🎓Dos🎓
Recuerden que les dejé una canción para
acompañar la lectura ☝🏻
Hoy el cielo se divertía al parecer. Hace nada había escampado, no llovía cuando Jimin bajó del auto de la persona que lo salvó y este desapareció, pero ahora que estaba parado en la entrada del recinto en el cual se realizaría la unión con ese hombre que escogió para ser feliz, el diluvio regresó con más fuerza como si quisiera burlarse y recordarle lo patético que se ve.
Sus demonios le recordaban constantemente lo humillado que está, el dolor le oprime el pecho y tiene claro el horrible estado de su aspecto cuando preparó cada detalle a la perfección para su día de ensueño. Todo bailaban al compás de los truenos. Él en estos instantes es la reencarnación de la novia cadáver lo que en versión masculina, en carne y hueso, pero con su alma hecha pedazos.
Luego de cinco minutos parado sin reaccionar y alimentándose de la furia, gracias a los murmullos para nada disimulados de los invitados, levantó su mentón y empezó a caminar por la alfombra roja con mucha seguridad aunque no tuviera las melodías de la marcha nupcial. ¿Tenía miedo?, claro que sí, no obstante, deseaba respuestas o una pista de que esto era una pesadilla, de que pronto despertará y estará con una sonrisa dando el sí quiero.
El camino hasta el altar se le estaba haciendo infinito, las personas a sus costados solo exclamaban sorprendidos y él siguió con la vista al frente, viendo de soslayo como su mamá se acercaba igual de afectada, a su hermana en una esquina del fondo con esa expresión burlesca en su falsa cara y a sus suegros en la otra con vergüenza, ¿tal vez?. Entonces, se encolerizó al traer de regreso todos esos momentos que aguantó y sacrificó para permanecer al lado de Jackson, el hombre que ingenuamente era el amor de su vida.
—¿¡Dónde está!? —gruñó entre dientes encarando a los señores Wang.
—Hijo, no lo sabemos, él... —tartamudeó su suegra y pasando saliva con dificultad— Hye Jin lo está buscando junto a sus amigos cercanos, se supone que debía haber regresado ayer de China y no lo hizo.
—Jimin cariño, estamos tan angustiado como tú, —intervino el señor Wang y susurrándole para no crear más aspaviento.
«¡Pero serán cara dura!»
Se repetía Jimin en lo que tomaba grandes bocanadas de aire.
Ellos eran una familia muy adinerada e influyente en Corea del Sur, a pesar de que sus nacionalidades eran del gigante asiático. Lo menos que querían era encabezar los tabloides nacionales e internacionales porque su heredero no llegó al día de su boda. Que a ver, no es que ellos amaran este compromiso. Si su hijo no los hubiera desafiado y no le hubiera pedido matrimonio en un lugar público, los señores Wang no hubieran dado su bendición porque Jimin no estaba a su nivel, sin embargo, sucedió y para ellos su prestigio era algo inquebrantable. También influyó que el padre del rubio fuera un héroe de la nación condecorado y querido por todos, no podían echarse para atrás sin ser señalados.
—¡No me mientan!, —alzó la voz Park—. Ayer hablé con él por videollamada y ya se preparaba para salir al aeropuerto, —suspiró, la garganta le ardía—. ¿Dónde está, ¡no lo cubran más!?, —volvió a gritar.
Los invitados estaban absortos, unos deliraban por el escándalo y otros sentían lástima. Las miradas eran tan penetrantes en Jimin que lo estaban sacando de quicio, más de lo que estaba.
—Jimin amor, —interrumpió su madre— tranquilízate por favor. Todos estamos afectado y estás haciendo el ridículo, —espetó entre dientes.
— ¿¡Ridículo!? —contestó escandalizado, aún no entiende en que planeta nació su mamá, y pensando en eso más su situación, comenzó a reír como demente—. Por dios madre, no me hagan reír que el ridículo ya lo hago desde hace dos horas cuando me retrasé y me enteré que mi prometido brillaba por su ausencia.
Se contuvo y giró dándole el frente al público, a todas esas personas que chismorreaban cómodamente desde los asientos a costilla de él. Ya estaba agotado, las señales siempre estuvieron a pesar de qué vivía en un mundo de mentiras y falsedad del cual aún no es consciente al cien por ciento.
Quiere que se forme un remolino y los haga desaparecer a todos, quiere estar solo para no fingir que es fuerte, quiere fundirse en su cama y que esta acabe de consumir el poco brillo que le dejó Jackson. Esto lo acabó de romper, Jimin quiere dejar de existir, pero ni eso puede y es que no le va a dar el gusto a estos insensibles de verlo por el piso.
¡No!.
—Yo quería saber las razones para que Jackson cometiera tal humillación, pero veo que aquí no las hay y que probablemente estén pensando que me lo merezco, ¿no?, —dijo con rabia—. ¡Así qué se pueden largar, me dejaron plantado y no habrá boda, váyanse todos al mismísimo infierno!. —Gritó, de esta saldrá también sin voz.
En las paredes del salón rebotó una ovación unánime por la actitud de Jimin. A todos se les erizó la piel por su mirada oscura y el aura fría que demandó.
—¿Jimin, qué haces?, —la señora Park se le acercó—, baja la voz que aún no sabemos si Jacki llegará o...
Sus palabras quedaron en el aire cuando su hijo la ignoró y la dejó sola cerca del notario. El rubio le faltaba el aire y lo empeoraba aquella postura de la mujer que le dio la vida, ¿es qué acaso ella no veía cómo estaba?, además, tenía que soportar las risitas de su hermana mayor —por unos minutos porque eran gemelos—, y como saboreaba su sufrimiento como si fuera un filete jugoso de res.
Ahí en esa sala no había nadie que tuviera empatía con él, excepto el hombre canoso, quien era el encargado de entregarlo en el altar y lo más cercano a una figura paterna que ha tenido después de la muerte de su progenitor. Creyendo que va a colapsar por tanto estrés, empapado en agua y sintiéndose sucio, visualizó a su padrino, que al contrario, nunca entró al registro civil, y como alma que se la lleva el diablo, huyó de esta humillación a millón.
—Padrino por favor, sáqueme de aquí, llévame lejos...
Si el abogado Jeon tuviera que colocar en una tabla de posición los peores días de su vida, este, sin duda estuviera entre los primeros cinco lugares. La tempestad había regresado con todo, a diferencia de la mañana, ahora había un viento avasallador y relámpagos recurrentes. Su camioneta ya se ubicaba en el estacionamiento del juzgado y llevaba como cinco minutos con el motor encendido al igual que el limpia parabrisa, pensando en que si pones un pies fuera del vehículo, llegará a la corte hecho un desastre y a lo mejor fuera en vano.
Su celular había dejado de sonar desde que dejó a su mentor con su ahijado en el registro civil. Lisa ya no lo llamaba, ni un mensaje vio en el tramo que recorrió a una velocidad increíble aprovechando que el cielo se estaba calmando. Lo que esa tranquilidad duró muy poco. Igual, conoce a su colega, debe estar hecha una fiera y esperándolo como cosa buena. No lo meditó más, apagó el carro y trasteó en la guantera hasta agarrar el chubasquero.
«Tú nunca has sido un cobarde, Jeon, vamos»
Se animó internamente, suspiró y abandonó el calor de su camioneta para luego trotar en dirección a la entrada. En un abrir y cerrar de ojos, mientras que esquivaba los charcos de agua, cruzó por la garita de seguridad y subió de dos en dos la escalinata que daba acceso al interior de ese gran capitolio. Una vez bajo techo, se arregló un poco el traje y la corbata húmeda con la capa chorreando agua en una mano. La escurrió, tomó valor y traspasó las puertas giratorias. No hizo más que levantar la cabeza y se percató de la mirada inquisitivamente enojada de su abogada, la cual no dudó en ir a abordarlo.
—¿¡Me puedes explicar qué rayos te sucedió hoy!?
—Lo siento, lo siento Lisa —suplicó, veía en los ojos de la joven pura decepción y también, ¿tristeza?— ¿Qué pasó?.
Lisa suspiró nerviosa, bajó la vista hasta el suelo acariciando su melena naranja. Enojarse no resolvería la situación de Jungkook y confiaba en él, a pesar de su estrés. Sabe que algo tuvo que pasar para que el pelinegro llegara tan tarde. Además, ahora tienen otro gigantesco problema, y es que esa perra, como la he estado nombrando en sus pensamientos, jugó muy sucio.
—¿Habla, qué hizo Ji Eun!?. —Exigió directamente a los ojos de la joven y esta lo miró con preocupación.
—Empecemos por las buenas noticias, ya eres oficialmente un hombre divorciado, —dijo Lisa titubeando, no encontraba métodos para darles las malas—. Al ya tener previamente un trato de separación al que ella no se opuso, la jueza concedió el divorcio, pero lo de la custodia de la niña no...
—De todas maneras sabíamos que las probabilidades de ganar eran muy pocas, —interrumpió a su amiga.
Esa opción la había aceptado, lo que no iba a darse por vencido tan fácil. En caso de que no le otorgaran la custodia, iba a darle tiempo a que su ex mujer recapacitara y volver a insistir para juntos llegar a un acuerdo por las buenas. Siendo sincero, tenía meses estudiando y buscando precedentes en la ley que le ayudaran a mantener su relación con la pequeña, hasta estaba dispuesto a ponerle su apellido y aún lo está. Mucho antes de pedirle el divorcio a Ji Eun, él estaba considerando sus alternativas, pero ninguna de las vías eran favorables.
En casi todos los casos que ojeó en largas noches de insomnios, se necesitaba la autorización de la madre o demostrar que ambos padres de la menor, no estaban capacitados para cuidarla; y ese no era su escenario. No conoce a Kang, nunca se interesó por la pequeña, nada más mandaba un cheque semestral con el monto de la pensión estipulada por la corte y que en realidad era un cuarto de lo que el ex-matrimonio Jeon pagaba solo por la matrícula del colegio de Somi, en pocas palabras, una reverenda basura. Sin embargo, su ahora ex esposa, tendrá miles de defectos, pero ninguno válido para incapacitarle el derecho de ser madre y él tampoco tiene corazón para meterse en una pelea, que quien sufriría los daños, sería la niña.
—Oye Jeon, —Lisa paseó una mano frente a su rostro, se había quedado pensando— ¿me estas escuchando?.
—Lo siento, es que todo es tan cansino—suspiró prestándole su debida atención—. Dime, ¿pasó algo más?.
—Kook, Ji Eun pidió un fallo por rebeldía al no presentarte, tendrás que pagar todos los gastos y honorarios de su defensa...
—¿Qué, pero se atrevió? —gruñó, con la misma selló sus labios y arremetió contra su cabello mojado.
Desde que comenzaron este tedioso procedimiento judicial, ella se ha encargado de apuñalar a sus cuentas bancarias con furia y cuando no le hace falta, solo para lastimarlo de alguna manera.
—Por eso te dije que no accedieras a sus estúpidas demandas, pero eres muy cabezota, Jeon.
—Quería hacer las cosas bien, hacerle ver que su actitud solo perjudicaría a la niña, además, como ya no viviría con Somi, de alguna forma deseaba aportar para no interferir en el estilo de vida de la pequeña, Lis. Por muy desahogado que estábamos económicamente, no es lo mismo pagar las facturas uno que dos. Solamente el colegio privado es una millonada.
—Pero ella no se lo merece, legalmente te quitó el derecho de ver a Somi, por lo tanto no le debes nada —espetaba la joven exasperada porque esa no es la peor parte— Mira, todavía hay otra cosa que debo decirte. Prométeme que no te vas a alterar y mucho menos culpar.
—¡Al grano Monoban!.
Esa última frase tuvo el efecto contrario en el pelinegro, pues su amiga conoce su personalidad pacífica y que muy pocas veces pierde los estribos. Lo que haya pasado en la sala, de seguro es una bomba para que se haya expresado así.
—Ella presentó a última hora un argumento de que has estado desorientado y tu actitud ha cambiado, que mentalmente no eres él de antes y pidió una orden de alejamiento porque teme por su seguridad y la de la niña...
—¡Qué mierda! —gruñó y todo le empezó a dar fatigas, sus pulsaciones aceleraron el calor en su pecho cuando escuchó las palabras: orden de alejamiento—. Dime que es una broma, dime que la jueza no aprobó tal barbaridad, ¿una orden de alejamiento, pero qué tiene en la cabeza?.
Quedó petrificado, ¿se podía caer más bajo, en verdad se pasó estos años tan engañado?. Por algo dicen que uno nunca llega a conocer realmente a una persona. Jungkook lo único que ha hecho desde que la conoció, fue trabajar como un mulo y entregarle su amor para construir un hogar junto a ella y que fuera seguro para su hija. La ha apoyado para que creciera y se convirtiera en la mujer exitosa que es hoy. Cuidó de la pequeña sin peros, al contrario, la recibió con los brazos abiertos, para él era como un premio aunque tuviera que desvelarse en las noches donde Somi enfermaba y todo lo que atribuye el criar a un niño pequeño. ¿Y para qué, para qué ahora Lee Eun Ji le pagara con odio y rencor?. ¿Es por despecho?, pero es que si Jungkook busca al mayor culpable de su desgastado amor, no saldría otro responsable que su ex esposa.
—Lo siento Kook, que no asistieras fue un agravante y la jueza le otorgó una orden preventiva, ya que ella primero debe presentar una denuncia contra ti a la policía y eso lo convertiría en una investigación criminal. Pero por el momento, no podrás estar a...
—¡No hace falta que me lo digas, se lo que significa una puta orden de alejamiento!, —bufó apretando sus puños—. ¡Ahhhh!, —ese gruñido flotó para desahogar sus penas de cierta forma.
Lee Ji Eun se excedió y lo va escuchar, se repetía mientras procesaba las noticias. Por supuesto, el razonamiento se le estaba yendo por el caño de un retrete, la corbata le asfixiaba gracias al coraje que lo acribillaba por dentro. Se enajenó de todo, la voz de su abogada ya era lejana y todo empeoró cuando vio salir de uno de los pasillos a esa mujer malvada con la que estuvo por seis años, cuatro de esos, durmiendo en una misma cama, pero su mundo se paralizó al notar quien la acompañaba. Sus ojos picaron de dolor e impotencia cuando observó a su pequeña de la mano de su mamá. Tan hermosa con ese vestido de princesa en tonos azules y esos bucles azabaches que colgaban de un moño alto, caminando tan inocente y ajena a los problemas del mundo adulto.
«¡Diablos, era su hija!, su corazón así lo demostraba, ¿entonces por qué la vida era tan injusta?»
No podrá verla. No tendrá paz sin escuchar su tierna voz. No podrá conciliar el sueño sin saber que se esté alimentando bien, si no ha enfermado, sin ayudarla en las tareas o tener un rato juntos jugando en un parque. No tendrá vida sin tenerla a su lado, le había tomado demasiado cariño a esa mini mujercita de ocho años.
—¡Papá! —la niña al instante de también verlo, le saludó con regocijo y no dudó en salir desprendida hasta él.
A Jungkook se le escapó un sollozo y como un reflejo abrió los brazos arrodillándose para recibirla y abrazarla como hacía en las puertas del colegio al recogerla casi a diario. La niña se prendió de su cuello susurrándole que lo había extrañado y es que tenían dos meses sin compartir, solo se veían en pequeños momentos o hablaban por llamadas telefónicas. Eso se sembró en su pecho creándole una opresión y sus ojos se aguaron, tuvo que respirar profundo para no quebrarse.
—¡Kang Somi regresa ahora mismo!.
Una voz aguda los separó, el pelinegro se secó unas lágrimas y se levantó encarando a esa arpía, su timbre era inconfundible para Jeon y cuando conectó su mirada con su ex esposa, le indicó que estaba furioso. Si quería vengarse, iba por buen camino. Ella también lo desafió y como una loba avanzó hasta pocos centímetros de él, haciendo sonar sus tacones de suela roja. Agarró el antebrazo de la niña jalándola en su dirección.
—Lo primero que te dije Somi y lo primero que hiciste, ¿tanto te cuesta obedecerme? —chilló Ji Eun severamente hacia la pequeña.
—¡No le hables así!.
—Tú te callas, Jeon, que si tanto te importaba no hubieras faltado a la audiencia —le refutó—, pero gracias por no llegar —soltó con cinismo mientras rebuscaba en la carpeta trasparente que sus manos aguardaban hasta dar con el dichoso papel recién firmado por la jueza—. Ahora si saldrás por completo de nuestras vidas, ¿eso no es lo que tú querías? —y le restregó el papel en la cara a Jungkook.
—Eres de lo peor, Lee Eun Ji, no te das cuenta que tu hija es la que más va a sufrir, pero te prometo, aquí en la entrada de la corte, que te vas a arrepentir.
—¡Epa, epa, basta Jungkook! —intervino Lisa antes de que su cliente y amigo se echara más tierra encima. Sabe que las intenciones de esa mujer es provocarlo—. No caigas en su juego, no delante de la niña ni en este lugar, —le susurró agarrándolo de los hombros para sacarlo de ahí.
Es que hasta ella quería ir y arrastrar a la víbora por el pulcro piso de granito que adornaba la entrada del juzgado.
¿Pero eso no sería muy ético de un abogado, cierto?
—Tienes razón, no vale la pena, —respondió y para que todos oyeran.
Se giró hasta la pequeña y le sonrió con ternura, le partía el alma verla con los ojitos enchinados y cristalinos; y sin él poder consolarla.
—Pórtate bien, Somi, ¿si? —le dijo por más que la contraria lo asesinaba con la mirada y su colega lo empujaba para que se fuera— ¡Papá pronto va a verte, te lo prometo! —exclamó ya casi atravesando las puertas y a un paso del intemperie.
«Esto no se quedará así o se deja de llamar Jeon Jungkook»
Gracias por leer, ya vamos viendo la trama que envuelve a los protagonistas. Leo sus comentarios para saber sus opiniones y no se olviden de la estrellita.
Fallo por rebeldía: es un recurso que puedes utilizar en una corte si tu contraparte no se presentó, es una forma de ser remunerado por el tiempo y el dinero invertido en un proceso legal civil.
Kath 🥀
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