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🎓Trece🎓

¿Opciones?.

Una rápida respuesta que buscamos en nuestra mente cuando tenemos un problema y no nos dejamos guiar por el impulso, por aquellas emociones que nos hacen humano.

¿Pero qué pasa cuando estás en apuro?.

Jungkook preparaba algo para desayunar con preocupación cuando comprobó su pésima situación. Su cabeza era un lío desde la noche de ayer en la que contempló a ese hermoso ángel dormir; y esto ahora no ayudaba. El sol ya se había asomado, realizando una sutil entrada luego de la tempestad vivida en la cuidad y dándole ánimo a que los pajaritos canturrearan. El pelinegro como acostumbra, despertó cinco minutos antes de su alarma diario, antes que aparecieran los primeros rayos del alba y se encaminó al gimnasio del edificio. Sin embargo, una vez que regresó y dispuesto a darse una ducha, notó que Jimin seguía sumergido en los brazos de Morfeo.

¿Ahora se preguntarán dónde está la causa del problema, cierto?.

Pues el abogado Jeon otra vez cayó en un hechizo al intentar despertarlo. Es que cuando se acercó, se perdió en ese rostro perfecto, lo vulnerable que se veía el chico y como su pulso se alteró que ni se atrevió a tocarlo. Muy parecido a lo que le sucedió ayer. Entonces fue cuando aparecieron miles de preguntas y llegó a una respuesta.

A solamente una jodida respuesta.

¡Park Jimin le gusta, ya no lo puede negar o hacer oídos sordos!.

Él es consciente de la gran atracción que sintió cuando lo conoció. Fue como si vieras la propaganda de un hermoso actor o modelo, de esos que te cautivan y dices "Fua!, que lindo chico", pero sigues caminando sin darle importancia y olvidándolo en un segundo. Por lo que Jungkook no había interiorizado en su forma de actuar cuando se encontraba con Jimin. No quiso profundizar en aquellos arrebatos que le provocaba.

¡Hasta ayer!.

Luego de esa conversación profunda, en el que se sinceraron un poco y hablaron sobre sus familias. El pelinegro sintió una necesidad latente de proteger al joven, de convertirse en un lugar seguro para él y donde pueda aflojar su carga emocional. Así se quedó un tiempo siendo el soporte de Jimin, disfrutando de ver al chico dormitar en su hombro. Hasta que un deseo le nació y lo hizo entrar en pánico. Los labios entreabiertos del menor, eran un llamado demandante a querer besarlos y a la vez una alarma de peligro.

Malo que bueno, Jeon no está preparado para enfrentar estos sentimientos por otra persona y tan rápido. En ese instante se le forjó la opción más viable, alejarse, controlar los nervios y meditar con la cabeza fría. Por lo que lo tapó con una cobija, acomodándolo en su sofá y se fue a descansar. Pero hoy se levantó recordando que estuvo a un milímetro de besarlo y no sirvió de nada su autocontrol.

El sonido de la tostadora sacude su bruma, su atención vuelve a retornar a su pulcra y moderna cocina aniquilada en tonos negros. Sin más, termina de colocar el pan en un plato llano, se dirige a la nevera para sacar un pote de mermelada de fresas y un zumo de naranja, dejando un aperitivo listo sobre la encimera de la isla. Observó su reloj de pared sobresaltándose por la hora y a pasos rápidos ingresa a su sala. Jimin seguía en la misma posición y sin moverse siendo casi las siete y media de la mañana, por la que la preocupación camufló su miedo.

—Jimin —susurró a un pies del sofá e inclinándose hacia el rostro del nombrado.

Jimin no se inmutó, por lo que repitió la acción elevando la voz y nada.

—Park, oye —volvió a hablar, pero este viaje se agachó y lo rozó.

Si no lograba despertarlo, iban a llegar tarde a la firma. Lo que nunca contó que en aquel inofensivo roce, sintiera el calor desprendido del rubio y que se dignara a prestarle atención. El menor estaba pálido, sus labios se veían escamosos y temblaba de forma sutil. Jungkook no tardó en llevar la palma de su mano a la frente de Jimin y percatarse de la calentura.

«¡Mierda, arde en fiebre!»

Se movilizó rápido, olvidando el desayuno y el trabajo, consciente del posible agotamiento al que ha estado expuesto el menor, más su crisis existencial que le causó el mismo chico, y lo cargó hasta la recámara principal. Pero a pesar de colocar compresas frías y un analgésico en jarabe para combatir la fiebre, el termómetro seguía marcando los 39.5 de temperatura. Sin contar que el rubio no despertaba por completo, solo abría sus ojos por unos segundos y balbuceaba incoherencias.

¿Desde cuándo estaba así?.

Los minutos pasaban, Jeon se alteraba y todo permanecía igual. Desesperado, con las ideas en blanco, corrió por su celular para pedir ayuda. El abogado en ese momento era un manojo de nervios peor que cuando despertó. Como un niño pequeño le marcó a su mamá y ella no le contestó, así que recurrió a otra persona que está acostumbrada a estas faenas.

—Kook, me tomas en mal momento, —una agitada voz le responde— Estoy de camino al colegio de mis hijos... —de momento las palabras de la mujer se interrumpieron gracias a un alboroto que se escuchaba al fondo —Niños hagan silencio que estoy manejando y hablando con su tío Jungkook —gritó.

—¿Sun, cómo se te ocurre contestar si estás manejando?.

—¿Qué parte de qué estoy apurada no entendiste?, además, ando en manos libre —contrapuso la chica y Jeon carcajeó en silencio.

¿Cuándo su amiga no parecía estar como si el tiempo no existiera o como el conejo de Alicia?... Ese que vive corriendo de aquí para allá.

—¡Bueno ya, deja de burlarte! —habló la abogada— ¿Dime, qué necesitas? —y eso lo hizo recordar el motivo del porqué recurrió a ella.

—Oye, disculpa que te moleste, Sun, pero tengo un problema...

Jungkook no omitió ninguno, o casi ninguno, de los hechos que acontecieron para tener a Park enfermo en su cama, aunque claro, la parte en la que llegó a su casa, se la reservó para él.

—Sin caer en detalles de como nuestro nuevo compañero está en tu cama, Kook, ¿Qué carajos esperas para darle un baño con agua fría y llevarlo al hospital? —dijo con tranquilidad la joven madre, pero luchando entre lo preocupada y lo curiosa.

—Es que sabes que estas cosas me alteran, y... —se justificaba el pelinegro en muletilla hasta que cae en cuenta— ¿B-baño, dijiste baño?.

—¿Cuál es lo raro, tú has cuidado de tu hija millones de veces y sabes que hacer. Si la fiebre no baja, lo mejor es darle un baño de agua fría y cambiar la ropa por una limpia y fresca. No obstante, si lo ves tan mal que ni responde, Jungkook, debes llevarlo urgente a una clínica.

—Sun, amiga, pero no me compares a Somi con un hombre adulto que acabo de conocer. No puedo cruzar esa línea y sería incómodo para él. ¿Por qué mejor no vienes y me ayudas?.

—¡Ay Jeon eso no tiene nada de malo!, si Jimin está tan mal como dices te lo va a agradecer —refutó con exasperación Solar— De veras que no puedo ir ahora, Kook, tengo que dejar a mis hijos y luego tengo la lectura de un testamento. —Expresó más calmada, comprendiendo un poco a su amigo— Se que te cuestas trabajo, que es incómodo, pero una fiebre así no es juego y por eso te aconsejo que lo refresques un poco antes de llevarlo a emergencia. Ahora te tengo que dejar, te llamo luego —y sin darle tiempo a que hablara, cortó la llamada.

Jeon observó el móvil entre sus manos y luego a Jimin que empezaba con los delirios más intensos. Rayos, su amiga tenía razón y no es momento para pensar en él, en todo lo nuevo que está descubriendo y que empeoraría si tiene que ver a su fuente de confusión prácticamente desnuda. Con un suspiro largo corrió a cambiar las compresas y a llenar la tina de agua fría para lograr espabilarlo antes de ir a al médico.

—¡Vamos Jeon, tú puedes! —se dijo al alzar el dobladillo de la enguatada que cubría el torso del rubio y con la intención de deshacerse de ella— Esto es por su bien, no seas un degenerado y piensa cosas feas —y la retiró...

Cuando sus orbes se posaron en el esbelto y blanco abdomen de su compañero, tragó saliva para contener la respiración y entrecerró sus ojos.

Iba a ser un día difícil e inolvidable.

Un pitillo agudo y largo resuena en una pequeña habitación en la penitenciaría de Seúl. Taehyung, quien impacientado levanta la cabeza y nota como la reja de grandes barrotes se desplaza dejando a la vista a un cabizbajo hombre, deja de tamborear en la mesa. Se pone de pies y se arregla su solapa para recibir al sujeto esposado y de uniforme naranja. En ese minúsculo nanosegundo, conectó mirada con unos ojos achinados y pequeños, pero intimidantes, así que supo que era su posible cliente. Estaba frente a Kim Namjoon...

¡Al fin!.

—Tienen cinco minutos —soltó el oficial que custodiaba al preso y en lo que despojaba sus esposas.

—¿Perdón? —chistó el abogado.

Le parece mentira que después de llegar a las ocho de la mañana y esperar por dos horas para que le permitieran la entrevista con Namjoon, le concedan solo cinco minutos.

¿Qué carajos?.

—¡Son órdenes!, —respondió el guardia y sin mirarlo.

Eso le hizo hervir la sangre, y miren que el gran abogado Kim es alguien muy paciente y diplomático.

—Pues quien dio esa orden, debe venir cuando se cumplan esos míseros cinco minutos de mierda y para que me lo digan en mi cara —gruñó—. Le recuerdo que estoy como representante legal del acusado y tengo todo el derecho de visitarlo y estar con mi defendido el tiempo en que se me da la gana.

—Disculpe señor, por lo que me notificaron usted no se acreditó como la defensa del recluso Kim Namjoon.

El abogado de sonrisa cuadrada tragó en seco y contrajo su mandíbula. Eso era incorrecto, él no cometería un error así y uniendo todos los tropiezos que tuvo desde que pisó la cárcel, donde solo se ha topado con burocracia inútil, lo ponen a pesar.

—No lo voy a repetir —espetó manteniéndose firme— Soy el actual abogado de Kim Namjoon, dígale a su superior que venga él mismo a incumplir las reglas, que estoy ansioso porque eso pase.

Con la misma en que habló, ignoró la presencia del funcionario para centrarla en su nuevo cliente y sonreírle con su característica expresión cuadrada, la cual desapareció al instante. Namjoon parecía un cachorro abandonado, su rostro estaba demacrado y sus ojos trasmitían tristezas; eso sin contar lo descuidado de su aspecto. Sin embargo, ya Taehyung le captó el primer rastro de inocencia. El acusado que tenía cara a cara, lo miraba como si él fuera la única salvación en el borde de un precipicio.

—¿En serio usted es mi abogado? —una voz lastimera y titubeante le preguntó con esperanza notoria.

¡Y es qué Kim Namjoon no es bobo!.

De solo verle la seguridad a ese desconocido que se nombró como su abogado, junto a ese costoso traje, supo que el joven no es ningún improvisado como el defensor público que le otorgó el gobierno y no pudo evitar la emoción. ¿Podría haber luz entre tanta oscuridad, todavía había salvación?... y agradeció por las plegarias anteriores.

—¡Si!, —y le indicó a que se pusiera cómodo— O eso es lo que pretendo, señor Kim, todo depende de su honestidad y lo que diga el expediente de la fiscalía sobre su caso, —respondió desabrochado su saco y sentándose, viendo por el rabillo del ojo como los dejaban en privado.

El contrario se desanimó al escucharlo y bajó la cabeza, colocando sus manos en la mesa. El joven pelirrojo lo notó.

—Soy Kim Taehyung, abogado penal del bufete Gong & Asociado, un placer Namjoon. Estoy aquí gracias a su pareja SeokJin y a mi colega Park.

—¿Park? —se impresionó al escuchar ese apellido.

—Así es, pero eso no es lo importante —Taehyung se puso serio— Quiero que me cuentes todo y desde el principio, por favor sea honesto y no omita nada por insignificante que le parezca. Al parecer no tenemos mucho tiempo.

—¿Por qué debería confiar en usted? —interrumpió el reclusa poniéndose a la defensiva.

—¿Y por qué no?, —al instante le respondió recuperando su aura— Hasta donde tengo entendido usted ya tocó fondo, prácticamente lo condenaron, así que no pierde nada en intentar ganar una defensa digna —expuso con calma, no obstante, arqueó sus cejas con jocosidad porque así es él.

Al abogado Kim Taehyung lo han tildado de inmaduro por su soltería inquebrantable, también sus colegas lo nombran como el narcisista del Derecho Penal coreano; y en la fiscalía lo odian. Pero la verdad es muy opuesta, el joven pelirrojo sabe muy bien lo que hace, se toma muy en serio su trabajo y es una fiera en los tribunales. Cada vez que entra a una corte, con esa elegancia coqueta que lo representa y esos pasos derrochadores de arrogancia, hace temblar el piso, que la contraparte sude frío y el jurado ría porque será un espectáculo muy justo. Es decir, cuando su nombre suena anticipan victoria y que el fallo sea a favor de su representado.

—De antemano le digo que soy muy mal perdedor —el abogado rompió el silencio al dejar al reclusa pensando y ganándose su atención— Por eso es que le pido honestidad, si usted es inocente como se presume, aceptaré su caso sin pestañear —suspiró y se acomodó— ¿Comenzamos o seguirá desperdiciando mi valioso tiempo? —y Kim Namjoon asintió.

Tiene razón, el gran presidente de Inmobiliaria Kim no tiene nada que perder cuando ya no le queda nada, solo el amor de su pareja. Y este mes ha vivido un infierno para echar a perder una oportunidad de oro.

—Este calvario inició hace unos seis meses cuando viajé a Tokio. Llevaba meses sin compartir con mi mejor amigo y él me prometió un negocio que nos beneficiaría a los dos, más que él ya tenía pensado regresar a Corea. Así que no lo pensé dos veces, descansaba unos días con mi novio, me reunía con un gran amigo y si todo iba bien regresaba con un jugoso trato —paró de hablar.

Namjoon aún no puede creerse que está en este lugar horrible gracias a una de las personas en la que confiaba, su hermano del alma y que la vida no le dio.

Eso era lo más doloroso para él.

—Jackson Wang es ese amigo, el CEO de Corporación Wang. Una gran importadora y comerciante china, que desde los noventas se asentaron en Corea y crearon excelentes relaciones entre ambos países, gente con mucho poder y que lo han heredado de generación en generación. ¿Todavía no me explico cómo Jackson se metió en esto? —se exaltó— Él no tiene ninguna necesidad —expresó con en un hilo de voz y con una lágrima amenazando con rodar por su mejilla.

—Es verdad, Kim, pero el ser humano es así de complicado y ya está demostrado que mientras más tienes más quieres —el pelirrojo alzó los hombros con obviedad.

Ya nada lo sorprende luego de seis años practicando y estudiando su profesión, donde ha convivido con la lacra de la sociedad, los criminales. Si porque su posición laboral no solo sirve para defender a asesinos, violadores o ladrones, para nada, también defiende a las víctimas de esos monstruo. Y ya se dijo, cuando el acusado es culpable Taehyung no se molesta ni en leer su expediente.

—Lo sé, sin embargo, aquí debe haber otra cosa que haya conllevado a que Jackson me estafara, que esté involucrado con el crimen organizado. Mire señor abogado, lo conozco desde la universidad al igual que a su familia, no arriesgarían todo su imperio y prestigio por negocios de dudosa procedencia. Puede ser que con este convenio él ganara millones, pero su compañía gana eso o más por semana. Si lo pensamos del lado del poder, también perderían, ellos viven codeándose de políticos importantes y una reputación devota a un centenario de generación. Para poner un ejemplo, los señores Wang hasta han cenado con el presidente de Corea. ¿Qué ganarían con aliarse a una mafia tan insignificante?. Aquí hay algo raro.

Eso llamó la atención del abogado.

—Y le digo más, —continuó el preso— Para mí que todo comenzó hace dos años. Cuando se comprometió con Park Jimin.

—¿Qué le hace pensar eso?.

— Que Jackson se veía muy enamorado, orgulloso y confiado de que Park era el ideal. Así que se comprometieron y anunciaron públicamente que se iban a casar en tres meses, si total, ellos llevaban años de relación. Y a partir de ahí mi amigo, o bueno ex, cambió mucho. Ya no miraba a su prometido con una sonrisa sino con miedo y nervios, empezaron a tener problemas y Jackson a aplazar su boda. Aunque no lo crea, aprendí a leer muy bien a Wang, y algo le pasaba.

—¿Pero con Jimin? —la confusión surcaba en el rostro del abogado.

—No lo sé... mmm —el moreno pensativo negaba con la cabeza— No considero que Park esté involucrado, él es demasiado bueno y noble, no obstante, indirectamente está relacionado. A lo mejor son especulaciones mías ya que me niego a creer la traición de Jackson como dice mi pareja, pero él se notaba muy estresado en este último año y cada vez que le preguntaba, me decía que todo estaba bien y cambiaba de tema.

—Interesante Namjoon, aunque no le parezca es un buen punto por él cuál empezar a investigar, pero... —el pelirrojo miró su reloj de muñeca y luego al contrario— Necesito que me expliques como fue que te viste involucrado en lavado de dinero y activos.

—Es que tampoco me lo explico, abogado. Solo sé que Jackson me convenció de invertir mucho dinero en una bolsa de valores que estaba creciendo y de las que se tenían grandes expectativas. En el mundo empresarial eso es equitativo a descubrir una mina de oro, y los Wang son expertos en ese campo, a parte de su tradicional negocio, la exportación, ellos sirven de intermediarios para otros empresarios e invierten en todo. Tienen una gran carpeta de inversionistas y socios, entre ellos mi compañía que llevaba años colaborando en capitales discretos. Esa vez sería una inversión alta, riesgosa por el monto inicial y tuve mis dudas, pero mis ejecutivos analizaron y me impulsaron a que aceptara, todo estaba muy bien cuadrado y en tres meses triplicaría las ganancias, no me tiré por la borda así como así y todo era legal. Señor abogado, allí deposité todos mis ahorros para no comprometer a la empresa ni el dinero de mis accionistas. Sin embargo, pasó el tiempo escatimado y ni un centavo. Llamaba a Jackson para recibir de su parte la excusa de que él no tenía conocimiento de lo que pasaba porque estaba muy complicado con los preparativos de su boda y su traslado definitivo a Seúl, otra vez fui paciente y esperé a que regresara con alguna explicación, pero nunca llegó. Mis acciones se desplomaron y mi fondo casi cayó en número rojos mientras que Jackson solo me esquivaba hasta que dejó de contestar. Lo otro que sucedió, fue que me incautaron la compañía y todas mis cuentas, pues da la casualidad que mi inyección de capital fue a parar a un atentado contra el embajador coreano de Alemania, y cuando mi equipo legal me respaldó, supuestamente, descubrimos que esa bolsa de valores era una fachada de una banda de mafiosos y mercenarios. Y por eso me encuentro aquí.

—Entiendo, su situación es complicada señor Kim, no le voy a negar —Taehyung suspiró— Y tengo que buscar toda la información acusatoria de la fiscalía para llegar a un juicio y posibles opciones.

—¿Me quieres decir qué estoy jodido? —se impacientó el moreno— Le juro que fui estafado, es que aún no entiendo porque estoy encerrado sin que hayan pruebas concretas en mi contra.

—Señor Kim, me caracterizo por ser trasparente y la ley es una, tajante, el desconocimiento no te exonera de responsabilidad, pero... —levantó su mano para impedir ser interrumpido— Es cuando eres el victimario, no quien sufre, y también hay sus excepciones.

En ese segundo la reja pitó y comenzó a abrirse, el tiempo de la visita se había acabado, injustamente, pero Taehyung hoy no va a tomar represalias. Hay todavía muchos cabos sueltos que atar en este embrollo para desgastarse en situaciones insignificantes. Y ya le quedó claro que Kim Namjoon no estaba mintiendo, su manera de expresarse fue la confirmación que buscaba el pelirrojo. Los ojos del reclusa le trasmitieron el dolor que uno siente cuando es traicionado, su leguaje corporal también, y a parte, no evidenció rastro de nerviosismo.

—La visita ha concluido, reclusa Kim póngase de pie, alce sus brazos a la altura del pecho y una sus manos...

Los dos hombres cumplieron con la orientación del funcionario que traía compañía, el cual abrió sus ojos de par en par al reconocer al pelirrojo. Cosa que no pasó desapercibido por ninguno de los jóvenes.

—Señor director —aclamó Taehyung demandante— Hoy le voy a dejar pasar esta violación a los derechos de mi cliente.

—Abogado Kim, debe haber sido un error de su parte o en la carpeta, por favor...

El de sonrisa cuadrada enserió y oscureció su mirada en dirección a ese sujeto que se hace llamar director. Con un gesto de desdén lo calló.

—Ahórrese esa estúpida excusa, no es la primera vez que me tiene en sus instalaciones, sabe que yo no cometería ese error y más cuando no tengo ninguna relación con Kim Namjoon.

—No se preocupe, abogado, tomaré medidas en el asunto y es que seguro hubo una confusión por su apellido y el del señor reclusa. Le prometo que no volverá a suceder, —y el director hizo una reverencia.

«¡Lame botas!»

Pensó Taehyung revirando los ojos con burla e inclinándose para solo ver al presidente de Inmobiliarias Kim. Acto seguido le sonrió con compasión y en clara acción de que se calmara.

—Tranquilo, desde hoy Gong Yoo & Asociados se hará cargo de su caso, pero guarde paciencia y sea inteligente, nunca nos mienta, y ya verá como demostraremos que usted es una víctima aquí.

—¡Gracias abogado Kim, gracias de verdad! —el moreno agradecía repetidamente en reverencia y sin importar que ya era zarandeado para trasladarlo a su celda.

Con una expresión de felicidad y de placer por amar su profesión, el joven abogado asentía mientras se despedía. Su olfato le dice que esto será muy interesante, y su pecho brinca por la emoción aunque haya gran camino por delante.

Todo recién comienza.

Pero...

Un nombre lo inquietará hasta que todo finalice como le pasó hoy.

¿Park Jimin?.


Un capítulo más, muy tranquilo y espero que le esté gustando. Se que pueden pensar que va lento, pero tengan en cuenta que nuestro protagonista tienen asuntos del pasado.

¡Los quierooooo!!!

Kath 🥀

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