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🎓Cero🎓

(Recomiendo escuchar la canción ☝🏻)

La pequeña y elegante estancia donde resaltaba la caoba, se mantenía silenciosa casi en su totalidad porque muy en el fondo percibías el sonido de la cafetera en punta, los suspiros y como tecleaban en una computadora. Jeon Jungkook aparta su trabajo por un segundo y guarda los avances para que no se pierdan, se recuesta al respaldar estrujando levemente su blazer gris que descansa en el sillón giratorio y se impulsa moviéndose en dirección a la ventana. Su oficina era un completo desastre ahora que le prestaba atención, papeles y archivos regados por todas partes, además, esas paredes grises lloran por la falta de decoración. Se masajea la sien y se dispone a ir por el café antes de que esa cosa explote de tanto pitar.

Calentando sus manos con la taza recién servida, da pasos cortos hasta el gran ventanal y se envuelve en las sensaciones del diluvio que observa. El cielo es gris, atormentante y frío, Seúl se encuentra invadido por una lluvia espesa desde la mañana, sin embargo, el olor a tierra mojada más el placer del sabor a café, son sumamente relajante y mejoran su humor sin importar el clima.

—Acaso tienes conocimiento de mi frustración, ¿eh? —expresó Jeon Jungkook sin quitar su vista del panorama que le brinda lo más alto de un imponente edificio en Jung-gu, donde se puede observar toda la ciudad de Seúl.

Dos toques en la puerta lo trajeron de regreso y una cabellera roja se asomó.

—Jungkook, te pasé a recoger para la junta, empieza en cinco.

—Taehyung, buenas tardes y llegas tardes también.

—¡Arg Jeon, siempre me cachas!.

El pelinegro solo arqueó una ceja en la misma posición y cruzó los brazos, mientras que observaba a su mejor amigo carcajear y desparramarse en su sofá de vinil negro que yace frente a su buró.

—Eres un caso perdido, Taehyung, solo te salva que seas uno de los mejores penalista de Seúl...

—¡Y de Corea, ahh y no te olvides mencionar que también soy tu mejor amigo! —interrumpió arrogante con su respectiva sonrisa cuadrada y la cual le arrancó un bufido a Jeon.

—Como sea pretencioso, —reviró los ojos— A donde quiero llegar es que debes madurar un poco, evitar que tus salidas no afecten tu horario, ¡y fíjate! —lo acusó con su índice y caminó hasta su puesto depositando la taza vacía en su buró— Hoy Gong Yoo vino temprano a mi oficina preguntando por ti, tuve que mentirle y sabes que lo odio. No me quiso dar detalles, pero sí de que necesitaba verte lo más pronto posible.

—¿En serio?.

—¿Crees qué miento, Kim?

—Ya cálmate Kook, sabes muy bien que no comprometo mi trabajo y soy responsable cuando tengo un caso. Ayer el jurado falló a mi favor y salí a celebrar. Además, ese viejo me adora, más cuando le ingreso un cheque prácticamente de siete ceros cuando gano en la corte.

El abogado Kim observó su reloj y se puso de pies al instante, se paseó por la estancia como si fuese la suya y Jeon sacudía la cabeza en negación —confianzudo—, pensó al ver que su último trago de café fue devorado por aquel alíen.

—¿¡Qué!?, —preguntó alzando los hombros— Necesito recuperar energía, amigo, y un buen café no me vendría mal, ¿cierto? —sonrió sin separar la taza de sus labios y de un tirón ingirió el cálido líquido— Bien, andando que se nos hace tarde para la junta de las dos.

—Se te hace tarde —corrigió Jungkook, pero notó que él también se atrasó— Yo tengo una cita en la corte.

—¿Y eso, un caso nuevo?

—Sí, mi divorcio —soltó en un tono ladino para alivianar lo incómodo que estaba— Hoy es mi última audiencia.

—Vaya, lo había olvidado, Jeon —rápidamente se acercó y palmeó su espalda— ¿Pero Ji Eun y tú no habían resuelto todo en buenos términos?.

—Eso pensaba, ambos sabemos que hace tiempo se acabó el amor, pero ella se sigue aferrando y además de complacer sus absurdas demandas, no quiere que compartamos la custodia de Somi.

—No la tomaba como una mujer vengativa, tú prácticamente criaste a esa niña —expresó Taehyung bastante enojado y el contrario suspiró.

—Legalmente no soy el padre, tengo todas las de perder...

—¡No es justo!.

Jungkook no aguantó y carcajeó, su amigo y colega es contemporáneo con él, ya entraron en los 30, en el juzgado le temen y lo respetan. Sin embargo, sigue teniendo ese lado berrinchudo e infantil como el que mostró en este instante. Su dualidad siempre le daba gracia al pelinegro.

—Tae, pensé que después de seis años de abogacía ya habías notado que la vida no es justa para nadie.

No esperó respuesta, se colocó su blazer y el abrigo largo que colgaba al costado de la puerta y salió como una flecha con su maletín en manos. Hoy será un día tan frío como lo demuestra el cielo, que al parecer también se siente mal, y aunque Jungkook no llore, en su pecho hay una tormenta de sentimientos.

Y se preguntarán el porqué.

¿Será por su divorcio, pero si dijo qué no la amaba?

Pues las dos son ciertas, un divorcio nunca es fácil de sobrellevar y menos para alguien tan tradicional como Jungkook. La culpa a veces cae en sus hombros cuando reflexiona en donde fue que falló, sin embargo, eso no es lo que más le duele, sino el hecho de que probablemente pierda la relación con Kang Somi, una hermosa niña que ha visto crecer desde los dos años y la ha querido como si fuese suya. En verdad, ellos así lo evidencian, la pequeña de ocho lo ve como su papá y Jeon como su adorada hija, aunque genéticamente no lo sean, pero como dice el dicho: padre no es solamente él que engendra, también lo es él que cría.

Conoció a Lee Ji Eun cuando recién se graduó, con tan solo 24 años, ella era mayor por tres y aún así no fue impedimento para estar juntos. Recuerda que fue en la boda de uno de sus colegas de universidad, Jungkook estaba pasando su servicio social como abogado público en el distrito de Itaewon para terminar de pagar su beca, y al ver a aquella chica que era la event planner, quedó flechado al instante. Aunque pensándolo bien, no fue amor a primera vista como supuso, es más, lo consideraría como un momento de euforia al quedar deslumbrado por su belleza y ternura. Cosa que con el pasar del tiempo fue disminuyendo al punto en que se convirtieron en prácticamente extraños dentro de su propia casa.

Al inicio todo fue color de rosa, tuvieron casi dos años de relación y luego contrajeron matrimonio. La joven era organizadora de eventos y manejaba su negocio propio, algo que admiró Jeon pues arrancó desde muy abajo siendo madre soltera —aunque la niña lleve el apellido de su progenitor—, y ahora es una de las más aclamadas por las personas influyentes de Seúl, pero una vez conviviendo bajo el mismo techo, la perspectiva cambió drásticamente y es cuando se pregunta el abogado, ¿habrá apresurado su matrimonio y ese fue uno de los errores qué cometieron?.

Ya no va a darles más vueltas, ¿para qué?, si se están separando. Solo se quedará con el recuerdo de que él dio lo mejor de sí y simplemente sus estilos de vida eran tan diferentes que no compaginaron. Eso fue una de las causas que lo decepcionó, que lo arrastró al hoyo de la cotidianidad y monotonía.

¿Por qué?.

Es que su futura ex esposa vive rodeada de personas famosas e importantes gracias a su trabajo. Es ambiciosa en ese sentido y por lo tanto siempre lo situó por delante de la familia. Se la pasa de eventos en eventos, reuniones sociales y excesivas fiestas, ya no representaba a esa amable chica que Jungkook conoció hace seis años atrás. No sabe si fue una máscara o es que su éxito la cambió, pero se convirtió en una mujer frívola, calculadora y superficial, descuidando así a su matrimonio y a su hija.

Sin embargo, todo empeoró en los últimos dos años, pues sus prioridades se vieron marcadas con más intensidad, tanto, que Ji Eun lo dejó al cuidado total de Somi y a veces no pisaba el hogar por tres días consecutivos sin Jeon tener noticias en donde se encontraba, para después enterarse a través de medios amarillistas que la exponían junto a famosos en un yate o en un hotel en la otra punta del país; y su excusa patética para sus parrandas era:

"Es trabajo Jungkook, sabes que mi éxito son las relaciones públicas y por eso nunca puedo decir que no"

Es que estaba cansado, se sentía ahogado en su propia casa y si no tomó la decisión de dejarla antes fue a causa de la pequeña, porque la quería y no soportaría dejarla desamparada cuando su madre no le brindaba ni cinco minutos de atención. Y ojo, no es que él sea de pensamientos conservadores y arcaicos, ¡para nada!. Por muy tradicional que fuese, siente orgullo de aquellas mujeres que se destacan en la sociedad, que luchan por sus sueños y que defienden el derecho de igualdad, pero también que sean responsables y lo de su ex pareja ya entraban en los excesos de una vida caótica y nada que ver con las cualidades que busca en su compañero sentimental. Por mucho que quiera a la niña, ya no estaba cómodo y lo que veía en el espejo no le gustaba. Estaba siendo consumido por una relación tóxica que poco a poco le borraban su esencia. Tenía que salir o se perdería en el transcurso.

Bueno y si seguimos escarbando en los profundos pensamientos del abogado, no terminaríamos nunca de enumerar todos los motivos por el cual se encuentra en este escenario; rumbo a la última audiencia que le pondrá fin a su tormentoso matrimonio.

Las calles principales de Seúl eran un desastre, la inundación crecía por cada segundo en el que no ha parado de llover y el tráfico era horrible para Jeon que ahora mismo se maldecía mientras le pegaba al volante. Sin creer que otra vez debe desviarse por los obstáculos y quien le representará en el juzgado no para de llamarle o textearle que en menos de quince minutos comenzará la audiencia.

¿Cómo carajos se atrasó así?.

No soporta la impuntualidad y como abogado conoce las consecuencias de no llegar a tiempo a la corte. No es un novato aunque hoy estará sentado en el banquillo de los demandantes; y eso lo exaspera muchísimo. Está a nada de colapsar.

—¡Rayos, esta mierda no avanza!.

Se gritaba para él y en lo que presionaba el claxón de su auto, tratando de averiguar el porqué de la demora, ignorando la décima llamada de su abogada. ¿Ilógico cierto?, ya que él es un defensor de la familia y que vive divorciando a centenares de gente, pero bueno, no es muy inteligente asumir tu propio caso y más cuando está en juego el bienestar de su pequeño angelito.

Con esos pensamientos bajó la ventanilla gracias a una seña que le hizo el vehículo del otro carril; y escucha que como un árbol se desplomó, se incapacitaron tres de los carriles de esa senda y que si está apurado debe buscar otras vías. ¡Por dios!, Lisa lo va a colgar de los huevos si no llega en hora. No la evadió más y contestó.

—¡HASTA QUÉ AL FIN CONTESTAS ENGENDRO MAL OLIENTE!

Un chillido casi explota sus bocinas y dio gracias de tener su celular conectado al sistema de audio de su camioneta sino le hubiera reventado el tímpano.

—Lo siento Lisa, me he quedado atrapado en el tráfico, esto es un caos y es la tercera vez que me desvió.

—¿Estás diciéndome qué no vas a llegar?

—No, solo que me retrasé y pedirte que retengas a la jueza lo que más puedas, voy a tratar de teletransportarme.

—Carajos, Jeon, faltan cinco minutos, pero está bien, voy hacer lo que pueda ya que también es culpa mía por no tratarte como un cliente más y es que tú mejor que nadie sabes que debes estar por lo menos media hora antes de la cita, ¡MAL NACIDO!.

—Ok, ok, tienes razón, no se que me pasó, ahora déjame ver que hago, ¿si?.

—Está bien, Kook, voy a soltar todas mis cartas, no obstante, ¡mueve tu feo trasero!.

—Gracias, Lis, por eso eres una buena amiga y gran abogada.

—Si, si lo que sea adulador, pero llega —respondió su representante y colgó.

El pelinegro suspiró tratando de buscar una salida eficaz y rápida por el retrovisor, se imagina como debe estar su colega de decepcionada y le agradece que aún así le quiere ayudar. Lisa Monobal es una ex compañera de clase en la cual confía plenamente, por lo que recurrió a ella para que tomara su demanda, ya que aunque hayan perdido comunicación al ambos tomar rumbos diferentes, comparten la misma pasión y ética. Y ahora le ha fallado por mucho que su caso estaba prácticamente perdido. Porque sí, era un hecho la separación, sin embargo, quería conseguir parte de la custodia de la niña y era casi imposible al esta no llevar su apellido.

No se lamentó más y se puso en marcha, pidió permiso que por suerte no tenía muchos vehículos atrás y se desvió por una entrecalle a la derecha. Sintió alivio al ver que casi paraba de llover y calculó lo próximo que estaba de la corte. Bajo unas melodías instrumentales, continuó manejando y un poco más tranquilo de que lo logrará.

Lo que nuestro querido abogado no contó con encontrar una escena estremecedora y que lo haría frenar en seco.

«¿Ese es el maestro Seung, pero quién es el chico qué está en sus brazos?»

Un escalofrío lo recorrió al notar a su gran mentor combatiendo con un joven desesperado y que le daba la impresión de estar en una crisis nerviosa. No sabe el porqué reaccionó así, pero su instinto lo llevó a estacionarse y olvidar lo demás.

Estaba perplejo.

— ¿Profesor? —dijo al instante de descender del auto a pasos apresurados.

—Ohh, Jeon...




Arrancamos mis JeonMochis.

Kath 🖋

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