Capítulo 30
Pensé que iba a ser una buena idea ver una película o una serie, pero finalmente me quedé dormida encima del sofá con una manta de polar sobre mi cuerpo.
Desperté cuando la puerta se abrió, de inmediato me sobresalté y me senté. No sabía qué hora era, pero mis ojos pesaban muchísimo por haber estado llorando y también haber dormido luego.
—¿Todo bien? —oí la voz de Stefan, me sonrió. Dejó su bolso encima de la mesa y se acercó a mí.
—Me quedé dormida, perdí la noción del tiempo.
—¿Cómo te sientes?
—Bien —contesté, bajé un poco la mirada —¿Cómo te fue?
—Bien, al menos ya cerramos la caja de este mes —comentó.
Lo vi caminar hacia la cocina y recordé de inmediato la idea de hablar con él para decirle la verdad, pero ¿debería decírselo a esta hora o esperar hasta que estuviese de día?
No estaba muy convencida de lo que iba a hacer, pero debía tomar una decisión.
Sabía que Jared iba a casarse con Emma, intentaba asumirlo poco a poco, sabía que probablemente él no arreglaría nada y sólo me dejaría abandonada, pero no podía seguir en una relación con Stefan, pues a pesar de que lo quería muchísimo, ya no estaba enamorada de él. No podía mantenerlo a mi lado sólo por tener terror a dañarlo. Debía dejarlo escapar, soltarlo y enfrentarme a todos mis sentimientos. Debía ser valiente. No podía seguir a su lado cuando la noche anterior casi me había desvanecido llorando por otro hombre y cuando en realidad la persona de la que estaba enamorada era Jared Brackley y no él.
Me acerqué a la cocina, estaba calentando comida del día anterior en el microondas. Me sonrió con cierta ternura en sus gestos y no supe cómo empezar. Todavía estaba frágil y sensible por lo que había ocurrido en la tarde y cualquier cosa iba a hacerme llorar.
—Quiero hablar contigo acerca de algo —solté. Ya estaba, había comenzado y no podía arrepentirme.
—Claro —contestó él de lo más relajado, sacó su plato de comida del microondas y se sentó para comer.
Iba a comenzar a hablar cuando mi móvil sonó en el living, me sobresalté y él rio. Le pedí que me esperara y corrí al living, levanté mi móvil del sofá y noté que era Harriet.
—¿Hola?
—¿Cómo estás? —oí su voz.
—Mucho mejor.
—¿De verdad?
—No.
—Estarás mejor, el tiempo cura todas las heridas ¿pudiste conversar con él?
—Si.
—¡Ya cuéntame!
—No puedo.
—De acuerdo, te escribo por mensaje.
—Adiós —colgué.
Dejé el móvil encima de la mesa y me quedé mirando el pasillo, respiré hondo y me metí a la cocina, Stefan seguía comiendo mirando un video en su teléfono, apenas entré, él bloqueó la pantalla y me observó a los ojos.
—Harriet —me encogí de hombros.
Por primera vez él no me preguntó qué era lo que tenía para decirle, casi como si no hubiese querido poner el tema de conversación y yo tampoco fui capaz de hacerlo una vez más. Era tarde y no quería verme en la obligación de largarme del departamento a las tres de la madrugada para quedarme con mi amiga.
Nos fuimos a la cama luego de que terminó de cenar. Él se duchó y luego se metió a mi lado, miró el techo por algunos segundos y luego se volteó hacia mí.
Las luces estaban apagadas, no podía verlo, pero podía notar que estaba mirándome entre la oscuridad sólo fijándose en mis facciones. Ninguna parte de su cuerpo estaba tocándome, intenté cerrar los ojos y no pensar demasiado.
—Camile —dijo.
Su voz era suave, controlada y cómplice.
—¿Si?
—¿Recuerdas el día en que nos conocimos?
Mi estómago se apretó.
—¿Cómo olvidarlo?
—"Hola, soy Camile" —imitó mi voz —"Bueno yo..., yo no sé, eh..."
—Tampoco tartamudeé tanto —reí.
—No sé si habríamos llegado a algo si no me hubieses invitado a salir esa tarde —respiré profundo cuando lo oí decir eso —La discusión que tuvimos la otra noche me hizo pensar muchísimo en lo imbécil que he sido contigo durante todo este tiempo, pero de verdad siento que puedo solucionarlo, pues hemos estado juntos durante cinco años, somos inquebrantables ¿no?
Guardé silencio, pero él continuó.
—Lamento haber dado vuelta las cosas, es que no sabía cómo reaccionar. Estaba celoso, no me querías cerca y todo estaba saliéndome muy mal.
—Tranquilo, Stefan.
—Mereces toda la atención que reclamas, mereces que te escuche cuando quieres contarme algo y también mereces que te admire en esos vestidos que te gusta usar. Mereces que te traiga flores, que te traiga fotografías para recortar, que te escuche cantar karaoke y que te invite a todas las cafeterías de la ciudad.
El nudo en mi garganta se hizo presente, me dolió tanto que sentí las lágrimas acumulándose en mis ojos de inmediato.
—Toqué fondo, Camile. Y lamento muchísimo haberte lastimado y haberte confundido con alguien que no eras, de verdad perdón por pensar que podías fijarte en otra persona.
Las lágrimas me recorrieron el rostro, todo mi pecho se apretujó y comencé a llorar. Él no lo notó hasta que se acercó a mí para besarme. No me dijo nada, sólo me apegó a él y me abrazó a torso desnudo, con fuerza entre sus grandes brazos.
La culpa estaba invadiéndome el cuerpo, pero esa noche decidí no decir nada. Decidí ser una egoísta. Lo dejé que me abrazara, que me acariciara el cabello y que se quedara dormido conmigo apegada a su cuerpo. Dormí apenas un par de horas y en ningún momento él dejó de abrazarme.
Desperté antes de que la alarma sonara, me removí entre sus brazos y me puse de pie. Caminé silenciosamente hasta el baño y me miré en el espejo, seguía con los ojos hinchados y me planteé una vez más si decirle la verdad o no a Stefan. Me planteé una vez más si era necesario romperle el corazón. Me planteé una vez más la idea de ignorar todo lo que había hecho e intentar enamorarme nuevamente de él.
Pero no.
El daño estaba hecho y yo no era capaz de vivir con esa culpa durante toda la vida. No era capaz de irme a la cama con él pensando en Jared. Ni tampoco iba a ser capaz de quererlo como él tal vez se lo merecía.
Aun estando en el baño oí la alarma del móvil de Stefan sonar, mi estómago se apretó, pero ya había tomado una decisión.
Me acerqué a la habitación mientras él seguía estirándose por debajo de las sabanas, luego se sentó un poco adormilado y me dijo buenos días. Lo vi pasearse en bóxer por la habitación y luego se metió a la ducha. Cuando salió, yo me encontraba sentada al borde de la cama.
—Pensé que seguirías durmiendo ¿tienes clases temprano?
Asentí levemente y alcé la vista para mirarlo. Yo ya me encontraba con los ojos vidriosos y con la culpa palpitándome en el cerebro.
—Tenías razón en todo lo que me dijiste, Stefan —solté y él se quedó mirándome con la toalla aun en sus caderas, estaba de pie, yo sentada al borde de la cama.
—¿De qué hablas?
—Quise cubrir lo que había hecho, pero ya no aguanto más.
Ya estaba hecho, ahora definitivamente no había vuelta atrás.
—No entiendo de qué estás hablando.
—Te engañé, Stefan. Traicioné tu confianza, me fijé en otro hombre y me enamoré de él —apenas dije esto, un par de lágrimas recorrieron mi rostro, me las sequé porque no quería ser la víctima en esa situación. No fui capaz de alzar la mirada para ver su reacción, pero él se mantuvo en silencio por unos segundos y luego oí su risa confundida.
—Mientes ¿verdad? Tu no serías capaz de hacerme algo así —negué con mi cabeza.
—No soporto mentirte más, no soporto que quieras arreglar todo lo que tenemos y saber que no tiene arreglo. No puedo soportar más mirarte a los ojos guardándome este secreto que me atosiga y me asfixia —confesé entre sollozos.
Alcé mi vista para mirarlo. Él seguía de pie en donde mismo, mirándome directamente a la cara. Se encontraba completamente descompuesto, como si hubiese recibido la peor noticia de su vida. Se movió con torpeza, se relamió los labios y lentamente comenzó a acercarse a mí.
—¿Cuántas veces, Camile?
—Stefan...
—Es Jared ¿no?
Asentí lentamente y él empuñó sus manos, se alejó de mí y le dio un puñetazo al closet que me sobresaltó.
—Lo sabía, sabía que pasaría esto ¿por qué fui tan estúpido? —se dijo a sí mismo, con enojo y decepción —¿Por qué dejaste que ese imbécil me viera luego de que ya me habías engañado con él? ¿Por qué decidiste que sería muchísimo mejor que se riera en mi cara a decirme la verdad?
—No sabía cómo decírtelo...
—¡Claro que lo sabías! Sólo tenías que lanzarme la verdad como lo estás haciendo justo ahora, nada más, pero te lo guardaste ¿por qué, Camile?
—No quería hacerte daño —confesé y él se rio.
—No me trago esa mierda, Camile. Sólo querías asegurarte de que lo querías más a él que a mí para dejarme botado como a una puta basura —soltó y sentí cómo su voz se quebró.
—No es así —me puse de pie, pero él se volteó, abrió el closet con fuerza y comenzó a buscar ropa con enfado —Yo no sabía cómo decírtelo, de verdad quería hacerlo, pero pensé, en ocasiones, que podía solucionar esto.
—Pues te informo que las cosas se arreglan entre dos personas, no sólo tu tomando tus propias decisiones —decía mientras movía camisetas y pantalones con rabia, luego encontró lo que iba a ponerse y comenzó a vestirse rápidamente —Te pregunté la otra noche si tenías algo con Jared, te pregunté si te gustaba otra persona, pero no me lo dijiste. También te dije que probablemente existiese otra persona, pero que no quería saberlo ¿acaso fue tan difícil leer entre líneas?
—Lo lamento muchísimo, Stefan.
—Fui sincero contigo ¿lo sabías? —se acercó a mí, me observó a los ojos y vi sus ojos cafés envueltos en lágrimas —Reflexioné, pensé en lo imbécil que había sido y cuando te pedí perdón y una oportunidad de verdad fui honesto —soltó y nuevamente su voz se quebró —Intenté arreglarlo, de verdad quería hacerlo, quería que volviéramos a ser los de antes. Por mucho que intentaras alejarme de ti, de hacer tus cosas, de comportarte como si no vivieras conmigo, nunca pensé en engañarte, Camile. Nunca pensé en hacerte ese tipo de daño, nunca pensé en otra mujer que no fueras tú ¿por qué no hiciste lo mismo?
Bajé la mirada porque no supe qué decirle, él se removió por la habitación con mucho enfado e intentó controlarse. Lo vi soltar un par de lágrimas que secó con rabia y frustración y me partió el corazón verlo de ese modo, pese a todo, no quería verlo así.
—¿Qué hay de anoche? —se quedó fijamente mirándome a los ojos —¿Por qué no me detuviste cuando te estaba diciendo todas esas cosas? ¿Por qué me dejaste ilusionarme, Camile?
Me acerqué a él, intenté tomarlo por los brazos, pero él se quitó con fuerza.
—No quería que esto terminara de esta forma —sequé las lágrimas de mi rostro —, pero debía decirte la verdad, no podía dejar que pasara un día más.
—Ni siquiera lo has hecho por mí —escupió —, lo has hecho porque te sentías culpable, no por el daño que pudieras causarme.
—Claro que no, Stefan ¿acaso crees que estuve feliz durante estas semanas sabiendo todas las consecuencias que tendría decir la verdad?
Stefan respiró profundo, luego se quedó frente a mí y me observó con nostalgia en sus ojos.
—¿Acaso crees que Jared se quedará contigo? Él no te escogerá, Camile. Él es el típico idiota, igual a mí, que está acostumbrado a tener todo, a que le den todo en una bandeja, pero ¿qué crees? Se quedará con Emma, se casará con ella y tendrán un hijo —soltó y yo sentí una punzada en mi pecho —Te tomó, se aprovechó de tu buen corazón y ahora escogió a otra persona para pasar el resto de su vida.
—Lo sé —bajé la mirada —, pero no por eso voy a mentirte. No por eso fingiré que no me enamoré de él.
Él respiró con pesadez.
—No puedo creerlo —soltó —. Nunca imaginé lo frágil que era nuestro amor, Camile —guardé silencio mientras él se encontraba intercalando su mirada en mí y luego hacia otro lugar para no derramar más lágrimas por mí —¿Crees, de verdad, que él puede quererte más que yo?
No quise responderle porque no lo sabía, no sabía cuánto me quería Jared ni tampoco dimensionaba todo el amor que Stefan sentía por mí. No sabía si Jared mandaría todo a la mierda por mí ni tampoco sabía cuánto tiempo estuvo Stefan luchando consigo mismo para luchar por salvar nuestra relación. Sólo tenía una cosa clara y eso era que no podía seguir mintiendo o terminaría con una horrible ansiedad en el pecho que nadie iba a quitarme. Necesitaba ser una chica sana, no una persona tóxica. Necesitaba ser honesta con la persona que me había entregado cinco años de su vida a pesar de todo.
—Sé que probablemente te he amado mal todo este tiempo, pero te aseguro que no hay nadie en este puto mundo más enamorado de ti que yo —dijo y esta vez sus ojos lo traicionaron y dejó caer lágrimas que ignoró para hablarme —Y lamento muchísimo todo esto porque sé que ese imbécil te romperá en pedazos, mucho más de lo que yo lo he hecho, y no por no aceptarte tal cual eres o por no querer tus vestidos extravagantes o por no admirar tus collages. No, te romperá el corazón por algo más horrible que eso..., te romperá el corazón porque existe otra mujer en su vida y todavía no sabe elegir como tú lo estás haciendo justo ahora.
Bajé la mirada porque probablemente tenía razón, él no siguió hablando. No se comportó como un imbécil, no me insultó, no me gritó ni tampoco golpeó otra cosa del departamento. No me pidió que me fuera ni tampoco especificó si se iría él. Sólo lo vi secarse las lágrimas, caminar hacia el velador, tomar su móvil y sus llaves y largarse del departamento.
"Todavía no sabe elegir como tú lo estás haciendo justo ahora" esas palabras se quedaron suspendidas en el aire hasta que oí la puerta de entrada cerrarse. Stefan había asumido, por su propia cuenta, que yo estaba escogiendo a Jared y probablemente ahora iba a largarse o cuando llegara me pediría que me fuera.
A pesar de que sabía que había hecho lo correcto al decirle la verdad, no pude evitar sentirme muy mal. Stefan no era un chico de llantos, no se quebraba fácilmente ni tampoco le gustaba mostrar demasiado cómo se sentía y me sentía mal al saber todo lo que le estaba haciendo. Intenté parar de llorar, pero no pude hacerlo por un largo rato.
Jared Brackley
Después del cumpleaños de Camile, todo se había ido un poco a la mierda con mi vida. Sentía que necesitaba tomar una decisión, pero no estaba seguro cómo comenzar a decirle al mundo todo lo que estaba ocurriendo.
Cuando regresé a casa luego de que fui a dejar a Camile a su departamento, pensé que Emma no estaría ahí, que se había marchado, pero cuando entré intentando arreglar un poco todos los pensamientos que tenía, la vi sentada en el sofá, con las piernas cruzadas y un bolso a su costado. Se me quedó mirando a los ojos en cuanto entré y a mí de inmediato se me apretó el estómago. No tenía las suficientes ganas de enfrentarla ni reparar el daño que le estaba haciendo.
—¿De verdad pensabas que iba a irme? —me preguntó. No le contesté, así que ella se puso de pie y caminó hacia mí hasta estar cerca —Sé que no serías capaz de engañarme una vez más ¿no? Sé que no, confío en ti.
Cuando comencé mi relación con Emma y apenas llevábamos unos dos meses, una novia que tuve cuando era más pequeño y estaba en la escuela, se reencontró conmigo, nos vimos una vez y nos besamos. Fue un beso abrupto y extraño, ni siquiera lo había visto venir ni menos quería hacerlo. Me había sentido culpable por eso y se lo conté a Emma, pero ella entendió muy bien lo que había ocurrido y me perdonó, aunque en realidad yo jamás quise besar a mi exnovia.
Ahora con Camile era diferente, pues por mucho que me sintiera culpable por lo que estaba haciendo, no quería delatarme a mí mismo ni tampoco a Camile. Quería proteger lo que habíamos creado y sabía que ahora no iba a poder soportar la destrucción de todo mi entorno, pues quería a Camile, me había enamorado de ella y no había vuelta atrás.
—De acuerdo —bajé la voz.
—Ahora solo necesito un poco de tiempo —informó y luego fue a coger su bolso —, me iré a la casa de mis padres por unos días y cuando regrese espero que todo vuelva un poco a la normalidad.
Intenté decirle que no era necesario que se fuera, pero no quería hacerlo. Necesitaba mi espacio y estar solo.
—Creo que es una buena idea.
Ella asintió lentamente, besó mi boca de manera rápida y salió del departamento sin decirme ninguna palabra más.
Cuando ella se marchó, bajé los hombros y respiré profundo. Retrocedí unos pasos, me giré hacia la puerta, la abrí y la vi caminar por el pasillo, ella se volteó al escuchar la puerta y me observó a los ojos. Iba a decirle, tenía que decirle la verdad.
—Emma —solté y ella frunció el ceño mirándome, no sabía qué expresión tenía, pero me sentía completamente descompuesto —¿Cómo puedo decirte esto? —bajé la voz, ella se tensó y la vi mirarme con nerviosismo.
—No hablemos ahora ¿sí? Creo que ambos necesitamos pensar.
—Es que...
—Tranquilo, Jared —continuó —. Duerme bien.
Se volteó sin decirme nada más y a paso rápido la vi subirse al ascensor.
Me quedé con las palabras en la garganta, con el corazón casi en la mano y sólo fui capaz de entrar lentamente al departamento y cerrar la puerta. Casi, casi había estado a punto de mandar todo a la mierda.
Al otro día me sentía ahogado, abrumado por todo lo que estaba ocurriendo y pese a que sólo quería seguir tendido en la cama mirando el techo, decidí que era mucho mejor idea ir a beber a un bar de mala muerte por la noche.
No sabía si Camile tenía un apoyo a su lado diciéndole qué hacer o qué no. No sabía si ella poseía un amigo o amiga que la escuchara cuando se sentía ahogada, pero yo no tenía eso. No tenía nada más que mi propia consciencia gritándome. No había nadie a mi lado aconsejándome o poniéndose en mis zapatos así que lo intenté una vez más, llamé a Nate.
—¿Hola? —contestó.
—¿Qué tal, Nate?
—Todo bien ¿en qué andas?
—Nada, todo se está yendo un poco a la mierda en mi vida ¿vamos por unas cervezas?
—¿Qué ocurrió?
—Pues muchas cosas, pero que no sabría cómo explicarlas para no ser un hijo de puta.
—¿Nuevamente es Camile?
—¿Cervezas o qué, Nate? —desvié la conversación.
—De verdad eres un idiota, Jared —oí su voz completamente molesta. Fruncí el ceño, casi como si no estuviera hablando con mi amigo —Te dije hace tiempo que tomaras una decisión, ahora todo te está saliendo peor ¿no?
—¿Por qué siento que te molesta más de la cuenta?
—¿Acaso no notas cuánto te quiere Emma? —me regañó —Estás desaprovechando todo lo que tienes con ella por una chica que apenas conoces.
—Entendí que no quieres ir por unas cervezas. Adiós Nate.
—Te dejé el camino fácil ¿No, Jared? —continuó pese a que iba a colgarle —Me gustaba Emma, mucho más de lo que pensabas, pero como ella se enamoró completamente de ti, me hice a un lado ¿y ahora le haces una cosa así?
Me quedé en silencio por un largo rato. No podía creer que él estuviese diciéndome una cosa como esa, quise darle un puñetazo, pero no estaba frente a mí. Me relamí los labios con molestia.
—Vete a la mierda, Nate —colgué.
Me masajeé la cabeza sin entender lo que había ocurrido, no esperaba en absoluto que Nate que era prácticamente un hermano para mí me soltara una cosa así sin más, sin tapujos ni pelos en la lengua, pero entendí que por eso le molestaba tanto mi situación con Camile, pues claramente él se sentía responsable de haberme dejado el camino libre con Emma. Apreté la mandíbula con molestia, me puse de pie, tomé mis llaves y me largué en la camioneta hasta la casa de mis padres.
Intenté hablar con mi madre porque papá no se encontraba en casa, le conté que estaba algo frágil mi relación con Emma, pero cuando iba a contarle que me había fijado en otra chica ella me pidió que la esperara para ir por un té. La esperé, de verdad necesitaba desahogarme, pero claro, sus mensajes interrumpieron todo. Sentí asco, molestia y muchísima impotencia.
Cuando regresó no fui capaz de enfrentarla, no fui capaz de decirle por qué demonios estaba engañando a mi padre si él siempre le había dado todo. Ella intentó volver a la conversación que teníamos, pero no pude hacerlo, sólo le dije que regresaría a casa y me fui directo a un bar de mala muerte, si debía emborracharme y dormir con la cara estampada en la barra, lo haría, pues todo se estaba cayendo a pedazos a mi alrededor y una mala borrachera no iba a empeorar las cosas.
Esa noche la pasé con Camile en mi camioneta chocada.
¿Puedes creer todo el amor que sentía por esa chica al ver mi camioneta estampada en un árbol, esa que tanto me había costado conseguir y no sentir ni una pizca de enfado?
Intenté demostrarle todo lo que me gustaba, la acaricié y la acurruqué entre mis brazos para dormir. Quería que ella sintiera lo mismo que yo estaba sintiendo por ella.
Me encantaba. me encantaba su sonrisa, sus ojos verdes, su cabello y su cuerpo. Me gustaba su carácter, su sencillez y su manera de ver la vida. Me encantaba que fuese soñadora y segura de sí misma, que pese a parecer frágil fuera de capaz de comerse todo el mundo con sus capacidades. Era hermosa frente a mis ojos y no podía evitar mirarla por largo rato mientras me hablaba, mientras me contaba anécdotas o simplemente cuando estaba de pie frente a mí con uno de esos vestidos coloridos que le gustaban.
Quería sostenerla y quererla, inventarle un sinfín de canciones y cantárselas tendidos en la arena. Quería llevármela lejos, desaparecer y hacer como si nadie existiese aparte de nosotros.
Esa noche me convencí de que realmente estaba enamorado de ella, que se lo diría y también que le confesaría toda la verdad a Emma. Llegué completamente decidido a mi edificio sin importar todo lo que iba a destruir confesando una cosa así, no sabía cómo iba a hacerlo, pero lo haría, claro que lo haría.
Sin embargo, ahí estaba Emma. Con una noticia que no quería oír.
***
Ahora veamos qué tiene Jared para decir XD
BESOPOS
XOXOXO
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