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🎓Cuatro🎓

(Si gustan, les dejé una canción☝🏻)

En las penumbras de una amplia habitación, unas sábanas suaves se removían delicadamente gracias a que alguien estaba despertando. Con pesadez buscaba enterrarse más profundo en ellas para olvidar todo lo que hace llorar a su alma. Es que nada más estaba pestañeando y captando que la noche llegó, y los recuerdos lo volvían a bombardear.

Jimin en este instante quería desaparecer.

¡Pero él no es así!, aunque por amor haya cambiado, su personalidad no lo dejaba rendirse.

Se incorporó en la cama con lentitud, tomó su cabeza entre sus manos por el fuerte dolor que poseía, desorientado por el efecto del calmante, y se ubicó en tiempo y espacio. Bordeando la recámara con la mirada, recordó que seguía en la casa de su padrino.

¿Cuánto habrá dormido?.

Con esa interrogante se apresuró en agarrar su móvil y chequear, lo que casi el artefacto colapsó de la cantidad de mensajes y llamadas sin responder. Es entonces, que alterado estrelló su teléfono contra el piso por los últimos acontecimientos, y que no vio el nombre de su prometido en una rápida revisada.

El sonido hizo eco en las paredes blancas de la habitación, el delicado objeto se deshizo en pedazos y el estallido alarmó a todos. En lo que el rubio de ojos azules se levantaba y observaba como su celular se desarmó en piezas en ese pulcro suelo de mármol beige, unos toques fuertes en la puerta lo sacudió de momento.

—¡Adelante!.

—¿¡Jimin hijo!, todo bien?.

La puerta se abrió junto con esa frase y la silueta del profesor Seung se hizo más visible entre tanta oscuridad. Pues en la habitación no había ni una luz, las ventanas estaban cerradas y eran reforzadas por las gruesas cortinas de gamuza azul.

—¿Qué pasó?, —preguntó el mayor exasperado por el desastre mientras que prendía el interruptor y viendo el claro arrebato de su ahijado.

—Nada padrino, yo... —respondió Jimin titubeando, pero se interrumpió al tener las palabras trabadas en su garganta, consciente de que actuó mal, y suspiró al sentir sus ojos picar—. ¿Qué hora es, cuánto dormí? —cuestionó queriendo también cambiar de tema.

Seung entró de a lleno al cuarto sin contestar y se dispuso a recoger las partes del celular, pero el joven rápidamente lo frenó.

—No, yo lo recojo, lo siento, —espetó apenado—. Perdí los estribos cuando vi que ahora todos me aprecian por mensaje —y musitó el rubio desviando sus ojos del maestro.

—Hijo, te entiendo, ¿si? —expresó al ver a su querido niño tan cabizbajo, dio dos pasos y lo tomó de las manos—. Jimin, mejor date un baño y come algo, desde ayer no pruebas un bocado, debes hacer un esfuerzo, además, Hye Jin acaba de llegar y quiere verte.

—No tengo deseos de...

—Por favor, Jimin, no abandonas esa cama desde ayer y ella está muy preocupada, será bueno para ti.

¡Y el chico asintió!.

La voz de Seung le brindó comprensión, su amiga Hwasa como la apodó, a pesar de que también es su cuñada, no tiene la culpa de lo que hizo su hermano y ella siempre ha estado en todo momento para él, sería un poco injusto. También que recapitulando, su padrino tiene razón y es que no sale de estos aposentos desde el fatídico día de ayer donde lo dejaron plantado.

—Dale, anímate con una buena ducha mientras voy preparando algo rápido de comida.

—Gracias padrino y perdóname por las molestias, —respondió Jimin en un susurro y se encaminó en dirección al aseo.

Escuchando las orientaciones del mayor, preparó una relajante tina cálida con sales de hidratación, agarró una bolsa con la ropa comprada por Seung en la mañana y se entregó en cuerpo y alma a esas excelentes sensaciones que le dió el baño cuando su piel se sumergió en el agua. La casa del profesor Seung es una arquitectura de la antigua Corea, pero en el interior abunda algunos lujos que hacen de la convivencia una más cómoda y placentera. Entre ellos, sobresalía las habitaciones, donde cada una tenía su baño personalizado. ¡Y Jimin tiene qué agradecer por eso!. Su padrino siempre tiene las puertas de su hogar abiertas para cuando él lo necesita.

Recostándose a la bañera, comenzó a levitar por el delicioso aroma a lavanda, y entre tallos sobre su figura, su mente viajó al pasado trayendo como consecuencia una angustia severa que le crea un mar de lágrimas.

¿En qué momento todo cambió y Jackson le terminó de romper su corazón?.

¿Quizás estaba ciego y siempre fue así?.

¿Se lo merecía?.

«¡No, ningún ser humano se lo merece!?»

Se decía él mismo y en gritos, solo para su subconsciente, pero aún así, las preguntas no pararon ni tampoco ese peso de la desilusión. Mientras más escarbaba en su pasado, más dudas nacían y su cabeza le dolía. Así que respiró profundo para hundirse hasta el fondo y lograr terminar con este disparo tortuoso de pensamientos.

Con esa realidad que él no quería ver ni aceptar, pero que seguía presente, porque si nos ponemos a mirar en su vida, nos encontramos con las señales que Jimin no captó. Esa relación estaba destinada al fracaso, y es que, ¡por dios, hasta dejó de ejercer su profesión por Jackson!. Uno de los peores errores que podemos cometer, donde en el proceso de amar, se nos olvide amarnos a nosotros mismos.

Jimin y Jackson Wang llevaban ocho años de relación, dos de esos comprometidos. Se conocieron a través de Hye Jin, quien se hizo muy buena amiga del rubio en el primer año de la universidad en la carrera de derecho. Park nunca va a olvidar la primera vez que lo vió, con ese porte imponente de hombre de negocio cuando en verdad aún cursaba su tercer año en la licenciatura de administración, pero desde que cumplió la mayoría de edad, este estuvo involucrado en los negocios de la familia Wang y siempre vestía de traje. No era muy alto de estatura, sin embargo, su carisma recompensaba todo, y para que hablar de su físico.

Jimin amaba los ojos profundos y rasgados de su prometido, como esos labios gruesos enmarcaban una sonrisa perfecta que hacía relucir los rasgos simétricos de su rostro y con un cuerpo marcado entre capas de músculos. En aquel entonces, Jackson se convirtió en su amor platónico, y solo bastó un par de reuniones y el efecto de Park Jimin, para que ese sueño se volviera real y comenzaran a salir.

Lo que en esta vida nada es tan perfecto, ¿no?. Y con el transcurso de los años fue evidente, aunque para todos y no para Jimin.

Lo primero con que chocó, fue el rechazo de la familia de su novio. No lo gritaban a los cuatro vientos, pero Jimin lo notaba en sus expresiones y acciones. Lo segundo fue el egoísmo posesivo de Jackson, a quien le molestaba la personalidad alegre de Park y que lo llevó a que dejara la profesión por la que tanto luchó cuando estaba en su mejor momento y tenía un futuro brillante.

Jimin abandonó completamente su estilo de vida por seguir a Jackson en todo, para adaptarse a miles de etiquetas clasistas de la burguesía Wang. Es que no por gusto vivió tres años en China por él y bajo sus sombras, solo porque se conformaba con migajas. Ahora empezaba a caer y darse cuenta de cuan engañado estuvo, que esa fantasía donde él era lo más preciado para su prometido, era eso, una vil mentira.

Entre lamentos que ya no tienen solución, se otorgó diminutos golpecitos en la cara para acoplar la hinchazón de esta; y con la yema de sus dedos peinó su esponjoso cabello dorado frente al espejo. Delineó en el cristal empañado por el vapor lo demacrado que se veía y se colocó una pullover rojo de punto y un chandal blanco que le quedaba desahogado. Suspiró mirando por última vez su reflejo y abandonó los aposentos.

Sus pies se iban arrastrando por las losas en lo que caminaba en dirección a la planta baja, con cuidado para no tropezar por los escalones de la estrecha escalera caracol que colindaba con la sala. Cuando de momento frenó sus pasos, ya que la voz de su padrino se escuchaba alta y con... ¿ánimo?.

Además de que su nombre salió en la conversación. Le daba la ligera impresión de que hablaba por teléfono. Sin embargo, por mucho que quiso espiar, su presencia no pasó desapercibida.

—¿Mimi?...

Hye Jin lo notó y no dudó en abordarlo, estaba realmente preocupada o eso decía su lenguaje corporal. Al rubio no le quedó otra que terminar de bajar, avanzar y sentarse en uno de los butacas rústicas de madera de la estancia y medio que sonrió. Quería, de hecho, anhelaba sentirse bien con la visita de su cuñada porque la amaba y ella no era culpable, no obstante, de solo verla allí su corazón se apretaba y le era imposible no acordarse de Jackson.

—Hola Hwasa, perdón que no te haya contestado ayer, pero...

—Tranquilo, —se apresuró en hablar la chica tomando puesto en el asiento cercano, con su cuerpo inclinado hacia él y decaída—. No hace falta que te disculpes, la que debería hacerlo soy yo, es que no sé que carajos le pasó a mi hermano. Pero tú eres mi amigo, mi apoyo nunca te faltará —y aclaró ella.

—Lo se, Hye, tampoco es tu culpa aunque no te voy a negar que verte me trae recuerdos que prefiero no tenerlos, —se detuvo inquieto con un nudo en el pecho y levantó la mirada suspirando, esto se le estaba dificultando—. No me mal entiendas, seguirás siendo mi mejor amiga, mi familia, ¿si?.

«De la poca que tengo»

Pensó el chico observando directamente los ojos de Hye Jin, y ella asintió. En eso regresó el profesor quien se había aislado en la terraza y que extrañadamente parecía haber recibido una buena noticia.

—¡Jimin, hijo, al fin me contestaron del bufete del cual te comenté!, —exclamó el mayor contento.

¡Eso era lo que necesitaba su ahijado!, distraer su mente con algo que también lo apasionaba.

Pero él de ojos azules no se situaba con tanta confusión y lo demostraba el surco entre sus cejas.

—¿No te acuerdas?, —y Jimin negó—. Es una de las firmas más prestigiosas ahora, Park, —dijo el mayor con obviedad—. Haz memoria de cuando hablamos y me pediste ayuda para reincorporarte, —pidió el señor adentrándose más a la sala.

—¡Ahh sí!, fue cuando regresé de China, ya recuerdo y creo que se llamaba Gong y algo, ¿no?.

Gong Yoo & Asociados, —rectificó Seung— Y sí, es esa firma, que en este segundo me llamaron y están muy felices de tenerte entre su equipo de abogados, ¿no es eso fantástico? —y los orbes del maestro se ilusionaron de emoción.

Nunca estuvo de acuerdo con la decisión de que Jimin abandonara su carrera, e independencia en palabras más fuertes. Aunque la respetó.

El rubio abrió los ojos de par en par mientras que la chica de tez morena lo felicitaba. Pues ellos dos eran los más cercanos a Park y conocían el deseo de este de volver a los tribunales como defensor penal. También que era la forma en que mantenía vivo el legado de su padre, y algo que ha añorado en esos años en que residió en Hong Kong. Esta noticia no era buena, ¡era fenomenal!, y le dio un respiro a la amargura de un corazón roto.

—¡Wao Jimin!, que bueno cariño, se que ansiabas esto, —expresó Hye casi brincando en el asiento de la felicidad.

Es que ella conoció mejor que nadie la pasión del joven por las leyes, estudiaron dos años juntos antes de que la chica se rebelara contra su familia decidiendo que la abogacía no le gustaba y se hizo una famosa modelo e influencer. A diferencia de Hwasa, Park amaba su carrera, lo que la dejó en pausa una vez graduado por su relación cuando Jackson tuvo que tomar las riendas de la compañía Wang; y por ende mudarse a otro país.

—¡Sí Jimin!, esto es muy bueno —espetó el mayor detallando como al menor le brillaban sus ojos—. Aunque deberás estar en un período de prueba ya que has estado separado y sin ejercer la profesión. De igual forma, en quince días puedes iniciar y esto se debe celebrar. Voy a seguir preparando la comida y tengo un vino tinto especial para brindar.

Aquel hombre canoso aplaudió comentando lo excelente que era su vino italiano y contagiando a los más jóvenes con su entusiasmo, mientras que su figura se desvanecía por el arco que dividía la sala de la cocina. Jimin lo observó con detalle, con una media sonrisa genuina, olvidando por un minuto sus penas, y es que amaba a ese viejo...

¡A su viejo!

Tiene demasiado que agradecerle a Seung, como muchos, pero él más que todos ya que se volvió parte de su círculo cercano, y eso que la familia Park es muy complicada. No obstante, Seung se ganó el cariño de Jimin, él como sobrevivió a dos grandes perdidas, donde parecieron en un accidente de tránsito su único hijo y su mujer, es algo digno de admirar. Más que no se dio por vencido, ya tiene 67 años y sigue luchando, siendo aún profesor eminente de cabecera en la Universidad Nacional de Seúl y un gran doctor en leyes, respetado por la nueva generación. Él que formó orgulloso y guió al fiscal Park —su papá—, y quien vio a Jimin nacer.

—Mimi, —murmuró Hye al instante en que quedaron solos y la tensión reinó.

—Dime.

—No debería ni tengo cara para hablar sobre él, te lo juro que si no es por la preocupación que tengo...

—Hwasa, —advirtió e interrumpiendo a la chica— Lo menos que quiero es hablar sobre tu hermano, por favor —y suplicó en tono firme.

—Lo sé, créeme que lo sé —musitó la morena bajando la cabeza y cruzando sus brazos— Fui la primera en advertirte y darte consejos cuando aplazó el compromiso, cuando comenzaron los problemas, pero esto no es normal y te necesito, Jimin. Fuiste uno de los pocos en hablar por teléfono con él antes que desapareciera.

—¿Por eso viniste? —cuestionó el rubio a la defensiva.

—No, Mimi, no me mal entiendas, estoy desesperada porque se que estás mal, —tomó una bocanada de aire al ver que se le quebró su voz— Pero él es mi hermano y no da señales, no es común que Jackson se comporte así, hasta mis padres ya presentaron una denuncia por desaparición, y sabes que es su hijo querido, admirable y un modelo a seguir.

Esa confesión le afectó a Park, no va a mentir, la garganta se le resecó y su cuerpo tembló. Sin embargo, ahora que la venda cayó hay tantos huecos en su perfecta historia de amor que ya nada le sorprende y la decepción estaba sembrada. Quiere acabar con esta opresión y sanar sus heridas, terminar con este dolor que lo deja sin aliento y le causa mareos.

¡Ya fue suficiente!

Se dijo...

¿Aunque haya probabilidades de otros sucesos?.

¡Sí!, confirmó Jimin en su subconsciente porque ya no había vuelta atrás.

—Mira, Hwasa, ¡te quiero!, hemos estado el uno par el otro en las buenas y en las malas, pero yo a tu hermano le rogué que no viajara a China cinco días antes de nuestra boda, —espetó Jimin poniéndose de pies y elevando el tono— Y no me hizo caso. Preparé a detalles y me ocupé de toda la ceremonia matrimonial, mientras que Jackson no movió un dedo ni mostró un mínimo de interés cuando él mismo se encargó de retrasar la fecha en estos dos años. Creo que es injusto lo que me pides, discúlpame, pero es demasiada humillación.

Aquella sala elegante y al mismo tiempo rústica, donde los más antiguos adornos sobresalían, quedó en un silencio absoluto y con una manta de tensión. Mientras que la de tez morena agachaba su cabeza avergonzada por coincidir con Jimin; y estar también en una encrucijada.

—Solo sé que estuvimos disgustados varios días, que hace dos noches lo despedí haciendo las paces y cuando ya él salía en dirección al aeropuerto, —el malestar revoloteó con fuerza en el medio de su pecho y sus piernas flaquearon. Tuvo que volverse a sentar—. No me pidas más o si no vete por donde viniste, Hwasa —y musitó con determinación por mucho que le llorara el corazón.

—Lo siento, Mimi, en verdad estoy tan mal como tú y por eso perdóname, ya que entiendo como debes estar y también estoy desesperada porque es mi hermano...

~Ya está la comida chicos~

Un grito proveniente de la cocina y que pertenecía a Seung, interrumpió las desagradables sensaciones que vivían ese par de amigos. Jimin tenía su vista fija en su fiel escudera, observando la honestidad en ella, pero que también estaba cansado de ceder y que ahora mismo quiere velar por él. Claro, una vez que se recupere de esta enfermedad llamada corazón roto o que pueda apelar al destino que escogió.

—Lo siento, Jimin, y excúsame con el profesor por no quedarme a cenar, me voy...

El rubio de ojos azules asintió bajando su mirada a las baldosas de mármol y conteniéndose, escuchando en el fondo las pisadas de los tacones de la joven y como una puerta se abrió, para después ser cerrada.

Sus manos viajaron a su cabello de hebras doradas para desordenarlo, mientras se lo jaloneaba y apoyaba sus codos en sus muslos, con una lágrima amenazando con salir y la voz de su padrino atrás.

Pero...

¿A Jackson le habrá pasado algo?.

¿Hwasa tendrá razón para estar preocupada?.



La canción que les dejé en este capítulo es una de mis favoritas que más escucho y porque me hacen llorar a mares, así que no sean malos y háganme compañía ✌️

La historia de Jimin recién comienza 👀

Kath!!

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