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Capítulo 19

Me fui a la cama con una sensación extraña en el cuerpo ¿debería habérselo contado de inmediato a Samantha y a Alex o debía esperar a verlos en la universidad el lunes?

Todo se me había juntado y no sabía en qué demonios pensar primero. Si en el beso que le había dado a Jared y Nate nos había atrapado en el acto o en la pulsera que había encontrado en el blazer de Tara, ¿sería de ella o de otra persona?

Stefan dormía plácidamente a mi costado, lo miré en silencio, culpable. Su piel morena y sus pestañas largas habían sido testigos de cómo yo había crecido a través del tiempo, habían sido testigos de mis cambios de humor y de mis chistes de media noche (aunque probablemente no los disfrutaba demasiado) ¿Cómo iba a decirle que me gustaba otra persona? ¿Cómo iba a traicionar su confianza de esa manera? Es decir, ya la había traicionado, pero no sabía si era capaz de decirlo para decepcionarlo completamente.

Así que decidí renunciar.

La mañana del lunes le comenté a Stefan que quería renunciar a la empresa Brackley, él se extrañó un poco, pero luego no me hizo demasiadas preguntas. Le mentí diciéndole que estaba muy abrumada con dos trabajos a lo que él, siempre tan sabelotodo, contestó diciéndome "Te lo dije". Esa misma mañana redacté mi carta de renuncia que era bastante poco creíble y mal hecha, pero se la fui a dejar directamente a la oficina de Cedric Brackley. Él intentó hacerme hablar más de la cuenta, a preguntarme por qué estaba decidiendo una cosa así, incluso dijo que podía bajar mis horarios laborales, pero me negué en todo momento y me marché sin antes dejar el abrigo de Tara en la oficina. Mi abrigo lo recuperaría en un futuro que esperaba fuese muy lejano porque no quería volver a ver a Jared.

Estaba decidida a olvidarme de todo lo que había hecho, a tomar el camino correcto y a dedicarme cien por ciento a estar con el que sí era mi novio. Esperaba volver a encantarme con él. Sólo esperaba que Jared pensara igual que yo porque si seguía hablándome o invitándome a conversar, iba a destruir completo mis ilusiones de olvidarme de que existía.

Llegué a la universidad, saludé a Sam y a Alex y me senté junto a ellos. Pensé en contarles de inmediato lo que había encontrado en el blazer azul eléctrico de Tara Brackley, pero un pensamiento fugaz se me pasó por la cabeza y me detuvo ¿y si Jared tenía algo que ver con el prostíbulo? ¿Y si toda su familia tenía que ver con ese lugar? ¿o si no y lo metía en problemas?

—¿Entonces qué haremos? —preguntó Alex un poco frustrado, ya que no habíamos obtenido demasiada información acerca de nuestro tema y los otros grupos se veían más avanzados ¿por qué habíamos escogido un tema como este?

—No sé —Sam bajó la voz —¿Y si vamos de nuevo?

—¿A qué específicamente? —la miró él.

—A ver si podemos descubrir algo más.

—¿Qué dices, Camile? —me preguntó Alex, yo desperté de mis pensamientos sintiéndome un poco mal por no decirles la información que tenía. Los observé en silencio y me encogí de hombros.

—Que comunicativa —expresó Samantha.

—La verdad es que me da un poco de miedo ir a esos lugares a rostro descubierto —confesé, pues esa era la verdad. Además, si la familia Brackley tenía relación con algo de ese lugar y me veía ahí ¿qué iba a inventar?

—Entonces busquemos información por los alrededores hasta que algo salte —opinó Alex restándole importancia a que no habíamos avanzado mucho, al parecer a él si le importaba bastante trabajar acerca de esa noticia, no lo culpaba, pues era bastante interesante acceder a una red de prostitución y drogas exactamente en Londres.

Cuando salí de la universidad, tomé mi móvil para mirar la hora y me percaté de que tenía algunos mensajes, entre esos, Dylan. Al fin se comunicaba conmigo una persona que probablemente iba a gruñir cuando se enterara de lo que estaba haciendo con mi vida, pero que no me juzgaría.

Dylan: ¿Cómo estás? No hemos hablado en días ¿Sigues viva o ya te comió Londres?

Camile: Sigo viva ¿cómo está todo por allá?

Dylan: Súper, todos extrañándote un poco más de la cuenta

Camile: Espero tener dinero pronto para ir a verlos L

Tomé el autobús y me fui mensajeándome con Dylan todo el camino hasta que llegué a C&B. Saludé a la cajera de planta y luego entré al camarín en donde se encontraba mi amiga colocándose su delantal. Besé su mejilla y luego me cambié de ropa para salir a trabajar.

—Estás actuando como un robot —comentó mientras yo abrochaba mi delantal.

Me encogí de hombros.

—Ya habla, Camile —rodó los ojos.

—Renuncié a la empresa Brackley.

Ella se quedó mirándome, pestañeó un par de segundos algo sorprendida y luego botó el aire que tenía en sus pulmones de manera decepcionada.

—Entonces has escogido.

Asentí levemente y no seguí contestándole, sólo abrí la puerta del camarín y me puse a trabajar.

A eso de las nueve de la noche, cuando estábamos cerrando, un mensaje llegó a mi móvil cuando estaba levantando una silla para ponerla sobre la mesa, de inmediato lo abrí y me percaté de que se trataba de Jared. Mi corazón saltó como cuando ves venir hacia a ti a tu crush, pero esto era diferente, pues era un salto bastante amargo.

Jared: ¿Por qué has renunciado?

Jared era demasiado inteligente como para preguntarme una cosa así, así que probablemente esperaba que fuera directa con él, pero como no lo era...

Camile: ¿No es obvio?

Él no salía en línea, pero apenas envié el mensaje y lo recibió, él se puso en línea y comenzó a escribir.

Jared: No es obvio, pensé que no renunciabas tan fácil a tus sueños

Camile: Existen diferentes caminos para alcanzarlos, Jared

Jared: Me gustaría no haber interferido en este

Camile: Ambos la hemos jodido ¿de acuerdo?

Él tardó en responderme, así que guardé el móvil en mi bolsillo y continué ordenando hasta que todo estuvo en orden. Me despedí de todos y salí junto a Harriet hasta la parada de autobuses.

—Creo que estás cometiendo un error, Camile —me dijo ella mientras esperábamos el autobús que a cada una le servía.

Resoplé.

—Deja que me equivoque ¿sí?

—Sólo espero que no sea demasiado tarde.

Me volteé hacia ella y con el ceño bien fruncido le pregunté molesta.

—¿Acaso crees que si escogiera decirle toda la verdad a Stefan y fuera a confesarle a Jared que estoy loca por él, él dejaría a Emma?

Ella pestañeó sin inmutarse a mi enojo infantil, pues si, era bastante infantil cuando me molestaba como también era infantil cuando hablaba sin parar y soñaba en grande.

—Pues no lo sabrás si no lo averiguas —soltó.

—Te odio —bufé.

El autobús de mi amiga pasó primero que el mío, así que nuevamente me vi sola sentada en la parada con muchísimo frío metiéndose por los espacios de mi bufanda.

Cuando llegué a casa, Stefan estaba tendido en la cama mirando una película en Netflix. No tenía hambre, así que sólo me puse pijama y me acosté a su lado besándolo en los labios, él me observó por unos segundos y luego me sonrió.

—¿Qué ves?

—Shrek —contestó con una sonrisa, luego volteó el móvil y me enseñó la pantalla. Le devolví la sonrisa y me apoyé en su hombro para también ver la película —¿Recuerdas que cuando comenzamos a salir veíamos muchísimo esta película?

Asentí silenciosa y recordé esas tardes de invierno en Portland, comiendo palomitas de maíz viendo Shrek. Palomitas que nos había costado muchísimo hacer y que casi habíamos quemado, una vez, la olla de mamá. Esas tardes, envueltos en una manta de polar mientras reíamos de la trama. Él siempre escogía la misma película, yo en cambio rogaba para que viéramos Mulán o la bella y la bestia.

De pronto, así, con la habitación oscura y sólo la pantalla del móvil de Stefan encendida. Mi corazón se apretó y mis ojos se llenaron de lágrimas, no pude evitarlo, había sido como un reflejo que no había podido evitar. Me sequé una lágrima que me cayó por la mejilla y Stefan de inmediato se volteó a mirarme.

—¿Qué ocurre? —preguntó —Todavía no llegamos a la parte emocionante.

—Nada —sonreí restándole importancia.

—Ya dime —pausó la película y se quedó mirándome fijamente.

—Nada, extraño un poco a mi familia.

En parte era verdad, pero no estaba llorando por eso.

¿Por qué me habían hecho tan llorona y frágil?

Estaba llorando porque no sabía mentir, porque no soportaba mirar a Stefan sin decirle la verdad, porque no sabía cómo lidiar conmigo misma y porque me sentía completamente perdida. Yo no era mala persona, de verdad, nunca se me hubiese pasado por la cabeza hacer una cosa como la que hice, pero no pude evitar fijarme en Jared.

Lo peor era que me sentía mal por Stefan, pero no podía quitarme a Jared de la cabeza.

Stefan me abrazó, besó mi frente y me acurrucó entre sus brazos sin decir ninguna palabra.

Pasada la media noche, Stefan se encontraba durmiendo, en cambio yo no podía pegar un ojo. Tomé el móvil que se encontraba en el velador y me llegó un mensaje de Alex, pero con el grupo que teníamos junto a Samantha.

Alex: Hoy busqué información en internet sobre el prostíbulo de Londres

Alex: Lo que hay en internet son sólo rumores, nada cierto. Dicen que existe, pero nadie lo ha comprobado todavía

Alex: Mañana iré de nuevo ¿sí?

Camile: ¡Ya deja de arriesgarte!

Camile: ¿Qué pasa si te atrapan?

Sam: Déjenme dormir

Alex: No es hora de dormir

Camile: En teoría si lo es, son las dos

Alex: Estoy seguro de que podemos saber algo más ¿sí? Confíen en mí

Sam: ¿Y si cambiamos el tema?

Me lo pensé unos segundos, pero no me parecía demasiado responsable sabiendo que no nos quedaba demasiado tiempo para entregar el trabajo y presentarlo, además, si algo tenía que ver con la familia Brackley, me intrigaba de sobremanera.

Camile: No, confío en ti Alex.

Alex: :D

Iba a bloquear el móvil para ya dormirme, pero un mensaje volvió a sonar, pensé en que sería Samantha respondiéndole a Alex, pero nuevamente sonó iluminándose la pantalla.

Jared: Estoy afuera

Jared: ¿Podemos conversar?

Me quedé completamente paralizada, miré a Stefan quien se encontraba profundamente dormido y luego miré el móvil ¿acaso no podía esperarse hasta el otro día? Mi corazón se aceleró tanto que pensé que se me iba a escapar, intenté mantener la calma, pero mis manos ya estaban temblando.

Camile: Son más de las dos de la madrugada ¿qué haces aquí?

Camile: No puedo salir, estoy con Stefan

Jared: ¿Está despierto?

Camile: No

Camile: Pero puede despertar ¿no pudiste esperar hasta mañana?

Jared: Nop

Me puse de pie lentamente sin encender la luz, saqué el primer abrigo que encontré en el clóset y me asomé por el pequeño balcón que teníamos divisando a Jared abajo en su camioneta gigantesca, él todavía no me veía a pesar de que sólo me encontraba en el tercer piso.

Camile: ¿Qué quieres? Estoy arriba

Él alzó su vista encontrándose con la mía, se veía tan guapo desde arriba. Vestía una chaqueta negra junto a un jeans azul y no le importó el frío que hacía, se apoyó en la camioneta y mirándome hacia arriba comenzó a teclear en su móvil.

Jared: De acuerdo, me conformo con esto

Lo vi sonreír.

Camile: En serio ¿qué ocurre?

Me encontraba completamente seria mirándolo hacia abajo, él lo notó.

Jared: No podía dormir

Jared: Sólo quería decirte en persona que realmente lo lamento

Jared: Lamento confundirte, lamento no poder controlar esto...

Jared: Pero lo que más lamento es no poder ser tu amigo

Tragué saliva, él no me miró hacia arriba, sólo se quedó con la vista en el móvil.

Camile: ¿Entonces qué seremos?

Me apoyé en la baranda del balcón y lo miré hacia abajo.

Jared: Con ese abrigo por supuesto que nada

No pude evitar reírme, me miré el abrigo y me percaté de que era uno que utilizaba sólo para el cumpleaños de Leah, pues ambas teníamos el mismo. Era fucsia casi fosforescente y de un material sumamente peludo que me hacía parecer un oso de peluche.

Jared: Pero con esa sonrisa podríamos serlo todo

Escribió.

Y luego miró hacia arriba.

¿De verdad había escrito eso?

Leí y releí una y otra vez rápidamente, pero ahí estaba el mensaje, sin indirectas entremedio, textual y directo como sólo Jared Brackley podría serlo.

Camile: Jared...

Camile: Creo que todo se está convirtiendo en algo que a ninguno de los dos le convendrá

Jared: Tienes razón

Jared: No sé si debería contarte, pero lo haré

Jared: No nos percatamos de que la oficina tenía cámaras de seguridad y cuando nos quedamos encerrados se quedó grabado

Jared: El video sólo los ha visto mi padre

¿Qué?

Sentí cómo la vergüenza subió desde la punta de mis pies hasta mi cerebro. Quise esconderme bajo tierra ¿Qué iba a pensar de mí ahora Cedric Brackley? Que aparte de mentir en la carta de renuncia, encima era la mujer con la que su hijo engañaba a su novia.

Camile: Dios...

Camile: ¿Qué ha dicho?

Lo miré hacia abajo con frustración, él se encogió de hombros.

Jared: Dije que no volvería a verte

Eso me dolió un poco.

Camile: No lo estás cumpliendo

Jared: Y probablemente nunca lo cumpla ¿no crees?

Camile: ¿Qué haces, Jared? ¿Qué pretendes con todo esto?

Jared: Descubrir qué demonios estoy sintiendo por ti.

Me quedé petrificada mirándolo hacia abajo, él tardó un poco más en mirarme, pero de igual manera lo hizo. Me observó fijamente, metiéndose en mi piel. Me sonrió con un poco de tristeza, volvió su mirada al móvil y comenzó a teclear.

Jared: Pero tengo miedo ¿sabes?

Jared: Tengo miedo de destrozarte el corazón cuando lo descubra

Iba a escribirle, pero sentí ruido en la habitación y rápidamente entré guardando el móvil en el abrigo, cerré el ventanal y caminé lentamente hasta la cocina. Fingí beber un poco de agua y luego regresé hasta mi habitación en donde Stefan estaba despierto pero somnoliento. Apenas me vio, pestañeó un poco y al ver que me tendí a su lado, volvió a dormirse.

Finalmente, no le contesté el mensaje a Jared y sólo me dormí.

Pues ¿qué impulso había sido ese de ir por mí pasadas las dos de la madrugada y se había conformado con mirarme y tener una conversación por chat? Eso solo lograba confundirme más de lo que ya estaba, pues me gustaba que fuera así y a la vez me sentía tan estúpida por seguir fijándome en detalles que no debería fijarme.

Jared Brackley

Como decía, era un impulsivo y nunca pensaba en las consecuencias de mis actos el 99% de las veces.

Sólo había decidido ir y ya, pero cuando regresé sin recibir ningún mensaje de Camile en mi móvil, Emma se encontraba despierta esperándome en la sala. Me observó a los ojos, estaba molesta, podía notarlo en su blanco rostro.

—¿En dónde estabas? —me preguntó.

—Fui a tomar un poco de aire.

—¿A las dos de la madrugada?

Me encogí de hombros ¿no era normal tomar aire a las dos de la madrugada?

—No me mientas, Jared —me pidió sin moverse del lugar en el que estaba —. He notado que después de mi cumpleaños has estado sumamente extraño, algo distante..., tú no eres así.

—¿Qué dices, Emma? Siempre he sido así.

—Sé que te gusta tener tu espacio, pero estás transformándolo en algo demasiado grande entre nosotros —lentamente comenzó a caminar hacia mí y yo respiré profundo, intentando calmar las ganas de vomitar toda la verdad en su rostro.

—Lo lamento —bajé el tono de mi voz —, he estado un poco estresado con el título universitario.

Ella aflojó su mirada, creyéndome, siempre me creía.

—¿Cuándo lo presentas?

—En dos semanas —contesté —, y la semana que sigue estaré preocupado de estudiar con Nate.

—Sé que te irá excelente, Jared. Eres muy inteligente.

Le sonreí silencioso.

Ella acortó todo el espacio que había entre nosotros y me abrazó con fuerza, luego alzó su mentón y me besó en la boca.

—Vámonos a dormir —dijo con serenidad.

Emma nunca había sido demasiado celosa porque era completamente segura de sí misma, sin embargo, cuando alguien se le metía entre ceja y ceja era muy difícil librarse de ella. Recuerdo que, el año pasado, llegó una amiga de Tara desde Italia y me hablaba muchísimo, incluso llegó a pedirme el número telefónico en frente de Emma. Recuerdo haberle dicho en cientos de ocasiones a Emma que no me interesaba hablar con ella, pero Emma estuvo tan celosa que fue capaz de dejarla en vergüenza frente a todos los invitados en una cena familiar sin importarle lo que mi hermana pudiese decir al respecto.

—No puedo dejar de pensar en el ridículo vestido que usó Camile en mi cumpleaños —soltó Emma riéndose mientras nos encontrábamos tendidos en la cama y con la luz completamente apagada.

—¿Ridículo? —arrugué el entrecejo —A mí me pareció que le quedaba bien.

—Si tienes tres años, claro —rio.

—¿Por qué todo tiene que ser para lucir bien? —resoplé —¿Por qué no sólo lo usas porque te gusta y te acomoda y fin del problema?

—Nunca podré cambiar esos pensamientos tuyos —sonrió ella volteándose para mirarme.

La quedé mirando por unos segundos, intentando sentir lo que sentía hace poco más de un mes con ella, pero no lo sentí.

Quise sentir lo que sentía con Camile cuando la miraba a los ojos, quise que se abriera conmigo y que pudiéramos conversar de lo que fuese, quería sentirla cercana a mi vida y no completamente alejada de lo que yo en realidad era.

—¿Por qué me miras así? —me preguntó ella con una leve sonrisa en el rostro.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —bajé la voz y ella asintió —¿Cuál es el sueño más grande que te gustaría cumplir?

Ella me observó algo burlesca, como si la pregunta que le había hecho hubiese sido demasiado fácil, pero a mí no me parecía fácil de responder. Un sueño era algo importante, que daba igual si podías cumplirlo o no, pero era TU sueño y nadie podía arrebatártelo a menos que te arrebataran la ilusión de vivir.

—Estar para siempre junto a ti —contestó.

No quedé conforme con esa respuesta porque cualquiera podría haberlo dicho, además, lo había dicho en un tono tan romanticón que no me pareció dulce, sino que agrio.

—De acuerdo —la miré —, pero no hablo de nosotros, Emma. Hablo de ti, pues, por ejemplo, el sueño más grande que tengo es poder tocar el piano en un teatro completamente vacío.

Ella frunció el ceño y se rio de lo que había dicho lo que me hizo sentir un poco incómodo, pero aun así me respondió:

—¿Por qué vacío?

—Porque no es mi sueño ser un compositor ni una estrella de rock —expliqué —, es sólo sentir lo que estoy tocando, escuchar en esas enormes paredes que generan eco, el piano que siempre me ha tenido pegado a sus teclas desde que era un niño —sonreí imaginándomelo —. Sólo imagínate, todo oscuro y el sonido de un piano, a media noche, en un teatro completamente vacío.

—No me lo puedo imaginar más terrorífico —opinó ella y yo reí desganado —. No puedo creer que sigas pensando en la música cuando tu sueño podría ser convertirte en el heredero de la empresa Brackley o incluso, si tanto te gusta la música, tener dinero para ir a todos los conciertos que se te den la gana.

—Pues porque sigo siendo el Jared Brackley que conociste hace tres años y no el Jared Brackley que quieres como novio, Emma —contesté completamente serio y ella notó que me había molestado su comentario, pero rápidamente volteé —Buenas noches.

—Jared, no quise decir eso..., me enamoré de ti hace más de tres años y lo sabes —la oí decir a mis espaldas.

—¿Entonces por qué te cuesta tanto entender que soy una persona común y corriente con sueños normales y..., no lo sé, no tan extravagante como todo el mundo aquí?

—¿Acaso tu disfrutas de lo que amo hacer?

Me volteé a mirarla a los ojos, ella me observaba con orgullo.

—Pues claro que disfruto cuando te encierras por horas a crear vestidos y chaquetas, me encanta que dibujes y seas tan talentosa, Emma, pero sabes en lo que no estoy de acuerdo así que no me hagas hablar de eso ahora.

—Ya dilo, Jared, ya lo pusiste encima de la mesa ¿no?

—Odio que utilices ese talento que tienes solo para vestir a gente rica, odio que te inviten a programas de televisión y que sólo hables de la ropa "horrible" que andaba trayendo una persona ¿qué quieres que haga? No me gusta esa Emma denigrante.

—No soy denigrante, pero seré una diseñadora de modas de alta gama, no puedo no criticar lo que no me gusta.

Volteé nuevamente dándole la espalda y respiré profundo.

—Pues hay gente que no necesita tus críticas.

—Y también hay gente que no le gusta el teatro, ni menos el teatro oscuro a media noche con un piano fúnebre sonando.

La entendía, claro, claro que la entendía.

Entendía que no le gustara la música, entendía que no le gustara verme hacer lo que me gustaba y entendía cuán importante para ella era la imagen de las personas. Era comprensivo respecto a sus gustos y a los míos, pero a veces me sacaba de quicio esa Emma cruel y denigrante, pues porque, además, en donde vivía, sólo yo pensaba que se pasaba de la raya con algunos comentarios que hacía acerca de otras personas o incluso con lo directamente cruel que podía llegar a ser con alguien. Sin embargo, durante todos los años que llevábamos juntos siempre la comprendía y entendía que no éramos iguales, pero que nos complementábamos. Que no necesitaba defenderla ni que ella tampoco necesitaba oírme tocar el piano o la guitarra cuando se me viniera en gana.

Pero no podía dejar de pensar en que siempre mi madre me contaba que, a mi padre, le encantaba verla bailando las canciones que él le tocaba con la guitarra a media noche. Que, ambos disfrutaban con lo que el otro hacía y se apoyaban a pesar de que todos dijeran que estaba mal.

Recordaba haber escuchado la historia, antes de dormirme, de cuando mi madre quería ir a bailar cancán con un grupo de chicas a un bar. Mis padres eran jóvenes y todavía no cargaban con tanto dinero encima ni hijos. Todos le decían a mamá que no fuese porque era una buena bailarina en solitario, pero no en conjunto. El único que la apoyó fue mi padre y la acompañó hasta el lugar. Todo terminó siendo un desastre porque mamá se desordenó en algunos pasos y terminaron chicas en el suelo y un escandaloso caos. La música terminó con 7 de 10 chicas en el suelo y mi madre, que había arruinado todo, se encontraba de pie, campante, sin perder la sonrisa. Todos habían quedado estupefactos con la presentación y el único que se puso de pie fue mi padre, aplaudiéndole y gritándole que era la mejor de todas. Terminaron los dos fuera del bar.

Ignoré a Emma hasta que escuché que se quedó dormida. Tomé mi móvil y abrí el chat de Camile, ella no estaba en línea ni tampoco había contestado todavía lo que le había dicho sin pensármelo antes. Sin embargo, le escribí:

Jared: ¿Qué dirías si mi sueño más grande fuese tocar el piano a media noche en un teatro completamente vacío?

***

No olviden dejar sus comentarios y sus votos, real me ayudan muchísimo.

BESOPOS

XOXOXO

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