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Capítulo 31


Cuando entré al departamento preparado para llamar a Emma y decirle que iría a hablar con ella, noté que ya se encontraba en casa. Colgué las llaves y luego caminé hacia la habitación, abrí la puerta y la vi sentada al borde de la cama revisando su móvil, me observó a los ojos en cuanto entré y sus ojos estaban envueltos en lágrimas, por unos microsegundos pensé que sabía toda la verdad sin habérselo dicho, pero claramente no era eso.

—¿Dónde estabas? —me preguntó, bloqueó el móvil y lo dejó encima de la cama.

—Pasé la noche en la casa de mis padres, fui a un bar y me emborraché un poco —respondí —¿Qué ocurre?

—Necesito hablar contigo, es algo muy importante —se puso de pie, pero no se movió hacia mí, yo tampoco me acerqué a ella —, pero antes necesito que me prometas que no te alejarás de mí.

Arrugué el entrecejo sin entender.

—¿Por qué estás pidiéndome eso?

—Es que tengo muchísimo miedo justo ahora y sólo necesito escuchar que no te alejarás de mí, es todo —soltó —No es tan difícil repetir lo que has dicho por tanto tiempo, Jared.

—Estás asustándome un poco —dije y ella me insistió con la mirada para decirle lo que quería escuchar. Al parecer no era un buen momento para decirle la verdad y lo entendí a continuación —: No voy a alejarme de ti.

Siempre había sido un buen mentiroso, sabía fingir muy bien cuando algo estaba yéndose al carajo y eso justamente había hecho ahora: mentir para no empeorar las cosas.

—Estoy embarazada —soltó de pronto y yo sentí que mi corazón se detuvo en seco, luego comenzó a latir rápidamente. No asumí por un momento lo que había oído, pero ella de inmediato comenzó a llorar y yo, en cambio, no podía moverme de donde estaba.

—¿Qué?

—Lo que has oído —reclamó —, estaba en casa de mis padres y mi periodo no llegó, me hice un test de embarazo y dio positivo.

—Emma, pero ¿cómo? Hemos tomado precauciones.

—Lo sé, pero la última vez no usamos protección.

—¿Y tus anticonceptivos?

—Hay un margen de error —decía mientras se sostenía el estómago —Dime que no te sientes tan mal como yo, por favor.

—No sé qué decirte —solté el aire que tenía en mis pulmones —, no estaba preparado para oír una cosa así.

Definitivamente todo se había ido a la mierda justo ahora.

—Bueno, que no está tan mal ¿no? —la oí, se acercó lentamente a mí —Sé que hemos tenido un par de problemas, pero nuestra relación no está para romperse, así como así ¿no? Tal vez esto nos fortalezca mucho más, Jared ¿no crees?

¿Qué demonios estaba escuchando?

—¿Querías esto, Emma? —bajé la voz.

—Claro que no lo quería ahora, pero siempre he pensado en pasar el resto de mi vida contigo, formar una familia, ser completamente felices... —decía con cierta ilusión en su mirada.

Yo me encontraba congelado observándola, no sabía cómo iba a decirle ahora que en realidad no, no quería pasar toda mi vida junto a ella ni tampoco podíamos ser completamente felices porque me encontraba enamorado de otra mujer.

—Creo que necesito tomar un poco de aire —dije y ella frunció el ceño.

—Necesito apoyo, Jared, no que te vayas como si fueras el único que está sorprendido.

—Es que pareciera que estás feliz con esta noticia, Emma.

—¿Por qué tu no lo estás?

—Porque no estoy preparado para tener un hijo, no quería tener esa responsabilidad, necesitaba hacer muchísimas cosas más, es todo —zanjé.

—¿Quieres que aborte? —me preguntó directamente y yo arrugué el entrecejo.

—¿Con quién crees que estás hablando? Jamás te pediría una cosa así, Emma. Esa decisión sólo puedes tomarla tú.

Ella asintió lentamente, la miré una vez más y luego salí de la habitación casi mareado por la noticia que había recibido. Caminé hacia la terraza y esperé que ella no me siguiera, me senté cerca del balcón y respiré profundo.

No quería que me vida tomara este camino.

¿Por qué demonios había sido tan descuidado?

No quería vivir una vida que no quería, no quería fingir por siempre que estaba enamorado de Emma, tampoco quería intentar volver a enamorarme de ella. No quería tener hijos, al menos no por el momento y menos quería tener un hijo con una chica que no quería lo suficiente. Los hijos no venían al mundo a unir relaciones y al parecer eso estaba pensando Emma, pero ese estaba lejos de ser mi pensamiento. No quería tampoco tener un hijo o hija y que sus padres estuviesen separados. Todos mis pensamientos estaban en un constante revoltijo y llenos de contradicciones.

¿Por qué tenía que pasar todo justo ahora? Cuando me había dado cuenta que Camile era la chica que quería para mí.

Siempre me había parecido que vivía en la vida correcta, tomando decisiones correctas, pero cuando conocí a Camile sentí que no estaba haciendo nada bien. Había vuelto a encontrarme cuando ella se apareció en mi vida. Había vuelto a querer escribir canciones, a tocar el piano y a crear canciones en la guitarra. Había vuelto a enamorarme de los números y también comencé a soñar con viajar y crear un sinfín de herramientas para cumplir mis metas, pero no, todo se estaba cayendo en picada justo ahora.

Tal vez, tal vez sólo debía decirle a Emma la verdad. Que tuviéramos un hijo en común no significaba específicamente que debíamos, por obligación, estar juntos. Claro, esa era la decisión que había tomado estando sentado en la terraza mirando los árboles y edificios contiguos, pero cuando me puse de pie para ir a conversarlo con ella, una llamada entró en mi móvil, lo saqué de mi bolsillo y me percaté de que era mi padre.

—¿Hola?

¡Felicitaciones! —oí su voz emocionada. Me quedé congelado, tuve que afirmarme de la baranda del balcón para no carme de sopetón al suelo por la presión que sentí en el pecho —¡Estamos todos aquí muy felices de saber la noticia! ¿cómo estás?

—¿Con quién estas?

Con Tara y tu madre ¡¿Estás feliz?! —continuó —¡Hola Jared! ¡Al fin tendré un sobrino! —gritó Tara.

No sabía qué decir. Sólo me quedé bastante petrificado, helado y con cierta culpa en el pecho ¿cómo iba a mandar todo a la mierda cuando tenía una familia que esperaba tanto de mí?

—Todo bien... —contesté sin más, intenté que no se me notara demasiado el quiebre de voz que tenía —Bueno, una sorpresa, pero todo bien.

Es maravilloso, Jared —oí la voz de mi madre y sentí de inmediato una molestia bajarme de la cabeza hasta los pies —Siempre quise ser abuela. No pensé que sería tan rápido, pero estoy muy feliz ¿tú estás feliz?

—Estoy un poco confundido, pero sé que estaré bien.

Entonces llegó la hora de comprometerse ¿no? —se entrometió Tara —¡Ya dile a Emma que se case contigo! Es la chica que te dará tu primer hijo.

Reí con nerviosismo.

¿Todo bien, hijo? —preguntó mi padre con una nota de preocupación.

—Si.

¡Recuerda la propuesta de matrimonio que le hiciste en Florida hace un año! —oí nuevamente la voz de Tara en un chillido de fanática obsesionada.

Todo mi cuerpo estaba cabreado, molesto y sólo sentía ganas de lanzar mi móvil por el balcón y que se rompiera en pedazos. Quería decirles que no, que no estaba bien con la noticia y que estaba ahogándome, que no estaba feliz, que su hijo en realidad no iba a tener una vida maravillosa como ellos creían si se quedaba con Emma.

Deja que hable, Tara —la regañó mi madre.

—Sólo necesito pensar un poco, me he enterado hace nada.

Tranquilo, cariño. Tienes todo nuestro apoyo en este proceso.

¡Claro que sí! —se oyó a papá.

—Bueno, debo colgar —les dije, todos gritaron despidiéndose de mí —Adiós —colgué.

¿Por qué demonios Emma le dijo a todo el mundo la noticia sin esperar que yo diera mi aprobación?

Me quedé en el balcón y comencé a recibir mensajes por doquier, incluso de personas con las que no hablaba hace muchísimo tiempo. Felicitándome, deseándome lo mejor junto a Emma, por supuesto ignoré todos esos comentarios, exceptuando los mensajes de los padres de Emma y también de una prima que era muy cercana a ella. Me felicitaban, decían que me querían y que agradecían muchísimo el hombre que le había tocado a Emma, que se encontraban profundamente agradecidos con la vida por haberme puesto en su camino.

Intenté controlar lo que estaba sintiendo, pero no pude evitar que los ojos se me nublaran, pero no de tristeza, sino de muchísima impotencia. De rabia. De molestia conmigo mismo y con el puto destino. Tenía mis manos en puños, mi mandíbula apretada y sólo quería golpear una pared hasta que se abollara.

Sentía una gran presión sobre mis hombros. Volví a sentirme como cuando no sabía qué estudiar, volví a sentir esa sensación de no estar haciendo lo que se me daba la gana una vez más. Sentía que todas las decisiones de mi vida las estaba manejando otra persona y que no quería decepcionar a nadie. No quería decepcionar a mis padres, tampoco a los padres de Emma. Quería ser un buen tipo, no un hijo de puta.

Decidí tragarme todo lo que le iba a decir a Emma, no era capaz de soportar tanta presión y me lo había confirmado en cientos de ocasiones. Decidí no hablarle a Camile e intentar mirar a Emma como lo hacía antes.

Pasaron los días y por mucho que intenté concentrarme en que la chica con la que vivía iba a formar una familia conmigo, no podía dejar de pensar en Camile. La necesitaba.

Sin embargo, una tarde, Emma se acercó a mí mientras yo me encontraba en el sofá mirando un programa de televisión que ni siquiera me gustaba y me observó a los ojos.

—¿No sería una idea genial volver a retomar la propuesta de Florida? —me sonrió con alegría en sus ojos.

Tragué saliva e intenté respirar lentamente para no explotar frente a ella.

—¿Si?

—Claro que sí, creo que es el momento perfecto —continuó ilusionada.

—No lo sé...

—¿Estás arrepentido?

—No, pero, creo que recién estoy acostumbrándome a la idea de que seremos padres y tantas decisiones así me abruman un poco.

—¡Pero tranquilo! No tendrás que preocuparte de nada —se encogió de hombros —Sólo dime que sí —me pidió, casi en una súplica.

—De acuerdo —sonreí sin ganas, ella saltó de alegría a pesar de verme en un bajo estado de ánimo.

La cena que vino a continuación me tomó por sorpresa, había llegado recién de trabajar y Emma tenía todo listo, la cena, los invitados, la decoración, todo. No me enteré de nada antes y me molesté muchísimo cuando llegué. Intenté no ser demasiado fastidioso, pero no pude evitar molestarme más de la cuenta con ella, sin embargo, mi madre me había dicho que intentara ser más amable, pues estaba embarazada.

Emma jamás mencionó que había invitado a Camile y a Stefan. A pesar de que intenté diferentes formas de decirle a Emma que no quería que todo el mundo supiera de nuestros planes, ella lo lanzó ignorándome una vez más.

Todo se me cayó encima cuando noté el rostro de Camile palidecer y quedarse congelada ante la noticia que había dado Emma sin ningún tipo de cuidado, incluso me pareció más feliz de lo que siempre era. Intenté hablar con Camile, pero cuando la vi destrozada frente a mí no pude continuar torturándola así.

Todo se había ido a la mierda, pero había prometido arreglarla y pretendía cumplirlo porque a mí me estaba desgarrando completo el camino que estaba tomando mi vida y las decisiones que indirectamente otra persona estaba tomando por mí. Estaba destrozándome la vida ver a Camile en el estado que la vi en su departamento. Yo no quería quebrarle el corazón, yo sólo quería quererla como lo merecía, sin tapujos ni trabas. Sin mentiras ni a medias.

***

Me levanté más temprano de lo habitual y tras darme una ducha de lo más silenciosa y rápida, me largué a la oficina sin desayunar, ni siquiera quería despertar a Emma.

Me compré un sándwich en la máquina expendedora y cuando entré a mi oficina saqué un café. Tenía muchísimo trabajo por hacer, comenzando por revisar las cuentas de la empresa, así que me coloqué auriculares y comencé a sacar cuentas, primero en el computador y cuando algo no me estaba calzando comencé a sacar cuentas a mano en una hoja blanca. Revisé y revisé por mucho rato los mismos gastos y deudas, pero no me estaba calzando para nada, pues en todo momento salíamos con números rojos en las ganancias. Fruncí el ceño confundido.

Intenté una vez más, esta vez incluyendo hasta las cuentas pequeñas.

Apenas empecé otra vez, miré el móvil y eran cerca de las once de la mañana. Tomé el lápiz y oí que la puerta de la oficina se abrió, alcé la vista y vi entrar a Stefan completamente rápido, cerró con fuerza y caminó hacia mí. Me quité los auriculares y me quedé justo en donde estaba.

—No atiendo a personas a esta hora —solté.

Él no dudó un segundo en lo que hizo a continuación. Rodeó el escritorio y con rapidez me tomó de la camisa y estampó su puño en mi rostro. De inmediato reaccioné a lo que estaba ocurriendo, iba a seguir golpeándome, pero me puse de pie y lo empujé con fuerza consiguiendo que se moviera varios centímetros hacia atrás.

—¿Qué demonios pasa contigo? —expulsé tocándome la cara, me había reventado el labio de sólo un puñetazo.

—¿Cómo que qué demonios? ¿Cuánto tiempo esperabas reírte de mí para decirme la verdad? —comentó con molestia.

Comprendí que ya lo sabía todo.

—¿Cómo lo supiste?

—Camile me lo contó.

—Yo no era el responsable de decírtelo, Stefan —intenté controlar mi voz y el enfado que tenía para no comenzar nuevamente una pelea en medio de mi oficina.

—Sé que estamos muy alejados de ser amigos, pero yo te diría si estuviesen riéndose en tu cara, eres un completo imbécil.

—Has venido al lugar equivocado, yo no tengo ninguna explicación que darte.

—¿No? —rio con ironía —He estado por más de cinco años con Camile y tu vienes y te entrometes como si eso valiese una mierda, ni siquiera vales la pena, Jared, ni siquiera la mereces.

Todo mi cuerpo se tensó al decir eso.

—Y tú no la mereces más que yo, así que no vengas a joderme ahora. No me compro tu puto papel de víctima, así que puedes regresarte por dónde has venido, no te compadezco, Stefan —solté sin pensar y con arrebato.

—No necesito que me tengas lástima porque sé todos los errores que cometí con Camile —dijo y yo sólo lo observé —, pero al menos intenté arreglarlo, tu ni eso has hecho con Emma.

—No te metas en lo que hago o no con Emma.

—¿Crees que nunca va a saberlo?

—No porque Camile haya decidido decírtelo quiere decir que yo también esté dispuesto a hacer eso, mi vida es diferente. Nos vamos a casar, tendré un hijo con Emma.

Stefan se echó hacia atrás, rio con lástima justo en mi rostro.

—Ojalá pudiera grabarte justo ahora porque cada vez confirmo que no mereces la puta pena —comentó —Ya estás muy decidido con lo que quieres hacer, pero Camile sigue enamorada de ti.

No quería decirle nada a Stefan, no quería confesarle que iba a intentar arreglarlo, pues probablemente podía ser capaz de salir de la empresa Brackley e ir directamente con Emma y yo no estaba dispuesto a semejante caos que se me vendría encima. Prefería hacerlo yo y tragarme toda esa mierda yo solo.

—Ojalá Camile se hubiese enamorado de un tipo que valía la pena, uno que diese su vida por ella, que la quisiera y la escogiera por sobre todas las cosas. Ojalá hubiese sido ese tipo de hombre, pero no, se encontró contigo que ni siquiera tienes las putas agallas de decir la verdad.

Cerré mis puños con fuerza, con molestia y ganas de plantarle un puñetazo en el rostro como él lo había hecho conmigo, pero no lo hice, sólo me quedé en silencio mirándolo. Entendía por lo que estaba pasando y no quería ser un hijo de puta con él, yo no era esa clase de persona. Pero, si era boca suelta e impulsivo.

—Tal vez si la hubieses querido bien, jamás se habría fijado en mí.

—¡¿Crees que no lo sé?! —alzó su voz y se acercó amenazadoramente hacia mí —Y estoy jodidamente arrepentido por esa mierda porque sé que tú seguirás siendo un puto imbécil y no sabrás encontrar sus malditas piezas para que no esté destrozada como lo está ahora.

—Vete de aquí —solté.

—Claro que me iré, pero te recuerdo una cosa, yo conozco a Camile muchísimo más de lo que tú lo haces y te aseguro que, a pesar de que esté completamente enamorada de ti, no dejará su vida en Londres por ti.

—No espero que haga una cosa como esa, sólo quiero que esté bien.

Él rio, se volteó y luego caminó hasta estar al otro lado del escritorio, luego se giró y me miró directamente a los ojos.

—Lamentablemente eres igual a mí, Jared —expuso —. Estás acostumbrado a tenerlo todo, pero cuando lo tienes todo, no sabes cómo escoger lo que realmente te hace bien ni tampoco mantenerlo contigo.

Caminé lentamente hacia él.

—Claro que no soy igual que tú —aclaré —Quiero a Camile, sin avergonzarme de ella, sin hacerla sentir mal, disfruto de lo que ama hacer y no estoy jodiendo todo el tiempo diciéndole que deje de hacer cosas.

Lo vi tensar su mandíbula otra vez y pareció que sus ojos ardieron en llamas. Empuñó sus manos y nuevamente me dio un puñetazo, esta vez logré esquivarlo un poco y no me quedé. También lo golpeé con fuerza haciéndolo caer al suelo. Tenía fuerza, muchísima y adicionándole el odio que me tenía parecía todo intensificarse, sin embargo, no dejé que me golpeara muchísimo y le devolví todos los puñetazos que me daba. Porque tenía molestia en mi cuerpo, porque lo había visto cerca de Camile por semanas, porque en realidad estaba lleno de frustración y ni siquiera Stefan tenía la culpa, pero las estaba pagando con él justo en ese momento.

No sé en qué momento entró alguien a la oficina, pero oí un grito femenino.

—¡Ya basta! —chilló.

Me detuve en seco cuando oí esa voz, Stefan también. Ambos nos quedamos mirando en el suelo. Era Emma, quien se acercó a nosotros y me dio un empujón que hizo que me pusiera de pie. Me quité la sangre de la boca y vi a Stefan ponerse de pie, se quitó la sangre de la nariz con el puño de su chaqueta y se quedó mirando a Emma.

—¡¿Qué demonios pasa con ustedes?! —expuso con fuerza.

—Nada, no ocurre nada —contesté.

—¡¿Nada?!

—Dile la verdad de una vez, Jared.

—¿Cuál verdad? —Emma frunció el ceño y se quedó mirándome.

No dije nada, sólo me mantuve mirando a Stefan con molestia. Él se removió por la oficina esperando que dijera algo, pero cuando notó mi expresión, él comenzó a hablar.

—No es nada —contestó Stefan bajándole el perfil a la situación —, sólo tuvimos una discusión que se nos escapó de las manos.

—¿Por qué cosa discutirían ustedes? —insistió Emma, ambos nos quedamos en completo silencio, así que fue ella quien lo lanzó —: Por Camile ¿verdad?

Stefan de inmediato la observó, yo también lo hice.

—No, Camile no tiene nada que ver —contestó Stefan, no sé si por defenderla a ella o para cubrirme a mí.

—Ya sé toda la verdad, no es necesario que sigan fingiendo —respondió.

Alcé mi vista y la mantuve en la de ella, fijamente. Necesitaba saber qué verdad sabía y por qué se veía tan tranquila respecto a eso.

—¿Qué verdad? —le pregunté.

—Sé que entre Camile y tu hubo algo, no sé muy bien qué, pero lo sé —respondió y yo me quedé petrificado, Stefan sólo la observaba fijamente.

—¿Cuándo lo supiste? —le preguntó Stefan, ella lo observó a los ojos.

—Hace un par de días.

—¿Y tanto te costó escribirme un mensaje para decírmelo? —preguntó él con molestia —Pudiste invitarme a todas tus mierdas, hablarme para saber acerca de mi vida y la de Camile, pero cuando supiste acerca de esto te quedaste callada.

—Stefan...

—¿Por qué no me dijiste que lo sabías? —saqué mi voz que parecía habérmela tragado.

—¿Para qué iba a decírtelo? Sé que fue un error, nunca echaría nuestra relación a la basura por una aventura pasajera con una chica como Camile —contestó ella muy segura de sí misma. No se veía perturbada, ni triste, menos molesta y eso me pareció de lo más extraño. ¿Cuánto estaba dispuesta a perdonarme para que me quedara a su lado?

—¿Una chica como Camile? —la enfrentó Stefan. Emma asintió mirándolo despectivamente.

—Camile no es nadie, Stefan. Y qué bueno que ya te enteraste y vas a dejarla, no vale ni un puto centavo —dijo ella de pronto y ambos nos quedamos mirándola con los ojos abiertos de par en par.

—Camile es el tipo de mujer que nunca vas a llegar a ser ni en tres vidas completas —soltó Stefan con enojo —. Mírate, Emma, fingiendo que perdonas a Jared sólo para que se quede a tu lado ¿qué te importa más, Emma? ¿Lo que sientes o todo el dinero y comodidad que te puede entregar su familia?

—No permitiré que hables...

—Al menos Camile enfrentó lo que estaba sintiendo y dijo la verdad —la interrumpió él —. Es una lástima que amarres a tu vida a una persona que no te quiere.

Emma iba a decirle algo, pero Stefan me dio una última mirada y se largó de la oficina con mucha molestia en sus pasos.

Yo me encontraba un poco congelado con lo que había soltado Emma y mi cerebro estaba uniendo piezas de un rompecabezas rápidamente mientras ella seguía frente a mí. Intenté mantenerme de pie y no marearme por toda la información recibida además de los puñetazos que me había dado Stefan. Pasé al costado de Emma, caminé directamente a la máquina y saqué un vaso con agua, lo bebí entero y luego miré fijamente a mi novia quien estaba observándome con completa seguridad y desplante.

—¿Qué planeas, Emma? —le pregunté directamente.

Me encontraba serio y confundido frente a ella.

—¿De qué hablas?

—¿Qué es eso de que sabías todo y te lo tragaste tan fácil? Ni siquiera me gritaste ni te molestaste conmigo.

—Te dije que necesitábamos pensar ¿no? Y está bien, entiendo que hayas tenido un desliz, pero no por eso no voy a perdonarte.

—Ni siquiera te pedí perdón —solté y ella abrió un poco más sus ojos, retrocedió unos pasos, pero mantuvo sus ojos azules en los míos.

—¿Qué quieres decir? No era necesario, Jared. Hemos tenido altos y bajos, no por eso vamos a destruir todo lo que hemos construido.

—Es que no sé si quiero seguir con esto. Quería decírtelo, quería confesarte toda la verdad y esperaba que me mandaras a la mierda, no esto.

—¿Por qué esperabas eso? ¿Acaso quieres ponerle fin a nuestra relación?

—Si —respondí de lo más directo para ver la reacción que tendría ella.

—No puedes hacer eso.

—Me enamoré de Camile —confesé —Estoy enamorado de ella y no puedo estar contigo sabiendo una cosa así.

—¡Deja de decir eso! —gritó Emma con molestia —¡No puedes estar con una chica como Camile!

—No sé si estaré con ella, Emma. No sé si me perdonará por todas estas decisiones que tomé apresuradamente, no sé si conseguiré arreglar todo el daño que le hice. Lo único que sé es que estoy enamorado de ella y no puedo fingirlo más frente a ti.

No podía creer que estuviese diciéndole todas esas cosas a Emma sin pelos en la lengua. Probablemente estaba siendo cruel, muy cruel con ella y no sabía si se lo merecía, pero odiaba el hecho de que estuviera manipulándome ¿cómo podía saber todo y no enfrentarme? ¿acaso no sentía nada por mí? Si no sentía nada por mí más que comodidad económica estaba bien, pero no podía obligarme a estar así.

—¡Pues vas a tener que fingirlo! —gritó con fuerza, golpeó con las palmas de sus manos el escritorio y fruncí el ceño —¡Estoy embarazada y si se te ocurre dejarme sola en esto voy a deshacerme como sea de esto!

—Que no estemos juntos no significa que te dejaré sola, Emma —bajé un poco la voz para controlar la situación, pues ella parecía haberse saturado en unos segundos.

—Pues no, olvídalo. No voy a tener un hijo si no sigues estando conmigo, abortaré y haré que en todas partes aparezca que me has obligado a abortar porque eso estás haciendo ¿no, Jared?

—¿Qué? —reí con confusión —No estoy obligándote a hacer eso, no sé por qué demonios dices una cosa como esa.

—Si me dejas, abortaré y si no soy capaz de hacerlo no dejaré que te acerques a él o a ella, es más, puedo hasta dejar a toda tu familia en la miseria diciendo que nunca quisiste hacerte cargo de esto.

Respiré profundo, intentando calmarme. No entendía el rumbo que había tomado todo esto para que ella estuviese amenazándome con una cosa así.

—Emma...

—¡Es cierto! —alzó la voz con fuerza —No quiero ser una madre soltera. Te vas a quedar conmigo cueste lo que cueste ¿oíste? Porque de otra manera voy a joderte toda la vida. Te he perdonado sin siquiera me lo hayas pedido, he sido una buena chica, Jared. Pero me cansé, no dejaré que te rías de mí.

—¿Por qué haces todo esto? —fruncí el ceño con confusión —¿Por qué aceptas seguir conmigo cuando en realidad estoy enamorado de otra persona? Sé que debí decírtelo antes, pero pese a que lo supiste, no me lo dijiste ¿por qué, Emma?

—¡Porque no le di importancia! Te amo Jared, estoy muy enamorada de ti y estoy esperando un hijo tuyo, no puedo creer que estés rompiendo conmigo porque estás enamorado de una chica que no vale nada.

—¡Pues lo estoy! —alcé la voz, ella se quedó mirándome como si fuese su peor enemigo al que enfrentaba, respiré profundo intentando controlar toda la molestia que tenía en mi cuerpo —Lo lamento —solté —, pero no puedo creer que estés manipulándome con una cosa así.

—No me dejas otra opción —bajó la voz. Luego se removió por la oficina y vi cómo sus ojos se llenaron de lágrimas, se sujetó el estómago y luego se sentó lentamente.

—¿Puedes dejarme solo? —pregunté frío, ella alzó su vista y asintió levemente.

Se puso de pie y salió de mi oficina lentamente, dejó la puerta cerrada y yo me senté. Respiré profundo, intentando aclarar mis pensamientos. La cabeza comenzó a dolerme muy rápidamente, me miré la camisa y noté que había sangre en ella. Tal vez Stefan tenía razón, tal vez si era igual a él y también un puto cobarde.

Dejé los papeles encima de la mesa y salí de la oficina dejándola con llave, me dirigí hacia el baño y lo único que intenté hacer fue lavarme la cara para disimular los golpes, pero era bastante imposible, Stefan me había reventado el labio y mi ojo izquierdo iba a ponerse morado.

Mi móvil comenzó a vibrar en mi pantalón, lo saqué de ahí secándome las manos en la camisa, leí que era mi padre y rápidamente contesté:

—¿Hola?

Ven a mi oficina, por favor —me pidió. De seguro había visto las cámaras o probablemente Emma le había contado todo, pues no lo dudaba, ya que la actitud que había tomado conmigo me hacía sentir completamente expuesto.

—Subo enseguida.

Él me colgó. Me miré al espejo por última vez y subí en el ascensor.

Abrí la puerta de la oficina de mi padre sin antes golpear, se encontraba solo mirando el notebook que tenía en frente, apenas me vio se sorprendió muchísimo, se puso de pie exaltado y se acercó a mí con preocupación.

—¿Qué diablos te ocurrió?

Era hora de decir la verdad.

***

:o

Estoy en shock

BESOPOS

XOXOX

(No olviden dejarme sus comentarios y sus estrellitas) 

lingo lingo

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