Capítulo 43
Recomiendo leer el capítulo anterior porque pinche escritora tardona
Camile Rooney
Cuando Jared regresó al departamento habían pasado algunas horas, se dio una ducha que duró un poco más de lo que esperé y luego salió del baño sin el traje que lo había visto tomar una difícil decisión. Noté en su mirada que se encontraba tranquilo y aliviado, pero muy en el fondo estaba preocupado y confirmé la razón cuando lo vi mirar el periódico en su móvil acerca de la noticia que habíamos publicado junto a Alex y Samantha. Todavía no le contaba acerca del tipo que me había interceptado en la parada de autobuses, pero no quería seguir preocupándolo, sólo quería estar dentro del avión viajando junto a Harriet y él hacia la casa de mis padres.
Me costaba creer lo que Jared se había atrevido hacer en medio de la iglesia, pero me encontraba con el corazón inflado como un globo aerostático al igual que cuando supe que viajaría a Londres. Sin embargo, no podía evitar sentirme mal por Emma, que pese a haber manipulado a Jared a su antojo durante semanas, seguía siendo una persona con sentimientos y con un bebé creciendo dentro de su vientre que era exactamente del chico que se encontraba sentado en mi sofá.
El timbre sonó cerca de las seis, era Harriet quien venía con una sonrisa despampanante en el rostro.
—¿Lista para emprender nuestro viaje? —me preguntó.
No respondí, sólo me moví hacia un costado para dejarla entrar y cuando vio a Jared sentado en el sofá mirándola con una leve sonrisa, ella se detuvo en seco, me observó a mí y luego nuevamente regresó hacia él.
—¿Qué demonios hace él aquí?
Jared soltó una carcajada que me contagió.
—Cambio de planes...
—No me digas que no vas a viajar —me observó preocupada.
—Claro que viajaré contigo, Harriet, pero también con él.
—No estoy entendiendo nada.
—Te explico camino al aeropuerto ¿sí? —sonreí.
Ella asintió levemente.
Revisé la lista que había hecho para viajar, me aseguré de que todo estuviese en orden y luego abandonamos el departamento. El policía que estaba de turno afuera del edificio para nuestra seguridad me dio una mierda fugaz y nos escoltó hasta que estuvimos dentro del aeropuerto completamente seguros. Le conté a Harriet lo que había ocurrido, no con tanto detalle cómo me hubiese gustado contárselo a mi amiga, pues Jared estaba junto a nosotras, pero él no tuvo ningún inconveniente en comentarle lo que había sucedido y las decisiones que había tomado. Harriet no opinó demasiado, puesto que se encontraba feliz por mí. Ella siempre me dijo que me arriesgara, que tomara una decisión, pero cuando notó que Jared estaba siendo un imbécil, además de enfrentarlo directamente, me apoyó como ninguna otra persona lo hizo.
Apenas me senté al costado de mi amiga en el avión, noté que se encontraba sumamente nerviosa, intenté tranquilizarla y le conté acerca de la primera vez que había abordado un avión para ir hasta Londres. Ella me escuchó muy bien porque la verdad era que me había pedido enfáticamente que no abriera la ventanilla hasta que estuviésemos en el aire, así que, por no hacerle daño, le obedecí. Pues yo me había enamorado de la vista cuando el avión se elevaba.
Me giré para ver lo que hacía Jared cuando ya nos encontrábamos volando, él estaba con sus auriculares puestos y sus ojos cerrados. No quise interrumpirlo, así que rápidamente regresé a mi lugar.
—¿Todo bien? —me preguntó Harriet.
Asentí silenciosa, miré la ventanilla a mi costado y luego regresé a la mirada de Harriet.
—No le dije a mis padres que Jared también iría —susurré.
—¿Crees que se molesten?
—Claro que no, pero seguramente Dylan no les contó que ya no estoy con Stefan.
—Pues ya se enterarán...—me observó ella con positivismo en su mirada.
—Cambiando de tema, ayer un tipo me interceptó en la parada de autobuses —le conté —, trabaja en el prostíbulo con Tara, Gareth y Jane, pero no sé quién es, no lo conocía. Me amenazó, pero la noticia se publicó igual y yo prácticamente corrí de Londres.
—¿Por eso el policía?
—En parte sí.
—¿Existe alguna posibilidad de que te quedes en Portland y no regreses a Londres?
Negué con mi cabeza.
—No quiero abandonar mis sueños, Harriet.
—No los estás abandonando, sólo es una pausa hasta que todo esté seguro.
No respondí más.
Era una buena opción lo que me decía; permanecer con mi familia en un lugar seguro y conocido para mí, pero viajar a Londres había sido un sueño y yo no quería abandonarlo. Yo quería acabar la universidad allí, graduarme y luego comenzar a conocer más ciudades, como Manchester o Cambridge. Luego, tal vez, me iría a Portland.
No quería creer en las amenazas de ese tipo y confiaba muchísimo en que lo atraparían en cuanto se iniciara el juicio en contra de Tara, Jane y Gareth. Además, Alex me había pedido que me mantuviera tranquila y que él se aseguraría de solucionar el tema.
Dormí la mitad del viaje y la otra mitad conversé con Harriet y Jared. Escuché un poco de música y también me dediqué a mirar el oscuro cielo. Hicimos cambio de avión y luego lo mismo.
Finalmente llegamos a Portland cerca de las dos de la madrugada, fuimos en busca de nuestras maletas y mientras Harriet pasaba al baño del aeropuerto, yo me quedé junto a Jared esperándola. Él me observó apenas mi amiga nos dejó a solas.
—¿Por qué no me dijiste acerca de ese tipo de la parada de autobuses?
Me quedé congelada mirándolo.
—No le tomé demasiada importancia...—contesté —Alex dijo que se encargaría.
—¿Alex? ¿En serio? —alzó las cejas —¿El mismo Alex al que le quemaron el departamento y le dieron una puñalada en el estómago?
—Es que ya está todo hecho, no podemos arrepentirnos...
—¿Cómo era?
—Cabello oscuro..., creo que sus ojos también, eran cafés, sí —decía un poco insegura —. Nunca lo había visto.
Jared comenzó a revisar su móvil tan rápidamente que apenas pude notar en que aplicaciones se encontraba, hasta que finalmente abrió una fotografía y me enseñó la pantalla.
—¿Es él?
Ahí aparecía un chico algo corpulento, de cabello y ojos oscuros, con facciones toscas y sonriendo junto a Tara. Quería decir que era él, pero no estaba completamente segura. Es que ese día me había pillado por sorpresa, había sentido tanto nerviosismo y terror que apenas podía recordar cómo se veía su rostro exactamente.
—No sé... —bajé la voz.
—¿No sabes?
—Es que ese día tenía mucho miedo y sólo fui capaz de moverme hacia atrás, no recuerdo muy bien si es él, es que se ve diferente... —fruncí el ceño —. Tenía una capucha puesta, no se le veía el cabello y el cierre de su chaqueta le cubría un poco el mentón. De verdad, yo no sé...
—De acuerdo —bloqueó su móvil y apoyó su mano en mi hombro —, tranquila. Luego nos haremos cargo de esto, no es necesario que lo recuerdes ahora.
Asentí silenciosa.
Él me abrazó, me apegó a su cuerpo y luego me dio un beso en la frente. Sólo sonreí impregnándome de su perfume siempre tan masculino.
Como no estábamos tan alejados de mi casa, decidí que sería buena idea tomar un autobús, pero Jared se dio por vencido conmigo, puesto que eran las dos de la madrugada y nosotros estábamos de pie en una parada de autobuses con tres maletas llenas de nuestras pertenencias. Así que luego de reírse de mí un rato por tomar decisiones tan ingenuas, me pidió ayuda para pedir un taxi que nos llevara a los tres y nuestras maletas hasta mi casa. Rebatí que saldría muy caro, pero Harriet y él se habían puesto de acuerdo para decirme "Camile, ya cállate". Finalmente, él fue quien se hizo cargo de pagar el taxi que, en realidad, no había sido tan caro como pensaba.
Observé mi casa desde afuera, todo se veía igual a como lo había visto la última vez. El césped corto, la pintura blanca de la casa y las persianas azul oscuro de las ventanas. Rápidamente tomé mi maleta y me dispuse a caminar con emoción, pero noté que Jared y Harriet estaban pegados al cemento sin moverse ningún centímetro.
—¿Qué hacen? Muévanse —les dije.
—Harriet está teniendo una crisis de pánico interna —comentó Jared de forma serena.
Fruncí el ceño y caminé hasta estar frente a ella.
—¿Qué te pasa?
—Es que estoy muy nerviosa.
—Mis padres saben que viniste —la animé —, se pondrán felices al verte, te lo aseguro.
—El que debería estar nervioso soy yo que ni una invitación tuve —comentó Jared encogiéndose de hombros y Harriet rio. Luego asintió dándose toda la confianza posible y los tres caminamos hasta estar frente a la puerta.
Mi madre sabía que llegaríamos cercanas a esta hora, así que tenía un par de luces encendidas. Comencé a buscar mis llaves entre mi bolso de mano, pero no las encontraba, ya que me encontraba nerviosa y ansiosa por ver a mi familia y abrazarlos hasta aburrirme de ellos. Así que, mi impaciencia, me hizo tocar el timbre.
—Camile, quizá están durmiendo —me regañó Harriet.
—No me importa —reí.
No sabía si se encontraban dormidos o no, pero yo no podía encontrar las llaves y ellos tenían que abrirme la puerta en algún minuto. Y pues claro que fue así, la primera que se acercó a la puerta para abrirla fue mi madre, que apenas me vio se lanzó a abrazarme al igual como yo lo hice.
—¡Al fin estás aquí! —oí su voz personalmente después de lo que pareció ser una eternidad.
—Te extrañé tanto —continué abrazándola, luego me separé de ella y comencé a besarle el rostro.
Cuando entendí que debía separarme de ella para que viera a Jared y Harriet que se encontraban de pie como unas estatuas, así lo hice y me giré hacia ellos. Harriet estaba colorada como un tomate y Jared se veía intranquilo, pero en su apariencia de niño apuesto como siempre.
—Mamá, ella es Harriet —por supuesto que era Harriet, ni modo que Jared se viera como la chica que Dylan le describía. Mi madre la observó con una sonrisa amistosa en el rostro y la abrazó como si ya la conociera, pero cuando se detuvo en Jared sólo pestañeó un poco confundida. —Él es Jared, mamá.
—¿Jared? —frunció el ceño.
Él la observó directamente a los ojos y esbozó una pequeña sonrisa nerviosa.
—No tuve tiempo para decirte que vendría también —comenté rápidamente, pero ella se encogió de hombros y poco a poco le regaló una sonrisa. También se acercó para darle un pequeño abrazo y beso en la mejilla.
—Pasen —comentó.
Apenas dimos unos pasos para caminar hacia la sala, la luz se encendió y todos aparecieron ahí: Dylan, Leah, Isak y mi padre. El techo y las paredes estaban decoradas con globos y serpentinas y también había un gran letrero que decía: "Bienvenida a casa". Todo estaba igual, o creo que un sofá lo habían cambiado de sector, pero no miré demasiado a mi alrededor, puesto que me dediqué a mirarlos a ellos. Leah se veía un poco más grande, Isak también junto a su sonrisa socarrona en el rostro, pero el primero que se abalanzó hacia mí para abrazarme y llenarme de besos fue mi padre.
—¡Te extrañé tanto hija! —me dijo, luego me tomó por los hombros y me observó a los ojos para regalarme una sonrisa reconfortante.
Pude mirar a Dylan que se encontraba completamente congelado, pero en cuanto notó que estaba demasiado estático, se acercó a Harriet para abrazarla con una fuerza que jamás había percibido de él.
Jared se encontraba un poco fuera de lugar, apegado a su maleta y me sentí culpable por no haber avisado antes que venía con él. Lo último que quería era que se sintiera así, pero mi padre no me preguntó demasiado, sólo se acercó y lo saludó como si fuera mi amigo de toda la vida.
Leah e Isak me abrazaron con fuerza; se sentía extraño volver a verlos y no saber por dónde comenzar a preguntar qué habían hecho durante todo el tiempo que no había estado en casa.
—No puedo creer que estés aquí, al fin llegaste —me decía Leah con emoción en su mirada y en su voz.
No sé por qué sentía nostalgia de verlos y sentirlos tan grandes.
Isak me tomó de los hombros, me observó a los ojos y me inspeccionó como cuando miras un móvil recién restaurado: con desconfianza. Luego se detuvo en mis ojos y soltó:
—Por favor dime que no comiste arroz y tallarines todos los días —sonrió.
—Claro que no lo hice —reí.
A Dylan ya lo había visto hace algunas semanas, pero también lo abracé muchísimo.
Jared ya había saludado a toda mi familia y sólo se había presentado como "Jared", ningún adjetivo adicional a eso y me pareció bien, suponía que después tendría tiempo para explicar todo lo que había sucedido y qué personaje era ahora Jared en mi vida. Dylan lo tenía bastante claro, así que, como nunca, no hizo preguntas incómodas y lo integró rápidamente a nosotros, al igual que a Harriet.
Dejamos las maletas en una esquina vacía y mientras Leah me atacaba con preguntas acerca de cómo era Londres, me percaté de que Jared y Harriet se habían sentado en el sofá frente a mis padres como unos hermanos perdidos, sin saber a dónde mirar ni qué decir. Me acerqué lentamente hacia ellos y me apoyé en el respaldo del sofá, Jared me observó de reojo y luego regresó su mirada hacia mi papá.
—Les traeré gaseosa —comentó mamá —, también hicimos hamburguesas ¿tienen hambre?
Harriet de inmediato se negó pese a que no habíamos comido nada desde que habíamos salido del departamento en Londres, de seguro se le había apretado el estómago al conocer a mis padres y también al ver a Dylan en su entorno de confianza.
—Sí, yo le recibiré una hamburguesa —soltó Jared con una sonrisa ladina en el rostro lo que me causó un poco de risa, pero yo también me sumé a su petición.
—No seas tímida Harriet —comentó Isak —, sólo a los novios de Camile y Leah los hacemos sentir incómodos.
Leah rodó los ojos.
—Eso sólo es porque Camile y yo tenemos educación —se defendió mi hermana —y no somos unas retrogradas ni hermanas celosas.
—De acuerdo —aceptó mi amiga —, querré una hamburguesa.
Apenas mamá caminó por el pasillo hacia la cocina, corrí detrás de ella. Cerré la puerta de la cocina a mi espalda y ella se sobresaltó un poco.
—Camile —me regañó.
—Lo siento, vengo a ayudarte.
—Te conozco y sé que no —aseguró —. Ahora dime ¿quién es Jared y dónde está Stefan?
—Rompí con Stefan —solté.
—¡¿Qué hiciste qué con Stefan?! —oí la voz de Leah cuando entró a la cocina. De inmediato la hice callar y cerré la puerta con fuerza.
—¿Qué? —pestañeó mamá mirándome fijamente —¿Por qué no me lo dijiste por teléfono?
—¿Jared es tu nuevo novio? —intervino Leah y mi madre aumentó la intensidad de su mirada.
—No quería preocuparlos diciéndoles que Stefan y yo no estábamos juntos, es una larga historia... —bajé un poco la voz —Y Jared no es mi novio, no oficialmente...
Leah soltó una carcajada y mi madre me golpeó con la espátula que hace unos segundos había tomado para sacar las hamburguesas del horno.
—¡Ay!
—¿Dylan lo sabía?
—Sabía acerca de Jared y que las cosas estaban mal con Stefan, pero créeme que estoy bien con la decisión que tomé
—¿Cómo es que te gusta otro chico tan rápidamente, Camile?
—Mamá, ni siquiera sabes si fue rápido —me defendió mi hermana.
—En realidad no fue rápido, lo conozco desde que llegué a Londres.
—¿Cómo?
—No puedo contártelo ahora o las hamburguesas estarían listas mañana.
Ella respiró hondo y Leah sólo me observaba con picardía en su mirada. Mi madre se veía un poco seria, pero no molesta conmigo. Preparó las hamburguesas y salió de la cocina dejándome a solas con Leah.
—Al menos es guapo —susurró mi hermana.
—¿Cierto que sí? —reí.
—¿Quién es guapo? —oí la voz de Isak entrando a la cocina.
—Pues el maldito de Chris Hemsworth —soltó Leah y ambas aprovechamos de salir rápidamente hacia el living.
Apenas nos acercamos a donde estaban todos, le recibí la hamburguesa a mi madre y oí a mi padre decir...
—Y tú Jared ¿eres hermano de Harriet?
Jared, quien estaba bebiendo gaseosa, casi se atraganta y Harriet rio un poco.
—No —contesté por ellos —, Jared no es hermano de Harriet. Es un amigo.
—Un muy buen amigo —comentó Dylan alzando las cejas y asintiendo.
—Así es —lo observé fijamente a punto de lanzarle el tomate de mi hamburguesa en la cabeza.
—¿Y Stefan no viajó?
—No sé... —bajé la voz esperando que entendiera que ya no estaba con él, pero papá no era muy bueno leyendo entre líneas.
—¿Pasó a su casa?
—Es obvio que ya no están juntos —opinó Isak restándole importancia, bebió un poco de jugo desde su vaso y luego se quedó fijamente mirándome.
—Pues no, ya no estamos juntos —confesé y todas las miradas se posaron en mí, incluso la de Jared y Harriet. Seguramente esperaban que dijera que me encontraba ahora saliendo con Jared, pero eso no salió de mi boca, no estaba preparada para contarles eso, pues no merecía ser contado, así como así o seguramente no le tomarían el peso que de verdad se merecía. Seguramente si se los decía de manera tan ligera, no creerían que hablaba en serio, pues ellos sí que me habían visto muy enamorada de Stefan y les iba a parecer extraño que ahora me encontrase enamorada de Jared.
—Pero no creo que sea momento para hablar sobre eso —opinó Dylan salvándome como tantas veces lo había hecho.
Fue ahí cuando cambiaron el tema de conversación y el momento incómodo pasó desapercibido. Comenzamos a hablar de cómo era Londres, se los describí como un lugar frío, con personas apresuradas y con un sinfín de lugares hermosos por descubrir. Les conté cómo era el departamento en que estaba quedándome y también acerca de la universidad. Les conté acerca de Alex y Samantha, de lo tan amigos que nos habíamos hecho y del trabajo que había conseguido. Les estuve contando también acerca del trabajo el cual me había ofrecido el padre de Jared, pero no quise profundizar en por qué no continué trabajando allí.
Cuando llegó la hora de ir a la cama, la distribución de las piezas no fue una gran complejidad, a pesar de que Dylan se había llevado todo a su departamento y no había espacio para él ni para Jared. Así que fue Isak el que ofreció su dormitorio para que Jared durmiera ahí junto a Dylan y él. Leah era reacia a ceder su habitación, pues no le gustaba que le desordenaran sus cosas o sentir el olor a hombre invadiéndole el dormitorio, así que sólo se mantuvo en silencio mientras nosotros nos poníamos de acuerdo en cómo íbamos a dormir. Por supuesto que Harriet iba a dormir en mi habitación, al menos por esa noche, pues las demás Dylan tenía presupuestado que fueran a su departamento y que se acomodaran allí. Yo no tenía departamento, así que debía acostumbrar a Jared a pasar tiempo con toda mi familia.
Subimos las escaleras acarreando las maletas, le indiqué a Jared cual era la habitación de Isak y él sólo asintió obediente, pero se quedó frente a mí viendo como todos entraban a sus diferentes puertas. Harriet se metió a mi habitación en cuanto se la mostré y Leah sólo nos dijo buenas noches y se encerró para no regresar hasta la mañana. Dylan e Isak entraron al dormitorio y se escuchaba como estaban acomodando todo para que cupieran los tres ahí.
Así que, ahí estábamos: Jared y yo en medio del pasillo.
—Lamento el alboroto —comenté.
—No hay problema —me sonrió —, tienes una familia muy linda, Camile.
Me gustaría haber dicho lo mismo, pero ambos sabíamos que no era así, al menos por la parte de su madre y Tara.
—Espero que no te sientas incómodo.
—Para nada.
—Si necesitas algo, envíame un mensaje al móvil, de verdad. Estaré atenta a cualquier cosa ¿sí?
Él me sonrió de medio lado, se acercó unos centímetros más a mí y sólo se quedó mirándome a los ojos.
—Te preocupas demasiado por mí, Camile. Estoy bien, te lo aseguro —me tranquilizó —¿Sabes? Incluso creo que esta será la mejor navidad que he pasado en años.
—Espero que si —sonreí.
Nos quedamos mirando unos segundos que a mí me parecieron eternos. Quería lanzarme sobre él y besarlo e incluso llevarlo hasta mi habitación y que durmiera junto a mí, pero todavía bastaba un poco de tiempo para que en casa se enteraran de la verdad y todo fuese un poco más "normal" y no con tanta presión.
—¡Jared! —oímos la voz de Dylan, él tomó la manilla de su maleta y entró a la habitación de Isak. Me quedé en el marco de la puerta observándolos antes de irme a la cama.
Mis hermanos habían distribuido todo muy bien, incluso noté que había un sofá nuevo en el dormitorio de Isak que probablemente había sido una donación de Dylan.
—Dylan dormirá en el sofá, tu duermes en el colchón que está ahí —señaló el suelo —y bueno, yo en mi cama —se encogió de hombros.
Al menos se veía cómodo.
—De acuerdo —comentó Jared. Acomodó su maleta en un espacio vacío y se quitó la chaqueta que andaba trayendo para luego colgarla en la manilla.
—Puedes irte, Camile —oí la voz burlesca de Dylan. Lo observé a los ojos y alcé una ceja.
—Definitivamente no hay espacio para ti —señaló Isak rascándose la nuca.
—No dormiría aquí, aunque me pagaran —contesté —. Buenas noches, que descansen.
—Buenas noches Camile —se despidieron al unísono.
Caminé hasta mi dormitorio y cuando entré me quedé un poco descolocada al ver todo como lo había dejado, tal vez estaba más ordenado, pues yo no era la hija ordenada de la familia, para eso estaba Leah.
—¿Quiénes son ellas? —oí la pregunta de Harriet.
Vi que estaba sentada en el borde de mi cama con una fotografía entre sus manos, me acerqué y me senté a su lado para mirarla también.
—Isabella y Alina, mis amigas de acá. No hemos hablado mucho últimamente, pero supongo que es parte de... ¿crecer?
Harriet asintió dejando la fotografía en el velador y me observó a los ojos.
—No es necesario hablar todos los días con una persona para que la sientas cercana a tu vida, lo sabes ¿no?
—Así es —sonreí.
Vi a Harriet ponerse de pie, se acercó a su maleta y se sentó en el suelo para comenzar a buscar su pijama. Ahora se veía un poco más tranquila en comparación a como había llegado.
—¿No estás nerviosa porque mañana probablemente te quedes en el departamento de Dylan?
—Estoy histérica —confesó y yo me eché a reír. —No sé si esto es incómodo para ti, pero yo necesito hablarlo con una amiga —dijo muy rápidamente.
—¿De qué hablas?
—Tengo la leve sensación de que tendremos sexo.
—¡Iugh! ¡Harriet!
—¿Con quién más quieres que lo hable? —preguntó desesperada.
—De acuerdo, pero no seas explicita ¿está bien?
Ella asintió obediente.
—Traje algunos conjuntos bonitos, incluso me depilé y...
—¿Y si no se te insinúa?
—Si se tarda, yo lo haré —dijo muy espontáneamente y yo reí —. No vine hasta Portland a dormir en su departamento para nada, tu sabes ¿no?
No pude evitar reírme de la actitud de mi amiga a pesar de que se trataba de mi hermano. Me gustaba Harriet para él, era segura de sí misma, directa y buena persona. Se notaba a leguas que estaba enamoradísima de Dylan y eso me encantaba. Esperaba, de todo corazón, que mi hermano no metiera la pata o yo misma iba a lanzarle la cena de navidad en la cabeza.
Jared Brackley
Todo había sido muy rápido, tanto que apenas me había dado cuenta que estaba a kilómetros de distancia de mi país, con acentos que no estaba acostumbrado a escuchar, (exceptuando a Camile) y con personas que no eran completamente de mi confianza. Sin embargo, me sentía cómodo, libre y tenía la sensación de que había un largo camino por recorrer frente a mis ojos. Y eso me ponía feliz, incluso más feliz que cuando mi abuela Nana me hacía pastel de chocolate para mi cumpleaños (o al menos le igualaba el peso en la balanza)
Isak y Dylan eran muy parecidos, sobre todo por el hecho de que ambos eran burlescos y directos, sin embargo, todavía no había conocido a ese Dylan que veía enfrentándose a Stefan cada vez que podía hacerlo.
—¿Qué ocurrió con tu vida, Jared? —oí la pregunta de Dylan cuando me estaba quitando el pantalón para colocarme el pijama. Él estaba ya cómodo en el sofá e Isak se encontraba en el móvil.
¿Por dónde iba a comenzar a explicarle?
***
Lamento la tardanza, es que no he tenido demasiado tiempo ni ánimo, pero aquí hay domingo de actualización.
¡Por favor no olviden dejar sus comentarios y sus votos!
(si hay errores es porque no edité nada antes de subir jjjjj) #ansiosa
BESOPOS
XOXO
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