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🎓Veintidos🎓

🔝 Recuerden la canción 🔝
Daylight — Taylor Swift

Jimin estaba sentado cómodamente en el extenso sofá de la sala del apartamento de Jungkook, con la laptop del nombrado en su regazo y acompañado de unas cuantas carpetas esparcidas en la mesa ratona que se ubicaba a unos pies del mueble en el cual descansaba. La noche ya había extendido su velo azabache, de hecho, ambos abogados llevaban tres horas en la casa del pelinegro y las cuales aprovecharon para cenar además de tomar un baño, cada uno por separado. Donde otra vez el menor acabó vestido con la ropa que Jeon le prestó y olisqueando a cada segundo para intoxicarse con ese aroma a cítrico que se estaba convirtiendo en uno de sus favoritos.

Luego de terminar la reunión con la directora del colegio de Somi, Jungkook hizo el intento de trasladar al abogado Park a la casa de este o donde quisiese, pero el rubio logró captar el estado de nerviosismo en el de hebras azabaches porque también se sentía similar. La tensión aunque no llegaba a ser incómoda, se palpaba filosa entre ellos, pues Jimin también tenía la noción de que existían muchas palabras por decir con respecto a lo que les pasaba sentimentalmente. No obstante, lo que lo convenció de acompañar al abogado Jeon en el resto del día, no fue precisamente la emoción por aquellos besos y caricias que han compartido y que le demuestran al de cabellera dorada que sus sentimientos fueron correspondidos.

¡Para nada!.

En verdad fue porque Jimin estaba preocupado. Su superior se mostraba más pensativo de lo normal mientras que su cuerpo hablaba lo que su voz no decía. Su intranquilidad era un signo obvio de como le estaba afectando la situación de su hija; y que si no hacía nada al respecto, Jeon sería tragado rápidamente por una marejada forjada por su remordimiento y la ansiedad. Así que ni lo pensó al preguntarle si quería que lo acompañara en el resto de la noche una vez que parquearon frente a la casa del profesor Seung.

Jungkook se sorprendió, sus expresiones lo evidenciaron cuando escuchó esa propuesta inesperada y que Jimin nervioso ante eso se apuró en esclarecer...

—Sé que la soledad es como un acelerante para el incendio interno que crea nuestros malos pensamientos —le dijo ante la perplejidad de su superior y con el pulso a mil por creer que sería rechazado— Y que ahora mismo te debes estar torturando con la culpa —continuó Jimin cuando no recibió respuesta, omitiendo la vergüenza que le nació— Lo sé por experiencia así que permíteme devolverte lo que hiciste por mí cuando me encontré a mi hermana, permíteme en esta ocasión ser quien esté ahí para ti —y concluyó con sus mejillas tornadas en un intenso rosado que hechizaba a Jeon.

Lo cierto era que no quería separarse de Jungkook. Hoy en la tarde le dio rienda suelta a una cara de su personalidad que llevaba años dormida cuando aceptó que su jefe le atraía atmosféricamente; y no quería parar. Más si tenía en cuenta que el mayor lo necesitaba. Sin embargo, nunca esperó la sonrisa tan descarada y a la vez tímida que el aludido le regaló justo unos segundos antes de contestarle como lo hizo y a toda voz.

—¡Ohh Jimin...! —con esa expresión en un tono sugerente, Jeon se recostó al respaldar del asiento del piloto en su auto mientras lo observaba salvajemente— Nada me encantaría más que tú me hicieras compañía —suspiró— Imagino que ya es evidente para ti lo que siento y como me atraes, pero debes entender que me sorprendió porque eres una tentación que no estoy dispuesto a ignorar —y soltó en casi un susurro dulce que los llevó a conectar miradas.

Jimin lo recuerda como si lo viviera ahora, de hecho, levantó la cabeza de la pantalla de la laptop y tomó una fuerte bocanada porque el aire le faltó como le sucedió al segundo de escuchar a Jungkook en la tarde. La palabra tentación seguía rondándolo hasta marearlo como le pasó dentro de la camioneta del mayor. Fue por eso que luego de que el abogado de familia se cerciorara de que Park quería exactamente eso, todo se le esfumó de la mente del menor y arrancaron en dirección del condominio del pelinegro; sin tan siquiera abandonar el carro para avisarle a su padrino o tomar alguna muda de ropa y pertenencias que le hicieran falta.

—¿Estás seguro qué eso es lo qué quieres? —preguntó Jeon con sus manos firmes en el timón— No me molestará que me digas que no, que te arrepientas —y torció su cuello para observar al rubio que tenía al lado, quien no le había quitado la vista de encima.

—Sí, arranca...

Y por eso terminaron pasando la noche juntos en el apartamento de Jungkook.

Las mariposas imaginarias se unieron para formar un enjambre en su estómago mientras él se perdía en sus pensamientos. Después de cenar y apaciguar sus expectativas por encontrarse encerrado a solas con el hombre que le estaba gustando, se dispuso a revisar los casos pendientes que le entregó Gong Yoo en la tarde. Sin embargo, estaba tan desconcentrado que se había quedado estancado en el primer expediente. Regañándose por eso, sacudió su cabeza en reprimenda por sus acciones, miró la pantalla del cómputo y se inclinó para tomar la carpeta que estaba abierta de par en par encima de los restantes archivos.

Trabajar le ayudaría a calmar la vena traviesa que latía en su cabeza y lo hacían soñar con las diferentes formas en que sería una gran tentación para su jefe. Lo que Jimin sabía que eso no estaba bien. Ambos atravesaban momentos críticos en su vida para desplazarse por arenas movedizas sin tener en cuenta las consecuencias; y lo que menos quería el rubio era que ese deseo descontrolado que se rebelaba por cada segundo al lado de Jeon, fuera malinterpretado por este. No, tanto Park como Jungkook merecían transparencia respecto a lo que les sucedía a ellos.

Así que chistó y desvió otra vez su atención al folio que leía, concentrando sus fuerzas en un posible caso que le devolverá las ansias que le creó su profesión. Aunque su voluntad inquebrantable duró los minutos en que tardó en leer tres párrafos del expediente y escuchar a Jeon de regreso a la sala. El abogado pelinegro se había retirado hace media hora a la cocina luego de reposar un poco la cena y brindarle un café a Jimin, el cual negó y suplicó en su lugar por un té. No porque no fuera amante a la cafeína, al contrario, es que su organismo estaba tan en alerta y la endorfina comandando a sus músculos tensos, que teme agregarle más alegatos a sus sistema nervioso para que le condenen a otra noche en vela.

Inconscientemente, Jeon Jungkook, lo estaba trastornando de una buena manera.

¿O desesperando?

Solo ellos pudieran llegar a una respuesta...

La voz grave del mayor ecualizó en la sala como si solo estuviera en la cabeza de Park, por lo tanto este no tardó en buscarlo y seguirlo con la mirada. Aprovechando un par de minutos para vacilar el aspecto relajado de Jeon, quien vestía una musculosa holgada y desmangada blanca con unos pantalones cortos de nailon negro. Definitivamente su jefe se veía bien con cualquier estilo.

Era la primera vez que Jimin lo observaba con tan simple atuendo y su cabello suelto desenfadadamente rozando su cervical. Aunque ya él se había quedado a dormir aquí, recuerda que el pelinegro mantuvo un poco de prudencia al elegir su ropa cómoda de andar en aquella ocasión. Así que hasta en estos detalles se expresaba lo que había cambiado en su relación. Ahora eran más íntimos, ¿domésticos?; y el rubio sonrió.

—Si mamá... —Jungkook se acercaba al sofá hablando con el celular sostenido entre su hombro izquierdo y su oreja mientras sus manos traían una bandeja con té— Estaré bien y tranquilo, además, ya te dije que no estoy solo, no te preocupes —caminando aún charlando por teléfono y a un par de pasos del sofá, el mayor sonrió en dirección del rubio cuando lo nombró implícitamente— Besos para ti y para papá, nos vemos mañana... —y cuando concluyó la llamada hizo señas para que Jimin lo ayudara.

El menor sorprendido con la forma casual en que Jeon abordó su presencia con su madre, se levantó de un salto sintiendo calor en su rostro y se apresuró en liberar las manos del contrario. El abogado de ojos azabaches al instante de no sentir el peso extra y sin desaparecer la sonrisa, acomodó la mesa ratona retirando las carpetas para que hubiese espacio para la humectante bebida y colocó su móvil a un costado del sofá. Park no tardó en depositar la bandeja allí y se sentó a la par de su superior que tomaba puesto a su lado.

—Ahh me demoré porque Sun me devolvió la llamada y después entró la de mi madre —dijo Jeon luego de un suspiro y acomodando una pierna por encima de la otra.

—¿Solar llamó, qué te dijo? —preguntó Jimin en respuesta y un poco preocupado.

Su compañero le advirtió en la cena que no iba a estar tranquilo hasta saber si su hija estaba bien o si Sun había logrado hablar con ella respecto a lo que hizo hoy en la clase de arte. Jungkook antes de hacer la videollamada, pudo captar el momento en que la señora Choi y Somi subían al auto del esposo de su colega junto al hijo mayor del matrimonio. Cuando finalizó la reunión y habló con su amiga, esta le comentó acerca del plan de que sus hijos compartieran la tarde y la pequeña se quedara en su casa.

Eso, aunque hizo dudar a ambos, a Jeon lo alivió a partes iguales ya que la niña veía a sus amigos como familia, pero sobretodo, amaba pasar tiempo con la abogada Sun y ya en el pasado se había quedado a dormir con ella. Lo único que lo punzaba al borde era las represalias que Lee Ji Eun podía tomar si se enteraba, pero confiaba en la palabra y tenacidad de Solar cuando le expresó que personalmente se haría cargo de que eso no sucediera. Por lo que solo concentró sus emociones en lo que una noche llena de afecto y atenciones repercutiría en el estado de ánimo de Somi por mucho que no vinieran de su parte.

—Nada, que ya la acostó a dormir y que la ha visto tranquila —contestó el mayor pensativo— Aunque tocó el tema del incidente de hoy y mi hija se negó a hablar, solo se disculpó y se mostró avergonzada. Solar no quiso presionarla, también que a ella no le corresponde regañarla y la entiendo —y los puños del pelinegro se contrajeron.

Porque sí, aunque había que tener tacto para no empeorar el estado emocional de la pequeña, se le debía enseñar que este comportamiento era incorrecto, que lo que hizo hoy no estaba bien. Así que Jungkook estaba enojado por tener las manos y el cuerpo completo atado mientras que a su ex mujer le importaba un comino la educación de la menor. No obstante, ya estaba tomando medidas al respecto.

—Ya verás que todo se solucionará —susurró Park atrayendo la atención del contrario y con dulzura en lo que colocaba una mano en el muslo de Jeon.

—De eso que no te quepa la menor duda —y tarareó el mayor en lo que se acomodaba más cerca del rubio, trasladando su brazo derecho al respaldar del sofá y rodeando a Jimin por detrás.

—Jeon, ten cuidado de...

—Tranquilo, Park, te repetiré lo que le dije a mi madre. Nunca me he caracterizado por actuar impulsivamente, por mucho que mi ex lo intente, no podrá romper lo que soy ni el apoyo que tengo, y con mi hija pasando por esto, menos que menos —se miraron directo a los ojos, el menor asintió— Pero eso sí, se acabó la condescendencia con Lee, el trato por las buenas ya expiró —y como Jeon heló su tono al hablar, estremeció al de ojos celestes.

—Entiendo —musitó Jimin dirigiendo su atención al té— Sabes que cuentas conmigo para lo que necesites, en lo que pueda ayudarte ahí estaré, sin embargo, Jungkook, algo que también te define es tu alma noble, por lo que ten cuidado de no perderla y que la niña se vea más afectada. Sea como sea ella es su madre —le dedicó una mirada que le decía mucho a su acompañante teniendo en cuenta su propia historia familiar y antes de volver hasta la mesa para servir la bebida.

—Créeme que lo tengo en cuenta, Jimin, pero no puedo seguir con el intento de dialogar mientras la seguridad de Somi se desmorona. Ji Eun está cayendo en un espiral de autodestrucción y odio, mi deber como padre es impedir que no arrastre a mi hija con ella —la tensión los atravesó silenciándolos— ¿Demonios, qué padre con la mente clara ignora dos citatorios oficiales por parte de la dirección de la escuela de su hijo? —y expuso con roña para dejar en claro su punto mientras que Park le entregaba su taza humeante.

—Comprendo, era más como un consejo —el silencio volvió a abordarlos luego que Jimin terminara con la última palabra y saboreando la dulzura del té hasta que sus nervios lo llevaron a romper con esa tensión que surgía cuando ambos estaban solos y callados— No obstante, si quieres compartir conmigo lo que harás, soy todo oídos. Puedes tener otra perspectiva que te asegure que no estás actuando mal —y le sonrió al pelinegro.

Desde que abandonaron el colegio ha sido testigo de como Jungkook ha estado recibiendo llamadas y mensajes de su abogada. Además, le comentó que mañana cuando termine de trabajar irá a visitar a los padres del niño agredido y ver si pueden llegar a un acuerdo. Su superior concuerda que lo mejor para Somi es que se someta a un comité disciplinario pese a su situación y que puede verse como injusto, pero aunque la menor tenga ocho años, debe aprender que cada acción tiene sus consecuencias. Sin embargo, él se quiere asegurar que su hija no termine con una expulsión. Eso si que no lo necesita la niña y Somi nunca ha sido una estudiante conflictiva, todo lo contrario, por lo que merece otra oportunidad.

—Ahh —Jeon frustrado se jaloneó con delicadeza el cabello mientras bufaba— Por ahora no hay nada definido, tengo que esperar reunirme primero con Lisa para escoger una estrategia legal aunque ya estábamos ventilando dos ramas en la cual dirigir la defensa o evitar llegar a una corte. No obstante... —ladeó su torso un poco y en dirección del rubio, Jungkook amaba contemplar los ojos azules del contrario— Gracias a este incidente, tuve que mover unas cartas por mi cuenta —y selló sus labios para ver la reacción en el menor.

—¿Qué hiciste?.

Y bueno, Jimin cuestionó con cautela como se lo esperaba el mayor. Este le regaló una sonrisa a media.

—Da la casualidad que hoy cuando esperaba en el coche por ustedes, me topé con una de las mejores amigas de mi ex...

—Jeon no me digas... —pero este lo interrumpió.

—Calma, nene... —Jimin se sonrojó gracias al uso de ese apodo cariñoso que sonó muy sexy y el pelinegro disfrutó de saber el efecto que tenía en su compañero— No tuve que salir del auto para lograr captar su atención, el suyo estaba bastante cerca de mi ubicación y apuesto lo que sea que Ji Eun la mantiene muy bien informada, así que solo tuve que tocar el claxón para que ella viniera a mi y no violar la orden de alejamiento, es más, ni salí de la camioneta —y refutó sin perder el buen humor.

—¿Qué esperas lograr?.

—Que se corra la voz de que fui a la escuela.

—¿Mierda, Jeon Jungkook, acaso buscas provocarla?.

—Jimin, necesito que ella sea la que inflija la orden y pese a que no le conocía este lado rencoroso, siempre fui consciente de la vena narcisista que ella tiene, lo que me dejé engañar porque al final se mostraba como una buena mujer. Ahora no estoy tan seguro, una buena persona no tortura de esa forma a su hijo, y el comité disciplinario de Somi aunque no tengamos fecha, será mas tardar para el inicio de la otra semana. Yo necesito estar presente y la única vía es...

—Que la supuesta víctima, en este caso Ji Eun, sea la que ignore lo que dicta la ley y así no te pueda acusar después —completó la idea el rubio— ¿Es eso, no? —el azabache asintió y Jimin se tensó —Es muy arriesgado, Jeon, como penalista no puedo evitar advertirte. Tu ex esposa no está actuando racionalmente y solo por joder puede denunciarte aunque la investigación no avance, pero eso puede tener el efecto contrario en tu plan —advirtió contundente y Jungkook elevó sus hombros con desinterés para terminar de ingerir su té que ya se encontraba templado.

—Estoy contando con eso y es por lo que tomé otros respaldos, Park, pero ya no echemos a perder la noche con este tema, mejor cuéntame como va tu trabajo investigativo.

El profundo suspiro del rubio le hizo entender a Jeon que logró cambiar el foco de atención. Así que con disimulo observó al contrario recostarse en el sofá y repasó como se veía de cómodo con su ropa. Él no se equivocaba, la noche era demasiado hermosa para ensombrecerla con el aura oscura en que se había convertido su vida y donde Jimin justo había aparecido para darle luz. Solo de tener al abogado con los ojos más espectaculares que haya visto a unos centímetros de rozarlo, escuchando su voz y respirando su perfume natural ligado con su propio shampoo personal y colonia, ya compensaba el dilema que le creó su ex mujer.

—Solo ten cuidado, ¿si? —y Jimin murmuró en lo que agarraba una carpeta.

Su mirada se fijó en Jeon y luego la regresó al expediente. Algo tiró del pecho del pelinegro cuando las coposas pestañas de Park revolotearon y eso provocó una corriente escalofriante hasta posarse en el abdomen bajo del mayor.

Mierda, ese hombre le gustaba mucho.

Y Jungkook tuvo que pasar saliva con dificultad porque ahora mismo ansiaba besarlo.

—¿Y bien, no me dirás? —habló casi en un jadeo ronco y cuando Jimin confundido o nervioso lo encaró, señaló con una mueca el expediente que el menor hojeaba.

—Ahh, este... —carcajeó disimuladamente el rubio— No he podido pasar del primer caso, pero es muy interesante aunque no tiene complicación. Una acusación por estafa cibernética en la cual la chica se declaró culpable.

Jeon frunció el rostro.

—¿La acusada es nuestra posible cliente?.

—Sí —respondió Jimin y ante el silencio miró a su superior— ¿Por qué esa cara? —y cuestionó con un surco entre sus cejas.

—Bueno, me comentaste que esos expedientes fueron revisados por Taehyung, me parece raro que el haya marcado un caso con culpabilidad asegurada.

—Ahh, es que ya vi lo que él notó y en la sentencia puede estar la ayuda que esa chica está pidiendo a gritos. Además fueron sus padres los que aclamaron por la colaboración de la firma —aclaró Jimin.

—¿En serio? —Jeon con interés se enderezó— Explícame —y susurró fijando sus ojos oscuros en los papeles que atesoraba Park.

—Los padres de la joven a la que se le acusa de estafa tienen constancia que ella está enferma, a los dieciséis años fue diagnosticada como mitómana y bueno la tuvieron bastante controlada hasta que entró a la universidad. Es por eso que la chica no trató de borrar sus huellas, fue bastante torpe en las estafas dejando a su alrededor un montón de pistas a la policía, es que ni usó una trampa para esconder su dirección IP...

—Porque su intención no era premeditada ni dañina —concluyó Jungkook como si estuviese hablando consigo mismo.

—Exacto, la mitomanía es un trastorno compulsivo, creo que fue la forma que halló en destapar de nuevo su adicción y que a la vez sea anónima. Lo podemos notar en que, aunque la estafa se agrava por delinquir en repetidas ocasiones, el monto que robó en total no excede de los dos mil dólares porque el dinero no era lo que ella quería, es que tampoco le hace falta. Todavía tenemos que entrevistarla, pero me arriesgo asegurar que la estafa fue para que sus padres no se enteraran. Son cirujanos estelares del Hospital Central de Seul y como médicos han tomado gran protagonismo en las acciones contra la enfermedad de su hija, y eso no le conviene a ella o a su mente. Es mi apreciación.

—Comprendo —asintió Jeon— Ella los ve como sus enemigos, sus captores o verdugos, también puede ser que ya tiene experiencia de lo que pasaría si alguien cercano se da cuenta de que es una mitómana diagnosticada.

—O algo ocurrió recientemente para activar su trastorno, no lo sé, pero en el proceso legal podemos encontrar la ayuda que ella necesita y es por eso que Taehyung de seguro le dio su aprobación.

—Waoo, sí, tiene sentido —el mayor sonrió sin despegar su vista de Jimin, no le cabía dudas de que su chico era talentoso— ¿Estás tomando nota? —y señaló en dirección de la computadora que le prestó a su colega Park.

—Ohh, sí, es para tener fundamentos a la hora de evaluar los casos.

—Bueno... —habló moviéndose con disimulo más cerca del de ojos azules y observando que su reloj de muñeca apuntaba a las nueve de la noche— Si quieres te puedo ayudar, yo leo en voz alta y tú interpretas y tomas notas, ¿qué te parece? —y arqueó una ceja mientras su mano acariciaba la espalda del menor.

Jimin le respondió sonriendo y entregó la carpeta que resguardaba, dándole una afirmación silenciosa. Pues su piel se erizó con la fácil acción de sentir lo cálidas que eran las yemas en los dedos de Jungkook, que enmudeció.

¿O por qué su imaginación viajaba hacia otros escenarios?.

¿Tentación?.

Rayos, esa palabra creó una fantasía en el de hebras doradas que no se irá con simplemente ignorarla. Su superior Jeon tuvo mucha razón en anunciarlo en la tarde.

No obstante, Park contuvo sus deseos y ambos se concentraron en los expedientes, compartiendo sin conciencia una escena que dejaría mucho para especular. El peligro se había adueñado con su brazo derecho del filo en el respaldar del sofá como si estuviera abrazando al menor; y Jimin había tomado una postura de contención como si se hubiese acurrucado buscando el calor de Jungkook mientras ambos estudiaban los casos.

Así se sostuvieron por una hora.

Tiempo en que Park pudo concluir exitosamente en evaluar el segundo expediente y hubiese continuado si no fuera porque Jeon bostezó o que dio indicios de que sus músculos se encontraban adormecidos.

—Oye si estás cansado no tengas pena, se que este día fue agotador, más para ti que te pasaste la mañana en la corte —espetó el rubio en susurros, no queriendo recordar adrede el incidente con Somi que le sumó estrés al mayor.

Jungkook volvió a bostezar y aprovechó para estirarse un poco.

—Estoy cansado, no te lo voy a ocultar, pero no creo que pueda dormir tan fácil —este contestó con suavidad e impulsando su torso hacia delante— Eso sí, ya veo los renglones dobles con mil letras —y sonrió cerrando el folio que leía.

—¿Oh y eso por qué?.

—Porque... —entonó Jeon con perspicacia, cerrando con lentitud la laptop que descansaba en el regazo del abogado penal— Llevo muchas horas reprimiendo las ganas que tengo... —la colocó en la mesa ratona mientras se corría unos centímetros más cerca de Jimin— De besarte y créeme que no podrá salir de mi mente ni dejarme dormir si no lo hago —y miró al contrario de una forma depredadora que definía su siguiente paso.

🚨🔥🔞(un poquitín de picante)🔞🔥🚨

El de orbes celestes, impactado por esa revelación, ahogó un jadeo sin romper con la mirada que enchinó su piel, lo sonrojó furiosamente y lo llevó a que se mordiera el labio inferior con nerviosismo o... ¿expectativas?.  No lo puede asegurar, pero si de que también se muere de deseo porque Jeon cumpla su promesa. Aunque Park cayó en un estado extrapolado de emoción al ver que el pelinegro con una habilidad indiscutible lo agarró de las caderas y lo arrastró hacia él, montándolo encima de su entrepierna. Sus rostros finalizaron tan cerca del uno al otro que aunque contenían el aliento, ellos jurarían en un estrado que  contaron cuantas respiraciones daba el contrario.

—Te advertí que no hicieras eso con tu labio —expresó ronco el de cabello azabache— ¿Acaso me quieres matar, eh? —y se aferró al agarre de las caderas de Jimin, impulsando hacia bajo como siquiera clavarlo en él.

Este hipnotizado o por reflejo, se apoderó del cuello de Jungkook con sus brazos mientras lo miraba con devoción y su polla saltaba interesada en la declaración. Pudieron haber transcurrido solo segundos o tal vez largos minutos, pero ambos llegaron juntos a una conclusión y rompieron con el espacio faltante para que se besaran al mismo tiempo. Porque en efecto, la química que surgía entre ellos era demasiado arrolladora para que ellos quieran o puedan ignorarla.

¿Así qué para qué desgastarse en traer a la lógica al letrado?.

¡Al diablo!

Pensaron ambos y se entregaron a la explosión salvaje que provocó la colisión de sus labios.

Fue un beso que no era inocente. Con clara intención ellos se demostraron como anhelaron este momento y es que desde que salieron de la escuela de Somi se habían mantenido neutral, sin tocar el asunto de lo que estaban sintiendo. Cero demostraciones de afecto físico aunque rogaban internamente por ello, cada uno por separado y a la vez haciendo cómplices a sus pensamientos como si de una Serendipity se tratara.

Los chasquidos de dientes mordiendo y chocando junto al sonido de sus labios rozar con abundante saliva, no tardaron en adueñarse de la sala. Los suspiros se entremezclaban con bajos jadeos y gemidos que empezaron a elevarse cuando la pasión los cubrió con su manto. Era imposible estarse quieto, el calor acribillaba a sus pieles y se estacionaba en sus erecciones, lo cual causó que sus caderas se movieran buscando más fricción entre ellos y que nada más importara.

Ambos sabían que estaban comenzando una apuesta arriesgada si dejaban que la lujuria se interpusiera a la razón porque a lo mejor si cruzaban la línea tan rápido, uno de ellos o los dos no iba a tener retorno y terminarían lastimados. Ellos tenían que comunicarse y sincerarse con lo que estaban comenzando a sentir, que aunque sea intenso, saben que hay temores e inseguridades en ambos abogados. No obstante, los dos hombres mientras se saboreaban con deleite tienen conciencia de que son personas adultas para tomar sus propias decisiones.

¿Entonces por qué negarse a algo que quieren y desean?.

Más cuando contradictoriamente se sentía correcto en lo más profundo de sus almas.

El aire empezó a escasear en aquel lugar, pero ninguno de los dos quería parar y estaban muy cómodos en esa posición, con Jeon desparramado en el sofá en lo que amasaba con descaro las caderas y la retaguardia del rubio por encima de la ropa, quien se balanceaba sentado a caballitos en él. Mientras que, Jimin se dejaba guiar por las caricias y sensaciones del beso que frían sus ideas en lo que sus manos se adueñaban con hambre del cabello ondulado del contrario y sus trabajados brazos.

—Eres hermoso... —musitó ronco Jungkook admirando el rostro del menor y en lo que se tomaban un segundo para recuperar el aliento.

El abogado de familia dio con su mirada un recorrido lento, emocionándose cuando se fijó en las pupilas dilatadas de Jimin y esos labios carnosos hinchados y en rojo vivo que a partir de este instante nunca se borrarán de su mente. Unas cosquillas revolotearon en su sistema nervioso incentivando a que el bulto en su pantalón creciera en tamaño hasta sentir ansiedad por quitarse su short, que ya aprisionaba incómodamente a su hombría.

Por lo que sin pensarlo mucho jaló fuerte a Park para que aumentara el movimiento que simulaba a como si lo estuviera montando y se lanzó a besarlo, pero que por la impresión el de ojos azules se arqueó echando su torso hacia atrás y los finos belfos de Jeon se estamparon en su cuello. Y por supuesto que el mayor aprovechó esa oportunidad dejando un rastro de besos húmedos desde la mandíbula hasta las clavículas.

Jimin no pudo contener el chillido que se le escapó aunque a esta altura no le importaba. Siempre fue sensible, pero su cuello era una de las zonas más erógenas que tenía y quería hacérselo saber al pelinegro de alguna forma. Jungkook, alentado por la reacción en el chico, profundizó sus caricias al succionar con más emoción y dejando marcas rojas que probablemente se convertirán en moretones, pero no se detuvo a meditar en que esa acción podía incomodar a Park, que se estaba comportando como un animal al querer marcar su territorio. No cuando la persona que tenía encima de él gemía sin descaro regalándole más años de vida; y sus manos terminaron coladas por debajo del polo lila que le prestó al abogado penal.

En cámara lenta Jeon y Jimin se observaron mientras que el primero dejaba huellas ardientes en la espalda del rubio al punto de ponerle la piel de gallina y detener su corazón; más al ser testigo de que los dedos del pelinegro frenaron sus caricias para adueñarse del dobladillo de la prenda que vestía el menor y alzarla hasta desaparecérsela de su cuerpo. Todo esto sin ellos despegar sus ojos del contrario, sin sublevarse a la pasión y deseo que veían incendiar a sus pupilas.

—Me muero de ganas por hacerte mío, nene —y el menor gimió en respuesta, además de que no había terminado de murmurar incoherencias y Jungkook se había lanzado a probar su piel otra vez.

Los labios finos del mayor se estrellaron contra el etéreo y pálido pecho de Jimin. Quien tembló al sentir el aliento caliente del pelinegro soplar irregularmente sobre sus pezones ya erectos o esa húmeda sensación rasposa que acarició en círculo a uno de sus botones rosados. Un pálpito electrizante lo invadió, creándole un doloroso placer hasta la punta de su glande que lloraba presemen y lo hizo temblar como si estuviera convulsionado. Jungkook jadeó y comenzó a chupar de verdad intercalando entre un pezón y el otro mientras sentía las uñas del de ojos celestes clavarse en su cuero cabelludo y sus caderas retomar el movimiento con más rapidez, desesperado.

¡Hasta qué Jimin estalló!.

Cuando el calambre habitual de la liberación apretó el abdomen de Jimin, enviando un rayo de placer que contrajo a sus testículos, la respiración se le hizo intermitente por lo inevitable y su vista se nubló donde juraría que sus ojos se pusieron en blanco o solo destellos llegaron a su visión mientras su cuerpo temblaba.

Entre espasmos fue consciente de como su miembro expulsó su néctar mojando su ropa interior como si de un puberto se tratara, pero en vez de avergonzarse sintió que danzaba en un paraíso y es que hace tiempo que no se sentía así de vivo, de satisfecho y deseado. También que después de correrse tan intenso como lo hizo, su piel aullaba por tener la lengua de Jeon aún recorriendo su torso, bebiendo de las de las perlas de sudor que adornaba a su anatomía, y esta reaccionaba como si recibiera disparos continuos.

Agotado Jimin se recostó en Jeon mientras este abrazaba a su cintura, la frente del rubio se postró en el hueco de los anchos hombros del mayor y así recuperarse de las secciones post orgásmicas. El silencio se hizo presente, pero de forma cómoda y acogedora para ellos, por lo menos hasta que el menor sintió la comparsa de latidos en el de hebras azabaches. La vergüenza que había despachado desde que se subió en el regazo de su jefe, regresó al recordar como se dejó llevar como si fuera un inexperto y sin advertir para que su amante lo supiera.

Debe haber hecho un papelón y Jeon debe estar gritando enojado por su liberación.

Pensaba el abogado Park sin conocer lo equivocado que estaba, Jungkook solo tuvo que presenciar a Jimin tocar el éxtasis para seguirlo y con la confianza del mundo gritaría que hoy soñaría con ese hermoso rostro sonrojado y tan receptivo al placer que le brindó. En palabras exactas el mayor tuvo su orgasmo al observar que el menor alcazaba el suyo y estaba que saltaría de alegría sino fuera por el peso que abrazaba.

El ego de Jeon retumbaba fuerte en su pecho.

—Estas bien...

—Yo... y-yo lo siento —murmuró entrecortado sin despegar la cabeza del lugar que lo sostenía y casi sin voz, Dios porque también había chillado hasta que su garganta colapsó —¡Qué vergüenza! —y el mayor se tensó al escucharlo.

¡Carajos, no tenía que haberse mostrado tan agresivo!

Pensaba el abogado de familia mientras presenciaba como Jimin se retorcía en sus brazos, ya que se dejó llevar y a lo mejor la situación le restaba punto al rubio malinterpretarla.

—¿Qué, por qué dices eso? —cuestionó alterado Jungkook y tratando de incorporarse, pero solo hubo silencio— Jimin —y lo llamó con dulzura.

—Es que me mostré como si tuviera 15 años y ni... dios que pena... yo hice un desastre y no pensé en ti y... no me hagas hablar por favor que...

Pero la marcha tartamudeada de Park a toda velocidad fue interrumpida por las risillas del contrario que no aguantó lo adorable que sonaba el de ojos azules en su cabeza, también de alivio al imaginar lo que estaba atormentándolo y porque Jimin le hacía cosquillas en el cuello con su respiración alterada al hablar.

—Nene... —se acomodó y agarró las abultadas mejillas del menor para que lo mirara— Estás pensando de más —y le sonrió.

—Pero tú... no... termi...

—Oh... créeme que si lo hice, solo verte fue lo más placentero que he sentido en mis jodidos 33 años.

Jimin no convencido, lo observó con detenimiento y fue cuando notó que Jeon también era un desastre. Sus ojos estaban vidriosos, su cabello enredado con algunos mechones pegados en su frente y sudoroso con un leve rubor en sus mejillas. Sí, definitivamente tenía la cara de alguien que había alcanzado la cúspide del placer y eso apretó cálidamente su pecho, enterrando en el fondo a las inseguridades que amenazaron con lanzarlo a un lugar oscuro después de haber respirado oro.

—Además, esta noche quiero que se trate de ti.

—¿Qué estamos haciendo, Jeon? —preguntó Jimin con un suspiro soñador, pero con urgencia de saber si su jefe, ese hombre que se estaba colando por cada poro de su alma, estaba dispuesto a sostenerlo y no dejarlo caer.

—Yo quiero venerarte, Jimin, ya depende de ti dejarme o no...

Y en esta ocasión el menor fue quien lo interrumpió para besarle, aunque mucho más tierno que el anterior.

—Y yo quiero dejarte, Kook —susurró cuando sus labios se despegaron, últimamente eran imanes.

—¿Seguro?, mira que que si te atrapo ya no te suelto más...

¡Y yo no quiero qué lo hagas!

Pero eso solo lo respondió en sus pensamientos aunque la sonrisa plantada en sus labios le rogaba a Jeon que por favor lo cumpliera.


Ahora sí el primer capítulo inédito desde que retomé la historia. Y mis muchachos ya no pueden con tanta tensión, pero...

¿Creen qué será malo para ellos el dejarse llevar de esta manera cuando sus destinos ya está lo bastante enredados por malas decisiones en el pasado?.

¿O creen qué explorando con intensidad lo que sienten se harán más fuertes juntos?.

Los quiero mucho y nos leemos en los próximos capítulos, no olviden la canción que les dejé para acompañar la lectura.

Kath 💜

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