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Capítulo 27

Advertencia de contenido explícito


Me quedé petrificada con lo que me acababa de decir, me afirmé del asiento y sólo fui capaz de girar la cabeza para mirarlo.

—¿Cómo lo sabes?

—Me amenazó —confesó.

No continué hablando, sólo lo vi sacar su móvil del pantalón, apretó un par de cosas y entró al archivo de audio, le dio reproducir a uno y ambos nos quedamos completamente en silencio escuchando. Al principio todo iba bien, pero luego de unos segundos se oyó a Tara decir:

¿A caso crees que soy una idiota?

Su voz sonó seca, sin ninguna emoción intermedia.

¿Qué? —preguntó Alex fingiendo desentendimiento.

Sé quién eres, Alex ¿tú no me recuerdas?

No, ¿de qué estás hablando?

Claro, como ibas a recordarme. Te encontrabas casi inconsciente cuando nos vimos por primera vez —rio. Rio con maldad.

¿De qué hablas, Tara?

Te he aceptado esta cita sólo por un motivo, que me dejes en paz —soltó sin escrúpulos —O no tendré la suficiente paciencia como la he tenido hasta ahora.

No sé de qué estás hablando, Tara ¿podrías ser más clara? Pensé que estabas interesada en mí como yo lo estaba de ti y por eso estábamos teniendo esta cita, no sé a qué quieres llegar ahora.

No quiero que te aparezcas nuevamente en mi lugar. No quiero que vayas ni que hables ¿me oíste? No necesito un grano en el culo como tú.

En ese momento Alex tecleó un mensaje y el audio se corta seguramente porque estaba hablando conmigo, luego el audio regresó y la conversación continuó:

Hay una camioneta ahí afuera, cuando salgas, te vas a subir y mantendrás el silencio. Porque si te atreves a decir algo, yo misma me voy a encargar de matarte —se oyó y yo me cubrí la boca con una mano —No me conoces en absoluto, Alex.

Así que eres tú..., eres tú la dueña de ese lugar ¿no? Eres tú la que pasa droga de un lado a otro y prostituye a chicas sin su consentimiento.

Casi pude imaginar el rostro de Tara Brackley desencajándose, pero sólo Alex sabía cómo ella estaba mirándolo.

Admito que me gustaba ese lugar hasta que descubrí lo hijos de puta que pueden ser con una chica menor de edad... ¿robársela? ¿en serio? Bajísimo para un prostíbulo de primera clase.

Cállate —le exigió —cuídate bien Alex. Porque ahora que ambos sabemos quiénes somos, no te dejaré en paz. No te dejaré en paz hasta matarte. Y si se lo llegas a decir a alguien, créeme que esa persona también pagará las consecuencias.

¡Alex! —se oyó mi voz.

Alex rápidamente pausó el audio, lo envió por correo a Samantha y a mí y me observó fijamente.

—Estoy en problemas, sobre todo cuando entraste en ese lugar y me sacaste de ahí. Ahora no se cansará de perseguirme —tocó su rostro con nerviosismo —¿qué voy a hacer?

—Primero que todo, calmarte —pedí, pero yo también me encontraba en estado de shock. No podía creer que todas nuestras sospechas se estaban cumpliendo —¿Y si vamos con la policía?

—No podemos hacer eso, no sabemos quién más está involucrado en esto.

—¡Pero con ese audio es suficiente! —alcé la voz y él me hizo callar.

—Tenemos muchísimo material para redactar nuestro informe, ahora sólo debemos descubrir quien más está involucrado.

—¿Y mientras qué? ¿Pretendes esconderte debajo de una roca?

—No, pero soy capaz de quedarme en casa hasta que tengamos listo este puto trabajo.

—Es demasiado arriesgado.

Mi móvil comenzó a sonar en mi bolsillo, era una llamada de Samantha, rápidamente contesté y la puse en altavoz.

—¿Hola?

¡Así que si era! —chilló.

—Alex quiere continuar con esto, yo digo que hay que ir con la policía. Lo amenazó —comenté y escuché a Samantha resoplar.

Es que estamos tan cerca de desenmascararla.

—Recuerden que es una familia completa que quedará destruida, no sólo Tara Brackley.

¡Deja de pensar en Jared! No sabemos si él también está involucrado.

—Jared jamás sería participe de una cosa así —expulsé.

—Camile tiene razón, Jared no pinta para eso —opinó Alex.

Estuvimos conversando muchísimo tiempo dentro del auto acerca de lo que íbamos a hacer. Alex fue tan insistente con continuar con nuestra investigación que no tuvimos más remedio que aceptar. Cuando me bajé del auto de mi amigo, me fui hablando por video llamada con él hasta que lo vi entrar a su habitación y estuvo sano y salvo. Stefan todavía no llegaba de la reunión familiar con su padre y Dylan tampoco había llegado de su cita con Harriet.

De pronto, recordé que antes de ir por Alex, estaba hablando con Jared. Rápidamente abrí su chat y me percaté de que había escrito.

Jared: Porque quiero estar contigo

No había escrito nada más y no se encontraba en línea hace media hora. Releí los mensajes ¿había "casi" mandado todo a la mierda porque quería estar conmigo?

Camile: ¿Estás ahí?

Esperé unos minutos, caminé hasta la cocina, me serví un café y me senté con el móvil entre mis manos.

Jared: Si

Camile: Lo lamento, tuve algo que hacer

Camile: ¿Te encuentras bien?

Jared: Estoiuy bien

Jared: Un poco borrahco, pero bien

Camile: ¿Dónde estás?

Jared: jdhfm

Jared: Bar, esoftoy en un bar

Camile: ¿Solo?

Jared: Si

Jared: Creo q no pore vlver a casa

Jared: Vienesd pro mí?

Dios.

Marqué su número de teléfono, él de inmediato contestó. Se oía música bastante alta ahí, pero al menos pude oír su voz.

¡Camile! —oí su voz.

—Jared ¿dónde estás?

Ya estaba comenzando a preocuparme, se encontraba solo en un bar y probablemente en su camioneta. De seguro no se podría regresar a casa.

En un bar cerca de casa —decía arrastrando sus palabras —, bueno, tal vez no tan cerca.

—¿Quieres que llame a Nate para que vaya por ti?

¡Que le den por culo a ese hijo de puta! Puedes... ¿puedes tu creer que no quiso venir a beber conmigo aquí?

—¿Cómo te vas a regresar a casa? —pregunté con un nudo en el estómago, no contestó, sólo se oyó su voz ebria pidiendo un trago de tequila —¿Jared?

¡Me quedo hasta mañana! ¿cierto, Joseph?

—¿Quién demonios es Joseph? —pregunté, pero se escuchó la voz de un hombre diciéndole que su nombre no era Joseph y que no podía quedarse toda la noche porque cerraban a las tres de la madrugada. —Jared...

Dormiré en el auto.

—Envíame tu ubicación, iré por ti.

No dejes que te joda la vida como a todo el mundo ¿sí?

—No jodes nada, Jared. Ahora envíame tu ubicación.

Enseguida mi amor —lo oí y todo se revolvió dentro de mi estómago. No sé qué maniobra hizo, pero me colgó y la ubicación me llegó por mensaje unos segundos después.

Debía ir por él.

Él había ido por mi cuando me escapé en mi propio cumpleaños, no podía dejarlo solo esta vez yo. De hecho, él había estado conmigo en todo momento. Cuando se ofreció para llevarme al hospital luego de haberme atropellado (bueno, esa si era su obligación), pero no era su obligación verme, ir a la cafetería que trabajo, llevarme del hospital a casa cuando Stefan me dejó allí sola, conversar conmigo en el parque luego de tener una discusión con Stefan ni tampoco era su obligación mensajearme cuando se le daba la gana. No podía dejarlo solo.

Marqué la ubicación en la aplicación del Uber, verifiqué si tenía dinero y así fue. Le rogué a todos los Dioses que no llegara Stefan cuando me estaba yendo y al parecer me escucharon, pues no llegó y yo me marché rápidamente hasta el bar en donde se encontraba Jared Brackley.

Llegué a un bar en el centro de la ciudad, le pagué al conductor y me bajé un poco asustada del taxi. Miré a mi alrededor percatándome de que muchísimas personas caminaban conversando y riendo. Había bares por todo el lugar y me concentré en el que salía en la dirección, entré en él y de inmediato el olor a alcohol y cigarrillo chocó con mi rostro.

Todo estaba un poco oscuro, pues era un bar rústico y de mala muerte. Uno de esos bares en donde no esperabas ver a un tipo como Jared Brackley. Había mesas redondas con personas jóvenes y mayores conversando, riendo y otros durmiendo con la cabeza estampada en la madera. Caminé lentamente adentrándome en el lugar, agradeciendo que el bar no fuese inmensamente grande.

Vi a Jared sentado en un taburete frente a la barra, tenía la mejilla estampada en la barra junto a un vaso de vidrio justo a su costado que no soltaba como si su vida dependiera de ello. Caminé hacia él pidiendo que, por favor, no le hayan robado nada.

—¿Jared? —alcé la voz. Él de inmediato se levantó de la barra e hizo contacto visual conmigo.

—Camile —me sonrió exageradamente, movió el taburete que estaba a su costado con algo de torpeza y me invitó a sentarme —¿Quieres que te pida algo? ¡Hey tú! —llamó a un barista, rápidamente le tomé la mano y le dije que no quería nada, él asintió obediente y le pidió al chico que se largara.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté.

—Bebiendo.

—Me di cuenta.

—Primero —habló con torpeza —, vine aquí porque no soporto a ningún idiota en casa.

—Jared...

—Y, por último —me observó a los ojos —porque no puedo sacarte de mí maldita cabeza.

Apoyé mi cabeza en mi mano observándolo de costado.

—Vamos a casa ¿sí?

—¿Cuál casa? —soltó con risa, luego bebió de lo que sea que estaba bebiendo.

—Tu departamento o la casa de tus padres —contesté.

Él resopló con exageración.

—Que se jodan.

—¿Ocurrió algo?

—Mi madre engaña a mi padre ¿lo sabías? —me contó con molestia. Frunció muchísimo el ceño —No la vi, pero vi sus mensajes, la voy a descubrir, aunque eso me cueste perder todo ¿de acuerdo?

—De acu...

—¡Que estupidez! —alzó la voz y golpeó el vaso de vidrio en la barra consiguiendo que el líquido se desbordara y que cayeran un sinfín de gotas encima y al piso.

Apoyé levemente mi mano en su hombro y él se quedó mirándome fijamente, calmándose, respirando profundo, luego miró el vaso y lo soltó.

—De acuerdo, vámonos —me dijo. Le sonreí en silencio, me puse de pie y él también lo hizo.

Me agarré de su brazo y él, tambaleándose, caminó junto a mí hasta que estuvimos afuera del bar, miró a su alrededor, se metió las manos a los bolsillos y de ahí sacó su billetera y las llaves de su camioneta, me las entregó y yo rápidamente las guardé.

—¿Dónde dejé la camioneta? —se preguntó a sí mismo, miró a su alrededor, yo también lo ayudé a buscarla con la mirada hasta que finalmente él la divisó —¡Ahí está!

Caminamos juntos hasta un callejón en donde estaba aparcada, apreté el botón para abrirla y lo vi ir directamente al asiento del conductor.

—Conduciré yo —zanjé rápidamente, él rio como si hubiese dicho algo muy gracioso, pero como yo no reí, él se quedó completamente en serio.

—No estoy tan mal —habló, apoyó una mano en la camioneta para no caerse y yo alcé una ceja.

—Vamos, hoy serás copiloto.

Él asintió levemente, comenzó a caminar lentamente hacia la otra puerta y luego se volteó:

—Pero debes ser cuidadosa ¿sí?

—Lo seré —aseguré.

Él continuó caminando hasta la otra puerta, la abrió y se subió. Me quedé mirando la puerta de manera nerviosa, la camioneta estaba muy alta para mí y siempre había conducido el auto de mi padre, ningún otro. Abrí la puerta, me subí y me quedé mirando a Jared quien seguía observándome tipo: "Cuídame la camioneta, estúpida ¿ok?"

Metí las llaves, las giré y cuando iba a ponerme en marcha, Jared me interrumpió:

—¡El cinturón, joder! —soltó y yo no pude evitar reírme. Él se colocó su cinturón de seguridad y se aferró a él.

Yo también lo hice, acomodé el asiento, los espejos y luego puse a andar la camioneta. Todo era muy grande para mí, las dimensiones, los espejos, el asiento y el volante. Solo esperaba que llegáramos a salvo a casa y no nos chocaran o que yo no chocara con un árbol.

—Dime las calles porque yo no conozco esto —dije mientras iba marcha atrás para salir del aparcamiento, él sonrió asintiendo. Luego sintonizó una radio y una banda de rock estaba sonando, él bajó un poco el volumen y sólo se quedó mirándome —¿Qué me ves? —pregunté mientras iba con las manos apegadas al volante.

—Nunca nadie había conducido mi camioneta aparte de mí —comentó con una leve sonrisa, luego miró hacia al frente —¡A la derecha! —gritó y yo rápidamente giré.

—¡Jared! —chillé temblorosa.

Él comenzó a reír con fuerza y yo también reí, pero de nerviosismo.

—Ya sé dónde iremos.

—¿Dónde? —pregunté.

—Sólo sigue mis indicaciones —respondió.

Los minutos fueron pasando y yo seguía conduciendo, Jared me decía que doblara a ratos y luego nos manteníamos escuchando la canción que sonaba en la radio. Me percaté de que salimos a la carretera, observé a Jared de reojo y él estaba completamente serio mirando hacia al frente ¿dónde demonios iríamos a parar? No podía desaparecer por tanto tiempo.

—Nos estamos alejando de la ciudad —comenté, él alzó su vista y asintió lentamente —No puedo irme por tanto tiempo, lo sabes.

—Ni yo —sonrió.

De pronto, noté que señales de que íbamos saliendo de la ciudad aparecieron y yo comencé a asustarme, Jared me pidió que doblara por una calle, así lo hice y frente a mí apareció una calle algo estrecha, llena de árboles y completamente oscura, como si todo estuviese desierto. No había casas, solo señalizaciones y muchísima vegetación.

—Aquí sólo debes ir en línea recta —informó él.

No sabía dónde demonios estábamos, pero por algo habíamos ido a ese lugar, Jared no quería regresar a su departamento, no sé por cuál razón ni tampoco quería ir a parar a la casa de sus padres porque estaba muy molesto con su madre.

Conduje un rato y cuando me percaté de que Jared no hablaba, me giré para observarlo y me di cuenta que estaba profundamente dormido. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, intenté llamándolo, pero no escuchó, toqué su hombro, pero tampoco me contestó. Parecía un bulto, con la cabeza hacia un costado apoyada en el cinturón de seguridad.

No pensé que podía ser peor cuando mi móvil comenzó a sonar, maldije internamente, mantuve una mano en el volante y miré mi móvil de reojo para saber quién era, se trataba de Dylan. No contesté y de pronto comenzaron a llegar mensajes, nuevamente tomé el móvil y cuando iba a llamarlo, me di de lleno contra un árbol.

No iba a mucha velocidad, pero aun así mi cuerpo salió disparado hacia adelante consiguiendo que el cinturón de seguridad me detuviera en seco, se me cayó el móvil y sólo me preocupé de apretar el volante con fuerza. Jared también había salido disparado hacia adelante, pero él era mucho más fuerte y grande que yo, así que lo único que pasó fue que despertó confundido.

Mi estómago estaba hecho un nudo, apenas podía respirar, la camioneta no era mía y me había metido en un gran problema. Jared observó el panorama, me observó fijamente y luego se desabrochó el cinturón de seguridad con rapidez, como si todo el alcohol que hubiese tenido en el cuerpo hubiese desaparecido por completo, se giró hacia mí y me agarró la cara con ambas manos.

—¿Te encuentras bien? —preguntó con una nota de preocupación, como nunca antes.

—Si.

Todavía tenía las manos puestas en el volante con fuerza.

Él rápidamente se bajó de la camioneta en medio de esa calle eterna, oscura y sombría. Rodeó la camioneta, miró el capot de la camioneta y se tocó la frente con frustración.

Lentamente desabroché el cinturón de seguridad, todo mi cuerpo estaba temblando y no podía dejar de pensar que, si hubiese ido a más velocidad, hubiesen reventado los airbags o, tal vez, pudimos habernos volcado en medio de un territorio desierto, y juntos.

No sabía si me había golpeado con algo, pues todo había sido demasiado rápido, así que apenas me desabroché el cinturón, quité las llaves y me bajé de la camioneta. Cuando puse mis pies en el cemento sentí que todo se me dio vueltas, me afirmé de la puerta y luego caminé lentamente hacia el capot.

Noté que el árbol milenario que se encontraba frente a nosotros había abollado completamente toda la parte delantera de la camioneta y no sabía si eso tenía arreglo.

—Soy un desastre —comenté, me abracé a mí misma y sentí un nudo en la garganta —, lo lamento muchísimo, no me di cuenta...

Jared me observó, se acercó a mí y se quedó a mi costado mirando en la misma dirección que yo: el capot. Luego, esbozó una pequeña sonrisa.

—¿Por qué te ríes? —pregunté casi con lágrimas en mis ojos.

—Si no querías seguir mis indicaciones debiste haberlo dicho, no era necesario estrellarnos con un árbol ¿no? —comentó son sarcasmo. Apenas pude entender lo que quería decirme, lo miré fijamente y él ya se encontraba mirándome con una sonrisa burlesca.

—Es que te dormiste, me puse nerviosa y encima el móvil comenzó a sonar... —intentaba excusarme.

—Hey, Camile —apoyó sus manos en mis hombros y se quedó cerca de mi rostro —No te preocupes tanto ¿de acuerdo? ¿Acaso me ves enojado?

—¿Por qué no lo estás? —fruncí el ceño con molestia.

—Porque es una puta camioneta que tiene arreglo —soltó y yo me quedé con las lágrimas al borde de mis ojos —No eres un desastre —me acercó a él y me abrazó.

—¡Deberías estar gritando enfadado! —chillé mientras él seguía abrazándome. Tenía el rostro apegado a su torso.

—¿Quién te hizo tanto daño para creer que un puto material vale más que tú? —soltó.

Guardé silencio y lentamente lo abracé. Él besó mi frente, luego se colocó a mi costado y se quedó abrazándome por los hombros, ambos observamos el desastre que había causado, el rio y no pude evitar reírme también.

Luego de unos minutos, Jared encendió la camioneta y la alejó del árbol, aparcó en medio de la nada y se quedó mirándome:

—No sé si soporte regresar a casa —me dijo mientras se bajaba nuevamente de la camioneta.

—¿Y qué haremos? —resoplé.

—Dejarla descansar por esta noche —contestó sin más.

—De acuerdo ¿y mañana me llevarás a casa?

—Lo haré —sonrió.

Asentí, luego caminé hacia la camioneta y me metí a los asientos traseros. Tomé mi móvil y le marqué a Dylan. Vi a Jared subirse al asiento copiloto, movió el asiento hacia atrás y luego lo dejó completamente estirado, apagó todas las luces de la camioneta consiguiendo que todo se volviera completamente oscuro. Era como una boca de lobo, ni siquiera había autos paseándose por la calle. Luego, tomó su móvil y abrió sus mensajes; no alcancé a ver qué abrió, pues mi hermano me contestó:

¿Hola?

—Dylan.

¿Dónde estás? Recién he llegado al departamento

—¿Stefan ya llegó?

Creo que sí, pero está en la habitación

—Tuve un pequeño problema y no podré llegar esta noche...

¿Qué tipo de problema?

—Ya te explicaré luego, debes cubrirme ¿de acuerdo?

¿Qué debo inventar?

—No sé, que me quedé con Harriet o Alex.

De acuerdo, nos vemos mañana —lo oí —No hagas algo de lo que puedas arrepentirte ¿me oíste?

—Te oí.

Tampoco dejes de hacer algo si luego también te arrepentirás —soltó y yo bufé.

—Pues ¿qué hago? —reí.

Lo que se te dé la puta gana, adiós —colgó.

Bloqueé el móvil y me quedé mirando a Jared. Estaba concentrado escribiendo algo en su móvil, pero no quise ser demasiado chismosa y sólo me tendí completamente en el asiento trasero, cerré mis ojos y respiré profundo. Era increíble lo tan tranquila que me sentía al lado de Jared Brackley incluso en medio de la nada con su camioneta completamente chocada.

—¿Vas a hacerme un lado o qué? —lo oí.

Abrí mis ojos y lo observé.

—¿No estás bien ahí?

Él rodó los ojos.

—Claro que no ¿acaso no notas el frío que hace?

—Y yo soy una frazada...

—¡Pues claro que sí!

—Eres muy grande para estar aquí, no cabemos los dos —bromeé.

—¿Quién lo dice? —alzó una ceja.

—No sé ¿la lógica, el tamaño del vehículo?

—Entonces ven tu —me pidió.

—No hay espacio —sonreí indecisa.

Él, con ambas manos se indicó todo el cuerpo en sinónimo que encima de él había muchísimo espacio para mí.

Me limité a observarlo en silencio mientras él seguía invitándome a sentarme sobre él con una traviesa sonrisa en sus labios. No sabía qué estaba haciendo, pero decidí dejar todo lo que me atormentaba atrás y dirigirme directamente hacia él.

Pasé por encima de todo y lentamente me senté a horcajadas sobre él. Él movió todo el asiento hacia atrás consiguiendo que quedáramos cómodos. Puso sus manos en mi cintura y me observó directamente a los ojos.

—¿Se puede tener unos ojos más lindos? —me preguntó.

Estaba mirándome tan fijamente que me apretaba el estómago. Jared Brackley me hacía sentir como una niña recién enamorada, que no entendía lo que estaba haciendo. Me hacía sentir mariposas en el estómago y ganas de abrazarlo hasta quedarme dormida.

Estábamos mirándonos, sintiéndonos, comportándonos como unos adolescentes. Sentí sus manos acariciarme la cintura por encima de la camiseta, luego lentamente las deslizó hasta hacer contacto con mi piel. Todo mi cuerpo se estremeció con su contacto y no pude evitar besarlo.

Lo besé con fuerza, necesitándolo, queriéndolo.

Sus labios definidos eran cálidos, reconfortantes y audaces. El sabor a tequila que él había bebido invadió mi boca y sonreí.

Me olvidé de todo lo que estaba a nuestro alrededor y sólo me dediqué a besarlo mientras él me acariciaba con exaspero la cintura y las caderas.

Apoyé mis manos en su torso casi sintiendo sus fuertes latidos chocar con la palma de mi mano. Besé su barbilla, su cuello y su clavícula. De pronto, sus manos se quedaron apretándome las caderas y debajo de mi cuerpo sentí su pantalón endurecerse.

Sus besos comenzaron a ser más profundos y largos, no tuvo escrúpulos ni detenimientos al tocarme. Acarició mis muslos que se encontraban al descubierto, mi cadera, mis pechos y también mis hombros. Todo parecía ir muchísimo más rápido que aquella vez en el teatro. Todo indicaba que la ropa que traíamos puesta nos estorbaba, ya nos conocíamos y probablemente ya no había tapujos si nos veíamos completamente desnudos el uno al otro.

Lentamente comenzó a subir mi vestido deslizando sus manos por mis muslos hasta que tuve el vestido casi en mi cintura. Él seguía completamente vestido, pero no encontraba el momento de quitarle todo lo que tenía encima.

Mi cuerpo ardía. Mi feminidad dolía de excitación

¿Era normal desear tanto a una persona?

—Camile... —oí su voz agitada.

No le respondí.

Tenía sus manos en mi trasero controlando mis movimientos por encima de nuestra ropa, consiguiendo que me sintiera completamente frágil y agitada. Desabroché su camisa con paciencia, paciencia que él parecía no estar teniendo porque cada vez me apegaba más a su entrepierna y buscaba mi boca para besarme.

Le quité la camisa y la lancé al asiento trasero haciendo contacto con sus pectorales.

Deslicé mi mano por su torso hasta llegar a su cinturón, rápidamente lo desabroché y él esbozó una sonrisa vivaz que se quedó grabada en mi cabeza. Jared, por supuesto, no se quedó atrás. Metió su mano por debajo de mi panti translucida y yo sentí como todo mi cuerpo comenzó a temblar. Todo mi cuerpo latía, incluida mi zona íntima.

Él, de un movimiento, me volteó consiguiendo que mi espalda quedara apegada a su torso, con agilidad abrió mis piernas y deslizó sus dedos hasta hacer contacto con mi zona íntima. Me estremecí y mi trasero chocó directamente con su pantalón abultado. Él comenzó con movimientos lentos y luego más rápidos. Cerré mis ojos sintiéndome completamente desvalida. No sabía cómo él se percataba de todo lo que me gustaba, nunca me había sentido así con otra persona.

—Jared... —jadeé.

Sentí que estaba llegando a mi punto máximo, pero lo detuve en seco. Me volteé hacia él, desabroché el botón de su pantalón con decisión mientras él me observaba con ferocidad. Deslicé sus pantalones por sus piernas y su bóxer abultado me secó la boca.

—Dime que al menos no hay obstáculos hoy —comenté.

Él sonrió de medio lado, me tomó de la cintura y me atrajo hacia él. Nuevamente me senté a horcajadas sobre él, pero sólo nos separaba la tela de su bóxer y mi panti.

—Me vuelves loco, Camile —lo oí.

—Y tú a mí —apreté sus hombros.

Nuevamente me besó con fiereza, me apretó junto a su cuerpo y sacó su espalda del respaldo del asiento, lo escuché abrir la guantera detrás de mí, luego la cerró y me enseño el sobre de un preservativo con una sonrisa en el rostro.

Al ver eso mi estómago se apretó, eso quería decir que podíamos llegar al siguiente nivel. Tenía muchísimas ganas, pero para mí también significaba algo especial, no tan solo carnal.

Él continuó besando mi cuello, luego mi clavícula consiguiendo que me sintiera cerca del cielo. Es que Jared Brackley tenía una forma de tocar que parecía irresistible. Intenté mantener la cabeza fría, pero no lo conseguí. Sus largos dedos hicieron contacto con el borde de mi panti, luego comenzó a bajarla lentamente, pero se trabó, maldije un minuto.

—Dios... —oí su voz en un quejido doloroso mientras intentaba bajarme el panti, luego me observó a los ojos —lamento esto.

—¿Qué cosa? —pregunté agitada.

De un tirón un poco doloroso me rompió el panti dejándome completamente a pierna descubierta. Él rio cuando me sobresalté y no me importó que fuese mi panti favorito, volví a besarlo como si no hubiese un mañana. Ahora sólo nos separaba la tela de mi braga y la tela de su bóxer. Podía sentirlo, podía sentir su deseo, sus ganas de tenerme entre sus piernas y tan sólo pensar en eso me hacía sentir frágil y completamente extasiada.

Podía sentir la humedad por sobre mi braga, podía sentir cómo él jugaba con mi cuerpo como si le perteneciera e intenté que me importara un poco las consecuencias que tendríamos, pero no pude hacerlo.

Él quitó mi braga como si valiese un centavo y la lanzó al asiento trasero, luego se bajó su bóxer quedando completamente desnudo. Jared era impetuoso, atractivo y como un voraz león. Me temblaban las piernas de sólo imaginar de lo que era capaz de hacerme sentir. Sin embargo, como la posición del auto no favorecía que él estuviese encima de mí, me moví unos centímetros atrás, deslizó el preservativo por su miembro con delicadeza y me tomó de la cintura.

Me arrodillé en el espacio que dejaban sus piernas en el asiento y lentamente bajé.

En todo momento nos miramos a los ojos, percatándonos de lo que estábamos haciendo, asumiendo que la estábamos cagando, pero juntos.

Cuando entró en mí, apretó con fuerza mis caderas y resopló con deseo.

Desde ese momento en adelante todo estaba perdido, comencé a moverme de arriba hacia abajo con lentitud, no quería no poder disfrutar de esa escena, pero él insistía en querer dirigir los movimientos, sin embargo, luego de unos segundos dejó de apretarme con tanta fuerza y se dejó llevar completamente por mí.

Me acarició la cintura, las piernas, los brazos y el cuello. Besó mis pechos, mi clavícula y mi barbilla mientras yo me encontraba encima de él dirigiendo todos los movimientos. Acarició mi espalda, me apretó con cuidado y también se dedicó a observarme como si se hubiese encontrado con la cosa más hermosa que sus ojos hayan visto jamás.

Todo mi cuerpo comenzó a temblar con fuerza cuando sentí que iba a llegar al orgasmo, él también comenzó a apretarme el trasero con cada vez más fuerza. Lo vi cerrar sus ojos y empujarme con fuerza hacia su cuerpo. Mis movimientos continuaron hasta que, de pronto, todo explotó dentro de mi cuerpo. No pude evitar gemir con fuerza y él, unos segundos después, hizo lo mismo. Jadeando me quedé sentada encima de él, con el corazón casi en la garganta y cuando apoyé mi palma en su tórax, también sentí su corazón. Me apoyé completamente en él, apoyando mis pechos en su pecho. Sentí cómo sonrió.

—Se te va a salir el corazón —oí su voz ronca.

—Lo sé —reí.

Poco a poco fuimos separándonos, me subí mi braga y él se quitó el preservativo, le hizo un nudo y lo metió en una bolsa plástica que tenía en la guantera, luego bajó el vidrio de la camioneta y lo lanzó lejos.

Me cambié al asiento trasero, me acomodé el vestido y me quedé sentada mirándolo mientras se acomodaba su bóxer y el pantalón. Buscó su camisa y luego se la colocó lentamente.

Todo estaba tan silencioso que no dudaba que, si hubiera habido casas, todos hubiesen oídos nuestros jadeos y gemidos.

Se echó hacia atrás apoyando la espalda en el respaldo del asiento, me observó y me sonrió.

—Ya ven aquí —indicó —, pero debajo del asiento hay una manta, tráela.

Asentí rápidamente. Busqué la manta debajo del asiento, la saqué y luego me cambié de asiento, rápidamente me subí encima de Jared, me acomodé nuevamente sentada sobre sus piernas y luego apoyé mi cabeza en su hombro, cerca de su clavícula y su pecho. Él nos cubrió a ambos con la manta de polar burdeo y me abrazó sosteniéndome.

De pronto se sintió tan bien estar recostada sobre el cuerpo de Jared con él abrazándome como si fuese lo único que le importase. Me besó la cabeza, luego me acarició el brazo por debajo de la manta.

—¿Qué voy a hacer ahora? —murmuré más para mí misma que para recibir una respuesta de Jared.

—Si te consuela, yo tampoco sé qué hacer —lo oí.

***



Espero que les esté gustando esta historia, de verdad, me estoy esmerando muchísimo en escribirla bien y con detalle.

Ahora díganme ¿cuáles son sus teorías?

No olviden dejarme sus votos y comentarios.

BESOPOS

XOXOXO

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