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🎓Diecinueve🎓

⚠️Cap largo⚠️
No olviden la canción 🔝 [Yes or No 🎵 Jungkook]

El lunes llegó en un abrir y cerrar de ojos, como una ilusión empezaba otra semana en la firma de abogados y por fin Jimin se reincorporaba. Con fuertes suspiros, detalló desde la entrada principal la pulida madera y como esta se ve espectacular con la alfombra que tapiza el suelo. Siente cierta calidez estar de vuelta, pero gracias a como terminó la reunión del sábado, no ha descansado y ahora eso acentuó sus nervios. El abogado Park no mentirá, no ha dejado de pensar en Jeon y como será su relación a partir de ese desafortunado asado. No obstante, se convenció que él es un profesional y así mantendrá el ambiente entre ellos, siendo jefe y subordinado.

Saludando amablemente a los compañeros que se topaba, llegó a la recepción escuchando los gritos de suplicios de Min Yoongi, quien mantenía una acalorada conversación telefónica. A Jimin le daba mucha gracia la forma tan cruda de ser del secretario, no va a negar que le gusta de forma amigable y que por eso es con quien mejor se lleva. Así que sonriendo se recostó a la barra de la recepción y esperó divertido.

—¡¡¡Ya sé que retrasamos la fecha, pero firmamos un contrato y contamos con ese local para el evento!!!!.

Mientras más vociferaba el hermoso joven de piel pálida, más sonreía el rubio y comprendía su alteración. En los días que estuvo en casa de reposo, habló mucho con Yoongi y también lo ayudó con ciertos preparativos respecto al aniversario del bufete, el cual debió celebrarse este fin, pero que los socios decidieron postergarlo una semana más. Faltaban demasiados preparativos y ellos estaban hasta el techo de trabajo, sin contar que la responsabilidad cayó sobre el chico de ojos gatunos en su gran mayoría por el nuevo desafío que se enfrenta la firma, el caso Kim.

—¡Bueno, ustedes sabrán que le negaron sus servicios al bufete de Gong & Asociados, ojalá nunca tengan que vérselas en un juzgado! —y Min colgó.

—¡Pero Yoon! —chistó el rubio cuando el contrario se percató de su presencia, muriéndose de la risa— No puedes ir maldiciendo a medio mundo —y dijo conteniéndose.

—Jimin, al fin de regreso, cariño —el ceño fruncido del secretario desapareció cuando vio al abogado Park.

Yoongi no tardó ni un segundo en ir a recibirlo con un fuerte abrazo, olvidando por completo sus problemas. Pues resulta que cierta personita de cabellos rojos ha dejado de asistir también a las oficinas y eso lo tiene con un humor de perros.

—Que bueno que ya estás aquí, y dime, ¿cómo te sientes?.

—Mucho mejor, Yoon, gracias —respondió Jimin aún con risitas imperceptibles— ¿Con quién estabas discutiendo? —y arqueó una ceja jocosamente.

—¡Ay ni me digas nada!, todos los preparativos de la fiesta me traen loco que si no fuera por tu ayuda, ya estuviese en un manicomio —suspiró sujetándose de la isla y con una mano en el pecho— Pero ahora el local que habíamos reservado no puede darnos otra fecha, la tienen todas ocupadas —y expresó con un puchero.

—No es el fin del mundo, Yoon...

—No lo entiendes, Jimin, ese local ya te aportaba el servicio gastronómico, ahora debo dividirme como pulpo para organizarlo todo y sin contar con el poco tiempo que poseo.

—Oye, yo te prometí que te iba ayudar —se quejó el de ojos azules.

Por un segundo se observaron, Park sabía que algo más atormentaba a su compañero, sin embargo, sería descortés al cuestionarlo. Si Yoongi quería decírselo, él lo escucharía más no se impondría. Así que se quedó pensativo para desmotarle que cuenta con su apoyo y una idea no tardó en aparecer.

—¿Sabes qué? —habló de momento sobresaltando al de piel pálida— Lo que más hice estos años fue organizar fiestas y eventos, de hecho, quien me preparó la boda me debe unos cuantos favores, déjame eso a mí que yo lo resuelvo —y colocó su mano en el hombro del contrario.

—¿En serio? —y Jimin asintió.

—Ahhh... que alivio Park, los años anteriores dejé el aniversario en manos de Lee Ji Eun prácticamente, pero gracias al señor ya no hay rastros de esa bruja en la vida de Kook...

Cuando ese apelativo llegó a su sistema auditivo, todo quedó en pausa y el rubio tuvo una sacudida eléctrica, una molestia se le estacionó en el estómago por el sin fin de revoltijos que le creó. Sus manos comenzaron a sudar y su corazón palpitaba desenfrenado, el esfuerzo por omitir sus nervios de hace menos de media hora fue totalmente en vano.

¿En verdad le gusta su superior?.

—Y hablando de Jungkook —interrumpió cohibido por todas las señales en su organismo que le respondieron con una afirmación— ¿Él ya llegó? —y tartamudeó.

Yoongi lo miró receloso y se le escapó una sonrisa. El secretario era muy perspicaz, y vaya casualidad que únicamente el rubio preguntó por el abogado Jeon, pero se aguantó su curiosidad.

—Él se fue hace un rato, en verdad me lo encontré a primera hora cuando llegué y ya iba de salida. Ahora mismo debe estar en la corte, pero vino antes por unos papeles o eso me dijo.

—Cierto, él tenía hoy la audiencia de negligencia médica —murmuró más para él que para Yoongi.

—Y ahora que me lo recuerdas, Gong Yoo me dejó dicho que no te fueras sin verlo...

¿Gong Yoo quería verlo, será...?

No quiere desconfiar de Jungkook, no quiere pensar que le comentó su pequeño desliz del sábado a Gong, porque Jimin se considera lo bastante maduro para reconocer su error y sabe que reencontrarse con Hye Jin Wang fue uno gravísimo, pero... el aire le comenzó a faltar de solo pensar en las consecuencias.

Este empleo era el complemento perfecto para retomar las riendas de su vida y no lo quiere perder. Además, no sabe si su frágil corazón aguantará otro golpe de desilusión ya que aunque quiso convencerse de que este sentimiento nuevo que lo trae loco fue producto de su ingenuidad y de malinterpretar los gestos amables que el pelinegro ha tenido para con él, la esperanza es algo muy difícil de apagar.

—Jimin, oye... —una sombra paseándose por su rostro lo sacó de la ensoñación.

—Ohh, perdona Min, me quedé... —y no supo que excusa decir— Olvídalo, gracias por darme el recado, estaré al pendiente —y le sonrió para marcharse a pasos rápidos hacia su puesto de trabajo, dejando confundido al contrario.

A veces suele ser tan torpe y tímido que termina exponiéndose, pero no lo podía evitar cuando su estúpida cabeza sin permiso creaba miles y miles de escenarios. Se regañaba en silencio el joven abogado de cabellos rubios mientras que sus pies lo dirigían hacia el archivero. Esta era la estancia que escogió para su período de prueba en la firma, le gustaba por estar tan aislada de los cubículos y de las oficinas principales, por lo tanto era lo suficientemente silenciosa para ponerse a estudiar o preparar futuras demandas en lo que culminaba su adaptación y le entregaban la suya propia.

Pero vaya sorpresa que se llevó al llegar...

Sus latidos tomaron un ritmo inhumano que tuvo que sostenerse del marco de la puerta, sus piernas perdieron toda su estabilidad que pensó en terminaría desmayándose. El cuarto de archivo se destacaba en una esquina, era un pequeño espacio cuatro por cuatro llenos de gabinetes y libreros, casi ni se podía caminar, no obstante, al fondo estaba ubicada una ventana y abajo una mesa de trabajo que la mayoría de veces —antes de la incorporación de Jimin al bufete—, se mantenía libre y vacía para que los abogados buscaran con comodidad el material educativo que necesitaba.

Y ahí, en aquella solitaria mesa de madera, lo esperaba una rosa azul.

El sonido de notificación de su móvil llegó antes de que recuperara el aliento. Era obvio que el detalle era para él, todos sus compañeros conocían que Jimin trabajaría allí durante el mes restante.

¿Entonces... de quién era?.

Ahí estaba de nuevo su demente cabeza recordándole que únicamente puede ser de Jeon Jungkook. Por lo que suspirando sacó su celular, lo desbloqueó y con los ojos cerrados buscó la bandeja de mensajes.

📲(Jeon): Perdón Jimin,
de todo corazón perdona a este tonto.

Y el artefacto digital se le escurrió entre sus manos temblorosas que no terminó hecho pedazos gracias a sus excelentes reflejos.

No sabe que transcurrió después o cuanto tiempo, pero Park Jimin ahora admiraba la belleza despampanante y fresca de la flor como su exquisito aroma. La sostenía con la delicadeza necesaria y la olisqueaba sin frenar con una sonrisa de oreja a oreja. Así se quedó hasta que algo retumbó en lo más profundo de su ser romántico empedernido...

¿Por qué una rosa, una sola rosa y azul?.

«Jimin busca, nada es casualidad porque lo más común es regalar rosas rojas o blancas»

Automáticamente nuestro abogado de cabellos dorados corrió a buscar el significado en el navegador y sus ojos se expandieron con lo que leyó.

"Un amor pasional e inalcanzable, sueños difíciles de obtener y que a la vez te motivan a lograrlos..."

El horario de oficina casi llegaba a su fin, la tarde iniciaba en Seúl e igual de tranquila que como el fin de semana, al parecer la temporada de lluvias estaba finalizando. Y esa misma calma también se respiraba en el piso de la firma, una que para muchos era sosegada, pero para otros era como el inicio de una tempestad. No obstante, se debía aprovechar al máximo y eso hizo el abogado de ojos celestes.

Jimin empleó la mañana para ayudar y guiar a los más jóvenes del bufete, por ahora era la única tarea que Gong le había otorgado y aunque anhelaba tener su primer caso, estar rodeado del entusiasmo de los pasantes era un calmante para su ser. Le hacían recordar esa energía de principiante donde estas listo para batallar contra el mundo si es necesario.

Luego, fue almorzar con el secretario Min y utilizaron ese tiempo para organizar el aniversario de la firma. Como pensó, la mujer que fue la encargada de prepararle su ceremonia marital, estuvo encantada de ayudarle y le prometió que para mediados de semanas ya tendría un local que ofrezcan un servicio completo.

—Bien, solo me queda las invitaciones y el catering... mmm —murmuraba Yoongi sentado en su silla y frente al ordenador— ¿Qué crees de contratar una pequeña banda de jazz? —y levantó la mirada hacia Jimin, él cual estaba recostado con ambos codos en la encimera de la recepción.

—Me fascina el Jazz, pero un show no estaría mal o como mínimo un animador —dijo el rubio pensativo— Podemos hacer juegos, subastas o sorteos, algo así.

—Ahh me encanta, porque la firma también aprovecha la fecha para hacer donaciones por lo que una subasta encajaría perfectamente...

Los chicos estaban sumergidos en su burbuja, intercambiando ideas y de vez en cuando bromeaban entre ellos. En verdad no había mucho que hacer, eran ya las tres de la tarde, Solar se había retirado al medio día para visitar a un cliente y tanto Gong como Taehyung y Jungkook no se habían reportado aún.

—¿Oye Min, el jefe no te ha llamado, crees qué demore mucho? —preguntó Jimin de imprevisto.

Por muy increíble que parezca, aquella rosa que lo recibió en la mañana le ha iluminado el día, como un amuleto que canaliza sus malos pensamientos, pero aún así tiene esa chispa en el pecho. No ha encontrado la manera correcta de agradecerle el gesto de Jeon, más cuando se deben una conversación, y tampoco como interpretarlo sin ilusionarse. También estaba el tema del jefe, no ha querido desgastarse en posibles escenarios, sin embargo, su ansiosa mente rara vez lo dejaba en paz.

—No, pero debe estar al llegar —respondió el contrario observando su reloj.

—¿Tienes alguna idea de lo qué quiere?

El de mirada felina frunció el rostro, no comprendía bien a lo que se refería el rubio hasta que se recostó al respaldar y giró un poco el sillón en su dirección. Notó como el abogado estaba cabizbajo, jugaba con los puños de la camisa que vestía y mordía su labio inferior, entonces llegó a la conclusión de que le preocupaba esa reunión.

—No lo sé, sin embargo, Jimin, no debe ser para nada malo así que tranquilo cariño —el nombrado suspiró no muy convencido.

El silencio los rondó por un segundo que parecía eterno hasta que el secretario Min le puso punto final. Desde que pasó por su compañero para almorzar, se ha mordido varias veces la lengua cuando captó la hermosa flor que sobresalía en el escritorio del archivero. Él no es tonto, Jimin no la trajo consigo, y como estaba colocada en una botella de agua a medias en una esquina, le indicaban que es un regalo muy especial.

—Aunque algo escuché —y sonrió con malicia por esa mentirilla piadosa que en realidad tenía un gran por ciento de verdad, pues Yoongi manejaba todos los asuntos del bufete y era como la mano derecha de Gong— Si me dices quien te regalo esa preciosa rosa, te lo cuento —y lo miró fijo mientras frotaba sus manos.

—¿Qué? —Park tragó en seco y se sonrojó.

—Y no me vengas con la excusa que la trajiste para decorar el archivero que en la mañana no la tenías y hace una semana que no venías a trabajar...

—Buenas tardes —un tono grave resonó en la recepción interrumpiendo a Min— Joven Park, que bueno verte recuperado.

Rápidamente Yoongi se levantó y el rubio ladeó en búsqueda de esa voz que asoció con Gong Yoo, ambos jóvenes reverenciaron en saludo del recién llegado. Pero para su mala suerte, según Jimin, cuando alzó su vista notó por detrás del mayor que alguien más llegaba. Cada una de sus entrañas ardieron, su pulso se alborotó y las imaginarias mariposas en su estómago comenzaron a revolotear. Jeon Jungkook caminaba por el corredor principal con una cadencia que lo hipnotizaba y con un traje a la medida en azul marino que resaltaba sus atributos.

¿Cómo demonios podía ser tan guapo?.

—Buenas tardes para todos —ohh esa voz, Jimin, pensó el rubio mientras que respiraba con profundidad para que su nerviosismo no lo delatara— ¿Qué pasa, hay una reunión aquí y no estoy enterado? —bromeó el pelinegro.

—Para nada hombre, —el mayor tomó la palabra y dio dos pasos en su dirección— Acabo de llegar igual que tú, vengo de casa de Tae... ¿Y a ti cómo te fue? —y le preguntó.

En ese instante Jungkook conectó sus ojos con aquellos hermosos orbes azules y sonrió disimuladamente. Jimin no poseía esa facciones endurecidas con que lo despidió el sábado y lo cual fue su tormento el resto del fin de semana hasta ahora, al contrario, sus cachetes portaban ese lindo tono rosáceo que hacía brillar sus ojos. Quería disculparse por la explosión que tuvo, eso no es muy común en él aunque ya está comprendiendo que cuando está alrededor de ese ángel, nada en él tiene sentido; por eso optó por tener un detalle que resumiera su actitud y explicara como se siente.

El rubio se estaba colando por cada uno de sus poros.

—¿Si Jeon, ganaste la demanda? —Yoongi intervino atrapando su atención.

—Sí, la contraparte no puso resistencia y llegamos a un acuerdo —suspiró— Mi cliente obtendrá la indemnización que se merecía.

—Ohh que bueno, felicidades...

Tanto el mayor como el secretario lo halagaron, Jeon Jungkook nunca perdía un demanda, no era una sorpresa para ellos y aún así siempre le reconocían sus méritos.

—Bueno, la compañía es muy agradable —espetó Gong Yoo y todos guardaron silencio— Pero tenemos mucho trabajo y yo necesito hablar con el joven Park —se giró hacia el nombrado— ¿Me acompañas? —y otra vez esa oleada de temor.

—Claro señor Gong, lo estaba esperando —contestó carraspeando la garganta e intimidado.

—Perfecto, vamos y Min tráenos dos café...

Al abogado Jeon le cambiaron por completo sus expresiones, era obvio que le produjo intriga lo expuesto por su socio y que detalló el estremecimiento en el rubio de ojos azules. Con su mandíbula tensa los vio partir hacia la oficina del mayor, un pequeño miedo apareció y es que no desea que Jimin se haga ideas que no son.

—Si las miradas mataran, pobre del señor Gong...

—¿Qué? —habló el pelinegro sorprendido, Min Yoongi lo escaneaba de pies a cabeza con una ceja alzada y divirtiéndose.

—Tsk... nada, olvídalo —riéndose y con soniditos imperceptible el secretario regresó a su silla, desinteresadamente fingió prestarle atención a la computadora.

El contrario suspiró, agarró con fuerza las asas de su portafolio y dio media vuelta, pero solo logró dar un paso...

—Ahh por cierto, Jeon —el joven de piel pálida sin mirarlo hizo frenar sus pasos y que lo buscara, para luego regalarle una mirada inquisitiva— Lindo detalle de tu parte.

—Min, sé más específico —refutó exasperado, presiente que su queridísimo amigo le soltará una bomba.

—Hablo de la rosa, la que le regalaste a Jimin, ¿por eso viniste temprano? —¡y ven!, ahí estaba. Jungkook tosió y desajustó su corbata sin moverse a unos metros alejado de su amigo.

—No se de que hablas...

—Ay Jeon, Jeon, Jeon —Yoongi no paraba de reír y negar con la cabeza mientras que con la mano le hizo seña para que se acercara, este cumplió con pasos torpes— ¿Kook, ya olvidaste que soy el oráculo de la firma?, —le susurró en lo que le organizaba de nuevo la corbata para disimular— Todo lo veo y ese cuentito de que olvidaste hoy algo solo te lo creíste tú. Se honesto, ¿te gusta Jimin?...

¡Maldito Min Yoongi y lo intuitivo qué es!.

Lo maldijo en su interior mientras se masajeaba el puente de la nariz.

—No... ¡sí!... ¿no lo sé? —¿qué estaba haciendo?, se preguntó tomando una bocanada de aire mientras alzaba su cabeza en dirección del techo y sintiendo que la burla de su amigo crecía— ¡Arg... me encanta! —y le confesó con total seriedad, desgraciadamente no lo podía seguir ocultando.

—Ya me di cuenta.

Jungkook odiaba esa sonrisa socarrona de Min Yoongi.

—Pero es imposible que...

—¿Por qué?.

—¡Vamos Min, tú eres inteligente! Jimin no hace dos meses que se iba a casar, es imposible que me mire como yo quiero que lo haga.

—¿Y desde cuándo tu piensas por él? —cuestionó eliminando cualquier rastro de jocosidad y tomando una postura recta— Jeon, si te das por vencido nunca lo sabrás —este lo iba interrumpir, lo que el secretario no lo dejó— Tienes razón en parte, pero permíteme dudar de que Jimin no te mira con interés y si deseas mi consejo, solo depende de como lo cortejes y lo que estés dispuesto hacer por él. A veces el ser humano se complica en un vaso de agua tratando de encontrar lógica a los sentimientos, Jungkook.

Te lo digo por experiencia, viejo amigo.

El silencio cayó sobre los hombros de ambos, la mirada felina del secretario se perdió en un punto en la nada y el pelinegro detectó un brillo nostálgico en esos pupilos marrones.

¿Ese consejo se lo dió a él o se lo dijo para sí mismo?.

Jungkook tampoco es tonto, como los demás, ya imaginaba que su mejor amigo y Yoongi guardaban bajo escaparate una historia que solo ellos conocen, algo más profundo que el cliché coqueteo de amor y odio que los caracteriza. Sin embargo, si ellos no quieren compartirla por algo será.

—Gracias Min, ahora me retiro y no me pases llamadas que no sean urgente.

El joven secretario salió de su ensoñación y asintió.

Jimin peinaba con sus ojos el glamoroso y amplio despacho de Gong Yoo, estaba sentado en uno del par sillones de cuero que se ubicaban frente al podio del hombre mientras este hablaba por teléfono. Era increíblemente iluminado y minimalista, todo perfectamente organizado desde la licorera de la esquina como la mesa de trabajo y la alfombra circular que ahora pisaba y abarcaba todo el centro del estudio de su jefe. Se le notaba el buen gusto.

—Bien Park, —espetó el mayor colgando y atrapando su atención.

Jimin daba la impresión de ser un niño que visita por primera vez un museo importante. No obstante, la tensión estaba latente y el miedo también, así que respiró profundo antes de asentir.

—Como ya sabes, Taehyung se está encargado del caso de Kim Namjoon —un salto en el estómago y las taquicardias lo condujo a que se removiera intranquilo— Que por la magnitud de su complejidad entre otras cosas que no puedo decirte, entre todos hemos llegado a la conclusión de que debe centrarse exclusiva y únicamente en él. Pero no por eso podemos abandonar a otros clientes y es ahí donde entras tú. ¿Estás listo para tener tu primer caso?.

Los labios carnosos del rubio se entre abrieron y sus perlas celestes se iluminaron. ¿Gong Yoo estaba hablando en serio, tendría ya un cliente?. Su cuerpo sufrió de espasmos por la sorpresa más que bienvenida que le dio

—¿De verdad? —musitó y el mayor asintió con una sonrisa— Ohh claro que sí, ansío con empezar —y no brincó de alegría porque estaba sentado en la oficina de Gong, sino, ya estuviera dando saltos.

Se había asustado en vano, nada de las ideas locas que fundó su cabeza eran las correctas y ahora se daba topes mentales por no pensar en que no lo contratarían de manera oficial sino demostraba sus conocimientos. Su padrino iba a infartar con la noticia, su día no podía empeorar.

—Correcto Park —Gong Yoo orgullo de ver esa reacción se levantó y bordeó su mesa hasta un gabinete de la derecha, tomando unas cuantas carpetas del primer cajón— Esos son los casos que pasaron el filtro de Taehyung, son cinco en total —y se los entregó— Estúdialos, necesitamos tomar aunque sea tres por lo que tu misión es separarlos por dificultad, el más complicado para ti y otros dos más sencillos para los abogados junior y los pasantes.

—Así será señor Gong —contestó el rubio sin perderle ni pies ni pisado y rebosante de felicidad.

—Eso sería todo, abogado Park, y espero su opinión entre mañana o pasado, pero tenga en cuenta que estamos apurados.

—Le prometo que mañana tendrá mi valoración.

Jimin agarró con seguridad los folios, amablemente se despidió del mayor y compartieron varias palabras, para desaparecer de la estancia con una sonrisa tallada en su rostro que no desaparecería por nada ni nadie. Cumpliría su palabra, hoy mismo se leería estos archivos y por lo tanto se retiraría temprano para empezar cuanto antes y sin interrupciones.

No obstante, al despedirse de Min Yoongi y retornar al archivero por sus pertenencias, la silueta estilizada y robusta de Jeon parado al lado de la mesa y contemplando la flor, lo dejó pasmado. Solo pudo hacerse notar al aclararse la garganta.

—Jimin...

El aludido bajó la cabeza y avanzó hasta él.

—¿Se le ofrece algo, señor Jeon?

¿Señor Jeon, donde quedó el Jungkook?

Tenía que remediar su error, pero ya.

—Por favor, Jimin, discúlpame por como te traté el sábado, no tenía derecho a hablarte en ese tono, yo... —Jeon suspiró cuando notó lo rápido que habló— Lo siento, Park —y lo miró directo a sus ojos, perdiéndose en ese océano que Jimin tenía en ellos.

Eran los ojos más hermosos del mundo.

—No tienes que disculparse cuando en realidad fue un fallo mío. Al contrario, reaccioné de forma exagerada.

Sin darse cuenta, ya estaba de frente al pelinegro en aquel reducido espacio y el aire comenzó a faltar por la filosa tensión que cayó sobre ellos. Jimin trataba de mantener la compostura, firme al falso guión que creó en la mañana para cuando lo viera, ese donde solo se tratarían como superior y subordinado, pero él más alto no ayudaba si seguía con esa calidez y esos lindos detalles.

—Gracias, es hermosa —susurró dulcemente desviando sus ojos hacia la rosa.

—¿Mmm... qué? —pero Jungkook no le prestaba atención a interpretar sus palabras.

Él se estaba intoxicando con el aroma del contrario y perdiéndose en los pomposos labios que tenía a escasos centímetros.

—Me refiero a la rosa, me encantan las flores, solo que... —una vergüenza lo invadió, estaba hablando de más y su rostro ya se calentaba. Era hora de cerrar el pico.

Jimin apenado se mordió el labio inferior, era una costumbre en él y que lo delataba cuando estaba nervioso.

—Ohh... no hagas eso Jimin, no abuses de mi control.

—¿Yo? —confundido volvió a mirarlo con un leve puchero, pero jadeó cuando un aliento cálido le encendió la llama del deseo.

¿Cuándo se había acercado tanto a Jungkook?

Sus labios se resecaron, su abdomen bajo dio un tirón y sus piernas cosquillearon. El rubio conoce muy bien esos síntomas y el porqué de su estremecimiento, no tuvo de otra que lamerse los labios para apagar el deseo exigente que su sistema pedía a gritos.

—Si tú, Park Jimin, si sigues mordiéndote esos labios... —expresó en automático y hechizado, tanto que dio un paso hacia el chico como un depredador sin ser consciente de la cercanía. Jungkook solo tenía un objetivo— No pararé hasta besarte...

El corazón del rubio no estaba preparado para esa revelación, sus pupilas se dilataron y él se quedó sin raciocinio.

«¡Y tú quieres qué lo haga, Jimin, no seas cobarde!»

Le gritaba su subconsciente haciendo que la química entre ellos burbujeara en sus venas y lo dejara en shock. Tan así, que ni le importaba el oxígeno que debe llegar a sus pulmones para poder vivir.

—Esta tensión es asfixiante porque te deseo, deseo tanto besarte, Park.

—Entonces hazlo, bésame Jeon...

Las pequeñas manos de Jimin se sujetaron con fuerza de la solapa del más alto mientras que apoyaba sus caderas al filo de la mesa, cerraba los ojos y lo atraía hacia él.


¿Y corté la tensión...?

Mis amores se que voy lento con la historia, hago referencia al ritmo de mis actualizaciones, pero no la abandonaré y muchas gracias por seguirme en este proyecto. Si les gustó, no olviden su voto.

Sigo triste (ll_ll)

Kath 💜

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