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🎓Once🎓

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La tarde continuó en la firma, el sol radiante empezó a ceder y el cielo se nubló, amenazando con llover. Los trabajadores de Gong & Asociados siguieron en sus labores como si nada y ajenos a la tormenta que se avecinaba; mientras que Jeon y Jimin se retiraban de las instalaciones. Cruzaron el piso de la firma con sus pertenencias en manos y sonriendo, en su propia burbuja y en lo que conversaban sin notar a los dos pares de ojos que los observaban de forma inédita desde la recepción.

—¿Gatito, tú estás viendo lo mismo que yo...?

—Creo que sí, abogado Kim —musitó el secretario Min.

Ambos jóvenes se miraron entre sí y luego ladearon su cabeza siguiendo con la vista el mismo camino de Park y Jungkook, en silencio, sin creer la química que les trasmitían. Prácticamente se quedaron boquiabiertos. Es que se percataron de aquella sonrisa que el pelinegro solo muestra cuando está en un ambiente de confianza, o como los dos conversaban como si fueran viejos conocidos, hasta que desaparecieron por la entrada principal.

—Esto es raro —susurró Taehyung acomodándose en la recepción.

—¿Por qué? —cuestionó el pálido dándose media vuelta para arreglar su portafolio.

—¿Cómo que por qué?, —chilló divertido— ¿Acaso no conoces a Jeon? —y arqueó una ceja— Siendo tan amargado y el Don Seriedad es muy, pero muy raro verlo tan relajado con alguien que acaba de conocer. Además...

El abogado pelirrojo se quedó en silencio meditando.

—¿Además?

—Que a Jungkook hay que darle candela para que deje su despacho antes la hora de salida —dijo con obviedad en lo que observaba su reloj.

Su mejor amigo era el último en irse siempre, o el abogado que más comprometido estaba con su trabajo. A veces Taehyung se burlaba diciéndole que era un joven con hermosos atributos, pero con alma de viejo y que por eso se quedaría solo viviendo con 20 gatos. Así que esto era muy extraño, a no ser de que...

Y Taehyung sonrió al hacer los cálculos.

Es que después de su familia, él es la persona que más conoce Jungkook. Ellos se volvieron inseparables desde el primer año de universidad, y por eso el abogado Kim llegó a la conclusión que su amigo no hacía. El pelinegro era tan transparente con sus sentimientos que se convertía en un audiolibro, sí, porque no había que leerlo para escuchar la trama de su personalidad. Ahora tenía otro motivo para burlarse de él, pero sobretodo, para que vuelva a tener esa sonrisa cálida de conejo.

—Pues tienes razón, Kim —espetó el secretario— Y te digo más, el primer día en que Jimin llegó, me dio la misma impresión y a parte, de que Kook lo conocía de antes.

—¿Si?, —el de ojos gatunos asintió como un bebé— Entonces voy a descubrir que se traen esos dos —dijo divertido.

—¡No seas chismoso! —reviró los ojos ganándose la atención del pelirrojo— Déjalos tranquilos y anda, dame un aventón hasta mi casa. Odio esta hora pico donde el transporte público se complica, —con la misma y sin terminar de hablar, rodeó la repisa de la recepción.

—Claro, mi amor —entrecerró sus ojos Taehyung y río de forma coqueta— Es un placer para este humilde servidor. Por ti, cariño, me convierto en taxista y le doy la vuelta al mundo en 80 días.

—Tus dotes en literatura no me van a convencer, ¡andando qué deseo llegar a casa!, —espetó el secretario tomando rumbo a la salida y emblanqueciendo sus orbes.

—¿Cómo qué no?, si soy todo un intelectual —el abogado de cabellos rojos le siguió apresurado— Y no encontrarás un pretendiente mejor que yo. Deberías pensártelo de nuevo señorito Min.

Eso aceleró el débil corazón del secretario que frenó sus pasos y observó con parsimonia la cadencia del abogado, que contrario a él, no se detuvo hasta el elevador. Pero es que Yoongi se quedó pensativo si estaba siendo muy duro y lastimándose en el proceso. Luego de unos segundos negó, ya sufrió bastantes decepciones y ya el abogado Kim tuvo su oportunidad y la desechó.

¿Por qué debería?.

Eso no tiene sentido aunque en el fondo sabe que ese hombre coqueto y elegante, con la sonrisa más peculiar y pícara que existe, le gusta y mucho. Min Yoongi lo sabe, lo que no está dispuesto a volver a arriesgarse.

En un lugar remoto de la zona de Itaewon, no muy lejos del bufete y del centro comercial, la camioneta negra del pelinegro se parqueó en un pintoresco establecimiento de comida rápida. Del vehículo descendieron el abogado Jeon y Park, observando la negrura del cielo, y es que el clima varió de una mañana veraniega al de una vecina tempestad. Sin hacer caso, caminaron al interior de la cafetería. Al instante de girar las puertas de cristal, fueron recibidos por los aroma de café y pastel recién horneado, más el servicio de la cafetería.

Con sus vistas detallaron la estancia para encontrar una mesa, aunque Jeon era cliente fijo como otros de sus antiguos compañeros, pero al rubio le gustó la tranquilidad que se respira y la sencillez de la decoración. La cafetería estaba concurrida a un 50%, lo que el bullicio de los comensales no era tan alto, y era un ambiente agradable. Juntos, casi rozando sus hombros, siguieron al empleado hasta sentarse en una mesa de dos puestos pegada a la pared de cristal y donde colindaba con el paisaje exterior.

—¿Qué vas a ordenar? —habló el pelinegro, alzando sus ojos por encima del menú y directo a Jimin.

El silencio había regresado cuando cesaron las anécdotas del bufete, siendo narradas por Jeon, y se concentraron en la carta para hacer el pedido.

—Quiero un sándwich de vegetales y atún con un jugo de fresa.

Rápidamente Jungkook hizo señas ordenando una ración de papas fritas, su hamburguesa doble queso, el sándwich de Park y dos jugos de fresas. Él también se quedó sin almorzar por una nueva demanda de negligencia médica que aceptó, más el tema de los Kim, así que sus tripas sonaban y moría de hambre.

—Bueno, sígueme contando de tu nuevo caso —comentó con entusiasmo el rubio.

Se dio cuenta que es muy fácil y gratificante conversar de lo que sea con su superior Jeon.

—A penas lo acabo de aceptar, como dije en la junta, será una demanda muy fácil —suspiró entrelazando sus manos y perdiéndose en esos ojos de color celeste— El médico dio un diagnóstico falso y mi cliente casi pierde la vida por eso. Se que a lo mejor no lo hizo con mala intención, de hecho, el doctor lo reconoció al igual que el hospital, pero era su deber investigar si tenía dudas y antes de recetar ese tratamiento, por lo que mi cliente no está de acuerdo con el trato que le brinda la clínica y decidió llevarlo a la corte al ver que esta no cedía.

—Me imagino —musitó Jimin.

La orden no tardó en llegar, por eso el pelinegro amaba este lugar, su servicio era eficiente y de calidad. Lo comprobó al darle el primer mordisco a su hamburguesa, y también se percató de las expresiones satisfactorias de su acompañante, que con sus ojos cerrados cataba su bocadillo. Fue en ese instante, que Jungkook se asustó por el brinco de su pecho y que cayó en cuenta de que observa a Park Jimin en todo momento, más de lo que le gustaría y sin tan siquiera conocerlo. Pero que contradiciéndose, no se siente incorrecto y le brinda paz; le hacía olvidarse de sus problemas.

—Tenías razón, Jungkook, todo está muy rico —comentó el rubio al tomar un poco de jugo y deshacer el mordisco de pan.

Y el mayor solo lo contempló con sus facciones relajadas.

—¿Qué, pasó algo? —y el pelinegro negó con la cabeza— Es que estás muy callado y me miras fijo, ¿me embarré? —expuso Jimin con su característico modo de hablar en muletillas y corriendo por su celular para que le sirva de espejo.

—No, —exclamó Jeon otorgándose topes mentales— Solo... solo me quedé pensando —y aseguró.

—No mientas, —el rubio se alteró cuando comprobó que la mayonesa del sándwich se le escurrió por la comisura de sus labios— Se que como igual que un niño pequeño —dijo con un puchero y agarrando la servilleta.

El contrario no aguantó la carcajada, pero otra vez cayó en el rostro contrario y como imán guió su vista a los labios de Jimin. Claro, con la justificación inconsciente de que comprobaría si estos estaban sucios de mayonesa.

¡Y diablos!.

No hay manera de que él se niegue a aceptar de que son los labios más sexys y hermosos que haya visto. Él será muy respetuoso, está atravesando por situaciones privadas que le quitan el deseo de vivir a cualquiera, pero es hombre y con dos ojos en perfectas condiciones. Park Jimin es demasiado atractivo para su salud, y esos labios son la tentación de cualquier persona, más si se los frota de esa manera con la servilleta.

—¿Otra vez te quedaste pensando?.

«No, estaba vacilando tus labios» contestó su conciencia, no él.

Jeon avergonzado asintió.

—¿Es por lo de tu hija? —preguntó el de ojos azules y se arrepintió al segundo. Odia entrometerse, pero para su sorpresa, su superior asintió— Perdona, no quiero que pienses que soy un chismoso, solo me quedé preocupado desde la visita a la estación y-y... —tartamudeó.

—Está bien, Jimin, es que hasta te lo debo. Tú me ayudaste, además me hiciste ver que no debía culparme, ya que tantas personas con una misma opinión no se equivocan.

—Quise preguntarte antes, pero como hace tan poco que comenzamos a trabajar juntos que no me atrevía ni quería dar la imagen de desubicado. ¿Entonces, qué piensas hacer?

—Esperar, Park —alzó sus hombros resignado— Estoy de brazos cruzados hasta que venza la orden de alejamiento; y si quiero ayudar a Somi, debo ser paciente. Todavía no comprendo como su madre hace esto cuando la pequeña es la que más sufre, eso sin contar que acogí a Somi como si fuera mi hija y no se lo saco en cara, para mí fue un placer. Es una malagradecida, y se que no es honorable hablar mal de una dama en su ausencia, pero es que Lee Ji...

Selló su boca sintiendo el coraje emerger por sus venas; y comprendió que no debe echar a perder la tarde por esa mujer que realmente no vale la pena, o peor aún, que Jimin se lleve una mal opinión de él. Ante todo, Jeon Jungkook es un caballero.

—No te martirices —expresó el rubio ante el tenso silencio que se formó y con suavidad— Te entiendo y no te voy a juzgar. Te lo repito, Jeon, a la pequeña le brillan los ojos cuando te ve y eso es lo único que te debe importar para que te de fuerzas de luchar. Sabes, mi escenario es muy diferente y a la vez igual al tuyo, personas que amábamos nos decepcionaron, y no por eso debemos dejar que nos destruyan. La vida es una mierda, Jeon —suspiró—, pero siempre puedes apelar al destino que te tocó porque solo uno es el dueño y el responsable...

Esas inéditas palabras desorbitaron el pulso del pelinegro, convirtiéndolo en el oyente de un hechizo y controlando la ira anterior. Pero no solo Jungkook, ambos jóvenes se quedaron fijos en sus posturas y mirándose, sin importar la mesa llenas de platos que los separaba y sin sentirse incómodos. No obstante, Jimin es tímido y su cuerpo picó por la intimidante mirada que recibía, o por lo romántico que es su cerebro y que a veces no lo dejaba meditar antes de hablar.

—Gracias Jimin.

—¿Por qué?.

—Porque hablas bonito —en sí, Jimin era bonito en su totalidad, y Jungkook lo acababa de comprobar— Aunque que no te oiga la señora Jeon, mi madre es una fiel seguidora de los mitos y leyendas del hilo rojo. —Bromeó divertido.

—¿Hilo rojo? —cuestionó el rubio con un surco entre cejas y el mayor murmuró un si.

—Dice mi madre que el destino ya está prescrito y que todo lo que pasa en nuestras vidas es por algo, que cada ser tiene un hilo rojo que lo conecta con su alma gemela, que aunque este no se vea o esté muy enredado, tarde o temprano se van a encontrar. ¿No te parece increíble?.

«¡Claro qué sí!»

Jimin es un romántico empedernido y más cuando se percató que Jungkook no se burló de su discurso idealista de amor eterno. Como muchas veces hacía Jackson, o su madre, que OJO, no es que el abogado de ojos celestes los esté comparando, para nada, solo se emocionó de que alguien no se aburriera de sus dialectos románticos y que le resaltara su bonita forma de expresarse. Entre tú y yo, y por si había dudas, Park Jimin pudo descansar de su desamor, ya que en esta tarde que compartió con su superior, los malos pensamientos no aparecieron. Jeon Jungkook era demasiado interesante para perder el tiempo en lo que ya no tenía solución.

—Vaya, pero mira lo que tenemos por aquí...

Una voz aguda rompió en pedazos la burbuja de ambos jóvenes, una que para el rubio era inconfundible y lo hizo volver a las tinieblas. Cuando Jungkook levantó su mirada, observó a una chica de mechas rosadas, de pequeña estatura, silueta delgada y con hermosos rasgos parecidos a los de... ¿Jimin?.

—Rose.

—Hermanito, tú si que no pierdes el tiempo —escupió con inocencia fingida y desvió sus ojos hacia el guapo hombre que lo acompañaba— Uno preocupado, bueno en verdad solo se preocupaba mamá —rio con cinismo—, Jackson que sigue desaparecido y de eso hace un mes nada más, pero tú ya andas de ofrecido con...

—¡Cállate, no te voy a tolerar otra falta de respeto! —gruñó el rubio dando un golpe en la mesa y levantándose.

Jeon lo imitó al momento y los comensales hicieron silencio para prestarle atención a la mujer que desafiaba al hombre de cabellos dorados.

La cafetería paró su apogeo de sopetón.

—Jimin...—el pelinegro abogó a la cordura de su acompañante susurrándole, pues sentía todas las miradas en la mesa.

—Para exigir respeto hay que ganárselo, hermanito, y más te vale que llames a mamá antes que le comente lo mal que estaba su hijito que tan siquiera le pudo contestar el teléfono.

La chica agarró su cartera colocándosela en el hombro, miró con desdén a los contrarios y giró sobre sus talones para salir del establecimiento y alcanzar a sus amigos. Sí, porque de lo que Jimin no se percató es que su cariñosa hermana ya estaba en la cafetería y lo había visto llegar.

¿Cómo es que su destino tenía tantos obstáculos?.




Aquí cumpliendo mis promesas, falta otra más que voy a corregir para también publicar. Quiero recalcar, que aunque la historia tenga de protagonista al Kookmin, se debe conocer a los demás personajes y su trasfondo. También que si son antiguos lectores mío, notarán que siempre uso los mismos personajes, lo que a veces varía su aporte a la trama, es decir, unas veces van a ser villanos y otras no, pero es que son los artistas que me inspiran y me gustan (claro, habrá algunos completamente ficticios). En fin, que no tengo nada en contra de Rose, solo que para la trama me encaja en el personaje discordante (para no dar spoiler 😂)

Kath

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