Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 41

Y sin más que agregar, arrancó el auto de forma rápida y agresiva. El autobús llegó apenas él se marchó y no me percaté de eso hasta que el chofer me preguntó si iba a subirme o no, así que rápidamente me subí aun con el corazón latiéndome con muchísima fuerza, quería llorar, quería gritar ¿qué demonios se suponía que iba a hacer ahora?

No fui capaz de sacar el móvil de mi bolso hasta que estuve adentro del departamento y ni siquiera allí me sentí completamente segura. Abrí los mensajes y abrí el chat de Samantha y Alex, pero luego me arrepentí y asumí que ellos tenían el móvil de mi amigo, así que por ningún motivo debía escribirles allí.

Intenté mantener la calma, él se había ido y no iría por mí a mi departamento. Me di una ducha caliente para relajar mis músculos y asumir, de verdad, lo que habíamos hecho en la universidad exponiendo a una red de prostitución y drogas en Londres. Asumiendo que en cualquier momento podría detonar la bomba y explotarme justo en la cara.

Comí un poco y luego, como si fuese una persona escapando, comencé a hacer la maleta. Comencé poco a poco buscando camisetas y pantalones, luego algunos accesorios que me había llevado. No iba para siempre a Portland, sólo por las fiestas, pero a ratos me daban muchísimas ganas de empacar todo y no regresar jamás a la ciudad que me había visto quebrarme en más de una ocasión. A la ciudad que me había visto crecer de la noche a la mañana y me había visto tomar decisiones difíciles más de una vez.

De pronto, abrí el baúl y ahí me encontré con mi lista de cosas por hacer en Londres. Me quedé un largo rato mirándola, analizando todo lo que había escrito y en qué momento de mi vida lo había escrito y algo se encendió dentro de mi corazón. Cogí el lápiz que tenía en el escritorio y comencé a tachar:

Me quedé mirando lo que había escrito Jared y recordé el momento exacto en que había sido. Algo se apretó dentro de mi corazón e intenté a toda costa no ponerme nostálgica, pero fue bastante imposible, puesto que al otro día era su matrimonio y no había ningún indicio de que iba a arrepentirse. Recordé el día que por primera vez lo oí cantar en su salón de música, esa canción que me había calado los huesos, en donde decía expresamente que no podía evitar enamorarse de mí. Recordé la noche que pasamos encerrados en la oficina, sus sonrisas a la distancia en la cafetería y sus abrazos reconfortantes. Recordé la noche en el teatro y sus mensajes a media noche, sus bromas, su humor en ocasiones irónico y su pasión por la música ¿Por qué no sólo podía escoger de quien si estar enamorada y de quién no?

Me sentía como una idiota, sobretodo porque tenía muy claro que sucedería una cosa como esta, que escogería a otra chica y que se casaría con ella, que tendría un hijo y yo me quedaría sin nada. Sin Stefan, sin Jared, con un apartamento a solas y viviendo en una ciudad nueva. Al menos había hecho buenos amigos.

—Que idiota... —susurré.

A pesar de que había hecho esa lista con mucha ilusión, tener a Jared allí me hacía sentir frágil, así que, con los ojos algo cristalizados, la rompí en miles de pedazos y la boté al basurero. Sentía un nudo en la garganta y un vacío en el estómago, casi como si estuviese dejando ir a una persona a la que me había aferrado como la última ilusión que tenía. Y claro que eso era. El amor no siempre resultaba y esta vez había sido yo la que le había tocado vivirlo.

Debía dejarlo ir.

Cuando oscureció llegó mi amigo al departamento y le conté acerca del tipo que me había interceptado de camino a casa, intentamos dar con él investigando en las redes sociales de Tara, Jared, Jane y Cedric, pero no encontramos a nadie que se pareciera al tipo que se había puesto delante de mí. Sin embargo, Alex me pidió que estuviese tranquila, que él lo solucionaría cuando yo estuviera ya junto a mi familia, además también recalcó que no había mucho por hacer, ya que la noticia era muy importante y los escritores del periódico no querrían soltarla ahora que la tenían en sus manos. Además, teníamos un policía de punto fijo afuera del edificio desde ese momento.

—¿A qué hora viajas mañana? —me preguntó Alex mientras guardaba un par de cosas en la nevera.

—Por la tarde y me iré a dormir ahora porque imagino que mañana será un largo día —resoplé.

Él asintió levemente y supuse que entendió que sería un día duro porque Jared se casaría y yo estaría intentando concentrarme en mi viaje.

—Camile... —oí su voz antes de que caminara por el pasillo hasta mi habitación, volteé para mirarlo y él se quedó fijamente mirándome a los ojos.

—¿Sería mala idea ir a esa boda de mierda y arruinarlo todo?

Rodé los ojos.

—No hables idioteces, creo que ya me humillé demasiado.

—Tienes razón... —bajó su voz y luego sonrió —, sólo quiero que estés bien. Sam y tú se han vuelto muy importantes para mí.

—Sólo quiero que este amor por Jared se me pase rápido —confesé.

—Confío en que así será —me guiñó un ojo —, recuerda que el tiempo deja a todos en su lugar en algún momento.

Asentí silenciosa.

—Buenas noches —solté y él se despidió con una sonrisa.

Cuando me metí a la cama, cogí el móvil y me quedé observando el número bloqueado de Jared por un largo rato sintiendo la necesidad de hablarle. Eran cerca de las once de la noche y sólo podía pensar en cómo estaría sintiéndose él respecto a las decisiones que estaba tomando. Pero claro que yo no le hablé, ni lo desbloqueé, nada. A pesar de que me costase tomar decisiones con mi orgullo, debía intentar, al menos, mantenerme fuerte respecto a eso.

Bloqueé el móvil y me giré para poder dormir, pero de pronto comenzó a sonar, primero un mensaje y luego otro. Respiré profundo un poco sacada de quicio, ya quería dormir y el puto móvil seguía incentivándome a cogerlo. Era un número desconocido, abrí los mensajes y ahí se extendía:

Desconocido: ¿Cómo estás?

Desconocido: ¿Cómo te fue en la presentación?

Tuve la fugaz idea de que podía tratarse del mismo tipo que me había interceptado en el paradero, así que comencé a buscar entre mis contactos hasta que di con el mismo número por el cual me había llamado Jared por la mañana.

Camile: ¿Jared?

Desconocido: Si

Camile: ¿Para qué me hablas?

Intenté mantenerme en la postura fuerte que había tenido afuera de su edificio diciéndole que no quería verlo nunca más en mi vida, aunque muy en el fondo no fuese así.

Jared: Sólo quiero saber cómo te encuentras

Camile: Bien

Jared: Necesito que entiendas algo, Camile

No contesté, sólo esperé a que continuara con sus mensajes.

Jared: Necesito que entiendas que estoy jodidamente enamorado de ti

Jared: Y que no supe controlar nunca la situación desde el momento en que te vi

Jared: La vida me pateó las pelotas una vez más cuando me enamoré de ti porque me dio a entender que nunca controlé nada

Jared: Soy un imbécil y no quiero irme a dormir sin antes haberte dicho que te amo

Sentí la presión en mi pecho y mis ojos cristalizarse. Sólo la luz de la pantalla del móvil iluminaba mi rostro y quería largarme a llorar justo ahí. Quería confirmarle que, si era un imbécil, quería seguir diciéndole que era un maldito cobarde y quería restregarle en la cara que ya no iba a necesitarlo más. Quería que me explicara la manera de desenamorarme de él, quería que me dijera cosas hirientes para odiarlo, quería un sinfín de cosas, pero también mis pensamientos se iban al otro extremo: Quería escribirle que lo extrañaba, que lo necesitaba y que probablemente había destruido toda mi vida con sus decisiones, quería decirle que yo no era tan fuerte para asumir que él no me había escogido a mí. Quería decirle que yo también estaba enamorada de él y que probablemente le perdonaría todo, una vez más, pero no..., sólo se me cayó una lágrima que sequé de inmediato. Y con un nudo en la garganta le escribí:

Camile: Es demasiado tarde, Jared

Pero la verdad era otra, no era demasiado tarde. Si él me hubiese dicho que estaba afuera de mi apartamento tal vez hubiese bajado a verlo, si él me hubiese pedido que viajáramos a ver a su abuela nuevamente, tal vez hubiese aceptado. Si me pedía que fuéramos al teatro para que tocara el piano para mí, no lo hubiese dudado por ningún segundo. Si esta vez de verdad me pedía que me quedara junto a él ignorando a todo mundo, lo hubiese hecho. Era una débil, una frágil y un trozo de corazón roto. Quería armarme, quería arreglarlo todo a como dé lugar a pesar del sinfín de cosas que habían pasado entre nosotros, pero el destino era caprichoso y las personas estúpidas...

Jared: Lo lamento

Fue lo único que escribió y yo no fui capaz de responderle más. Sólo bloqueé el móvil, lo lancé lejos de mí para no cogerlo nuevamente y me hice un ovillo en la cama. El dolor que estaba sintiendo era casi tan dramático como cuando lloras por un amor adolescente. No entendía cómo me había enamorado tanto de Jared en tan poco tiempo, no entendía por qué se había cruzado en mi camino para sólo hacerme pedazos. Y suponía que había amores fugaces, esos que estaban destinados a encontrarse, enamorarse, ser felices por un momento de sus vidas y luego marcharse cada uno por su camino. Cada quien sufría como podía y ya está, eso era todo con esos amores fugaces. Nunca más los veías, nunca más hablabas con ellos y nunca más existía un reencuentro. Debía aferrarme a eso.

Al otro día desperté con los ojos hinchados por haber estado llorando por la noche, así que después de darme una ducha por la mañana, me coloqué una mascarilla facial y salí al living para encontrarme con Alex quien apenas me vio, sonrió tipo: ¿Y a esta ridícula qué demonios?

—Me parece injusto que sólo utilices las mascarillas en ti —comentó, luego desvió su mirada a su móvil —¿Acaso no ves estos granos? —indicó su barbilla, en donde sólo había uno y yo rodé los ojos.

—Alex, tienes la piel más suave que un maldito bebé.

—¿Maldito bebé? —exageró su asombro —No oía a nadie maldecir a un bebé desde hace años ¿mala noche?

—Pésima —solté sin mover demasiado mi boca para no arruinar la mascarilla.

Me serví un té y me senté frente a él como un maniquí, sin mover ningún musculo de mi cara.

—¿Revisaste tu móvil? —Negué levemente con mi cabeza y él alzó una ceja —Deberías hacerlo.

—Ay ¿qué ocurrió?

Corrí a la habitación, cogí el móvil que se encontraba en la alfombra y regresé al living mientras lo desbloqueaba. Mis mensajes estaban llenos y tenía muchísimas notificaciones en mis redes sociales. Rápidamente me percaté de que se trataba de la noticia que se había publicado en los periódicos nacionales, así que coloqué todas mis cuentas privadas.

—¿Leíste el periódico? —pregunté sentándome a su lado.

—Sí, han puesto todo lo que dijimos. No se saltaron ninguna parte.

—Ay Dios... —bajé la voz.

Abrí el chat con Harriet quien me había llenado de mensajes.

Harriet: ¿Cómo es que no me entero de nada?

Harriet: ¿Cómo se te ocurre ocultarme algo tan importante como eso, Camile?

Harriet: ¡Estás en todos los periódicos, joder! ¿Acaso crees que no es peligroso?

Harriet: ¡Por qué demonios no mantuvieron el anonimato!

Harriet: Voy a matarte en cuanto te vea, ya verás

Camile: No podía contarte, lo siento

Harriet: Entiendo eso ¿sabes? Pero es muy peligroso que todos sepan quién eres, sobre todo cuando se trata de una cosa como esta

Camile: No sigas asustándome más de lo que estoy por favor

Harriet: De acuerdo

Harriet: Iré por ti cerca de las 6 para que vayamos al aeropuerto ¿al menos hay un policía con ustedes?

Camile: Si, también le pedí que nos acompañara al aeropuerto

Harriet: De acuerdo...

Alcé mi vista y observé a mi amigo que seguía leyendo con atención algo en su móvil. Me quité la mascarilla y la lancé a la basura, él me observó de reojo y luego fijó sus ojos completamente en mí.

—Ahora dime la verdad Camile ¿cómo estás? —preguntó en un tono íntimo, casi de mejores amigos-hermanos.

—Anoche me escribió Jared —comencé —, dijo que lo lamentaba, que no había podido controlar nunca la situación desde que se había enamorado de mí... —respiré hondo mientras Alex me daba toda su atención —Esperé, no lo sé, que dijera que estaba afuera del departamento, esperé que me dijera que había arreglado todo..., pero no.

—Estuviste llorando —dijo.

—Si.

—Deberías haber ido por mí, así conversábamos y no estabas tan triste.

—Creo que en parte es necesario que me sienta así —confesé —, es parte del proceso ¿no?

Él sonrió de medio lado.

—Supongo que sí.

—¿A qué hora te irás donde tu hermano? —cambié el tema de conversación rotundamente.

Hace unos días Alex me había dicho que pasaría las fiestas con su hermano, así que el departamento quedaría completamente vacío cuando no estuviese. Alex tampoco quería estar solo, así que se iría el mismo día que yo viajaba, es decir, hoy.

—En dos horas, así que iré a arreglar el bolso —lo vi ponerse de pie, se bebió lo que quedaba en su vaso con jugo y caminó hacia el pasillo para ir a su habitación.

Chat con Samantha

Sam: ¿Estás bien?

Camile: Si

Sam: Quería contarte que Nate me invitó a la boda de Jared

Camile: ¿Esperaste el día para decírmelo?

Sam: Es que no iba a venir, pero Nate insistió muchísimo, no quería ir solo

Camile: Cuídate, Sam. No todos los chicos son buenos.

Sam: Sólo somos amigos, sabes que no me gusta esta vida de mierda que tienen los ricos

Camile: ¿Dónde estás ahora?

Sam: En la iglesia, todavía no llegan...

Algo se revolvió dentro de mi estómago y tuve ganas de llorar otra vez, pero esta vez de enojo.

Camile: De acuerdo Sam, me encargaré de mi maleta para largarme de este país

Sam: Lamento por no habértelo dicho antes

Camile: No te preocupes por eso

Camile: Sólo no me digas como se ve Jared en traje ¿sí?

Sam: ¿Aunque se vea mal?

Camile: Ambas sabemos que Jared no se vería mal en traje

Sam: Realmente se ve mal, pero no exactamente por el traje

Camile: ¿Cómo?

Sam: Espera

Desde ese momento Samantha dejó de contestarme, así que asumí que la ceremonia había comenzado. Aluciné con irme a parar a esa escalofriante y dolorosa escena, aluciné con gritar como en las películas "yo me opongo" para evitar que Jared hiciera una locura, pero claro que no, sólo me fui a mi habitación con los ojos al borde de las lágrimas a terminar de empacar lo que me faltaba.

Cuando estuve lista era bastante temprano, ya tenía mi maleta en el living y tuve que tomar el móvil buscando regalos por internet para mi familia sólo para dejar de pensar en Jared Brackley y Emma. Sólo para quitarme la imagen avasalladora de ambos besándose en el altar. Me dolía el cuerpo, me dolía el pecho y el nudo en mi garganta no me dejaba en paz.

Alex se había ido, estaba completamente sola y en silencio, intentando que el tiempo pasara rápido para tomar el avión y largarme a casa con mis padres y mis hermanos. Quería abrazar a Dylan y largarme a llorar, quería contarle a mamá que todo se había arruinado de un momento a otro sin haberlo previsto. Quería contarles que Stefan y yo ya no estábamos juntos porque probablemente Dylan no se los había dicho sólo para no alarmarlos. La verdad sólo quería estar en Portland, en mi habitación y mirando el techo blanquecino.

¿Recuerdan a esa Camile llena de vida, llena de sueños, llena de armonía y amor que entregar? ¿A esa chica que vestía de colores chillones y era muy segura de sí misma? ¿A la chica se sonrisa fácil y ojos risueños? ¿Recuerdan a aquella chica de diecinueve años que sólo quería vivir? ¿la de los collages, lista y cafés? Pues yo no estaba recordándola muchísimo. Estaba casi cayéndome desde un precipicio. No quería reír muchísimo, no me apetecía vestirme de colores chillones ni tampoco sonreírles a todas las personas como lo hacía antes. De pronto todas mis inseguridades habían salido a la luz como si hubiesen esperado el momento indicado para hacerlo. Pero claro que no quería eso, no quería sentirme así, así que sólo esperaba que Portland me diera un nuevo aire.

Chat con Harriet

Camile: ¿Cuánto te falta?

Harriet: Son las cuatro de la tarde, ¿de verdad estás pensando en ir al aeropuerto a esta hora? ¡Viajamos a las diez de la noche!

Camile: Mi cabeza está pudiendo conmigo

Harriet: Todo estará bien, Camile

Harriet: Llegaremos a Portland y te prometo que haremos cosas divertidas

Camile: Debí haberte escuchado, no debí haber aceptado la última cita

Camile: No debí haber dejado que jugase conmigo

Harriet: No Camile, no pienses eso...

Harriet: Sé que te dije que siempre tenía razón, pero no soy la dueña de la verdad. Tienes un corazón muy bueno, Camile. Y si querías estar con él, pues está bien

Camile: No pensé que dolería tanto

Harriet: Duele, duele muchísimo. Duele que no nos correspondan, que nos abandonen, sentir ese vacío en el estómago. Sí que duele, pero no es para siempre

Camile: Me gustaría ser un poco más como tú o como él. Fuerte, frontal, con un poco más de inteligencia emocional

Harriet: No permitiré que te denigres, Camile

Harriet: Eres una buena chica, eres hermosa, inteligente y valiente. Tomar decisiones con el corazón no te hace menos persona, así que no jodas ¿eh?

El timbre sonó de pronto consiguiendo que me sobresaltara, bloqueé el móvil y me sequé las lágrimas que tenía en la cara. No quería abrir la puerta para que me vieran en esas condiciones, pero al notar que estaban siendo insistentes, sólo me puse de pie un poco ofuscada, con la cara roja y los ojos pequeños, tenía una cara de culo por la que Leah estaría decepcionada, pero no me importó. Sólo abrí la puerta sin antes ver por la mirilla y quien se apareció ante mí fue Jared.

Tenía su cabello ondulado desordenado, la frente sudada y sus mejillas rojizas. Vestía un traje negro que de inmediato supuse era el de su boda, pero estaba completamente desordenado. Tenía la camisa afuera, la corbata suelta y los primeros botones de la camisa desabrochados. Sólo pude observarlo a los ojos sin emitir ninguna palabra. Me quedé completamente congelada.

—Camile... —oí su voz agitada —Sé que he sido un imbécil, sé que he tomado decisiones de mierda, sé que te rompí el corazón y sé que probablemente nadie en este mundo se merece a una chica tan buena como tú, pero ya no lo soporto, Camile. No soporto fingir, no soporto mentir por hacer feliz a otra persona. He estado toda mi vida intentando complacer a la gente que me quiere, pero no puedo más con esta mierda, de verdad no puedo —soltó con sus eléctricos ojos azules muy brillantes —. Quiero estar contigo, quiero poder besarte y abrazarte sin que me importe el puto mundo, quiero hacerte feliz. Quiero verte con tus vestidos chillones, quiero que hagas collages para mí, quiero que me escuches cantar por las noches y quiero verte probar todos esos malditos cafés que tanto amas. Ya me cansé de ser ese puto Jared imbécil que me exigieron que fuese desde niño..., estoy completamente enamorado de ti y sólo quiero que me des una última oportunidad para arreglarlo. Dime, por favor, que no es tarde ¿sí? 

***

¡Lo prometido es deuda!

Espero volver a leernos pronto

No olviden dejar sus votos y comentarios

(si tiene errores ortográficos o de redacción, probablemente es porque no lo edité antes de subir)

BESOPOS

XOXOXO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro