Kai

La Navidad siempre ha sido mi época favorita del año. El ambiente, la música, los regalos... y, por supuesto, pasar tiempo con la persona que amo. Me encanta cómo la ciudad se transforma en un lugar mágico, lleno de luces y decoraciones. La emoción en el aire es contagiosa, y todo parece brillar un poco más.

Liam y yo habíamos planeado pasar la Navidad juntos desde hacía semanas. Decidimos hacer una cena navideña en mi apartamento, con todos los platillos tradicionales. Liam es un excelente cocinero, así que sabía que la comida sería deliciosa. Sin embargo, no esperaba que su forma de cocinar fuera tan… caótica.

Mientras Liam se ocupaba de la cocina, yo me encargaba de decorar el apartamento. Puse luces navideñas en el árbol, colgué guirnaldas de pino en la escalera y encendí velas en la mesa. Quería que el ambiente fuera perfecto, que se sintiera como una verdadera Navidad.

De repente, escucho a Liam llamándome desde la cocina, con una voz llena de preocupación. 
—¡Kai, necesito tu ayuda! —grita desde el otro lado de la casa. 

Voy corriendo hacia la cocina y lo veo saliendo con un delantal cubierto de harina. ¡Está hecho un desastre! 
—¿Qué pasa? —le pregunto, un poco alarmado. 

Liam, con una sonrisa traviesa, responde: 
—Estoy tratando de hacer un pastel de chocolate, pero creo que he agregado demasiada harina. 

Me echo a reír. 
—¿Cuánta harina agregaste? 

Él se encoge de hombros, sonriendo como un niño travieso. 
—Uh, creo que un poco demasiado. 

Le doy un beso rápido en la mejilla y le paso una servilleta para que se limpie. 
—La cocina siempre se convierte en una aventura contigo, ¿no? —le digo, entre risas.

Después de la cena, decidimos dar un paseo por el parque. La noche estaba fría, pero el aire fresco se sentía refrescante. El parque estaba cubierto de luces brillantes, y la nieve caía suavemente sobre el suelo, haciendo todo parecer sacado de un cuento de hadas. Caminamos de la mano, disfrutando del momento.

—Me encanta la Navidad. Es mi época favorita del año —le digo, mirando todo a nuestro alrededor, sintiendo que la magia está en el aire.

Liam sonríe y aprieta mi mano. 
—La mía también. Me encanta cómo la ciudad se transforma en un lugar mágico —responde, mientras sus ojos brillan al ver todas las luces alrededor.

Justo cuando paso cerca de un árbol decorado, Liam resbala en un parche de hielo y da un pequeño tropezón, justo ante mis ojos. 
—¡Ay! —exclama, cayendo hacia atrás, y yo me detengo a su lado, preocupado. 

—¿Estás bien? —pregunto, riendo al mismo tiempo.

—Sí, estoy bien —responde, riendo también mientras se levanta del suelo—. Solo un poco de orgullo herido, pero nada grave. 

Me echo a reír con él. No puedo evitarlo. Liam siempre logra hacer que hasta las caídas más tontas se vean divertidas. Continuamos caminando por el parque, tomando aire fresco y disfrutando de la Navidad que nos rodea.

La siguiente parada es el concierto de Ariana Grande. Liam había estado tan emocionado por este evento que no paró de hablar de él durante semanas. Nos encontramos rodeados de luces brillantes y un ambiente festivo. Todo el lugar está lleno de gente cantando y disfrutando. El sonido de la música nos envuelve, y la energía es contagiosa.

—¡Esto es genial! Me encanta su sentido del humor —dice Liam, saltando al ritmo de la música.

—Sí, es muy divertida —respondo, mientras una sonrisa se dibuja en mi rostro al ver lo feliz que está.

Ariana comienza a cantar "Santa Tell Me", y no puedo evitar unirme al coro. Liam y yo nos miramos, ambos sonriendo, y comenzamos a cantar juntos. Nos olvidamos del resto del mundo. Cantamos, saltamos y reímos como si no hubiera nada más importante que estar en ese momento, ahí, con la música llenándonos de alegría. La gente a nuestro alrededor también canta y se ríe. Es una fiesta, y nosotros somos parte de ella.

De repente, Liam se inclina hacia mí y, con una sonrisa traviesa, me agarra la mano para hacer un pequeño truco de baile. Casi caemos dos veces, pero ambos nos reímos tanto que ni siquiera importa. 
—¿Ves? ¡Esto es lo que pasa cuando intento bailar y cantar al mismo tiempo! —grita Liam, y su risa se mezcla con la música.

Nos reímos hasta que nos quedamos sin aliento, y solo cuando la canción termina, nos damos cuenta de que nuestras caras están rojas de tanto reír. Pero no me importa, porque en ese instante, todo es perfecto. La Navidad se siente más cerca que nunca, y no hay lugar mejor en el mundo que estar justo ahí, a su lado.
                     🌷🌷🌷

¡¡Gracias por leer!!
Kai y Liam te desean Feliz Navidad