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Capítulo 7

Los días transcurrieron y todo para Lincoln ha estado tranquilo, no había mucho que se podía destacar, su rutina en su nueva vida en Detroit es la misma. Ir a estudiar, trabajar, hacer sus tareas, charlar con sus amigos o con su hermanita Lily, y más importante, estar al tanto por si se llegase a realizar un evento o competencia donde pueda lucirse.

Esa es toda rutina de nuestro querido albino, aunque no estaría de más en salir a divertirse, pero eso puede esperar. De momento vayamos a ver qué nos tiene preparado el albino para este día. Vemos cómo Lincoln llegaba a la escuela, caminaba de lo más tranquilo por la vereda, fue ahí que vio llegar uno de los autobuses, de ahí vio que salió Dana.

_ Hola Dana, buenos días.— saludaba Lincoln a su compañera.

_ Hola Lincoln, y buenos días a ti también.— le devolvió el saludo Dana.

Tras saludarse ambos jóvenes caminaron hasta el interior del inmueble para así comenzar otro día de estudios. No obstante no se percataron que una camioneta negra se estaciona y de ahí baja nada menos que Scott, quien vio cuando llegaba a su amada chica con ese tipo de cabello canoso. Al rubio le molestaba ver a Dana con ese chico, ya que tenía el presentimiento de que Lincoln quiera robarse a su futura esposa.

_ No dejaré que me robes a mi chica, por qué es a mí a quien eligirá Dana para que sea su novio y no tú.— dijo Scott en voz baja.

Entró al interior de la escuela para así ir a su salón. En el camino vio a su séquito, los cuales se acercaron a Scott para hablarle de algo a él.

_ Oye viejo, vi a Dana con el anciano, y tal parece que ambos se llevan bien.— comentó un chico de cabello negro y lentes.

_ Ya los había visto cuando llegué. Y si, tal parece que ellos dos se están llevando muy bien, más de lo que deberían.— contestó el rubio.

_ ¿No te molesta que ese chico ande con Dana?— preguntó otro tipo pelirrojo.

_ Obvio que si Stan, no permitiré que ese inepto me robe a mi chica. He hecho de todo para que Dana se fije en mí y no voy a permitir que un tipo cualquiera venga y se la lleve de mi lado.— respondía Scott a su secuaz.

_ ¿Tienes algo planeado para intentar separarlos?— preguntó el primer chico.

_ Se me ocurren algunas ideas, primero haremos que ocurran incidentes entre ellos dos que parezcan accidentes pero a la vez no. Y ustedes dos me ayudarán a hacer eso.— contaba Scott su plan a sus cómplices.

_ Me gusta lo que acabas de decir, pero tengo una duda, ¿Y si no funciona ese plan?— preguntó Stan al rubio.

_ Si en caso no funciona tomaremos medidas drásticas. Pero descuiden, todo al final saldrá bien y Dana vendrá a mis pies y será toda mía.— decía Scott muy confiado.

Así Scott y sus secuaces fueron hasta el salón de clase para seguir con este día, y también para así poner en marcha el plan de intentar separar a Lincoln de Dana. Todo transcurrió normal y sin nada en que destacar, solo el simple hecho de que Scott veía a Lincoln, el cual solo quería quitarlo de su camino para así estar con su bella ángel de cabello castaño.

Horas después la campana sonó, por lo que todos los alumnos salieron del salón, entre ellos estaban Scott y sus secuaces. Fue ahí que el rubio le dio la señal a sus compinches, quienes caminaban detrás de Lincoln y Dana, fue entonces que el chico llamado Stan le puso el pie a Lincoln, provocando así que este tropiece, pero eso no quedó ahí, el otro chico empujó al peliblanco a modo que nadie lo viera hacia delante donde estaba Dana.

Lincoln no sabía que había pasado, no tuvo tiempo para pensar y reaccionó a tiempo. Cuando se fue hacia delante donde estaba Dana, sin querer la hace caer, pero justamente la toma a ella y hace que ella esté encima de él, en donde ambos caen al suelo en donde Lincoln recibe el impacto de la caída. Dana por su lado vio que Lincoln estaba en el suelo, y ella estaba encima del peliblanco.

_ Lincoln, ¿Estás bien, no te golpeaste fuerte en el suelo?— preguntaba Dana preocupada.

_ Descuida, no me pasó nada, estoy bien.— respondía el albino.

Demian vio lo que pasó y fue a ayudar a su amigo a levantarse. Ya de pie fue que el chico gordito se dirige a su peliblanco amigo.

_ ¿Te encuentras bien, que pasó?— preguntaba Demian lo que ocurrió.

_ No lo sé, me tropecé con algo o yo que sé. Pero sentí que alguien me puso el pie.— decía Lincoln lo que pasó.

_ No vi a nadie que lo hizo, puede que solo fue eso, que tropezaste y por poco te llevas a Dana.— dijo Demian.

_ Ya no hablemos de eso, fue un accidente nada más, y nadie resultó herido. Mejor vayamos a la cafetería para así descansar.— comentó Dana a sus compañeros.

Ambos chicos no dijeron nada e hicieron caso a lo que dijo la castaña, fueron con rumbo a la cafetería. Por su lado los secuaces de Scott vieron que su idea había fallado, pero eso no los detendrían, seguirían con el plan de su jefe en hacer que Lincoln y Dana no estén juntos.

En la cafetería se podía ver a todos los alumnos sentados en varias mesas. Lincoln había hecho la fila para recibir su comida, cuando la tuvo fue en busca de una mesa pare sentarse él y su amigo Demian. Mientras eso pasaba se podía ver nuevamente a los dos cómplices del rubio, quienes veían como Lincoln se acercaba a donde estaban ellos dos, y más aún Dana estaba cerca de ahí sentada en una de las mesas acompañada de Karen.

En ese preciso momento cuando Lincoln ya estaba cerca, uno de los chicos, el de lentes, vio su oportunidad de hacer algo que podría funcionar. Sin que Lincoln lo viera arrojó una cáscara de banana al suelo donde pasaba el peliblanco. Lincoln no se fijó y posterior a ello se resbaló con la cáscara. El albino dio una patinada con la cáscara de banana en su pie, vio que estaba por caer sobre una mesa en donde estaba dos de sus compañeras.

Debía de hacer algo para evitar una desgracia, en cuestión de milisegundos pudo detener su peligroso andar a centímetros de tocar la mesa en donde se encontraba Dana y Karen, y todo eso sin haber tirado su comida al suelo. Algunos que estaban cerca vieron lo que había ocurrido, las chicas se asustaron por ver lo que había pasado, por lo que se dirigen al peliblanco para saber que había ocurrido.

_ ¿Que pasó, Lincoln?— le preguntó Dana a Lincoln.

_ Me resbalé con esta cáscara de banana, ¿Quién la habrá tirado al suelo? No la vi cuando iba caminando.— respondía el albino.

_ Lo bueno es que no ocurrió un desastre, me sorprendió que no tiraste tu almuerzo luego de ese resbalón que distes. Fue impresionante, tienes buenos reflejos.— halagó Karen a Lincoln.

_ Gracias, ni yo sé cómo le hice para no caerme y tirar mi almuerzo. Fue como dijiste Karen, reflejos.— comentó Lincoln aún con su asombro.

_ Viejo eso estuvo muy cerca, gracias al cielo que no pasó nada malo, pero si nos distes un gran susto.— decía Demian quien apareció al lugar.

_ Pero bueno, si quieren pueden juntarse con nosotras para almorzar. Hay espacio para dos más.— ofrecía Dana a sus compañeros juntarse.

Lincoln y Demian accedieron y se sentaron en la mesa acompañando a sus dos compañeras. El albino pensaba que había ocurrido, pero lo dejó pasar, ya que cualquiera se puede resbalar con una cáscara de banana. Aunque se preguntaba quién la habrá dejado en el piso y no en el bote de basura donde corresponde.

Luego del recreo todos regresaron a sus salones para seguir con lo que queda de escuela. Vemos a Lincoln, quien estaba en el laboratorio, junto a él se encontraba nada menos que Dana. Quién sería su compañera de laboratorio, ambos jóvenes estaban mezclando varios químicos en donde todos debían de replicar tal como hizo su maestro momentos antes.

_ ¿Me podrías pasar el frasco con el suero de color rojo, Lincoln?— decía Dana a su compañero.

_ Con mucho gusto Dana.— acató Lincoln a su compañera.

Fue en eso que Lincoln vio el frasco con el contenido de color rojo que Dana le había pedido que se lo diera. Pero de lo que ninguno de los dos sabían, es que minutos antes los dos secuaces de Scott habían cambiado el frasco que tenían Lincoln y Dana en el escritorio por otro que era parecido. Lincoln tomó ese frasco y se lo dio a Dana, quien lo mezcló con el químico que ya tenían ahí preparado.

Lo batió en donde a los pocos segundos empezó a tener una reacción que no debería, esto alarmó mucho a ambos jóvenes. El químico empezó a tornarse de color verde moco, los demás alumnos que estaban cerca se alejaron por una posible desgracia. Pero no fue que de repente el recipiente de vidrio empezó a temblar.

Esto claro hizo que inmediato todos se fueran de ahí por una posible explosión. Lincoln, armado de valor tomó el recipiente de vidrio y se dirige hacia la ventana, en donde lanzó dicho recipiente lo más lejos posible. Se puede ver cómo afuera se pudo ver una pequeña explosión que provocó ese recipiente con químicos, el maestro fue a dónde estaba sus alumnos para ver si estaban bien.

_ ¿Se encuentran bien jóvenes?— preguntó el maestro.

_ Si, estamos bien. Menos mal que actúe a tiempo antes de que eso explotara.— respondía Lincoln.

_ Menos mal, pero aún así debe de tener más cuidado. Quién sabe que hubiera pasado si eso hubiera provocado alguna tragedia aún mayor.— dijo el maestro al peliblanco.

_ ¿Que fue eso Lincoln? Por poco y provocamos un desastre.— decía Dana a su compañero albino.

_ No sé que pasó, si yo te di el frasco que me pediste, era el único de color rojo que había en la mesa.— respondía Lincoln defendiéndose.

_ Bueno, no hay por qué enojarnos, lo importante aquí es que ninguno de nosotros o nuestros demás compañeros no sufrieron nada. Mejor acomodemos todo antes de irnos.— dijo Dana a Lincoln.

Sin decir nada Lincoln le ayudó a Dana en acomodar lo que usaron en el escritorio, más tarde la campana sonó dando así el final de las clases. Lincoln caminó a donde estaba su casillero y de ahí metió unos libros, lo cerró y fue de camino hasta la entrada de la escuela, a medio camino se topó con Demian, el cual había escuchado lo que pasó en el laboratorio, ya que él no se encontraba ahí.

_ Amigo escuché lo que sucedió en el laboratorio contigo y Dana. Muy loco pero igualmente me alegra que ni tú ni Dana salieron heridos.— comentaba Demian de lo que pasó.

_ Aún no entiendo cómo pasó, si ambos lo estábamos haciendo bien. No sé cómo pudo salir mal.— dijo Lincoln aún desconcertado de lo ocurrido.

_ Eso es tener mala suerte, aunque a todo mundo le puede suceder cosas así como las que te han pasado en todo el día.— volvía a decir Demian.

Al oír lo que dijo su amigo sobre la "mala suerte" eso hizo que varios recuerdos invadieran a la mente del peliblanco, de cuando él tenía 11 años y Lynn lo acusó de mala suerte, en donde toda su familia le creyeron, aunque también la culpa fue parte de él por seguirle la corriente a su hermana. Afortunadamente la cosa no escaló a un punto donde no tuviera retorno, salvo el hecho de que sus muebles fueron vendidos, algunos si fueron recuperados, pero otros no.

Pero fue ahí que Lincoln se puso a analizar lo que Demian había comentado, de lo que apenas llevaban del día a Lincoln le ha ocurrido varias cosas, cuando casi hace caer a Dana cuando él se tropezó con algo, en el recreo de que casi le arroja su comida a Dana cuando se resbaló con esa cáscara de banana, y por último lo que ocurrió momentos atrás, de que casi provoca una desgracia en el laboratorio. Todo eso lo puso a pensar, e incluso se le hizo curioso de que todo eso pasó mientras estaba con Dana, aunque eso puede ser solo una simple coincidencia.

Dejó de pensar en eso y seguir con lo que quedaba del día. No dejaría que esos malos ratos arruinen su día, esto es algo que a todo mundo le sucede, tener un mal día. Ya afuera de la escuela Lincoln estaba por irse a su apartamento para alistarse e ir a su trabajo, fue que Demian se acercó a él para decirle algo.

_ Oye Lincoln, quería preguntarte, ¿Estarás ocupado este sábado?— preguntaba Demian.

_ Más aparte de ir a trabajar, nada más que eso. ¿Por qué lo preguntas?— respondía Lincoln a su amigo.

_ Para invitarte a ir a jugar a los bolos, ya sabes, para divertirnos un rato. Somos amigos desde hace varias semanas y no hemos pasado tiempo, además de que te vendrá bien luego de lo que pasó hoy.— respondía Demian de su pregunta.

_ Tienes razón, aparte que no hago otra cosa más que ir a la preparatoria y a mi trabajo, por lo que si, me vendría bien en salir a divertirme. Si, quiero ir a divertirme.— contestaba positivamente el peliblanco.

_ Súper, entonces el sábado en la noche. Te daré la dirección de dónde queda el salón de boliche.— dijo Demian a su amigo albino.

Con eso Demian le da a Lincoln la dirección de dónde quedaba ese lugar.  Ya una vez que la tuvo la guardó.

_ Muy bien, te veré el sábado en el salón de bolos, adiós Demian, tengo que prepararme para ir a trabajar.— se despedía Lincoln de su compañero.

_ Está bien, que te vaya bien. Nos vemos Lincoln.— se despidió Demian de Lincoln.

Ambos chicos tomaron caminos distintos para ir cada quien a sus respectivos hogares. En ese preciso momento un hombre aparece, el cual escuchó la conversación de Lincoln y Demian, a lo que saca su celular y marca un número de una persona.

_ Oye Niko, ¿No quieres acompañarme a jugar a los bolos?— preguntaba ese hombre por el celular.

Mientras tanto.

Dejando a Lincoln y Demian vayamos a otro sitio, en donde se puede ver a Scott, quien estaba acompañado de sus dos secuaces. Quienes no pudieron conseguir lo que su jefe les había ordenado hacer, tratar de que haya un conflicto entre Dana y Lincoln para así separarlos.

_ Y bien, ¿Pudieron separar a ese tonto de mi chica?— preguntaba Scott a sus cómplices.

_ No pudimos conseguirlo, nuestros intentos no funcionaron como queríamos.— respondía Stan la pregunta de Scott.

_ ¡Bola de inútiles! ¿Acaso no pueden hacer algo bien? Para eso les pago y así me lo agradecen.— exclamó molesto Scott.

_ Tranquilo jefe, no es para tanto. Verá que para la próxima no fallaremos.— respondía el otro chico a Scott.

_ Espero que así sea, por qué si vuelven a fallar los voy a patear tan fuerte sus traseros que no podrán ir bien al baño, y no es broma lo que digo.— amenazó Scott a sus secuaces.

Ambos chicos asintieron luego de recibir esa amenaza por parte del rubio. Por lo que tendrán que esforzarse para así conseguir separar a Lincoln de Dana y así Scott pueda estar con ella.

Sábado.

Los días pasaron y hemos llegado al sábado, durante esos días Lincoln se la pasó como de costumbre, estudiar y trabajar. Aunque lo raro aquí es que nuevamente le volvieron a pasar algunas cosas raras, más que nada, incidentes que por poco terminaron en desastre. Dejando eso de lado vayamos a dónde se encuentra Lincoln, vemos al ya mencionado, quien se estaba arreglando para ir a divertirse con su amigo y compañero de escuela.

Antes de salir tomó su billetera, además de su celular y las llaves del cuarto, ya una vez listo fue que procedió a salir de la habitación. Estando afuera fue que se topó con su vecina la cual le llama por su apodo Peridot, la chica de cabello rubio claro miró a su vecino de cabello blanco, por lo que le dio curiosidad de saber a dónde iba.

_ Hola Lincoln, ¿Vas a salir a algún lado?— saludaba la chica al peliblanco. 

_ Así es, iré a los bolos con mi compañero de preparatoria. ¿Y Amatista está adentro del apartamento?— ahora preguntó Lincoln a su vecina.

_ Si ella está adentro, solo fui a la tienda por unas provisiones. En fin, no te hago perder el tiempo, ve a divertirte.— dijo Peridot a su peliblanco vecino.

_ Lo haré, ya me voy, me saludas a Amatista de mi parte.— se despidió Lincoln de su vecina.

Ya después de eso Lincoln sale del edificio y fue con rumbo a los bolos, tenía en su celular la dirección en donde quedaba ese lugar, por lo que no sería problema si se llega a perder. Unos 10 a 20 minutos después Lincoln había llegado, vio que Demian le estaba esperando, por su lado el chico de cuerpo algo gordo se dirige a su amigo.

_ Que bueno que llegas viejo, ¿Listo para hacer unos strike?— decía Demian ya listo.

_ Por supuesto, y espero que estés preparado, por qué yo te voy a darte clases de como se juega a esto.— dijo el albino más que preparado.

Ambos entraron al lugar, en donde se podía ver a varias personas, más cuales estaban jugando a este juego de derribar unos pinos con una bola. Fueron por unos zapatos especiales para este tipo de ocasiones, escogieron los que les gustaba y que fueran de sus tallas, ya una vez con sus zapatos puestos fueron a divertirse un poco.

_ Te mostraré como juego yo. Observa y aprende.— dijo Demian a su albino amigo.

Tras eso Demian toma la bola, coloca sus dedos en los orificios que tiene dicha bola, se prepara en donde mira atentamente los pinos que estaban delante suyo. Con eso y con un buen impulso lanzó la bola, la cual rodó a dónde estaban los pinos, los cuales derribó casi todos, ya que uno quedó de pie.

_ Nada mal, ahora me toca a mí.— dijo ahora el albino.

Lincoln tomó una bola y se preparó para lanzarla a los pinos, los cuales ya estaban ya en su sitio. Mientras se preparaba fue que a la mente de Lincoln le llegó el recuerdo de cuando era pequeño, el cual fue cuando le celebraron un cumpleaños y fueron a un salón de bolos. Recordó cuando lanzó la bola y sus dedos quedaron atorados en los orificios, aunque lo bueno aquí es que pudo derribar todos los pinos. Dejó de pensar en ese recuerdo y se preparó para hacer un strike.

Fue ahí que lanzó la bola, la cual fue un poco rápido, vio como la bola derribó todos los pinos haciendo así un strike perfecto. Demian al verlo se impresionó un poco de lo que su amigo había hecho.

_ No te mentiré, fue impresionante. Nada mal.— halagó el pelinegro a Lincoln.

_ Gracias, y eso que llevo unos años a no jugar a los bolos. Sigamos jugando a ver quién derriba más pinos.— dijo Lincoln a su amigo.

Los siguientes minutos Lincoln y Demian estaban divirtiéndose haciendo varios strikes, hasta hicieron una mini competencia a ver quién lograba derribar más pinos. Estuvieron los dos amigos hasta que decidieron en ir por unos refrescos, cuando fueron a una barra donde venden botanas vieron que al lugar llegaban algunas caras conocidas para Lincoln y Demian.

Quienes habían llegado eran nada menos que Dana junto a sus amigas Karen, Sophie y Saddie. La castaña vio a sus dos compañeros que estaban ahí mismo. Por lo que se dirige a ellos para saludarlos.

_ Hola Lincoln, hola Demian. Que casualidad verlos por aquí chicos.— decía Dana a los chicos.

_ Igualmente pensamos lo mismo, no nos esperamos verlas por acá.— contestó Lincoln a su compañera.

_ Que onda chicos, ¿Hace poco ustedes están aquí?— dijo Karen a los dos.

_ Hace como media hora que estamos aquí jugando los dos. E íbamos a la barra por unos bocadillos.— respondía Demian.

_ Ya veo, si en ese caso, ¿Quieren jugar con nosotras? Que les parece si hacemos unos retos amistosos entre todos.— proponía Dana jugar entre todos.

_ Me parece bien, entre más amigos haya mejor será.— contestaba el albino.

Tanto Demian, como Karen, así como Sophie y Saddie estuvieron de acuerdo en jugar entre ellos y hacer un mini reto entre todos. Por lo que fueron y comenzaron a jugar. Cada quien lograba derribar los pinos, otros no tanto, pero eso era lo de menos, lo importante aquí era que todos se divirtieran. No obstante, esa tranquilidad y felicidad se fue al caño cuando aparecieron algunas personas indeseadas.

_ Vaya, miren lo que tenemos aquí. No sabía que el circo había llegado a la ciudad.— dijo esa persona a los chicos.

Todos ellos voltearon a ver quién había dicho eso, y para disgusto de Lincoln, Dana, Demian y Karen, se trataba de nada menos que Scott, quien venía acompañado de su séquito. Fue ahí que Lincoln se dirige a ese molesto chico que no para de molestar.

_ ¿Que es lo que quieres, Scott?— preguntó con disgusto Lincoln.

_ Venimos a pasar el rato jugando a los bolos. Y no nos esperábamos verlos aquí, por lo que les pedimos que se retiren y que nos dejen a nosotros estar acá.— pedía Scott a los chicos que se vayan.

_ No nos puedes mandar así, ni siquiera este lugar te pertenece. Por lo tanto podemos estar aquí el tiempo que queramos.— contradijo Karen a lo dicho por Scott.

_ Puedo hacer que compren este lugar y que hagan lo que se me cante la regalada gana. Por lo que pueden irse retirando.— volvía a decir el oxigenado a los chicos.

_ Mira Scott, no nos iremos de aquí, tú no nos mandas a nosotros. Por lo que podemos estar aquí por qué así lo queremos.— le encaró Lincoln al rubio.

_ Di lo que quieras anciano, me importa poco lo que diga un pobretón como tú. Por lo que váyanse ahora mismo o sino las cosas se pondrán feas.— decía nuevamente Scott amenazando a los chicos.

Lincoln no iba a permitir que ese pelo teñido se saliera con la suya, ya que este lugar ni es de él y no podían mandarlos a la calle así como si nada. Fue en eso que a Lincoln se le ocurre una idea.

_ ¿Y si te reto a una competencia de bolos?— le propuso Lincoln un reto a Scott.

_ ¿Un reto, a mí? No me hagas reír anciano.— se burlaba el rubio a Lincoln.

_ ¿No me digas que me tienes miedo? Que decepción.— ahora fue Lincoln quien se burló.

_ ¡Yo no le tengo miedo a nada! Acepto tu reto. ¿Que es lo que quieres si me ganas? Cosa que dudo.— exclamó molesto Scott.

_ Si te gano no nos obligarás a nosotros irnos de aquí, y también no harás nada malo a este lugar.— dio su condición el peliblanco.

_ Y si yo gano los echo a todos ustedes y hago que mi padre compre este lugar y que me haga una pista de motocross.— ahora dio su condición Scott.

Con eso Lincoln y Scott hicieron el trato, luego de eso cada quien se fue con sus acompañantes para así hablar un momento. Los amigos de Lincoln fueron a dónde estaba este para así decirle unas cuantas cosas con respecto a lo que acababa de hacer.

_ Viejo estás loco, no fue buena idea retar a Scott a un juego de bolos.— opinaba Demian de lo que hizo Lincoln.

_ Opino lo mismo que Demian. No es una buena idea, si pierdes entonces este lugar tendrá que decir adiós. Y no quisiera que eso pase, ya que tengo unos cuantos años de venir a este lugar.— dijo ahora Karen al peliblanco.

_ Tranquilos chicos, no se deben de preocupar por eso. Confíen en mí y verán que puedo lograrlo le daré a ese patán su merecido.— calmó Lincoln a sus amigos.

Mientras que con Scott la cosa era totalmente diferente. Vemos cómo el oxigenado estaba hablando con sus secuaces.

_ Ya saben lo que deben de hacer chicos, ayúdenme a ganarle a ese infeliz de cabello blanco. Y saben cómo podrán hacerlo.— decía Scott a sus cómplices.

_ Por supuesto que lo sabemos, ese anciano no podrá ganarle. Esto será pan comido.— dijo Eric al rubio.

Minutos después ya ambos chicos estaban preparados para esta pequeña competencia. Se puede ver a Scott, el cual se había puesto un guante sin dedos en su mano derecha, en cambio Lincoln estaba normal, debía de ganarle como sea a este egocéntrico de pelo rubio, no dejaría que se salga con la suya y que deshaga este lugar el cual es muy querido por muchos.

Fue entonces que se dio inicio a esta competencia entre estos dos jóvenes, el primero en lanzar la bola sería Scott. Tomó una bola de color negra, se puso en su posición y de ahí lanzó la bola que rodó hasta donde estaban los pinos y de ahí derribó todos dando así un strike perfecto.

_ Supera eso, anciano.— dijo Scott a Lincoln.

Lincoln no dijo nada y tomó una bola, la cual era una de color naranja. Lincoln se preparó para así poder hacer un buen strike. Por lo que una vez preparado lanzó la bola y la vio dirigirse directo a los pinos, cuando estaba a punto de derribar los pinos vio que la bola se desvió un poco a la izquierda, pero aún así derribó los pinos quedando únicamente un solo pino.

El albino al ver eso se preguntaba que había ocurrido, ya que vio como la bola iba directo a los pinos pero al último segundo se desvió. No dijo nada y se fue a esperar que fuera su turno, lejos de ahí, escondido de todo y todos, se encontraba Stan, quien tenía en sus manos una resortera, la había utilizado para lanzar una piedra y así desviar la bola que Lincoln lanzó.

Pasado los minutos ambos chicos seguían con su competencia, en donde todo iba parejo, ya que tanto Lincoln, como Scott no lograban derribar todos los pinos, en algunos casos quedaban de pie uno o dos, pero ninguno de los dos se rendirían, siguieron así en donde los dos tomaron un descanso. Scott fue al baño en donde ahí mismo estaba sus compinches.

_ Están haciendo un buen trabajo, pero pudieron haberlo hecho mejor, esto no es suficiente para ganarle a ese anciano. Para el siguiente tienen que hacer que ese cabeza de cebolla pierda si o si para que pueda yo ganar.— decía Scott a sus secuaces.

_ Tranquilo jefe, verá que en el siguiente ese idiota no podrá hacer un strike. Confíe en nosotros.— dijo Stan a su jefe.

Los tres salieron del baño para seguir con ese reto, aunque ninguno de los tres se dieron cuenta de que alguien estaba en el baño justo en ese preciso momento, quien estaba ahí era nada menos que Demian. Quién había escuchado que Scott había hecho trampa para así poder ganarle a Lincoln, por lo que sale del baño para así evitar que su amigo pierda por culpa de ese oxigenado. Ya una vez estando los dos reunidos ya era momento de que este reto termine, quien logre hacer un strike perfecto ganaría. Demian se acercó a Lincoln para así avisarle de lo que había escuchado.

_ Lincoln, ten cuidado, escuché que Scott había hecho trampa durante todo este tiempo. Y están a punto de volver a hacerlo en este último lanzamiento.— avisó Demian a su amigo.

_ Ese miserable, con razón se me hacía raro el por qué no conseguía un strike y solo quedaban uno o dos pinos de pie. ¿Que harán ahora esos desgraciados?— dijo Lincoln notoriamente enojado.

_ No lo sé, veré si están por hacer algo para así evitarlo.— respondía Demian.

Con eso el pelinegro se hizo el que no hace nada y vio lo que estaban por hacer Scott y su séquito. Vio a uno de ellos con lo que parecía ser un bote de pegamento, caminó disimuladamente a dónde estaba la bola que Lincoln estaba usando. Una vez ahí echó pegamento en los orificios de la bola, luego se fue como si nada hubiera pasado, al verlo Demian pensaba que podría hacer para devolverle el escarmiento al rubio, fue ahí que se le vino una idea, por lo que debía de actuar rápidamente.

Scott ya estaba por realizar su lanzamiento para así conseguir un strike, se colocó nuevamente su guante en su mano derecha. Veía a Lincoln, quien estaba mirándolo con una mirada serena, esto claro que a Scott le daba gracia, de que estaba por ganar este reto y podría usar el terreno de este salón de boliche para hacer su propia pista de motocross.

Cuando estaba por tomar su bola fue que algo inesperado ocurrió, las luces del lugar se apagaron repentinamente. Todo el lugar había quedado a oscuras, algunos no sabían que pasaba, otros en cambio sacaron sus celulares y pusieron la linterna de los mismos. Lo que había ocurrido fue que Demian había ido a dónde estaba la caja de fusibles y ahí bajó la palanca para dejar el lugar sin energía.

_ Bien, es momento de actuar rápido antes de que alguien venga y encienda las luces.— dijo Demian de lo que debía hacer.

Saliendo de ese lugar, el gordito pelinegro fue a dónde estaba su amigo y el cretino de Scott, fue a dónde estaba este último e hizo algunas cosas para devolverle así todo el escarmiento que se merece. Luego de unos segundos las luces regresaron a la normalidad, todos estaban aliviados de que ya todo estaba claro, mientras tanto Scott ya podía hacer su strike sin problemas.

_ Al fin ya regresó la luz, terminemos esto de una buena vez y así llamar a la constructora y derriben este lugar.— dijo el rubio ya cansado.

Fue ahí que el rubio tomó su bola y de ahí se preparó para lanzarla, la cual sentía rara, pero no le prestó importancia. Ya listo fue que se dispuso a lanzarla, pero algo muy raro, y chistoso ocurriría, ya que al momento en que Scott estiró el brazo para lanzar la bola esta no se salió de la mano de Scott, en lugar de eso se fue junto con la bola directo a los pinos. Todos vieron como Scott fue arrastrado por la bola hasta llegar a los pinos, los cuales derribó dejando uno de pie.

Algunos comenzaron a reírse, otros en cambio tomaron fotos y videos de este momento tan gracioso. Scott se levantó y con la bola aún en su mano se fue de ahí dejando el lugar libre para que Lincoln se prepare y lance la bola. Los pinos ya estaban colocados, tomó la bola y se posicionó para luego lanzarla directo a los pinos.

Vio como esa bola color naranja rodaba directo a los pinos, cada quien miró como esa bola rodaba y rodaba hasta que fue a dónde estaba su objetivo, los cuales al sentir el contacto de esa esférica bola hecha de plástico y fibra de vidrio cayeron todos en donde un pino estaba girando en su posición, estuvo así por unos segundos hasta que finalmente terminó por caer, dando así un strike perfecto para Lincoln, quien estaba feliz de que lo había conseguido.

Los amigos del peliblanco fueron a celebrar con él de que había ganado, Scott por su lado pudo quitarse la bola de boliche de su mano. Lincoln se acercó a él para que así cumpla con su promesa de no hacerle nada al lugar.

_ Te gané, ahora debes de cumplir con tu promesa de no hacerle nada a este lugar.— dijo el albino al rubio.

_ Si, si, lo que digas. Vámonos chicos, ya me cansé de estar aquí.— ordenó Scott a sus secuaces a irse.

Los tres inadaptados se fueron del lugar en donde se podía ver qué Scott estaba molesto, ya que había sido humillado nuevamente por el peliblanco. Mientras eso pasaba donde estaba nuestros amigos aparecía una persona, la cual parecía ser el dueño del lugar.

_ Oiga joven, le quiero agradecer que haya defendido mi salón de boliche. No sé que haría si algo le llegara a pasar, ya que este lugar le perteneció a mi abuelo, luego mi padre, y él me lo heredó a mí, muchas gracias.— agradecía el dueño a Lincoln.

_ No es nada, no iba a permitir que ese pelo teñido le hiciera algo a este lugar, ya que se ve que es muy querido por mucha gente. Por lo que no dejaría que Scott se saliera con la suya.— contestaba el peliblanco.

_ Solo por eso y como muestra de agradecimiento, le quiero darle esto, por defender mi salón de boliche.— dijo el dueño.

Al decir eso el dueño del salón de bolos le entregó a Lincoln un trofeo, el cual tenía una placa en la base que decía "Al mejor jugador de bolos" esto a Lincoln no se lo esperaba, de recibir nuevamente otro trofeo, el cual iría a su colección personal.

_ Wow, muchas gracias señor. No debía por qué molestarse en darme este trofeo.— agradecía Lincoln el gesto del dueño.

_ De nada joven, te lo mereces por ser un buen muchacho. Otro en tu lugar no hubiera hecho lo que tú hiciste, eso lo aprecio mucho.— contestó el dueño.

Más tarde los chicos se tenían que ir, los 6 salieron de ese salón de bolos en donde Lincoln quería saber que había ocurrido cuando se apagaron las luces. Por lo que se dirige a Demian para preguntarle.

_ Oye Demian, ¿Que fue lo que había pasado cuando se fue la luz en el salón de bolos?— preguntaba Lincoln a su amigo.

_ Es sencillo de explicar, vi que uno de los chicos que acompañaba a Scott le había echado pegamento a tu bola de boliche, por lo que fui a la caja de fusibles y apagué la luz. Mientras todo estaba a oscuras fui de regreso a dónde estaban ustedes, cambié tu bola de boliche por otra igual, y a la de Scott le eché pegamento, y de ahí el por qué Scott no soltó la bola cuando la lanzó.— contaba Demian su plan de lo que había pasado.

_ Eres un genio Demian, eso le demostrará a ese cretino una lección.— dijo Karen a su compañero.

Siguieron así en donde cada quien se separaron y se fueron con rumbo a sus hogares para así descansar.

Con Scott.

Con el oxigenado vemos que todo con él no estaba nada bien, el rubio estaba enfadado, había sido humillado nuevamente por Lincoln. Para Scott esto era ya el colmo, primero Lincoln se quiere hacerse el chico popular, le quita su puesto de capitán del equipo de fútbol, y más importante aún, se quiere robar a su chica que ama, ya era suficiente.

_ ¡Maldito cabeza de cebolla, esto no se quedará así! Ustedes bola de inútiles, ya no más juegos, haremos que ese hijo de perra se aleje de mi chica, y para eso pasaremos a lo más brusco, y no descansaremos hasta ver a ese anciano lejos de Dana, ¿Me entendieron?— se dirigió Scott a sus secuaces.

_ Ya esperaba a que dijeras eso, por supuesto que haremos lo que tú digas.— dijo Eric al rubio.

_ Verá que en poco tiempo ese anciano ya no se interpondrá en su camino para que sea el novio de Dana. De eso no lo dude.— comentó Stan a su jefe.

Los tres siguieron caminando en donde Scott pensaba en las cosas que haría para así quitar del camino a Lincoln y tener a su amor soñado. No descansaría hasta ver a Lincoln en el suelo retorciéndose del dolor, cosa que ya deseaba ver y para que él aprenda a no meterse en las cosas ajenas, por qué al final trae consecuencias, consecuencias muy graves y que no dudaría en usar.

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Hola amigos, ¿Todo bien, todo piola? Espero que bien.

Aquí con el séptimo capítulo de esta historia, falta poco para llegar a dónde se había quedado. Ya ansío poder llegar a esa parte y retomar lo que dejé a medias por culpa de dicha plataforma arbitraria y sensible que le da ansiedad a todo lo que tenga que ver con contenido no acto para menores.

En fin, espero que les haya gustado. Sin nada más que agregar los dejo con mis angelitos para despedir este capítulo.






















































































































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