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Capítulo 24


Stefan sonrió levemente, noté que se encontraba incómodo, pero él sabía manejar esas situaciones. Dylan siempre lanzaba comentarios así de directos o bromas sumamente pesadas. Ocasionalmente mi hermano no era así, pero Stefan no le entraba en gracia y oportunidad que tenía lo hacía sentir un poco incómodo. Stefan estaba acostumbrado, incluso le hacía gracia, pero a mí no me parecía gracioso. Muchísimas veces terminé peleándome con Dylan por ser un completo idiota con mi novio que, suponía, sólo lo soportaba porque se trataba de su cuñado.

—Fue algo rápido, pensé que no tendrías tiempo de viajar —contestó Stefan con semblante sereno.

—Nunca me pierdo un cumpleaños de Camile —sonrió Dylan.

De pronto, me percaté de que Tara estaba mirando fijamente a Alex, tanto que hasta Samantha se dio cuenta, pues nuestras miradas chocaron por unos segundos. Saqué mi móvil del bolsillo, se lo enseñé a Sam desde lejos y me puse de pie para ir al baño. Apenas entré ahí, me puse a teclear.

Camile: ¿Crees que lo reconoció?

Sam: Si Alex dijo haber visto a una chica que quería matarlo y no dejarlo escapar, seguramente le vio la cara a Alex cuando él se encontraba inconsciente.

Camile: Debemos decírselo a Alex.

Sam: Puede terminar mal, Camile.

Camile: Claro que no. Tara jamás hará algo aquí que la delate.

Me lavé las manos, guardé el móvil y caminé hasta la sala en donde Jared se encontraba conversando con Dylan y Harriet muy cómodamente, bebían cervezas y se reían por un par de cosas. Samantha estaba hablando con Alex quien tenía una expresión serena en el rostro. Mientras que, Tara, Emma, Stefan y Nate conversaban bebiendo unas copas de vino blanco en el balcón.

Me acerqué lentamente a Samantha y Alex, cogí un trozo de pizza y fingí estar muy tranquila.

—Debes irte de aquí —susurré mirando a mi amigo.

Él frunció el ceño.

—Claro que no, si esa loca me reconoce, que se le joda a ella la noche —soltó de pronto y yo casi quise golpearlo.

—Creo que esta vez Camile tiene razón —opinó Sam.

—¿Y si me voy y ella sale detrás de mí? —nos observó a ambas.

Me quedé pensativa por algunos segundos. Tenía sentido y toda la razón, no podíamos exponer a Alex a que se fuera de ese lugar para que otras personas lo vieran afuera y le hicieran quizá qué cosas.

—De acuerdo, entonces te quedarás aquí hasta mañana —lo observé a los ojos y él asintió sonriente.

—¡Camile! Es hora del karaoke ¿no? —escuché la voz de Dylan interrumpiendo la conversación que tenía con Alex y Samantha. Alcé la vista y reí cuando hice contacto visual con él.

Lo vi ponerse de pie, buscar el control remoto y luego poner un video para que cantáramos juntos.

—¡Ya ven! —gritó por encima de la música.

—Es muy igual a ti —opinó Samantha con una sonrisa en el rostro, embobada con el chico que tenía en frente.

Como no teníamos micrófonos, vi a Jared ponerse de pie rápidamente y nos pasó dos velas que descansaban encima de un escritorio. Dylan le sonrió, luego se quedó mirando la pantalla, justo a mi lado.

—Qué vergüenza, Dylan —lo observé.

—¿Cuándo has tenido vergüenza de cantar karaoke? —decía mientras movía sus caderas al ritmo de la canción que todavía no comenzaba.

—¡Pues ahora! —chillé.

—¡Vamos, Camile! —oí el grito de Harriet que permanecía con una sonrisa de oreja a oreja mirándonos desde el sofá.

—No puedo creer que hayas puesto esta canción —reí.

It's hard to believe that I couldn't see —comenzó Dylan cantando "What I've Been Looking For" De High School Musical. En el mismo tono y con los mismos gestos de Ryan Evans.

You were always there beside me —canté riendo.

Thought I was alone with no one to hold

But you were always right beside me

This feeling's like no other

I want you to know

https://youtu.be/S-wSCKaHJ6Y

Ambos cantábamos mal, lo sabíamos, pero no nos importaba. Dylan siempre colocaba esa canción y no importaba demasiado el tono de voz que usaba, sino que siempre actuaba como lo hacía el chico en la película y eso me hacía reír muchísimo. Cantamos la canción completa, llena de gestos y bailes ridículos, mientras que los que estaban en el balcón nos miraban desde afuera. Intenté ignorar el rostro de Emma y Tara mirándome con desaprobación y la sonrisa falsa que tenía Stefan en el rostro.

Cuando terminamos de cantar, Harriet y Jared nos aplaudieron de pie. Samantha y Alex también estaban riendo a carcajadas mientras aplaudían.

—Es tu turno —Dylan le pasó la vela a Jared y yo se la entregué a Harriet. Ella frunció el ceño con confusión y negó rápidamente con su cabeza.

—No jodas, no canto ni en la ducha —expulsó y Jared también negó con su cabeza ignorando la vela de Dylan.

—¡Vamos! ¿Alguien más? —preguntó mi hermano alzando su vela.

—¡Voy yo! —alzó la voz Alex. Luego miró a Samantha y tiró de ella para que lo acompañara, ella negó rápidamente, pero la presión social la hizo ceder.

Me senté junto a Harriet mientras Samantha y Alex entonaban una canción de Dua Lipa entre risas y bailes de Alex.

—Tenemos una conversación pendiente —oí a Harriet a mi costado. De inmediato recordé la noche en donde le había pedido que me cubriera y nunca le conté lo que había pasado.

—No necesitas saber demasiado —bajé la voz mirándola.

Ella rodó los ojos.

—Desde que descubrí que el tipo del que estoy enamorada es tu hermano, merezco saber muchísimas cosas más —soltó y yo reí.

Dylan salió al balcón, se quedó al costado de Tara y encendió un cigarrillo. Me percaté de que Tara miraba a Alex y luego utilizaba su móvil, tecleaba, hacía gestos de incomodidad y luego fingía estar conversando con Nate y Stefan.

Vi a Harriet ponerse de pie para ir al baño y quedé al costado de Jared en el sofá. Él tenía una cerveza en su mano y observaba fijamente la pantalla en donde estaba la letra de las canciones para el karaoke.

—Deberías cantar tu —le dije sólo para que él me escuchara. De inmediato su mirada se quedó en la mía.

—No soy esa clase de estrella de rock —sonrió levemente y luego bebió de su lata de cerveza.

—Dejarías a todos impactados con la voz que tienes —le guiñé un ojo y él negó con su cabeza.

—Hoy no tengo ganas de hacerme de un club de fans.

—Que aburrido —fingí decepción y él se me quedó mirando.

—Cantaré si cantas conmigo.

—¿Te has vuelto loco? Tu mereces una canción en solitario, no alguien como yo para arruinarla.

—Tu jamás arruinarías algo, Camile —aclaró con seriedad y en un tono íntimo que sólo yo pude oír.

Tener a Jared frente a mí me hacía olvidar todo lo que estaba pasando a mi alrededor. Olvidaba que estábamos en mi departamento, olvidaba que Stefan y Emma probablemente estaban mirándonos. Olvidaba que Nate sabía todo acerca de nosotros. Y también no me percataba de cuánto tiempo lo miraba, ni de cómo estaba mirándolo. Sólo permanecía ahí como una chiquilla sin poder controlar sus hormonas ni su corazón latiendo con fuerza.

—De acuerdo, cantaré contigo, pero procura que sea una canción que cantes más tú.

Él asintió, le dio un gran sorbo a su cerveza y se armó de valor cuando Alex terminó de cantar junto a Sam.

—¿Puede ser una de High School Musical? —le pregunté a Jared cuando me puse de pie.

Samantha me pasó la vela y Alex se la pasó a Jared quien se estaba colocando de pie.

Jared negó con su cabeza.

—La pondré y tú me sigues ¿sí?

Asentí.

Vi a Jared escribir en la pantalla "Just a Little Bit of Your Heart"

No sabía si lo había hecho con intención, pero me quedé petrificada cuando comenzó a cantar y sentí cómo toda la fiesta se silenció para escucharlo.

"I don't ever ask you (Jamás te pregunto)

Where you've been (donde has estado)

And I don't feel the need to (Y no siento la necesidad de hacerlo)

Know who you're with (sé con quién estás)

I can't even think straight (Ni siquiera puedo pensar con claridad)

But I can tell (pero puedo decir)

That you were just with him (que tú estás con él)

And I still be a fool (Y yo seguiré siendo un tonto)

I'm a fool for you (porque soy un tonto por ti)

https://youtu.be/qxgAxEas66I

Mientras cantaba, se me quedó mirando y pude reaccionar para seguirle la corriente. Era una canción sumamente linda, pero no podía creer que se hubiese atrevido a poner una canción que definiera tanto por lo que estábamos pasando. Era una canción que podía dedicármela Stefan o Jared. Y era una canción que podía dedicársela Emma a él o incluso yo. Es por eso que me había sentido completamente tocada con la canción y me hacía sentir un poco incómoda y extremadamente nerviosa.

Además, a todo eso se le debía sumar que todos estaban mirándonos y que Jared Brackley tenía una voz admirable. Si yo no hubiese cantado junto a él, de seguro parecía que estábamos en un concierto justo en mi departamento.

Apenas terminó la canción, todos se quedaron mirándonos y el primero en aplaudir para quitar el momento incomodo e íntimo que todos habíamos presenciado, fue Dylan. Y cuánto lo agradecí.

—¡Pero que vozarrón! —le dijo Dylan a Jared con una sonrisa vivaz.

—Vamos, pon algo de música para que bailemos —oí la voz de Stefan quien entró al departamento.

Por ahí lo siguió Emma, quien me observó como si se hubiese encontrado con su peor enemiga, luego desvió su mirada hasta Jared y se le quedó mirando completamente seria.

Dylan colocó música para alivianar el ambiente, coloqué las velas en donde estaban y mientras Emma se acercaba a su novio, yo me fui directamente hacia el costado de mi hermano que permanecía cerca del parlante un poco alejado de todos.

—¿Qué fue eso? —susurró sólo para que yo lo oyera, puso un brazo sobre mis hombros y comenzó a hablarme de cerca.

—Nada.

—¿Nada? —continuó.

—Que guapo y todo está ¿eh? Pero ya, al menos finge que te gusta Stefan por esta noche.

Fruncí el ceño mirándolo y golpeé su abdomen con mi codo, él se encogió exagerando su dolor y luego lo abandoné acercándome a Harriet que se encontraba con Alex y Samantha conversando muy animosamente.

—Que bien canta Jared ¿no? —opinó Sam intercalando su mirada entre todos.

—Sí, debería dedicarse a eso. En los bares se lo comerían —comentó Harriet con una sonrisa en el rostro.

—¿Dylan es tu novio? —Alex le preguntó a Harriet tan rápidamente que ella se quedó petrificada mirándolo. Samantha la observó con atención por primera vez durante toda la noche.

—Novio no... —comenzó ella.

—Pues no es su novio, pero lo reclama como tal —interrumpí.

Por supuesto que nadie más tenía el permiso de fijarse en Dylan más que mi amiga Harriet. Así que zanjé de inmediato que Dylan, por el momento, seguía siendo conquista de ella y de nadie más.

Samantha y Alex sonrieron mirándome mientras que Harriet sólo se quedó con sus ojos puestos en los míos casi agradeciéndome.

De un momento a otro, mientras bailaba un poco en grupo con los chicos, alguien chocó conmigo en mi costado y cuando alcancé a darme cuenta de quien había sido, el color oscuro del vino tinto se impregnó en mi ropa: Emma. Emma me había chocado, suponía que accidentalmente, pero me había ensuciado desde mi clavícula hasta el muslo con vino tinto. Si hasta parecía que se había servido la copa llena sólo para tirármela encima.

Me quité un poco rápido cuando sentí el fuerte olor a vino sobre mi cuerpo, la observé a los ojos y ella de inmediato comenzó:

—¡Lo lamento tanto! —alzó la voz. Respiré profundo. Si hubiese sido cualquier otra persona que hubiese derramado un vino tinto encima de mi cuerpo, lo hubiese tomado sin muchísima importancia, pero Emma no me agradaba, no la quería ni tampoco entraba en la lista de "chicas con las que debes ser amables". O sea, con todo esto del respeto que debíamos tenernos entre mujeres, a Emma no podía integrarla ahí y sí que odiaba eso.

—No hay problema... —comenté fingiendo que todo estaba bien, pero no sé si logré disimular mi molestia.

—Ay no, tu ropa Camile —oí la voz de Tara acercándose a mí.

Como si en realidad le gustase mi ropa, pensé.

Samantha se puso a mi costado, completamente a la defensiva, como si la hubiese llamado solo para comenzar una discusión, aun así, no lo hizo y se quedó completamente en silencio mirándome.

—No importa... —comenté —iré a cambiarme, de seguro sale.

—Y tan linda que te veías —opinó Tara, casi tuve que tragarme el golpe que quise darle en el rostro. Me sentía enfadada, muchísimo. Y yo no era una chica de enfados. Me tragué lo que quería decirle y cuando volteé para caminar al pasillo, choqué con el cuerpo de Jared.

—De hecho, si, se veía muy linda —lo oí. Se me ruborizó todo el rostro y agradecí que Stefan no estuviese cerca para oírlo.

La mirada que le dio Tara a Jared fue llena de molestia y desagrado, y ni siquiera quise posarme en la mirada que tenía Emma, sólo me hice a un lado y caminé directamente hasta mi habitación.

Al entrar, cerré con fuerza, comencé a quitarme todo y me metí al baño. Prácticamente tuve que darme una ducha y cuando salí a la habitación, me encontré con Stefan.

—¿Emma volteó una copa de vino sobre ti? —me preguntó mientras yo me encontraba apegada al clóset buscando un vestido o algo cómodo para ponerme.

—Si.

—Fue sin intención, seguro —aseguró restándole importancia —meteré esto enseguida a la lavadora —me dijo, tomó la ropa que se encontraba en el suelo y se quedó mirándome —Que linda canción escogieron Jared y tú ¿no?

Me encogí de hombros.

—Supongo.

—No sabía que cantara así.

—Yo tampoco —contesté sin mirarlo, saqué un vestido de mangas largas del closet y me lo puse encima, busqué unas zapatillas y me senté en la cama.

—De acuerdo, voy afuera —informó. Lentamente caminó hasta la puerta y lo vi marcharse.

Respiré profundo, armándome de paciencia y antes de salir a la sala me miré por última vez en el espejo. No sabía qué demonios estaba haciendo ni qué estaba actuando, todo estaba siendo demasiado raro el día de mi cumpleaños, pero debía seguir adelante, no podía mandar a casa a todos.

No sabía cuánto había tardado, pero cuando me acerqué a la sala, me percaté de que Alex se encontraba en el balcón conversando con Tara. Casi se me cayó la mandíbula y no sabía si mi reacción había sido la correcta. Busqué con la mirada a Samantha, pero la vi conversando con Nate muy concentradamente, casi como si estuviesen hablando de una materia de la universidad.

—¿Todo bien? —me preguntó Harriet cuando me detuve al costado del sofá, sólo me limité a asentir, ella sonrió, destapó una cerveza y me la ofreció —Ya te dije, hoy alguien va a tener que llevarnos a la cama —le sonreí y le di un sorbo.

De pronto, todas las luces se apagaron, incluso la música y desde el pasillo apareció Stefan con una torta en sus manos, venía con una sonrisa en el rostro y el número 20 encendido. Todos se pusieron de pie a mi alrededor y cuando mi novio llegó hasta estar frente a mí, comenzaron a cantar.

Tenía nostalgia en mi corazón, pues sólo podía pensar en mi familia, lo único que me consolaba es que Dylan estaba ahí y haría de todo por extender su estadía, pues no quería que me dejara sola.

—¡Pide un deseo! —chilló Sam cuando todos dejaron de cantar.

Cerré los ojos y sólo deseé una cosa:

Por favor, por favor... deseo que toda mi tortura emocional se acabe, pero que acabe para bien.

Soplé con fuerza e ilusión, pues la tortura emocional que tenía en mi tórax ya sentía que iba a matarme. Encima los tenía a los dos ahí, a Stefan con la torta entre sus manos y a Jared apegado a su novia perfecta.

Todos aplaudieron y las luces se encendieron. Stefan se alejó a la cocina con la torta y yo me quedé al costado de Alex, no pude preguntarle qué demonios hacía con Tara, puesto que pasaron sólo unos segundos y la música volvió a sonar y él se marchó al balcón para seguir conversando con ella ¿acaso estaba intentando ligar con la chica que quería asesinarlo?

—¿Y si abres tus regalos? —me preguntó Dylan.

Se acercó hasta donde nos encontrábamos Harriet y yo, se sentó a un costado de mi amiga y me observó fijamente.

—No, prefiero abrirlos cuando todos...

—¡Ay por favor, ábrelos! —oí la voz de Emma que me interrumpió abruptamente.

—No es necesario...

—Te encanta abrir los regalos —opinó Dylan.

—Igual es como para niños abrir regalos frente a todos ¿no? —opinó Stefan con una sonrisa burlona en el rostro, Dylan lo observó fijamente y antes de que pudiese decirle alguna pesadez, fue otra persona quien opinó.

—Pues cada uno con sus gustos ¿no? —soltó Jared —Es su cumpleaños, puede hacer lo que se le venga en gana.

Ay no.

—Claro —rio Stefan restándole importancia —¿Quieres abrirlos? —me preguntó directamente.

Todos estaban mirándome, así que no tuve más remedio que decir que si los quería abrir, aunque me daba un terror horrible abrirlos y que no me gustaran y que se me notara en el rostro.

Dylan bajó el volumen de la música para que pudiésemos conversar y Harriet me acercó un par de regalos que descansaban en el comedor, me los entregó y yo me quedé mirando los paquetes con una sonrisa nerviosa.

—Comienza por este —opinó Samantha, me entregó una mirada condescendiente al verme un poco expuesta y pasada a llevar por la multitud —Te lo ha traído Alex.

Alcé mi vista chocando con la de él, Alex me sonrió con cariño y se encogió de hombros.

Era un rectángulo envuelto en un papel de regalo amarillo fosforescente, rompí el papel y de inmediato me percaté de que era un libro, respiré profundo y sonreí relajándome. Era un libro relacionado a investigaciones, le di las gracias y continué abriendo regalos.

Samantha me regaló una pulsera con colgantes, entre ellos una cámara fotográfica y un tazón de café. Harriet, por su parte, me regaló una taza muy linda de Chip, el hijo de la Señora Potts de la Bella y la Bestia. Me encantó tanto que le agradecí unas diez veces. Nate y yo no compartíamos mucho ni tampoco teníamos buenos momentos juntos, así que se le unió en el regalo junto a Emma y Tara.

Abrí el gran paquete que me habían dado con desconfianza, era una caja color perla, la destapé y me percaté de que adentro había productos de higiene, entre ellos cremas para el cuerpo, el rostro, shampoo. Fruncí el ceño, pero rápidamente sonreí.

—Gracias —les dije mirándolos intercaladamente.

Nate se avergonzó un poco, al parecer no tenía idea del regalo que ellas me iban a hacer.

—También te trajimos esto —comentó Tara, me facilitó una caja y yo de inmediato la recibí —, espero que te guste.

La abrí lentamente y me fijé que era un sartén.

¿Quién demonios regalaba un sartén?

Alcé vista, miré a Jared quien estaba mirando a Emma con un rostro que casi iba a caérsele al suelo.

—Sigamos —zanjó Harriet de pronto, me quitó el sartén de las manos, lo guardó con fuerza dentro de la caja hasta el punto que creí que lo había roto, empujó la caja con el pie lejos de mí y ésta chocó con el mueble de la televisión —¡Jared! —dijo ella con una sonrisa en el rostro, tan irónica que entendí lo que estaba haciendo cuando Emma se colocó completamente seria.

Jared Brackley

¿Un sartén? ¿Quién demonios regalaba un sartén a una persona que apenas te terminaba de agradar? Claro, Tara y Emma.

Apenas Harriet dijo mi nombre, sentí un nudo en el estómago, me había costado un poco escoger el regalo, así que esperaba que lo aceptara y le gustara. Emma se había molestado muchísimo porque no quise unirme al regalo que le iba a hacer ella, sin embargo, ahora agradecía no haber escogido esa opción.

Metí mi mano al bolsillo y ahí saqué la pequeña caja de color fucsia. Ella me observó a los ojos, me sonrió y la recibió.

Se veía nerviosa, sin embargo, evitó todo tipo de emoción y abrió la caja con sus delicados dedos. Apenas vio lo que había adentro, sus ojos se iluminaron y la sonrisa le llegó al rostro como un gran relámpago. Mi pecho dio un brinco y sólo me concentré en mirarla.

—¡No puede ser! —alzo la voz, luego me miró directamente a los ojos —¡Gracias!

Sacó el collar de la caja, era un collar de plata, delgado y sutil que tenía un colgante: un cuerno de unicornio de oro rosado y rosas encima. Muy pequeñas, pero que me parecieron perfectos para Camile.

Había recordado aquel día en donde Camile me había dicho que era una fanática de los unicornios y de los vestidos, pero por más que busqué un vestido que tuviera relación con unicornios, no encontré, así que esperando que le gustasen los collares, le compré uno relacionado a un unicornio, tal vez en un futuro podríamos confeccionaríamos un vestido relacionado a eso. ¿Qué digo? ¿Qué futuro?

Vi a Camile con una sonrisa incapaz de quitársela del rostro, le pasó la cadena a Harriet y de inmediato ella se la colocó alrededor del cuello.

—Ahora mi regalo —escuchamos a Stefan.

Lo observé fijamente.

Desde el día en que había llamado a Emma para decirle que le haría una fiesta sorpresa a Camile, me fastidió. Quería invitar a Camile a alguna cafetería o una feria llena de esos juegos baratos y divertidos, pero claro que no podíamos hacerlo, pues Stefan seguía en su vida y Emma seguía en la mía.

Había aceptado de inmediato asistir al cumpleaños de Camile, pero se me estaba haciendo completamente difícil mirarla conversar con Stefan, verla reír con él e incluso ver cómo él la abrazaba por la cintura. Odiaba que él estuviese tan cerca de ella cuando conmigo estuvo a centímetros de tener sexo. Odiaba que no pudiera ser capaz de mandar todo a la mierda para llevármela de ahí y plantarle un beso como se me parase en gana.

—Vamos, ¿con qué nos sorprenderás hoy, Stefan? —preguntó Dylan en un tono burlón.

No sabía si era una forma particular de tratarse entre ellos, pero no había dejado de fijarme en que Dylan ponía incómodo a Stefan cuando se le daba la gana y él sólo lo soportaba de la mejor manera posible.

Stefan le entregó un paquete mediano a Camile con una sonrisa campante y orgullosa en el rostro. Camile la recibió agradeciéndole con la mirada, rompió el papel de a poco y se quedó quieta cuando el regalo de su novio apareció frente a sus ojos. Era una fotografía de ambos, ella sonrió con cariño mirando la foto, luego alzó la vista para mirar a Stefan.

—Gracias, Stefan... —dijo ella observándolo, pero no era la misma sonrisa que me había dedicado a mí.

Luego, se removió un poco y algo chocó con el suelo, ella rápidamente buscó y recogió lo que se había caído del cuadro: un anillo.

Casi sentí que iba a vomitar.

—Camile —oí la voz de él que ahora me parecía un zumbido constante en los oídos.

Camile se encontraba con los ojos pegados en el anillo, no podía alzar la vista para mirarlo a los ojos. Estaba petrificada y completamente pálida, casi sentí las ganas de tomarla del brazo y sacarla del departamento, pues no se veía para nada feliz de haber visto una cosa así y yo no quería seguir siendo parte de esa escena.

—Sé que somos muy jóvenes para casarnos —rio él con nerviosismo, Dylan lo observaba como si se tratase de una broma de muy mal gusto —, pero me gustaría comprometerme contigo, te amo más que a mi vida y lo sabes ¿qué dices?

***

¡Hola!

¿Cómo están pasando la cuarentena? 

Espero que todxs puedan estar en sus casas y no se tomen esto como unas vacaciones. Las personas que siguen trabajando por obligación, espero de todo corazón que nada les ocurra y regresen bien, cada día, a sus hogares.

Yo, por mientras, estaré escribiendo muchísimo para actualizar seguido ¡Así no se aburren demasiado durante estos días duros!

Las canciones que puse son porque amo High School Musical y "Just a little bit of your Heart" es una de mis favoritas interpretadas por Harry Styles, lástima que sólo está la versión de concierto y no el audio de estudio :( (pero Ariana Grande tiene la canción de estudio, versión femenina)

UN ABRAZO (virtual, obvio)

Recuerden tomar las precauciones necesarias, ser solidarios y también tener muchísima consciencia con esta pandemia que nos afecta a todos.

BESOPOS

XOXOXO

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