Capítulo 05
Camile Rooney
—¿Cómo es que te subes al auto de un desconocido para que te traiga a casa, Camile? —expresó Stefan con molestia.
—No era un desconocido —contesté restándole importancia —, ya te dije que es el tipo que me atropelló por accidente y me ofreció a traerme a casa, fue muy gentil, Stefan.
—No puedo creerlo —soltó él con exasperación —. Seguiste hablando con él luego del accidente ¿No? ¡Claro! ¿Cómo no lo ibas a hacer?
—¿Qué te ocurre? —fruncí el ceño —No te pongas celoso de él, Stefan —me acerqué lentamente a mi novio y él se movió para atrás con arrebato.
—Por supuesto que no estoy celoso —expresó —, es sólo que me preocupa que te subas al auto de cualquier idiota para que te traiga a casa. Si no querías venirte sola desde la cafetería sabes que puedo ir por ti.
—El otro día me trajo Nathan a casa y no has dicho ni una palabra mala acerca de él ¿qué sucede contigo?
—Al menos a Nathaniel lo ves todos los días, Camile.
—Está bien, lo lamento —expresé —. Prometo que no me subiré nunca más a su auto, pero ya no peleemos, no estoy acostumbrada a eso —le pedí.
El guardó silencio unos minutos, luego me observó fijamente.
—Voy a darme una ducha —enunció casi rindiéndose conmigo.
—¿Y si nos duchamos juntos? —pregunté con entusiasmo mientras sonreía, él me observó con una severa frialdad y me detuve en seco.
—No, quiero ducharme solo —soltó.
Asentí silenciosa.
Esperé a Stefan que se diera una ducha y luego me la di yo, me tardé lo suficiente como para ir a la cama cuando él ya había conciliado el sueño, abracé su cuerpo desde la espalda y él no tuvo ninguna reacción hacia mí. Algo se quebró dentro de mi cuerpo, me alejé de él y tomé el móvil, ahí tenía un mensaje de Dylan al pendiente desde hace quince minutos.
Dylan: ¿Cómo estás, enana?
Camile: Un poco cansada, los extraño muchísimo.
Dylan: ¿Cómo está el idiota de Stefan?
Camile: Está bien, supongo.
Dylan: ¿Supones? No me digas que ya comenzaron sus problemas matrimoniales.
Camile: Dylan...
Camile: ¿Es malo que un chico al que has visto más de una vez e incluso han hablado por mensajes me traiga a casa luego del trabajo sólo porque me lo encontré y se ofreció a traerme?
Dylan: ¿De qué hablas?
Camile: Sólo dime si o no
Dylan: ¿Quién te llevó a casa?
Camile: Un chico que conocí hace semanas aquí, sólo fue gentil cuando me vio en la parada del autobús. Stefan se ha molestado, muchísimo.
Dylan: Claro que no es malo, pero supongo que es normal que Stefan se moleste. Están en un país en donde no conocen suficiente a las personas... Stefan se preocupa por ti.
Camile: Tienes razón
Camile: Creo que le explicaré mejor
Dylan: Sólo recuerda que no dejes que nadie cambie tu forma de ser, aunque de todos modos ¡Ya deja de pensar que todo el mundo tiene buenas intenciones!
La conversación con mi hermano se extendió durante más de una hora; me contó algunas anécdotas de la universidad y del trabajo, además de que prometió que en cuanto tuviera el dinero, vendría a visitarnos para que nos pusiéramos al día y que me sintiera más en casa.
Volteé a Stefan hacia mí, él un poco adormilado abrió sus ojos mirándome, de inmediato me abrazó olvidándose de que habíamos discutidos antes de ir a la cama.
—Stefan —susurré.
—Dime
—¿Qué te parece si mañana vamos por un día de picnic? —pregunté, él abrió sus ojos un poco más, me sonrió con cariño.
—Está bien.
—Faltaré a mi segunda clase.
—Yo también —besó mi frente y, al fin, me quedé dormida.
Por la mañana Stefan parecía haber olvidado nuestra discusión; él siempre era así cuando intentaba pasar por alto algo que le molestaba. En ocasiones lo hacía para evitar discutir conmigo y en otras supongo que sólo para evitar un dolor de cabeza.
Mientras desayunábamos conversamos de cosas cotidianas, le conté el trabajo que debía hacer para la Universidad y él también me comentó algunos temas de su universidad. Habíamos hablado poco acerca del tema, pero al menos me mantenía al tanto; había conocido a un grupo de chicos que de inmediato lo integraron y le había gustado el lugar, además de los profesores y asignaturas. Stefan no era un hombre de muchísimos amigos ni tampoco acostumbraba a salir cada fin de semana por una fiesta, se mantenía tranquilo con o sin personas a su alrededor, le gustaba pasar tiempo con personas que conocía y no le gustaba demasiado ir a fiestas en donde no conocía a absolutamente nadie. No era demasiado sociable, de hecho, siempre me recalcaba que admiraba la manera tan fácil que yo tenía para hacerme de amigos.
Llegué a la universidad y saludé a Samantha que se encontraba bebiendo un tazón de café afuera del salón de clases, me senté a su lado y de inmediato comenzó a hablarme acerca de un tema que le gustaba para el trabajo; se trataba de una red de prostitución y drogas cerca de su casa, la verdad me interesaba, pero tal vez era demasiado arriesgado averiguar información.
Mientras Sam me hablaba entusiasmada de las cosas que decía, mi móvil vibró en mi bolsillo, de inmediato lo saqué pensando en Stefan, pues nos juntaríamos después de esa clase para tener un día de picnic, pero no era Stefan, un mensaje de Jared apareció en mi pantalla y yo arrugué el entrecejo ¿Por qué insistía en hablarme?
Jared: No quería causarte problemas anoche
Camile: No me has causado problemas ¿Por qué lo dices?
Jared: Tu novio no tenía muy buena cara cuando te dejé en la puerta
Camile: Sólo estaba preocupado por mí
Jared: Nunca mencionaste que tenías novio
Jared: Ni que vivías con él
Algo se revolvió en mi estómago, pero rápidamente ignoré la confusión que me causó ese mensaje y escogí ser indiferente, pues no éramos amigos y no debía por qué andar por las calles gritando a todo pulmón que tenía un novio esperándome en casa.
Camile: ¿Por qué debería mencionarlo?
Jared: No, claro que no es necesario...
Jared: pero, sólo pensé que te encontrabas en la ciudad sin nadie a tu lado, más que nada por eso quise ayudarte
Su comentario había sonado en mi cabeza de lo más falso; no me imaginaba a él diciéndome una cosa como esa, aunque en realidad si podría, pues no lo conocía de nada.
Camile: *Inserte cara de agradecimiento justo aquí*
Camile: Por cierto, fue irónico.
Camile: Con novio o sin novio no necesito la ayuda de nadie
Jared vio mi mensaje y luego de unos segundos se desconectó, bloqueé el teléfono y Samantha estaba mirándome de reojo, luego fingió no haber estado mirando mi móvil y se preocupó de su café. Para que el momento no fuese incómodo, me acomodé en el banco y la observé fijamente.
—¿Conoces a Jared Brackley? —pregunté.
Ella dejó de beber, abrió sus ojos miel con sorpresa y luego sonrió como si hubiese dicho algo estúpido, pero al verme con semblante serio, se limitó a guardar su sonrisa y asintió rápidamente.
—Todos conocen a Jared Brackley ¿Por qué?
—Sólo pregunto, es que tengo una compañera de trabajo obsesionada con él —mentí, aunque en efecto no era demasiado alejado de la realidad —y no deja de nombrarlo en nuestras conversaciones.
—Típico —Sam revolvió los ojos con desdén —, la verdad es que Tara y él son más "conocidos" —imitó las comillas con sus dedos —por su padre, ya sabes cómo son las redes sociales, hay un famoso en la televisión y buscan a toda la familia, de ahí descubrieron al Dios griego Jared Brackley.
Asentí en silencio, a Samantha se le notaba a kilómetros que no le agradaba para nada la familia Brackley, no sabía exactamente por qué, pero no quise seguir preguntándole, de seguro en algún momento lo diría sin que se lo preguntase.
Luego de clases me despedí de Sam y partí a mi cita exprés con Stefan quien estaba esperándome afuera de la universidad, lo saludé efusivamente con un abrazo y él me correspondió.
—¿Te costó llegar? —pregunté mientras caminábamos hasta la parada del autobús.
—Un poco —comentó —, pero Google Maps siempre me cuida —movió sus cejas de arriba hacia abajo.
El autobús nos dejó en un parque, el día estaba relativamente templado, así que nos tumbamos en el césped para comer algunas cosas que habíamos comprado, Stefan comenzó a contarme acerca de algunos casos que debía tomar este semestre y que, según él, estaban dificilísimos, pues tenía que defender a personas casi asesinas.
—Creo que me podrías ayudar a encontrar un caso interesante para mi proyecto —opiné. Me metí una galleta a la boca y él alzó la vista para mirarme.
—¿Qué necesitas?
—Queremos un caso que dejé a todos con la boca abierta —expliqué.
—La verdad no sé si sea tan fácil conseguir a alguien, pues cuando me pasan a personas con sus respectivos casos, debo firmar un acuerdo de confidencialidad.
—Ah —mostré mi labio inferior —, entonces no te preocupes. No quiero traerte problemas en la Universidad.
—Haré lo que pueda —me sonrió.
Mientras estábamos sentados en el césped comencé a tomar fotografías de nuestro entorno y también le tomé unas cuantas a Stefan quien se molestaba un poco cuando exageraba con las fotografías; luego él me tomó a mí y la verdad es que a mí me encantaban. No me preocupaba de verme bien o como una estrella de cine, sólo era Camile para el mundo, le gustase a quien le gustase. Posé haciendo muecas, otras intenté que fuesen en plan "desapercibida" y también sonriendo. Luego Stefan se cansó de fotografiar y me pidió que me detuviera, así fue.
—Vendrá mi padre de visita a la ciudad el fin de semana —comentó de pronto, alcé las cejas y enseguida pensé en que no había camas en la habitación de invitados —Y no te preocupes por la habitación de invitados viene por viaje de negocios así que probablemente esté en un hotel —aseguró, me conocía demasiado.
—¡Genial! —sonreí —¿Se hará un tiempo para venir a visitarnos?
—Sí, de hecho, me ha comentado que luego de su reunión de negocios espera tener una cena tipo "familiar" con su socio. Quiere que vayamos juntos.
—¡Que emocionante! —alcé la voz —Tal vez puedas conseguir un trabajo o una buena práctica profesional con personas importantes ¿no crees? —sonreí y él de inmediato rio de mis ocurrencias —. Prometo que me quedaré en el departamento sin romper nada —enseñé mi dentadura.
—¿Estás loca? Vienes con nosotros.
—Ay Stefan, tal vez tu padre quiere pasar un momento papá e hijo, no quiero interrumpir.
—Él mismo me dijo que te invitara, Camile —acarició mi hombro —¿Qué dices?
—¿Podré usar mi vestido con nubes?
Él arrugó su nariz.
—Dejemos ese vestido para algo más casual —sonrió con gentileza —¿Qué tal otro?
—¿Algo más elegante? —pregunté en plan coquetería, él asintió de inmediato y me regaló una mirada armónica.
——
El nombre del padre de Stefan era Gareth, era un hombre elegante y de buen aspecto, no demostraba en absoluto la edad que tenía y siempre se había caracterizado por tener éxito en todos los contratos que cerraba. Gareth era mucho más agradable que la madre de Stefan, sobretodo porque no miraba con desaire a nadie que tuviera menos dinero que él. Actualmente se encontraba en una relación casi abierta con una mujer de su edad, aunque Stefan y Michael (el hermano de Stefan) siempre decían que luego del divorcio de sus padres, Gareth no volvió a creer en amoríos. Creo que mi querida y amable suegra, Celestine, lo había dejado con el corazón en el suelo. A ella no le costó para nada volver a tener un marido y formar un hogar nuevo, aunque, ninguno de los dos tenía más hijos. Sólo eran Stefan y Michael. Y pues Michael se encontraba viajando por el mundo junto a su pareja.
Esa noche pasó por nosotros una camioneta negra con vidrios polarizados, nos recogieron afuera del edificio de baja calaña para llevarnos a algún lugar desconocido para nosotros. Stefan vestía un traje de primera mano, casi creía que se lo habían hecho a la medida. Se veía alto y apuesto, casi como un príncipe. Además, cuando me observaba siempre me sonreía como si fuese la mujer más hermosa, pero no sabía si hacía equilibrio con él.
—Escogiste un vestido muy tú —comentó cuando nos subimos a la camioneta.
Había un hombre de traje conduciendo quien nos sonreía o respondía cualquier pregunta que le hiciésemos. Por supuesto yo quería preguntar de todo, pero Stefan me había advertido que dejara de ser demasiado sociable por un día o al menos, parlanchina.
—¿Por qué lo dices?
Miré levemente lo que traía puesto; yo me sentía conforme.
Era un vestido rojo de mangas tres cuartos diseñado desde la cintura hacia arriba con encaje y hacia abajo era liso y caía hasta más arriba de mis rodillas. Tenía un cinturón en la cintura del mismo color del vestido, a mí me había encantado, además le había pedido la opinión a Leah por fotos y ella aseguró que me quedaba "acinturado" citando sus propias palabras. Isak había opinado que el color combinaba con el color de mi piel y que mi hermano menor opinara algo positivo era un logro desbloqueado.
—El color es muy Camile carmesí y tu cabello así de suelto me encanta —acarició mi pierna por encima del vestido.
—Gracias —sonreí algo ruborizada.
No había utilizado demasiado maquillaje para la ocasión simplemente porque se me dificultaba un poco maquillarme, no tenía el talento de Leah o Alina para maquillar como Kim Kardashian o Kylie Jenner.
Mientras avanzábamos por las grandes calles de Londres; comencé a darme cuenta que las casas cada vez se hacían más grandes y que los edificios en vez de ser altos eran más anchos. Había césped y también vegetación a la vista, de inmediato supuse que estábamos entrando a un lugar de personas de alta alcurnia. Miré mis zapatos con nerviosismo, tenía una leve obsesión con ellos cuando estaba nerviosa, de repente me parecía demasiado importante que estuviesen limpios; agradecí que estuviesen completamente negros.
La camioneta aparcó afuera de una casa cinco veces más grande que la mía, así que desde ese minuto comencé a llamarla "mansión" o "palacio". La reja que separaba la casa de la calle era sumamente elegante, además, rápidamente mi mirada se posó en las luces cilíndricas que se encontraban en el cemento del jardín todas ordenadas estratégicamente para que se viera una decoración sumamente costosa y moderna. Hubiese continuado mirando estupefacta a mi alrededor, pero la voz de Gareth Philips me interrumpió.
—¡Querida! —alzó la voz, me apretó con efusividad entre sus brazos y luego besó mi rostro como un padre —¿Cómo has estado?
—No tan bien como usted —sonreí.
Vestía un traje gris reservado y lo más brillante de su look eran sus dientes y sus zapatos de un millón de dólares.
—Yo te veo maravillosa, están tan grandes —comentó en plural, también refiriéndose a su hijo.
Luego de unos segundos caminamos hasta atravesar las elegantes rejas, un mayordomo nos dio la bienvenida y nos dirigió hasta la entrada principal. Me sorprendía la decoración de aquel hogar, tan perfecto, todo tan limpio y tan... lejano; a todo lo que siempre estaba acostumbrada, pero, no logré sentirme incómoda.
Al atravesar la puerta de madera, casi me voy de espalda cuando nos recibió nada más ni nada menos que la madre de Jared Brackley. Mi corazón latió con más fuerza del adecuado y casi sentí que quise salir corriendo ¿Jared iba a estar ahí? ¿Y si Stefan se enteraba de que había sido Jared el del accidente? ¿Y si también se enteraba de que era él por quien habíamos discutido la otra noche?
—Bienvenidos, pasen —sonrió ella con una exagerada amabilidad. Besó a todos en las mejillas y luego nos dirigimos hasta la sala.
Había sofás beige alrededor y una mesa de centro que sólo podía ser catalogada como "de centro" por su altura, pues de larga parecía un comedor.
—Me alegra que nos hayan recibido —comentó Gareth —, él es mi hijo Stefan y ella es su novia, Camile Rooney —nos presentó.
La mujer se quedó mirándome por unos segundos que a mí me parecieron una eternidad.
—Tienes una cara muy particular —me dijo con una sonrisa —, estoy segura que te he visto en otro lugar ¿no?
—No lo sé —contesté nerviosa, bajé la mirada y luego me aferré al brazo de Stefan.
De pronto, comenzó a llegar el resto de la familia, el padre de Jared estaba ahí quien nos saludó con gentileza y nos invitó a tomar asiento porque, según él, habían preparado un "coctel" antes de la cena, exclusivamente para sus invitados.
—Tienen una casa muy linda, Cedric —comentó Gareth mirando al hombre —. Estoy segura que la del buen gusto es Jane, por supuesto.
Cedric soltó una carcajada, al parecer se conocían hace más tiempo del que creía porque hablaban con soltura y con bromas intermedias.
—¿Ya te presenté a mi hijo? —preguntó Gareth poniendo una mano en la espalda de Stefan, mi novio observó a Cedric y sólo se limitó a sonreírle —Es Stefan.
—Creo que lo había visto cuando era más pequeño, de seguro ahora ni me recuerda —comentó el hombre —¿Y esta chiquilla quién es? —me sonrió con dulzura, cuando su mirada llegó a la mía sentí un nudo en el estómago. Ni siquiera quería hablar mucho, pues esperaba con fuerzas que no me reconocieran desde la cafetería, de pronto había sentido un temible miedo a ser juzgada y por supuesto no estaba acostumbrada a esa sensación.
—Ella es Camile, la novia de Stefan —indicó mi suegro.
Stefan me observó por el rabillo del ojo casi preguntándome con la mirada ¿Qué le pasó a tu lengua bailarina?
—¿No es cierto que tiene una cara particular? La he visto antes, estoy segura —expresó la mujer.
—Creo que sí, Jane. No estoy seguro —comentó su esposo.
Luego de unos minutos entraron dos personas con bandejas en sus manos y las depositaron encima de la mesa, había canapés, vino blanco y también brochetas de fruta, aperitivos por montones y de esos que adoraba. La verdad no era muy buena manteniendo la compostura, mi padre siempre se burló de mí por eso, cuando íbamos a reuniones importantes del colegio o incluso en mi último año escolar (exactamente en la gala) comía cuando estaba nerviosa y, también, hablaba muchísimo. Hacía bromas y siempre, no sé cómo, mi padre decía que terminaba siendo el tema de conversación. Y lo que más le causaba risa a él era que ni siquiera yo me daba cuenta ni tampoco pedía la atención que me daban cuando era más pequeña. Es por eso que en ese minuto estaba limitando mis palabras y manteniendo mi estómago sin rugidos.
De pronto, la puerta de entrada se escuchó hasta la sala, rápidamente volteamos a mirar quien había llegado, pero el pasillo era algo extenso así que tardamos unos segundos en saber quiénes eran.
Primero entró Tara, la hermana de Jared, con un vestido rosa pálido apegado al cuerpo, era tan bellísima que ni siquiera el vestido le hacía justicia. Saludó a todos con besos en las mejillas muy alegre y amable. Y cuando llegó hasta mí, me observó unos segundos sin emitir una palabra, de inmediato me percaté de que me había reconocido. Y esperaba que no dijera una palabra.
Detrás de ella entró Jared junto a una chica. Casi siento que vomité mi corazón, pero me mantuve firme en mis zapatos negros. Él, por supuesto, se veía como un modelo VOGUE. Con su cabello ondulado y rubio, su traje azul oscuro y todo hecho casi a la medida de su cuerpo, me hacía recordar con demasía una combinación entre Luke Hemmings y Harry Styles; de seguro tenían un estilista personal. Pero no pude admirar demasiado su figura, ya que la chica que venía junto a él se robó completamente mi atención ¿quién era? Rápidamente recordé la llamada; Emma. Era una chica guapísima. Alta, rubia y delgada, elegante y contorneada, tenía unos ojos completamente bellos y se robó la mirada hasta de mi novio. Y no lo culpé, pues parecía sacada de Victoria Secret.
Jared me observó desde la entrada a la sala, no tuvo ninguna expresión en su rostro, pero aun así noté que levemente sus ojos se abrieron más de lo común. No sé si sintió que su corazón salió por su boca cuando se enteró de que la reunión también me incluía a mí, pero, se acercó junto a la chica a saludarnos con cortesía.
Cuando Jared llegó hasta Stefan, se quedaron mirando por unos segundos eternos y luego Jared se adelantó para decir algo.
—¿Nos habíamos visto? —preguntó, Stefan entrecerró los ojos, luego alzó las cejas casi recordándolo.
—¿California? —dijo mi novio, Jared sonrió y luego asintió dándole la razón.
Encima se conocían, ¿qué más faltaba? El mundo estaba siendo demasiado pequeño en ese momento, casi sentía sus paredes en mis mejillas. Por supuesto no pude comer nada durante el coctel, se me había quitado el apetito. A ratos sentía que Tara me observaba casi con desaprobación, luego seguía hablando con su cuñada. Poco me costó confirmar que Emma era la novia de Jared, pues ella casi que se le colgaba en el cuello cuando él hablaba o hacía un comentario y, en todo momento, buscaba sus labios para besarlo ¿Con qué derecho me envió un mensaje diciéndome que no mencioné que tenía un novio cuando él también tiene novia?
Pasamos a la mesa para finalmente cenar, nos sirvieron una entrada; ceviche de salmón que me gustó muchísimo. Al principio la conversación estuvo bastante tranquila, Gareth y Cedric llevaban los temas, hablaban de vacaciones y también acerca de los nuevos autos que se estaban integrando a la gran empresa de la familia Brackley. Y ya cuando pasamos al plato de fondo, escuché a Cedric preguntar:
—¿Qué edad tienes, Stefan?
Stefan no había hablado más de la cuenta; un poco con Jared acerca de la Universidad y también un par de palabras con Cedric, pero nada más. Se mantenía al margen y dejaba que los demás siguieran el ritmo de la conversación.
—Veinte —respondió Stefan.
—¿Y qué estás estudiando?
—Derecho, la verdad no somos de aquí, hemos venido casi de intercambio hasta Londres.
—¿Ah sí? —la voz de Jane se entrometió en la conversación —¿Y por qué?
La mirada de Stefan se fue a la mía y antes de que él pudiese contestar, Gareth se entrometió.
—Camile —soltó de pronto y yo, por supuesto, no quería ser el centro de atención —. Camile consigue que Stefan haga cosas que no haría en su vida —expresó con orgullo.
—No me digas que fue tu idea —comentó Cedric Brackley mirándome directamente a los ojos.
Medité por unos segundos lo que iba a responder.
—Sí, algo así —contesté con nervios, luego respiré profundo y continué —. Me gustan los viajes, aunque no viajo demasiado. Además, desde el instituto que quería venir de intercambio hasta aquí, pero justo ahora pudimos hacerlo.
—¿Qué edad tienes? —me preguntó Tara de pronto, su mirada celestina me observó con fuerza, claramente me sacaba unos tres o cuatro años por encima, de seguro se sentía superior.
—Diecinueve.
—Eres tan joven... —sonrió Cedric —¿También estudias derecho?
—No, estudio periodismo.
—¿Y ya conseguiste empleo en la ciudad? —escuché una voz que no conocía, alcé la mirada para encontrarla, Emma estaba observándome con perspicacia y noté el ambiente algo tenso sobre mis hombros.
—Si —me limité a responder.
—¡Claro que sí! —Tara alzó la voz. —Ya te recordé, tu eres la chica que trabaja en Coffee and Books —expresó con entusiasmo.
La mirada de Jared se quedó en la mía por unos segundos, luego miró a su hermana.
—¿La recuerdas, Jared? —continuó ella.
Jared me observó un poco más, luego levemente desvió su mirada hasta chocar con la de Tara.
—Sí, eso creo —contestó él con semblante sereno.
—Sabía que te habíamos visto, querida —declaró Jane Brackley.
—Volviendo al tema del periodismo —zanjó Cedric mirándome con atención, más de lo común —Estamos buscando a personas que trabajen en el departamento de prensa en mi empresa, no sé si te gustaría practicar un poco lo que será tu carrera de aquí en adelante —ofreció y casi se me iluminó el corazón.
Los nervios se fueron de mi cuerpo, sonreí de inmediato y ya sentía que Camile parlanchina iba a atacar y, por supuesto, me acomodé en la silla para no parecer una loca.
—¿De verdad? —alcé un poco la voz con ilusión, él asintió —¡Me encantaría! La verdad no he tenido la oportunidad de trabajar en nada referido al periodismo... Es decir, escribo ensayos y también algunos informes que nadie compraría, pero, en serio estaría encantada.
Stefan me observó con semblante serio, acarició mi mano por debajo de la mesa y dio un leve apretón en ella. Vi a Jared sonreír mirándome, casi agraciado por la forma en que hablé, pero Emma y Tara estaban observándome con cierta apatía, podía notarlo.
—Bueno, más tarde cuando vayamos a la terraza podemos conversar y agendar una reunión... —agregó Cedric.
Miré a Stefan disimuladamente con una sonrisa en el rostro, pero él continuó serio.
***
¡Espero que hayan tenido una buena semana!
No olviden dejar sus votos y comentarios!!
Les está gustando la historia hasta aquí?
BESOPOS
XOXOXO
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