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Los tonos rojizos del ocaso se veían empañados por la persistente nubosidad que se ha adueñado de la ciudad de Seúl, también que la noche entraba en protagonismo y para darle fin a ese día de locos, pensaba el abogado Jeon con la vista media borrosa por las aisladas lágrimas que corren por sus mejillas y el efecto del alcohol. Nunca ha sido fanático de ahogar sus penas o estrés con abundantes tragos que contengan alto nivel etílico, pero siempre se puede a hacer una excepción, ¿no?. Por lo menos el ardor de su estómago y que su mente divagara por intervalos, suplantaban la agonía que ha guardado desde hace dos meses en que tomó la decisión de divorciarse; y que hoy se agravó con la despiadada actitud de la mujer que en un pasado quiso.
Después de salir del juzgado casi a empujones, descargó su furia gritando a los cuatro vientos bajo la lluvia intensa y este viaje sin protección, sintiendo el agua fría invadir su cuerpo como si estuviera debajo de una cascada. No va a mentir, primera vez que el abogado perdió el control al punto de patear uno de los neumáticos de su camioneta y es que la sensación de impotencia y dolor, era una mezcla aterradora que se paseaba por su organismo y lo trasladaban al borde de un abismo, tanto que el aire se le hacía denso. Por suerte, a su lado estaba su colega, que ahora meditando, le agradece en el alma que no lo haya dejado solo o hubiera cometido una locura.
Lisa se convirtió en una gran aliada, si antes tenía su aprecio, en estos momentos se ganó su respeto aún más. No todos están en las malas, por lo tanto, siempre debes mantener cerca a esas personas que suman y te apoyan. Ella fue comprensiva, no hizo preguntas curiosas o que le cuestionaran su retraso cuando estaba en su derecho. Lo dejó que expulsara su malestar y también se empapó a su lado sin importarle que pudiera pescar un resfriado. Luego tuvo las palabras correctas para animarlo y hasta se encargó de llevarlo a su casa, dejándolo a salvo. Pues en el estado en que se encontraba Jungkook, sería peligroso abandonarlo a su suerte o que tomara el riesgo de manejar en esas condiciones.
Él después de abandonar el capitolio, quedó desorientado y el resto del día ha pasado en destellos fugaces, ya que perdió la noción luego de que la orden de alejamiento tomara forma y le demostrara que era real, no una pesadilla. Sabe que solo será una temporada de turbulencias, que es momentánea y que no se escenificará permanentemente sin que se haga una denuncia y esta proceda, además, Ji Eun será una arpía, pero no tiene un pelo de tonta o eso quiere creer el pelinegro. Es que sería muy estúpido presentar algo sin fundamento y cuando el supuesto victimario es uno de los más prestigiosos abogados de esta nueva generación y que a la vez hace parte de un bufete tan respetado como lo es GongYoo & Asociados, ¿verdad?.
Eran los más profundos pensamientos del joven, también suspiraba gracias a que tiene el respaldo de Lisa y que no tirará la toalla si Jeon decide iniciar una pelea. Él en estos momentos recuerda sus palabras cuando lo dejó en la recepción del edificio donde se ubicaba su actual residencia; y las va a tener presentes en cada minuto a partir de hoy.
"Jungkook, ya mi novia me espera afuera, por favor no cometas una idiotez y trata de descansar. Es necesario para que mantengas tus ideas claras y definir lo que vamos a hacer. Si quieres volverlo a intentar o pelear con garras por Somi, ¡cuenta conmigo!. Hombre, nada me haría más feliz que apelar y ver a esa bruja arrastrándose por el piso..."
Fue exactamente lo que dijo la chica de cabellos naranjas al despedirlo en las puertas del ascensor y aunque en ese instante no sufrieron el efecto deseado en el abogado, este asintió y las retuvo en su mente luego de mandarle saludos a Kim Jennie, —la pareja de su representante—; y agradecerles a ambas. No obstante, ahora sentado en la barra de un bar en Itaewon y saboreando un exquisito Gin Tonic, las trae de regreso uniéndolas con diversas estrategias que su cabeza maquina. Pues si Lee Ji Eun quería despertar a la fiera, lo hizo y aunque no es su estilo, recurrirá a los recursos más bajos de su profesión.
¡Claro que sí!.
Sus principios lo frenan un poco, pero es consciente de que su ex mujer está cayendo en las tinieblas de una alma vengativa, eso no es sano para nadie y aquí no podemos olvidar que está en juego el bienestar de un ser inocente y puro como Somi. Así que ya se decidió, lo dará todo en esta batalla de titanes y si debe tragarse su ética, lo hará tan gustoso como ingiere este rico cóctel.
En el local habitan unas melodías instrumentales de Jazz, los murmullos de los comensales y el sonido de los cubiertos. Jungkook ladea ligeramente hacia un costado captando el ambiente relajado con sus luces neón bastante tenues y sin abandonar su posición. Está sentado en una banqueta al pies de la barra y cómoda por el tapiz esponjoso utilizado, de espalda al resto de los presentes, con sus ojos posados en la copa que descansa en la superficie, cabizbajo, las yemas de sus dedos juegan con el removedor del trago y con hombros caídos mientras pensaba en todo. Pero ninguna distracción, le mejoran esta ansiedad que lo condujo a salir casi de noche porque en su apartamento las paredes lo estaban ahogando en una desgarradora soledad. Esperaba que pronto vengan sus amigos y le den consuelo.
Hoy lo necesito más que nunca.
Trató por todos los medios de descansar en la tarde y una vez dentro de su nuevo espacio. Se dió un baño cálido para retirar los rastros de la tempestad, preparó un té de manzanilla con limón y endulzado en miel para beneficio de sus defensas aunque lo más seguro es que no pueda evitar la gripe. Puso una música relajante y trató de dormir, acudió a todos los métodos para olvidar este mal sabor, pero le fue imposible acabar con el disparo tortuoso de la desilusión.
Tanto así, que ni ha recordado el incidente que experimentó antes de llegar a la corte, ni de que habrá pasado con aquel hermoso hombre que salvó y que si se pone a comparar los escenarios, le demuestra que hay personas pasando por situaciones iguales o más dolorosas. Sin embargo, Jeon no hallaba consuelo, cuando cerraba los ojos aparecía la imagen de Somi con aquella expresión triste, y a eso se le unía la melancolía de los momentos felices que compartieron cuando eran una familia.
Viendo que no iba a conseguir otra cosa que atormentarse, se vistió casual con un pantalón de mezclilla gris, un pullover blanco de algodón y cuello V, un par de zapatillas deportivas y una chaqueta de cuero —ambas piezas de color negro—, para ir en búsqueda de aire fresco. Una vez caminando por los senderos de un parque cerca del rió Han, rodeado de árboles y de los sonidos nocturnos de la naturaleza, se sentó en un banco para admirar el anochecer y se convenció de que necesitaba algo más fuerte que llenarse los pulmones de oxígeno o estar solo con sus malos pensamientos.
Así que texteó en el grupo del trabajo, su círculo más cercano y con los que convive la mayor parte del tiempo. Envió cortas palabras, pero cargadas de sentimientos y la ubicación del primer bar que le vino a la mente. Sin esperar respuestas, guardó su celular en el bolsillo de su pantalón y echó a caminar para tomar un taxi. Por eso terminó embriagándose en aquel lugar pequeño, pero destinado a compartir en un entorno agradable junto a una excelente gastronomía y una música reconfortante.
—Por favor, otro. —Ordenó el pelinegro ya arrastrando un poco la lengua y en lo que desplazaba la copa vacía en dirección al cantinero.
Este le dio una mirada indecisa, y cuando iba a contradecirlo, vio a un hombre elegantemente guapo de cabello rojo sentándose a su lado y posando su mano en la espalda de Jungkook. El empleado no es que quería parecer entrometido al quedarse parado en el medio de ambos chicos sin marchar el pedido, pero el estado del pelinegro ya le preocupaba, y es que en menos de una hora, había ordenado alcohol hasta por los codos y lo ingería como si fuera agua.
—Jungkook.
El nombrado al momento se giró y embozó una sonrisa al percatarse de la presencia de su mejor amigo. Aunque esa expresión fue completamente aterradora, pues gritaba la angustia que vivía el abogado Jeon hasta para él que no lo conociese.
— Tae, amigo —espetó Jungkook entrecortado— ¡me puso una orden de alejamiento, a mí... Ji Eun se atrevió a lastimarme así! —medio que explicó pues ya sentía los primeros síntomas de embriaguez y Taehyung abrió los ojos sorprendido—. ¡Dónde está mi trago!, —gruñó en dirección al cantinero.
Este con un poco de lástima y desconfianza observó directamente al nuevo cliente, transmitiéndole sus pensamientos. El contrario le respondió asintiendo y con una sonrisa peculiarmente hermosa.
—Y a mi un doble de whisky con una botella de agua gaseada, —refutó Taehyung hacia el escrutinio de aquel interesante trabajador y con sus sutiles tonos seductores, pero vio un poco de vacilación antes de afirmar que enseguida lo traía, por lo que lo escaneó rápido de pies a cabeza—. ¿Hoseok, cierto?, —preguntó y señaló la chapilla que adornaba el uniforme del cantinero.
—Si señor, ¿en qué lo puedo ayudar?.
Y el joven de cabellos rojos arqueó una ceja jocoso, sin borrar esa sonrisa encantadora que lo representa.
—Bueno, por ahora que no te preocupes por él, nosotros nos hacemos responsable, —dijo divertido en lo que apretaba el hombro de Jungkook y sin despegar la vista del chico.
—Perdone si le parecí curioso, es que no ha parado de beber desde que llegó, —expresó Hoseok un poco sonrojado por la intensa mirada que recibía—. Con permiso, —hizo una reverencia y con la misma dio la espalda para ponerse en función de sus deberes.
—Interesante, —susurró Taehyung siguiendo cada movimiento del joven, aunque un bufido de su amigo lo avergonzó.
—¿Viniste a ligar o a escucharme y darme apoyo, ¡eh!?.
—Lo siento, pero baja la voz que te escuchará, —respondió entre dientes y avergonzado—. Bien, quiero que me cuestes que carajos pasó para que tu ex mujer hiciera tal estupidez.
Jungkook resopló, volver a recordar lo sucedido y además, decirlo en voz alta, es realmente doloroso.
—Cuando llegue mi trago y estén todos, les contaré lo que me hizo Ji Eun, —musitó el pelinegro. Ambos suspiraron mientras se enderezaban y se quedaban observando al frente.
No pasó ni un minuto cuando el cantinero regresó con las bebidas y que de la entrada sonaran las campanillas que alertaban la llegada de nuevos clientes. Claro, ninguno escuchó ni prestó atención al remolino avasallador que ingresaba. Pues el bar estaba concurrido y aunque el ambiente fuera tranquilo, con una temática oscura en representación de los bares europeos, las melodías de jazz invadían sus sentidos y el traqueteo del lugar formaba una barrera para el sonido.
—Perdona el retraso, Kook, pero tuve que esperar a que Solar pasara por mí y... —una voz conocida rompió el silencio y ambos abogados giraron la silla en dirección del recién llegado.
—Buenas noches, gatito, —saludó Taehyung con brillos en sus pupilas, que se incendiaron desde que escuchó ese hipnótico timbre de voz; y por supuesto, con el coqueteo descarado que lo caracteriza.
El recién llegado se cruzó de brazos y reviró los ojos, pero luego se acordó del porqué dejó la comodidad de su casa para salir de imprevisto cuando odia los lugares como este o la aglomeración de personas.
—Estoy cansado de pedirle que no me llame así, señor Kim, —refunfuñó dirigiendo su vista hasta su decaído amigo y jefe Jeon—. Kook, me has dado un susto de muerte, ¿qué pasó para que nos pidieras venir aquí de sorpresa?.
—A él si le hablas en un tono informal, ¿no señorito Min?, —dijo el pelirojo saboreando su trago y con un poco de ironía, sin mirar a ese hermoso joven de ojos felinos y piel de pálida.
El contrario solo bufó, siempre es lo mismo entre el abogado Kim y él, ¿cuándo lo dejará tranquilo?, pensaba Min Yoongi y en lo que su boca soltaba lo primero que le pasó por la cabeza. Sin ser consiente de que eran disparos mortales para el solitario corazón del abogado de sonrisa cuadrada.
—Es que el abogado Jeon no me vive acosando mientras que coquetea con medio mundo, señor Kim.
—¡Auch gatito!, siempre tan sutil —musitó en respuesta, divertido y dramatizando con una mano en el pecho, pero en el fondo no lo era tan falso.
El chico iba a responder, ¡por supuesto!, nunca se puede quedar sin la última palabra y su expresiones faciales lo evidenciaba. Pues abrió la boca exageradamente y con la misma la cerró, y es que volvió a recordar el motivo por el cual vino, sin quitarle la vista del pelirojo, optó por quedarse callado. En eso, el suelo del establecimiento tembló por las pisadas apuradas de una mujer rubia y de rostro delicado, que como un torbellino llegó hasta el pequeño grupo de amigos. Con la respiración agitada se apoyó del hombro de Min Yoongi, que la observaba sin una gota de asombro a diferencia de los otros.
—¡Arg, dios!, ya no estoy para estas movidas, perdonen el retraso es que estaba despidiendo a mi marido, —dijo la chica entrecortado y tomando fuertes bocanadas de aire, hasta que levantó la cabeza y captó la mirada burlona de sus compañeros y que estos no gesticulaban una palabra.
—¿Qué, por qué me miran así? —comentó la mujer ahora siendo ella la confundida.
—¿Te viste en un espejo antes de salir?, tú que eres la reina visual de la firma, —expresó Jeon jocoso y olvidando por un segundo sus males.
—Lo que más me sorprende, amigo, —se unió Taehyung a la broma mientras que la chica se escaneaba y molesta arremetía contra su melena como si la peinara— Es que Song Kang la haya dejado salir de su casa así y que el bar le permitiera la entrada. —Concluyó, y tanto Jungkook como él, carcajearon contagiando a Yoongi, que tuvo la misma reacción cuando la vio a los bajos de su edificio.
—Muy graciosos señores abogados y perdónenme si no complazco su nivel de etiqueta, pero después de un largo día en la oficina y de haber cenado, ya me preparaba para dormir junto a mi amado hombre, —suspiró con pesadez— Además, no siempre recibes un mensaje de tú amigo que te pongan el corazón en la boca.
En ese instante, la realidad de Jeon regresó, su sonrisa desapareció abruptamente e hizo girar la banqueta para caer de nuevo en la copa.
Todos notaron el cambio drástico del pelinegro, así que prefirieron no tocar más el tema de la vestimenta de la chica, quien traía un pijama de seda morado que por suerte era de camisa de mangas largas y pantalón, quedando los cuatros en un incómodo silencio. Entonces Solar, como la racional del grupo, cortó la tensión caminando hasta la esquina de la barra —esta era larga y simulaba una L— por lo tanto, a Min Yoongi imitar su acción, no le quedó más remedio que sentarse solo al costado. Era ahí o tomar el puesto al lado de Kim, y eso...
¡Jamás!
—De todas formas mis queridos amigos, estoy a la moda por si no se han dado cuenta, —espetó la chica con suavidad y siguiendo el hilo divertido de antes, al momento atrajo la atención de Jungkook, sacándolo de esos pensamientos oscuros—. Es verdad, Jeon, diles Yoon... —ladeó su cabeza a la izquierda en búsqueda del otro chico— ¿La nueva tendencia de los jóvenes de hoy no es vestirse como si acabaran de salir de la cama, lo que con un par de zapatillas? —cuestionó en un pequeño berrinche mientras enseñaba sus adidas blancos.
Es que la abogada en verdad entró en desespero cuando leyó ese mensaje caótico en el grupo y más que en ese instante iba a llamar a su amigo para saber como estaba luego de la audiencia. Así que para ella fue como un mal presagio y le importó tres cominos su atuendo, malamente se puso unos tenis, el sostén y se alisó el cabello antes de arrastrar a su amado esposo de la mano y que la dejara en la ubicación mandada por Jeon.
Hubo un minuto de calma y sin poder evitarlo, los tres echaron a reír con ganas, hasta el cantinero se unió disimuladamente. Esa liga de sarcasmo con el tono único de su colega, siempre alegraban a Jungkook e internamente le estaba dando las gracias por aflojar el nudo que merodeaba en su garganta.
—Hablas como si fueras una anciana de 70 años, Sun —respondió el pelinegro y la chica le sonrió con ternura.
Compartieron una que otra frase, mientras que Yoongi ordenaba una bebida para él y una limonada para Solar, como siempre salió a flote los temas del trabajo y así pasó media hora. Tanto Taehyung, como la abogada Sun y Min, le querían preguntar a Jungkook lo qué pasó para que lo tuvieran en ese estado aunque se lo imaginaban, pero no sabían que métodos usar sin convertir el ambiente en uno rancio después de haber logrado que Jeon se relajara pese a las copas de más. Sin embargo, el silencio retornó como si todos se comunicaran telepáticamente y el pelinegro llegó a la conclusión de que ya era hora. También necesitaba desahogarse y soltar la carga que se le ha atrabancado en el pecho.
—Ya soy un hombre libre, —espetó sin mirarlos, pero captando sus atenciones y en lo que acariciaba la superficie de la barra— Pero no obtuve la custodia de Somi, es que ni alcancé llegar a la audiencia y Ji Eun me apuñaló suciamente, nunca esperé eso de ella.
Suspiró y de soslayo vio como Min se removía incómodo en su asiento y Taehyung gruñía por lo bajo.
—Esa tipa se atrevió a ponerme una orden de alejamiento, no podré estar cerca de mi hija o escuchar su voz por teléfono. Es un infierno, nunca imaginé sentir algo tan fuerte como la decepción.
—¿Qué?, —explotó Yoongi encolerizando— ¡Qué bruja malagradecida!, —y escupió con repudio.
—¿Pero así, sin más?, estamos hablando de un proceso penal, ¿y Monobal no hizo nada?, —intervino Taehyung serio.
—Es preventiva, solo durará un par de meses y dejará de existir si ella no me denuncia, —aclaró con malestar—. Tenía ese carta bajo la manga y como dije, nunca llegué a la corte, la jueza al no tener mi defensa sobre esa calumnia, automáticamente se la otorgó para protegerla como indica la ley. Además, también me interpuso un fallo por rebeldía que tengo que asumir.
Los contrarios activaron sus oídos, pero sobretodo, omitieron el interés de saber porque su colega no llegó a una audiencia siendo eso un comportamiento extremadamente raro en Jungkook y solo se quedaron en silencio para que se desahogara. Jeon levantó la mano para pedir otro trago. Le urgía borrar ese sabor amargo, y al percatarse que nadie hablaba, continuó explicando su encontronazo con su ex esposa y el testimonio de su abogada Lisa.
No obvió ningún detalle de lo sucedido en la entrada del capitolio, como está angustiado por dejar a su pequeña desamparada y triste. Pues aunque sea una niña que aún no entiende como funciona el mundo, tiene ya cierta madurez para captar que algo malo pasa entre los mayores y que probablemente ya no tenga el mismo vínculo con quien la ha criado, quién antes sus ojos es su padre.
—...Y eso fue lo qué pasó.
—¡Qué maldita! —gruñó el de ojos gatunos,
A lo mejor Yoongi no es un experto en leyes como sus amigos, pero ha trabajado de secretario general en esa firma por años y conoce muy bien la personalidad de Jeon. Tanto que siempre lo ha criticado por ser demasiado benevolente, así que le hierve la sangre que esa tipa se haya aprovechado y no puede dejar de maldecirla. Mientras que Min convocaba todos los insultos habidos y por haber, y Taehyung usando su lógica de abogado trataba de consolar a su amigo, la única mujer del grupo se mantenía en un absoluto silencio y en lo que cambiaba su limonada, por algo más fuerte como un trago de vodka.
El ritmo en el bar seguía igual en el transcurso de las horas, con la música rondándolos y sin ser muy alta para que los presentes pudieran conversar sin obstáculos, pero los cuatro compañeros ya padecían de la seriedad del asunto y Jungkook comenzaba a caer ante el alcohol. Los párpados le pesaban, su lengua se arrastraba y el mareo era más frecuente, no obstante, como el día de hoy que casi llega a su fin ha estado en su contra y nada le ha salido como quiere, aún tiene lucidez para seguir consciente.
—¿No vas a decir nada, Sun?, —dijo cabizbajo y la miró, necesitaba ese aliento de su amiga y que entre todos es la que más puede comprender su dolor.
No solo por la experiencia de ser la mayor, sino, porque tiene diez años de haberse casado con su príncipe azul como ella le llama; y es madre de dos pequeñines. El ejemplo perfecto de uno de los más grandes deseos de Jungkook.
—¿Para qué, Jeon?, —respondió y dejó de lado su perplejidad para clavar sus orbes almendrados en su amigo—. Ya no podemos retroceder el tiempo, sonará duro, pero en una ocasión te dije que algo así iba a suceder, que no te confiaras y acabaras con esa absurda relación, pero tú estabas renuente a ver más allá de tu paraíso perfecto y aunque recurriste por mis consejos, seguiste de largo. Ahora toca pensar con claridad, no lamentarnos.
—Tienes razón, —musitó avergonzado el pelinegro y los otros se limitaron a escuchar.
Solar o como la conocen en el bufete, abogada Sun, se tomó de un tirón el resto de su bebida y carraspeó la garganta para continuar.
—No es un secreto para ti, que desde que conocí a tu ex mujer, ella no ha sido de mis personas favoritas y es que soy una profesional y esposa, pero ante todo soy madre, por lo que nunca pude empatizar con el trato frío que ha mantenido hacia su hija desde que la conozco —la chica acentuó esa última parte para darle más énfasis a su explicación— Y el pasar de los años me ha dado la razón. Tú lo único que has hecho es ayudarla y respetarla, mientras que ella solo te ha traicionado, y aún así, has seguido dándole oportunidades, cuidándole a su hija cuando ella gozaba sin control en fiestas y de escándalo en escándalo, —frenó sus palabras al ver una lágrima correr en el rostro de Jeon, suspiró porque se dejó guiar por la rabia y fue tajante.
—¡Sun! —advirtió Taehyung aunque con suavidad.
—Ves, por eso no quería hablar —susurró entre dientes.
—No te preocupes, la verdad es cruda, pero necesaria y aunque no lo crean, que me vea patético aceptándolo, fue una de las razones por las que decidí divorciarme. Al principio de que Ji Eun se desapareciera de casa y luego regresara con excusas absurdas, me dolía por supuesto, pero más me sentía culpable, ¿saben?, —la voz se le quebró—. Me preguntaba constantemente que estaba mal en mí o en que fallé y por eso traté de arreglarlo, por eso la perdonaba, sin embargo, no estaba tan ciego como piensan y era consciente de que ella probablemente me engañaba, que ya no había cariño ni respeto o nunca lo hubo y no me importaba, —suspiró— Ahí la cuestión de todo, sus actitudes no me provocaban nada —y soltó sin más.
En ese momento la música cesó para un cambio de pista y como si acompañara a los sentimientos más profundos del abogado, tocando la fibra de sus amigos.
Nadie se atrevió a interrumpir.
—No lo voy a negar, las discusiones eran continúas, pero no por el hecho de que me fuera infiel, sino, por la niña y su irresponsabilidad. Hasta un día que me levanté como de costumbre para ir a la firma y mientras me arreglaba, la observé durmiendo y luego a mi reflejo, fue cuando noté que no sentía nada por ella, que no me interesaba si me traicionaba o que ya éramos extraños, no tenía ese dolor inicial y fue que me dije: ¿esto es lo qué quieres, este es el amor con qué soñabas vivir o ese sentimiento que te consume y te estremece?, y la respuesta fue muy clara. Tenía que terminar con todo. Por mucho que quisiera a Somi, no podía ahogarme en un matrimonio donde no hubiese amor y negarme a la posibilidad de encontrar a esa persona que con solo mirarla me robe el aliento, a ese compañero que haga de mis días un arcoíris y no esos colores fríos y aburridos que representaban a mi relación fallida...
Esa confesión, entre pausas por el efecto del alcohol, fue contundente para todos, sumergiéndolos en el hoyo negro propiedad de Jeon Jungkook y aunque estaban anonadados, enfadados, no pudieron expresar nada y es que hasta la piel se les enchinaba, así que lo dejaron desahogarse. Sin cuestionamiento, ni consejos banales o frases motivacionales, solo se dignaron a escuchar el alma del pelinegro que se desnudaba ante ellos sin vergüenza.
Entre tragos que vienen y van, fueron ese pañuelo de lágrimas para su amigo y colega Jeon que tanta falta le hacía. Compartieron siendo una familia en el transcurrir de la noche nublada, brindándoles apoyo hasta que el pelinegro cayera a los pies del cansancio y la embriaguez.
Otro capítulo de esta historia, un poco largo, pero necesario para que conozcan más del personaje de Jungkook.
Escogí esa canción porque es perfecta para dedicársela a esa persona cercana que esté pasando un momento difícil, y no solamente a un amor, puede ser a un amigo o familiar.
Quiero leer que opinan, los quiero.
Kath💜
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