma.

Por otro lado, la abogada se apresuraba en alcanzar a su nuevo compañero, con su bolso en manos y retirando sus gafas de sol. Estaba alterada, con su mandíbula tensa y un surco dibujado en su frente, esto la atrapó de sorpresa como a todos. No obstante, no dudó en ir ayudar a Jungkook, y además, reza en su interior por toparse con la madre de esa hermosa criaturita que quiere como a una sobrina. Mientras, ve como Jimin ya camina hacia ella, con sus tacones sonando con bravura en el asfalto, y en lo que piensa todas las cosas para nada bonitas que le gritará a Ji Eun si la situación de la pequeña es como le informó Yoon o peor. Era hora de empezar a ubicar a cada uno en su sitio.

¡Se acabó la diplomacia!.

—Jimin...

—¿Sun, cómo estás? —correspondió el rubio al segundo y pronto estuvieron cara a cara.

—Todo bien... ¿Oye y... Jungkook, dónde está? —escupía la chica con sus orbes desorbitados en lo que saludaba a Jimin— ¿Qué pasó? —y cuestionó.

—Tranquila, esto lo vamos a solucionar...

—¡Ohh por supuesto qué lo vamos a hacer! —espetó furiosa— ¿Es cierto lo qué me dijo Yoon?.

—Eso parece, Sun, Kook se quedó en el auto —respondió y señaló hacia tras, Solar asintió y suspiró tranquilizándose —Por favor entremos ya —y demandó el rubio siguiendo su camino.

La joven abogada dio una última mirada en dirección del auto de Jeon, no sabe si por la distancia podrá notarla, pero de todos modos le sonrió con la esperanza de que el pelinegro la viera y que sintiera alivio. Ella es madre, así que aparte del cariño que le tiene a su socio y amigo, puede comprender lo impotente que se debe de sentir Jungkook ante esta situación. Sin más, se apresuró en seguir los pasos de Jimin.

La escuela primaria estaba en su horario de salida, todavía el sol gobernaba aunque haya disminuido su fuerza por presentar un nuevo atardecer. Los niños uniformados corrían bajo la supervisión de los maestros por la plazoleta central de la institución y los padres esperaban orgullosos y ansiosos en la entrada; todo, mientras que este par de rubios hacían el camino a la inversa. Jimin y Solar avanzaron rápido y atravesando en diagonal la principal área estudiantil exterior hasta llegar al interior. Al instante se vieron surcando los pasillos de esta edificación moderna y lujosa de tres piso, como acostumbra a ser un colegio privado en Seúl.

—Sígueme Jimin, la dirección es por aquí... —informó Solar sin detenerse una vez que se acreditaron.

El nombrado observaba todo, desde la organización y hasta su compañera, pero aún así no se detuvo. La primera planta era muy sencilla, se componía por un gran espacio cuadrilátero todo pintado de blanco y con muchos murales artísticos e informativos para los más pequeñitos, y a los lateras es que empezaban los departamentos importantes como cátedras entre otras. Fue como ellos llegaron hasta la puerta que tenía un cartel en grande con el nombre Dirección. No más abrir, vieron a la pequeña sentada cabizbaja con su mochila en su regazo en uno de las sillas pegadas a la pared del corredor, y al lado de una señora mayor.

—¡Somi!.

—Tía Sun...

Y no hizo falta nada más, la niña enseguida le brillaron los ojitos. Los recién llegados se apuraron en alcanzarla, pronto Jimin fue testigo de otra escena que le demostraba que estaba haciendo lo correcto, esa princesa solo quería amor. Solar había trotado hacia ella y en un pestañeo la tenía incrustada en su pecho, y cauteloso de no querer interrumpirlos, se les acercó en silencio, parándose al costado de aquella mujer de edad avanzada que no conoce.

—¡Niña, mírate! —la rubia no paraba de abrazarla mientras la separaba y la estudiaba con la mirada— ¿Cómo es qué creciste tanto? —y la conmoción era tan grande como si llevara años sin verla.

—Si tía, crecí, así que déjeme de llamar niña —y para Jimin era increíblemente adorable como fruncía un puchero mientras respondía.

—¿Estás escuchando eso, Jimin? —Solar conteniendo una risa le habló y fue cuando la pequeña notó su presencia— Mocosa, aún te falta mucho por crecer —y le acarició la mejilla con ternura en lo que Somi se sonrojaba y no dejaba de mirar al de ojos azules.

Jimin lo notó sin problemas y en una de esas miradas furtivas, mientras su compañera iniciaba una conversación con la señora que al parecer era algo de la pequeña, aprovechó para balancear su mano en saludo de Somi. Trató de ser lo más cálido que pudo con ella, un trabajo que era muy fácil para Jimin, y lo comprobó cuando la niña le correspondió la sonrisa. Sin embargo, después de ese momento algo le llamó la atención más allá de aquel amable hombre que había conocido en el empleo de su papá porque los ojitos de la pequeña y sus expresiones le informaban al rubio que estaba buscando y esperando otra cosa. Y no había que ser genio para adivinarlo, sus expresiones retornando a la seriedad se lo confirmó.

Somi esperaba a su papá y eso no era buena señal, no cuando reaccionó con tanta desilusión al no verlo.

—Jimin ven, acércate —la voz aguda de su colega lo hizo sacudir su cabeza, se había quedado concentrado en la pequeña, pero rápido accedió y recordó su misión— Mira, te presento a la señora Choi, quien cuida de la niña —y dijo Solar cuando él se posicionó a su lado.

—Mucho gusto —reverenció— Soy el abogado Park, colega de Sun y de Jungkook...

—El placer es mío, señor Park —habló la aludida, y juntos como si se hubieran puesto de acuerdo miraron a la menor, la cual ya había regresado a su asiento y para colmo se había colocado unos audífonos sacando a relucir un iPad, casi se pudo palpar un gran pesar unísono en los mayores—. Estoy muy preocupada por la niña, hoy cuando me preparaba para venir por ella y recibí la llamada de la profesora, el corazón me colgó de un hilo porque ya me esperaba algo así. Somi ha cambiado drásticamente en estos dos meses en que se hizo oficial el divorcio de sus padres, y la señora Lee no quiere verlo, está cerrada a la idea. Pero yo he sido testigo por cuatro años del bien que le hace el señor Jeon a la pequeña, desde que él me contrató he visto lo buen padre que es y por eso hablé personalmente con la maestra para que lo localizaran... —explicaba Choi con una súplica implícita.

Aunque están contra reloj, Jimin y Solar escucharon con detenimiento a la señora que se desahogaba con ellos, ambos sintiendo una rabia inmensa en sus interiores y que crecía con cada palabra expuesta, principalmente con la gran ausencia de la madre y la necedad de querer de vuelta a Jeon en la vida de la pequeña.

—...Somi no está bien, cada día se marchita en completa soledad porque aunque yo tengo gran compromiso en protegerla, no se compara con el cariño de un padre como Jeon.

—Nosotros también estamos preocupado, señora Choi y estamos aquí para ayudarlos porque créeme que Jungkook está haciendo todo lo que está en sus manos para recuperarla —expresó Sun y la contraria asintió.

—Ahora si nos permite debemos entrar a hablar con la directora —intervino el de ojos azules mirando fijo su reloj de muñeca.

—Claro, adelante...

—Señora Choi, mi esposo debe estar al llegar por mi hijo, creo conveniente que Somi se quede esta noche con nosotros, le hará bien compartir un rato de calidad con Miho y su hermanito... ¿Por qué no se dirigen hacia el salón de mi hijo y los acompañan hasta que yo termine aquí?, le prometo cuidar muy bien de la pequeña.

Jimin asombrado la miró, no muy convencido de la idea y es que esto podría resultar contraproducente en el proceso de Jeon. Desgraciadamente Ji Eun estaba fuera de control y sus acciones eran completamente irracionales, pero un suspiro de Choi, quien se quedó ensimismada contemplando esa posibilidad, lo hizo callar y no oponerse.

—Si Somi quiere ir, aunque me busque un problema con la señora, aceptaré. Se que estará bien cuidada con usted y su esposo, además, le haría muy bien jugar con su hijo, desconectar su mente.

—Gracias y por Lee no se preocupe, yo me haré responsable de enfrentarla —dijo la rubia con seguridad y un deje de resquemor hacia la nombrada.

—Debe saber que la señora Lee está fuera de Seúl por trabajo, según tengo entendido llega mañana en la noche, pero... —la mayor frenó de momento, contrariada de seguir o no, hasta que tomó otra bocanada de aire y vaciló en dirección de la pequeña— No es la primera vez que dice llegar a una hora y no cumplir, me duele decirlo porque es quien me paga, pero la situación de la señora ha empeorado el doble de cuando estaba casada.

Quizás Jimin quedó muy confundido, sabe que le falta contexto sobre la vida de Jungkook, sin embargo, su colega si tenía plena certeza de lo que hablaba Choi, pues en muchas ocasiones vio la frustración de su amigo por las parrandas descontroladas de su esposa. Así que Park decidió no opinar, más que avisar que se les hacía tarde y es que también temía que el pelinegro se desesperara por no tener noticias y cometiera una locura. Con esos sentimientos, ambos abogados se despidieron de la señora y a pasos apresurados caminaron hasta la oficina de la directora.

Jimin no va negar que está el doble de nervioso que cuando se acercaba su boda, este fue un plan de él y no quiere decepcionar a Jungkook.

En el amplio despacho de la directora, el silencio se presentó de manera mordaz, Jimin estaba tenso observando fijamente en dirección de aquella mujer que elegantemente viste de saco, está entre los cuarenta y tantos, y que al parecer se encuentra un poco reacia a escucharlos.

Luego de perder de vista a la niña y a su nana, Jimin y Sun fueron recibidos de forma amable por ella, pero aún así, el rubio notó que no era lo que esperaba la directora y la inseguridad empezó a bombardearlo. No quiere empeorar la situación de Somi y mucho menos fomentar la confianza que el pelinegro depositó en él. Llevaban cinco minutos explicando entre lo que pueden el porqué el señor Jeon no se presentó ante ella y Solar intentando que hable sobre la posible expulsión de la niña, pero la mujer está anclada a su reglamento.

Con una pequeña husmeada que el rubio le dio a la oficina, pudo hacerse una idea de la personalidad y profesionalismo de la señora. El lugar estaba pulcramente organizado y con las paredes de los laterales repletas de reconocimientos hacia su trabajo o en nombre de la institución, así que dedujo que es intransigente y comprometida con su labor, calmándolo un poco y haciéndolo que pensara en como tocar la fibra sensible de ella como educadora. No se daría por vencido tan fácil aunque ahora esté temeroso.

—A ver si entendí —dijo la contraria acomodándose en su asiento y con un gran suspiro— ¿Ustedes están aquí en nombre de Jeon por que él está en un proceso legal por la tutela de la menor Kang Somi...?

—Así mismo, licenciada, pero... —Jimin fue interrumpido por esta, quien volvió a endurecer sus facciones y con un gesto lo calló.

—Entonces es mejor no seguir con esta reunión, siento mucho no poderlos ayudar, pero no estábamos al tanto que el señor Jeon no tiene potestad legal sobre la estudiante, sino, créanme que no hubiese acudido a él.

—Con todo el respeto que se merece, —intervino Sun, tomando una postura retadora sin caer en faltas de respeto— Porque se que usted ejerce un excelente desempeño laboral, que nunca haría nada para perjudicar a la institución y a los estudiantes. En los dos años que llevo como miembro del consejo de padres, me he percatado de que siempre está dispuesta a guiarnos, pero ahora no quiere ver más allá de un reglamento y olvidando que está en juego el bienestar de una niña de tan solo ocho años. ¿No le parece qué es un poco contrario a lo que ha demostrado? —y la mujer quedó anonadada por el impacto de esas determinantes palabras.

Algo que siempre intimidó a la directora, es el poder del consejo de padres, ellos podían destituirla en cuestiones de segundos o no renombrarla para el cargo cuando comiencen las elecciones ejecutivas del colegio, por lo que siempre respetó su voz y es que así funciona el sistema en la educación privada. Él que paga siempre tiene la razón aunque no la tenga.

—Entiéndame que es una situación complicada, me están pidiendo que viole una regla fundamental y de protección hacia un menor. Nosotros tenemos prohibido ventilar asuntos de un estudiante con alguien que no sea el tutor o los tutores, y mucho menos tomar en cuenta su opinión para llegar a una conclusión o medida disciplinaria. Lo siento, estoy de manos atadas.

—Le recordamos que está frente a dos abogados —hizo hincapié Jimin— Dos abogados de uno de los bufetes más importantes del País, —además, el rubio había aprendido bien a como intimidar a alguien mientras sea urgentemente necesario— Sabemos a la perfección cómo funciona el sistema y que también hay excepciones, directora, que siempre se puede hacer algo si actuamos a favor de los buenos principios y la moral. Me imagino que no es la primera vez que está frente a un divorcio conflictivo y que tiene experiencia en que los más afectados son los niños, ¿Entonces, por qué no poner de su parte en ayudarla y más que hasta donde tengo entendido Kang Somi ha sido una estudiante brillante qué ahora está pasando por una mala racha?.

—No, y yo he sido testigo de que mi compañero Jeon también es intachable con su labor de padre, ¿o me equivoco, directora? —expuso la rubia para que la declaración de Park tenga más veracidad.

Por unos minutos que parecieron eternos, la tensión aumentó, sin embargo, los dos abogados observaron el rostro de la contraria que estaba dudoso y que iba cediendo. Lo que al mismo tiempo ella demandaba una rectitud inquebrantable y por lo cual decidieron no presionarla al extremo. Al cabo de un par de segundos, donde el móvil del rubio comenzó a vibrar intuyéndole que Jungkook estaba perdiendo la paciencia, se escuchó un suspiro de resignación de parte de esta.

—Está bien, voy a acceder a la videollamada y escucharlo, pero no prometo nada más...

Y eso fue suficiente para que los contrarios se miraran sonriendo con ánimo.

Jimin rápido sustrajo su celular del bolsillo de su pantalón, él cual no había parado de sonar, y en efecto, la llamada entrante del pelinegro confirmó sus sospechas. Así que sin respirar deslizó el botón de aceptar. Su corazón latió con intensidad en esos nanosegundos en que la pantalla quedó en negro y el diminuto cuadrilátero de la otra parte sacara a relucir el rostro impacientado de Jeon.

—Jimin... ohh pensé que moriría por la espera —la voz alterada del peligro se presenció ante ellos— ¿Qué pasó, por qué tardaban?... vi como Somi se iba con...

— Cliente Jeon —el rubio intervino antes que la inquietud de este echara a perder el plan— Está en altavoz y la directora quiere conversar con usted... —explicó acentuando cada palabra y serio para que Jungkook recuerde sus recomendaciones, fundamentalmente la de no hablar nada sobre la demanda legal de su divorcio y la dichosa orden de alejamiento— Anteriormente a su llamada, le puntualizamos a la compañera el porqué no puede estar aquí, que esto perjudicaría su batalla legal... se la paso —y antes de entregarle su celular a la aludida, le guiñó un ojo para tranquilizarlo.

En cámara lenta, los tres abogados aguantaron el aliento y vieron como el artefacto digital pasaba de las manos de Jimin hasta caer en las de la directora. Pero no era momento para flaquear, así que Jeon se armó de valor y rompió el incómodo silencio porque anhelaba estar presente, no escondiéndose detrás de un móvil. Los saludos empezaron e igual que la reiteración de su imposibilidad para estar allí, todo mientras que Jimin y Solar rezaban para que resultara bien.

Jeon Jungkook tenía un don especial, sin mucho esfuerzo y siendo transparente hacía que las personas que compartieran con él, se sintieran fascinadas y lo contemplaran como si fuera el mejor hombre sobre la faz de la tierra. Jimin lo pudo comprobar al ver como la señora parecía otra mientras intercambiaba palabras con el pelinegro, y es que lo escuchaba atentamente con una sonrisa de oreja a oreja como si fuera el mayor cumplido que iba a recibir. Sin embargo, no la puede culpar, el pelinegro es demasiado guapo y encantador para ser real. Eso le hizo sentir orgulloso, posiblemente tenga la atención de Jeon para él en el ámbito sentimental, y mientras que esa voz varonil y seductora se expresaba, sonrió con una fuerte inyección de autoestima. La cual le recordaba, que él, Park Jimin, pudo lograr que un hombre tan maravilloso se fijara en su persona.

¡Mierda, ya es un hecho qué Jeon Jungkook te gusta y mucho!.

Ahora... menos que menos se arrepiente de besarlo porque nunca fue cobarde en ese sentido.

—Gracias de verdad, directora Jisso, créame que mi intención es ayudar a mi hija, así que me haría un favor enorme al contarme lo que sucede con ella.

El miedo regresó cuando la directora cohibida o con dudas bajó la cabeza, pero al ver como suspiró y relajó los hombros, la esperanza brotó y borró las sensaciones de pánico en los presentes.

—Señor Jeon, me ha complacido conversar con usted y ver su interés sobre la niña, sinceramente no tengo ningún miramiento que hacerle como padre, pero debo advertirle que en estos instante violaré mi función como directora entre comillas, pues ya le expliqué a sus abogados en el problema que me puedo involucrar. Por eso cuento con su discreción y compromiso, todo no depende de mí aunque dirija este colegio, ¿lo hará?... —y Jeon asintió.

Ahora, en estos instantes, le daría la razón hasta el mismísimo diablo.

—Bien, primero que todo, quiero que quede consciente que nuestro deber como educadores no es simplemente impartir lecciones de matemáticas, lenguas, sociales o ciencias, también es velar por la seguridad íntegra del niño, apoyar su formación y hacerlos crecer como personas de bien. Por lo que en base a su divorcio, nuestro departamento de psicopedagogía le ha prestado atención a Somi, evaluándola y haciéndole seguimiento; más cuando la pequeña presentó grandes cambios en su conducta.

Eso aceleró el corazón de Jeon, intuye hacia que rumbo se dirige esta conversación y la culpa hace de las suyas en su organismo.

—En el día de hoy ocurrió en horas de la tarde, un incidente grave que involucra a su hija. Su grupo estaba impartiendo una clase de artes plásticas cuando la alumna Kang Somi agredió a uno de sus compañeritos, le lanzó un objeto de barro pesado que golpeó en la cabeza del niño, lección que terminó en el hospital para que este recibiera suturas que por suerte no hubo mayores consecuencias; y unos padres que reclaman por castigo, señor Jeon.

Al peligro, como a los otros dos abogados, se le congeló el alma, no obstante, ninguno se atrevió a interrumpir.

—Como comprenderá, una acción así sin fundamentos o malintencionada, aunque hablemos de niños, causa expulsión de la institución —continuó alegando la directora— El caso pasaría a un comité disciplinario cómo está establecido y se analizaría, el problema es que no es el único llamado de atención que tiene la estudiante. Desde hace aproximadamente dos meses hemos visto por el trance emocional que ha pasado la menor, llegando a la conclusión de que sufre las consecuencias graves de un duelo terminando en depresión, ira y déficit de atención. La alumna ha bajado mucho su rendimiento, su concentración y participación en clase es prácticamente nula, y en las últimas semanas ha evidenciado en ella la frustración y enojo, le responde a los profesores y se ha aislado de sus compañeros. Señor Jeon, son alertas en su conducta que no podemos dejar pasar y a su ex esposa se le ha notificado entre lo que cabe porque no asistió a la última reunión de padre, no le contesta las llamadas a la maestra guía de la clase de su hija y tampoco ha venido a los dos citatorios oficiales que le ha hecho la dirección del colegio...

Una ovación unánime de los contrarios, principalmente de Jeon, sorprendió de buena manera a la directora, en verdad anhela con ayudar a cualquier estudiante bajo su techo. Algo le había comentado a ese joven hombre tan apuesto que veía conmocionado a través de una pantalla, pero bueno, no quiso alargar la llamada de hace una hora atrás y más cuando el pelinegro le informó que iría al colegio al instante.

—Yo... no se que decir, no me esperaba este comportamiento de Somi, mi hija siempre ha sido una niña tranquila y amorosa —respondió Jungkook con sus ojos cristalizados.

—Por eso era tan importante reunirme con los tutores de la niña antes de cualquier situación. Las citaciones que le hicimos a su ex esposa fue precisamente para evitar algo así, este tipo de comportamientos en los pequeños es más común de lo que cree, cuando se sienten desprotegidos y abandonados tienden a sacar sus barreras defensivas, se encierran por su propio bien aunque casi siempre termina con problemas así. Sabemos que Somi es una estudiante excelente, pero ante este incidente no podemos hacernos los de la vista gorda —la mujer explicaba con sentimiento, porque el abogado rubio tuvo razón, a lo largo de sus 20 años de carrera ella había presenciado lo que un hogar conflictivo lastimaba a un ser inocente.

Y bueno, Jeon... estaba al borde de un colapso.

Rara vez el gran abogado se quedaba sin argumentos, pero un punzón profundo martillaba en su pecho. Esto era responsabilidad de él, por algo se había demorado tanto en tomar la decisión de separarse y es que al final siempre estuvo consciente de lo que Kang Somi iba a perecer en su ausencia.

Nadie en la oficina hablaba, esto era muy incómodo para todos. Sin embargo, Jimin era experto en sentir remordimiento y no quiere que su superior pase por esa culpa que te consume a tal punto de cometer una locura.

—Licenciada —espetó y aclaró la garganta— Ya vemos que es un asunto delicado, que usted se debe mantener parcial, pero alegamos a su labor humana para que también se pongan en el lugar de mi cliente. Si la niña ahora sufre un cambio tan brusco como cambiarse de institución —tragó saliva y miró a la contraria— ¿No cree qué esto empeorará la crisis emocional que está viviendo? —y dejó caer la pregunta, dándole espacio para que reflexionara.

Esta no supo que contestar, ni nadie de los presentes, así que continuó.

—La menor Somi no comprende del todo lo que pasa con los adultos de su entorno, como usted dijo está reaccionando a ello, lo que necesita en estos momentos es todo el apoyo que podamos brindarle y por eso le suplicamos que le de una oportunidad...

—¿Y la madre, qué es lo que pasa con la señora Lee? —interrumpió al abogado de cabellos rubios.

Eso encendió la sangre de Solar la cual había caído en un espiral interiorizando lo que escuchaba.

—Digamos que ella tampoco ha aceptado del todo su divorcio y ahora mismo no es racional.

—¡Sun! —desde el teléfono se oyó el gruñido de advertencia del pelinegro y como suspiró grotescamente, la nombrada reviró los ojos y se mordió la lengua para no escupir veneno.

De todas maneras, a la directora no le fue muy difícil atar cabos y comprender lo que pasaba, dándole la razón a uno de los miembros que dirigen el consejo de padres de la escuela...

Estaba ante una madre despechada que no se daba cuenta del daño que le hacía a su propia hija.

Entonces, sonrió disimuladamente y con seguridad de que hacer a continuación.

—Está bien —espetó la licenciada acaparando la atención de los contrarios y a Jungkook le aumentó el pulso, ¿dijo qué estaba bien, habrá cedido? Pensó el pelinegro en lo que observaba a la señora clavar sus ojos en él— Comprendo todo perfectamente y los voy a ayudar... —eso les elevó el ánimo— Pero, como ustedes quieren que actúe en beneficio de un alumno, los otros padres también por lo que no podré evitar que a Kang Somi se le haga un Comité Disciplinario —cerró los ojos y se apoyó en sus manos entrecruzadas— Eso sí, señor Jeon, haré todo lo que esté a mi alcance para que su hija no termine en expulsión por lo que le recomiendo que le haga una visita y converse con los padres del niño perjudicado. Mientras, la alumna tendrá una suspensión de tres días. Es mi última palabra —refutó y se levantó, en señal de que ya no iba a tranzar más.

Tanto Jimin como Solar la imitaron, no estaban conformes en sí, pero era un avance que no deben explotar. Por lo menos había posibilidad de otra oportunidad.

—Muchas gracias, licenciada Jisoo —se escuchó la voz resignada de Jeon, esto era mejor que nada y él se encargaría personalmente de que así fuera.

En este tiempo en que la desesperación lo golpeó en su auto, pensó y pensó hasta que una idea vino a él.

—Para nada señor Jeon, fue un placer atenderlos y ya sabe, aquí me tiene para lo que necesite...

Y con esas palabras que a oídos de Jimin le parecieron descaradamente coquetas, todos se despidieron con la promesa de permanecer en contactos y ayudar a Kang Somi.


El capítulo se me alargó más de lo que quería (5200 palabras), pero mientras escribía me di cuenta que debo profundizar, saben que yo amo dejarme guiar por la inspiración y entre lo que cabe desarrollar bien la trama. Espero que les guste y que comprendan bien a este personaje, al abogado Jeon...

~Que así me lo imagino, tan hermoso~
🤩✨🤩

Kath!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro